jueves, 4 de junio de 2015

Kinich Ahau-Ixchel




Kinich Ahau-Ixchel




La sombra oscura de un invierno prematuro había caído como un manto lúgubre sobre aquella porción de la tierra. El suelo crujía en cada pisada y el polvo se incrustaba en la piel reduciendo todo a cenizas. El río era solo una cuenca donde otrora cantaban las aguas. Debajo del Ahuacán estaban los sacerdotes Chilames  para contar viejas historias como el mensaje de muerte enviado por los dioses en la presencia de Anáhuac (cerca del agua), quien había viajado desde el Norte en busca del amor de una joven llamada Iztmal (rocío del cielo), de cuya legendaria belleza se comentaba porque hacía germinar la vida en derredor. Según los chilames, la muchacha solo podría ser desposada por Kinich Ahau, quien habitaba dentro de la montaña y había sido predestinado para fertilizar con su luz, para que los hombres labraran la tierra, sembraran la simiente, cosecharan los frutos, recogieran el agua, pudieran mirarse al rostro y entenderse más allá de los pensamientos que afloraban a los ojos de los originarios. Kinich Ahau, era feliz porque podía sentir el perfume nocturno de su amada Ixchel, quien tejía, en las noches, y con hilos de plata, la finísima lluvia que dejaba en cada amanecer sobre las plantas y que Kinich Ahau, absorbía, en cada nueva jornada, para convertirla en lluvia y alimentar el río que bajaba desde la montaña. Pero Kinich Ahau, también estaba triste porque sabía que habían sido creados desde que el tiempo y el espacio dejaron de ser solo tinieblas y se vieron por primera vez bajo el firmamento, pero sabían que jamás podrían juntarse como esposos y hacer crecer el fruto de su amor en los hijos como ocurría en los humanos. Fue entonces que hicieron un pacto secreto: en el Norte nacería Anáhuac y en el Sur, Itzmal. Así, como personas, deberían encontrarse. Pero la belleza de Itzmal era tal que el cacique de su región la eligió como esposa y ordenó realizar los preparativos, a pesar del llanto plenilunio de la joven.  Kinich Ahau, enfurecido gritó desde las entrañas de la tierra y las rocas se fundieron y salieron a la superficie arrasando con ríos de fuego y vientos huracanados.  En el aire se extendió el inusual crepúsculo y Anáhuac experimentó una lóbrega tristeza en su pecho había llegado poco después que la montaña dejó de rugir y la roca ígnea endurecida mostraba el espectro calcinado de la aldea de Itzmal y comprendió la terrible muerte de su amada. Entonces se abrió una herida profunda y extrajo su nacom (corazón) y lo depositó, tibio aún, bajo la tierra.
Contaban los Chilames que esa noche Itzmal bajó de Ixchel, desde un puente de hilos de plata que tejió con sus propias manos y lloró en el lugar donde Anáhuac había sembrado su corazón. Sus lágrimas hicieron brotar del nacom, convertido en simiente, una hermosa planta que se extendió vigorosa sobre su tallo sensible, como la piel de su prometido Anáhuac, y una flor con el rostro de Kinich Ahau.
Afirmaban los Chilames que, a partir de entonces, la tierra recobró su fértil color, desde la montaña bajaron las aguas y regresaron los pájaros. En las noches de plenilunio se podía escuchar sobre el viento los susurros enamorados de Itzmal y Anáhuac. Al amanecer los girasoles volvían su rostro hacia el naciente y seguían con la mirada a Kinich Ahau, hasta el ocaso.
Cuentan que, desde entonces, puede verse sobre el firmamento la llegada temprana de Ixchel en su plenitud de belleza y vestida con su níveo encaje de novia, mientras Kinich Ahau, regala áureos colores al ocaso y los girasoles contemplan ensimismados la escena, antes del último vuelo de los pájaros.

RSM.


Nota: Este relato, completamente inédito, solo tiene un propósito: responder a la solicitud de un mandala que encierra, en su belleza, el origen del universo. Por supuesto, tomé nombres con los cuales nuestros ancestros, en la cultura Maya, llamaron al Sol y la Luna. También utilicé, como símbolo de fertilidad al girasol. Cualquier punto de convergencia con otras leyendas es pura lógica. Todos llevamos en nuestra sangre la memoria de nuestros pueblos originarios. Explicar el nacimiento del Universo es el punto de partida del por qué existimos. Para aproximarnos al significado de la Luna y el Sol, eternos enamorados, debemos tener en cuenta también esa relación indisoluble para la fertilidad de la vida en la Tierra.



Rescaten al soldado… ¡Vayan!




Raúl San Miguel

Foto de la Internet

En las calles de Manhhatan, la imagen del soldado no es un elemento de importancia, salvo el contraste que resume la imagen captada y colocada en el ciberespacio.
A Miles de kilómetros en el sur de Norteamérica, el presidente Barack, hace un al(c)to público en su visita a Miami y se da una vueltecita por la Ermita de la Caridad. Todas las intenciones de marcar un acercamiento a Cuba, a través del efecto religioso que supone reconocer la existencia de la Patrona de Cuba. Antes, a propósito de la 12 Bienal de La Habana, un artista realizó un performance con el paseo de un doble del señor Obama por las calles de la Habana Vieja.  Desde la percepción visual cada uno de estos acontecimientos tienen una relación visible entre sí.
Por otra parte Honduras vuelve a las noticias. De las peores. Así lo describe el artículo de Isabel Soto Mayedo de la agencia de noticias Prensa Latina.  Cito el reporte y comparto los comentarios.


Honduras, otra vez punta de lanza de Estados Unidos en Centroamérica

Publicado el 5/28/15 • ISABEL SOTO MAYEDO / PL – La confirmación del envío de un nuevo contingente de marines de Estados Unidos a Centroamérica despertó alarma en buena parte del mundo y son varios los que consideran amenazante este movimiento en el tablero político latinoamericano.
Honduras, célebre por el uso que siempre le dio el país norteño como punta de lanza contra sus vecinos, recibirá la mayoría de los 280 soldados anunciados para entrenar a las fuerzas locales contra el crimen organizado y tareas de rescate ante desastres climatológicos, según el Comando Sur.
“La fuerza de tarea especial, con tropas de tierra, aire y mar, será enviada por etapas a partir de esta semana, y el grueso del grupo (180 miembros) estará estacionado en la base militar de Estados Unidos en Palmerola, 70 kilómetros al norte de Tegucigalpa”, anunció el 25 de mayo esa dependencia del Departamento de Defensa.
El comunicado puntualiza que “los marines estarán en posición de agrupar personal y equipos rápidamente en la región si son requeridos ante una situación de emergencia”.
Añade que el resto de la tropa será distribuida entre Belice, El Salvador y Guatemala para realizar tareas de cooperación en seguridad que se adapten a la necesidad de cada país.
El Comando Sur de Estados Unidos señaló que la mayor parte del grupo militar llegará al área la primera semana de junio -cuando comienza la temporada de huracanes- y permanecerá hasta noviembre.
Poca sorpresa causó tal confirmación en quienes siguieron en los medios de prensa el proceso previo a la llegada de esta nueva brigada de marines de Estados Unidos a Honduras, coordinada y aprobada hace poco más de un mes por el Gobierno de Juan Orlando Hernández.
De hecho, poco antes del anuncio del Comando Sur, 300 militares y civiles estadounidenses participaron en un ciclo de entrenamiento en el país con sus contrapartes hondureñas relacionado con la lucha contra el crimen organizado, según el periódico El Heraldo.
REACCIONES ANTE EL ANUNCIO
Ante el anuncio, varios analistas coincidieron en que el envío de 200 marines en Honduras -y de otros 90 de los que apenas ni se comenta en Guatemala, El Salvador y Belice- puede ser la reacción del Pentágono a la creciente influencia de Rusia en América Latina.
Para el excorresponsal de The Washington Post Douglas Farah, en declaraciones a la corporación mediática británica BBC, este es el eje de tal maniobra.
Mientras, el profesor estadounidense James Petras declaró a la Radio 36 de Uruguay que la intención es crear una plataforma militar para intervenir en América Latina y en específico en Venezuela, si las próximas elecciones parlamentarias terminan en un resultado demasiado estrecho.
Según un editorial del periódico mexicano La Jornada, el nuevo despliegue de tropas de Estados Unidos en Centroamérica abrirá otro ciclo de violaciones masivas a los derechos humanos y atrocidades en la región.
“La presencia de los contingentes militares estadounidenses en Centroamérica se ha traducido en masacres, violaciones masivas a los derechos humanos, apoyo a tiranos impresentables y pérdida de soberanía para las naciones afectadas”, señaló el rotativo.
Otros seguidores del tema destacan que este despliegue militar es el más importante que realiza Estados Unidos en la zona en 30 años y que quizás sea una señal del retorno del intervencionismo a la región, la cual sufrió el embate de los conflictos internos azuzados desde Washington en los 80.
Datos aportados por el Comando Sur sugieren que los efectivos que se instalarán esta vez en la base aérea de Soto Cano de Palmerola se sumarán a los cerca de 600 soldados estadounidenses que están de modo permanente en ese enclave.
El nombre de la nueva unidad es la Fuerza de Tarea de Propósito Especial Aire-Tierra de Marines-Sur y sus miembros contarán con al menos cuatro helicópteros Sikorsky CH-53 Sea Stallion, capaces de repostar en pleno vuelo y de transportar material pesado.
Dirigentes populares, académicos y políticos en todo el continente acumulan años denunciando las operaciones encubiertas o visibles de Estados Unidos en este y otros países latinoamericanos contra la población y, en especial, contra los movimientos de protesta social.
Algunos de ellos cuestionan ahora la insistencia del Pentágono en que casi todos los marines que serán desplegados en Palmerola son ingenieros de formación y coinciden en que, aunque eso es real, también son soldados de Estados Unidos en tierra latinoamericana.
Estos están entrenados para entrar en combate en cualquier momento, como los que llegaron en septiembre de 2012 a Guatemala con el objetivo de apoyar a las fuerzas de seguridad de ese país en el Plan Martillo, estrategia presuntamente destinada a frenar el tráfico de drogas.
Wired, revista científico-social estadounidense, informó entonces que ello alentó la controversia porque ocurrió sin la aprobación del Congreso Nacional, como requiere la ley en ese territorio.
La polémica ganó espacio, además, debido a que los marines traspasaron los límites exigidos formalmente a esas misiones en Centroamérica -sólo entrenar soldados locales y colaborar en la construcción de caminos y escuelas-, y cometieron algunos atropellos contra la población civil.
Pilotos, equipos de comunicaciones e ingenieros de combate integraron ese contingente, que colaboró en la detección y monitoreo aéreo, así como en asesorías directas a tropas policiales y militares guatemaltecas, de acuerdo con la revista estadounidense.
Como entonces, voces vinculadas a los movimientos sociales expresaron su preocupación por lo que ven como acciones de Estados Unidos para reafirmar su control sobre Centroamérica, más ante el afianzamiento del sandinismo y del farabundismo en Nicaragua y El Salvador, de manera respectiva.

ESTRATEGIA DE LARGA DATA
El Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas (Copinh) denunció en 2013 que Estados Unidos mantenía seis bases militares en Honduras, aunque Palmerola continuaba siendo la más sofisticada.
Para ese bloque civil antimilitarista, Honduras siempre estuvo en el centro de la geopolítica imperial por poseer fronteras terrestres con tres países del área -Guatemala, El Salvador y Nicaragua- y límites en el Atlántico con Belice, Cuba, Jamaica, Gran Caimán, México y Colombia.
Durante las convulsas décadas finales del siglo pasado, esta condición motivó la conversión del territorio en plataforma para intervenciones militares en sus vecinos, con el fin de frenar la revolución sandinista en Nicaragua y a las fuerzas de progreso en El Salvador y Guatemala.
“Estados Unidos prepara en Honduras, a través de maniobras militares casi permanentes, una infraestructura militar complementaria de la base norteamericana en el Canal de Panamá”, alertó en 1984 la revista nicaragüense Envío.
Analistas vinculados a ese medio mostraron en la época la relación de esa estrategia con lo sugerido por expertos estadounidense en los Documentos de Santa Fe, erigidos programa de la política de Estados Unidos hacia América Latina desde que saliera el primero en mayo de 1980 hasta el cuarto, en 2000.
Probablemente, concuerdan, la reconfiguración del mapa político continental en este siglo reforzó la consideración de Honduras como territorio clave en Centroamérica, expresada en esos textos.
No es fortuito que en ese país se conserve Palmerola, una de las bases militares más importantes del istmo, que posee un sistema de control satelital sofisticado capaz de abarcar a manera de lupa toda la región.
La misión tradicional de los marines en esa base es monitorear toda Mesoamérica, pero también al llamado Triángulo Estratégico del Caribe, donde confluyen las Antillas y Cuba, Venezuela y Colombia, esta última cuna del tráfico de drogas que tienen como destino final Estados Unidos.
Téngase en cuenta que esta zona geográfica, pródiga en reservas de hidrocarburos, de agua y otros bienes naturales, igual constituye un puente para el control militar de la región suramericana.
“Siempre se ha utilizado a Honduras como laboratorio para el avance de la ocupación militar, el intervencionismo y la militarización, así como sucedió en los años 80 contra Nicaragua y Centroamérica. Esta vez podría ser contra Venezuela y Cuba”, expresó en declaraciones a La Radio del Sur, la coordinadora del Copinh, Berta Cáceres.

*Periodista de la redacción Centroamérica y Caribe de Prensa Latina.