Por Juana Carrasco
Imágenes
tomada del periódico
Juventud Rebelde
Juventud Rebelde
Lo que están
publicando, lo mediático, está lleno de falsedades e ignorancia desde el punto
de vista de la Física. Así de categórico es el Doctor en Ciencias Físicas
Daniel Stolik Novygrod, profesor titular de la Universidad de La Habana, en su
análisis de una situación en la que poco más de una veintena de diplomáticos
estadounidenses y familiares adscritos a la Embajada de Washington en Cuba,
supuestamente padecieron o padecen malestares y síntomas médicos provocados por
lo que han dado en llamar «ataques sónicos».
El Doctor en
Ciencias Físicas Carlos Barceló Pérez, profesor titular del Instituto de
Higiene, Epidemiología y Microbiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba,
apunta: «En la prensa extranjera no se ha descrito el fenómeno físico sónico» y
estima el experto que «sería necesario un intercambio de información para
conocer el origen, si es que eso existiera, aunque categóricamente, es
imposible».
Ambos
científicos detallan para los lectores de Juventud Rebelde las particularidades
de la física de los sonidos, y de su clara explicación queda evidenciado que ni
en la habitación del hotel Capri, ni en las residencias de los diplomáticos
podían ocurrir hechos de ese tipo sin que fueran escuchados en las
inmediaciones.
Es necesario
conocer la frecuencia e intensidad o decibeles de las ondas sonoras, y del
medio necesario para propagarse, dice Stolik, quien señala que el oído humano
puede recibir ondas sonoras de frecuencia entre los 20 y los 20 000 hercios o
20 kilohertz.
Pero hay
ondas que poseen una frecuencia inferior a la audible por el hombre, las
infrasónicas, como las emitidas y percibidas por elefantes y ballenas; y las de
frecuencia superiores a las percibidas por el oído humano, llamadas
ultrasónicas, escuchadas por los perros —es famoso el uso de los silbatos de
Scotland Yard que el hombre no lo oye, pero lo escuchan los perros—,
ejemplifica el profesor.
NI INFRASONIDOS NI ULTRASONIDOS
Los infrasonidos, propagados en frecuencia muy baja —10, 11, 12 hertz— aunque el hombre no los oiga, tienen como característica que se absorben muy poco en la atmósfera y caminan rápido, a distancias muy largas, pero también se caracterizan por tener poca direccionalidad, se expanden hacia todas partes, puntualiza.
Los infrasonidos, propagados en frecuencia muy baja —10, 11, 12 hertz— aunque el hombre no los oiga, tienen como característica que se absorben muy poco en la atmósfera y caminan rápido, a distancias muy largas, pero también se caracterizan por tener poca direccionalidad, se expanden hacia todas partes, puntualiza.
—Por tanto,
profesor, no podría ser dirigido un infrasonido a un solo individuo en una
habitación, se expandiría…
Efectivamente,
reafirman Stolik y Barceló, refutando la posibilidad del uso de un «arma
infrasónica» contra determinadas personas a distancia.
Cuál es la
característica del ultrasonido, que se absorbe poco, camina poco, no hace daño.
La onda se propaga en la atmósfera, pero también en el vidrio, en la madera, en
el metal, a distintas velocidades y con distintos niveles de absorción. Vamos a
asociar eso con la acusación que nos hacen. He visto en internet «es
infrasonido, o es ultrasonido». Pueden haber muchas hipótesis, pero las
características físicas permiten decir que no es un ataque sónico.
«Mi opinión
particular, ya no como físico, sino como cubano, cuando eso salió por primera
vez, yo dije “esto es un invento, yo no sé cuál va a ser el propósito”. Después
lo vi, cuando ya se tomaron las medidas de disminuir las relaciones con Cuba;
ahí entendí cuál era el propósito», afirma Stolik.
Yo no puedo
decirle qué es lo que es —dice en referencia a los hechos expuestos por las
autoridades estadounidenses—, pero sí puedo explicarle por qué no es una onda
sonora».
Primero el
infrasonido no es audible, y todos ellos dijeron que oyeron sonidos, por tanto
no es infrasonido.
Vamos para
el ultrasonido. Cabe lo mismo, dijeron que lo oyeron y el ultrasonido no es
audible para el hombre. Pero además, lo que se sabe del ultrasonido son
experiencias buenas nada más: se usa en medicina y hay una técnica, una
enfermera, un médico y un paciente y no se ponen sordos por eso.
ENTRAN EN ACCIÓN LOS DECIBELES
«Una conversación normal entre dos personas está en la escala de los 25 y 30 decibeles; una música bonita en los 80 decibeles, un martillo neumático ya tiene 90 decibeles; una banda de rock está en cien decibeles y esa sí puede con el tiempo hacer daño, pero no es inmediato, para lograr daño auditivo tiene que pasar mucho tiempo bajo esa acción. El sonido que hace daño a más corto tiempo es el que pasa de 120 decibeles, como el de un avión a chorro a corta distancia y 150 decibeles es el del cohete Saturno y es un sonido irresistible», y el profesor Daniel Stolik arrastra esta última palabra para dejarnos claro la magnitud de ese sonido que yo pienso lo hubiera escuchado La Habana entera, que en noches despejadas pone su reloj en hora cuando a las nueve se dispara la salva de cañón desde la fortaleza de La Cabaña.
«Una conversación normal entre dos personas está en la escala de los 25 y 30 decibeles; una música bonita en los 80 decibeles, un martillo neumático ya tiene 90 decibeles; una banda de rock está en cien decibeles y esa sí puede con el tiempo hacer daño, pero no es inmediato, para lograr daño auditivo tiene que pasar mucho tiempo bajo esa acción. El sonido que hace daño a más corto tiempo es el que pasa de 120 decibeles, como el de un avión a chorro a corta distancia y 150 decibeles es el del cohete Saturno y es un sonido irresistible», y el profesor Daniel Stolik arrastra esta última palabra para dejarnos claro la magnitud de ese sonido que yo pienso lo hubiera escuchado La Habana entera, que en noches despejadas pone su reloj en hora cuando a las nueve se dispara la salva de cañón desde la fortaleza de La Cabaña.
Hablan de
arma sónica y la única que yo conozco es el famoso LRAD (Long Range Acoustic
Device), creado y desarrollado por Estados Unidos, que se ha utilizado,
fundamentalmente, para dispersar manifestaciones, con frecuencias altas,
audibles y con cierta direccionalidad, y es un sonido muy parecido a la alarma
de un automóvil, pero muy alto, irresistible, y la gente tiene que irse de la
manifestación; pero ni se quedó sordo, ni sufrió conmoción cerebral y si le dio
dolor de cabeza se le quitó al doblar de la esquina.
—Y esa arma
la tienen nada más que ellos y algunos de sus aliados, acoto.
Si fuera un
LRAD tiene que irse el edificio completo y los que viven al lado también,
afirman los científicos cubanos que no se cohíben de reírse de la ocurrencia.
A mí me
sorprendió mucho la situación esta, en la que dicen de repente que se han
producido un conjunto de ataques sónicos, y lamentablemente han llevado a una
condición de estrés entre dos países que recién intentaban convivir, señala el
Doctor Carlos Barceló, quien por 37 años se ha ocupado en el Minsap del estudio
de las condiciones medioambientales y sus efectos para la salud.
El ataque
sónico supone que debe haber un daño auditivo, un efecto audiológico que, como
bien apuntaba el profesor, puede deberse a dos cosas: primero, una exposición a
una dosis elevada de sonidos y en un largo tiempo de exposición que produce una
pérdida en la sensibilidad auditiva que nosotros vemos en determinadas
actividades ocupacionales, pero tendrían que estar a una exposición de al menos
85 decibeles y antes de eso no hay pérdidas auditivas, lo que se denomina en
Medicina hipoacusia neurosensorial.
Estos
episodios que se relatan apenas duran minutos, segundos, —apunta el profesor
Barceló—, entonces ¿cómo explicar que se pierda la sensibilidad auditiva por
cuenta de la exposición a esos episodios?», se pregunta el experto, quien como
Stolik fue consultado en las investigaciones cubanas.
Ambos
concluyen: ni sonido, ni infrasonido, ni ultrasonido, ni arma sónica. Que se
busquen otro pretexto.