miércoles, 30 de marzo de 2011

Convocatoria de urgencia



Raúl San Miguel

Foto: Samuel Ponce




“Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,” (Julio Cortazar)

He reunido a varios poetas y tomado prestadas sus palabras para celebrar esta noche de convocatoria y urgencia. Recurro a la Paz de Octavio, para que me ayude a entender por qué: “Dos cuerpos frente a frente/ son a veces dos olas/ y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente/ son a veces dos piedras/ y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente/ son a veces raíces/ en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente/ son a veces navajas/ y la noche relámpago. Dos cuerpos frente a frente/ son dos astros que caen/ en un cielo vacío. (Octavio Paz)

Quiero entender sin preguntarme: Pero Quién hubiera creído esa terrible/ ocasión de nacer puesta al alcance/ de mi suerte y mis ojos, y que tú y yo iríamos, despojados/ de todo bien, de todo mal, de todo, a aherrojarnos en el mismo silencio, a inclinarnos sobre la misma fuente/ para vernos y vernos/ mutuamente espiados en el fondo, temblando desde el agua, descubriendo, pretendiendo alcanzar/ quién eras tú detrás de esa cortina, quién era yo detrás de mí. Y todavía no hemos visto nada. Espero que alguien venga, inexorable, siempre temo y espero, y acabe por nombrarnos en un signo, por situarnos en alguna estación por dejarnos allí, como dos gritos de asombro. (Benedetti)

Y yo, mínimo ser, ebrio del gran vacío/ constelado, a semejanza, a imagen/ del misterio, me sentí parte pura/ del abismo, rodé con las estrellas, mi corazón se desató en el viento. (Pablo Neruda)

Mientras una mujer Habla lengua de bronce y habla lengua de ave, ruegos tímidos, imperativos de mar. No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave: ¡lo tendrás que hospedar! (G. Mistral)

Porque otro poeta La quería para hacerla/ decorar un prendedor, con un verso y una perla y una pluma y una flor. (Darío)

Sin escuchar, en el tiempo, el reclamo de Sabines: Amor mío, mi amor, amor hallado/ de pronto en la ostra de la muerte. Quiero comer contigo, estar, amar contigo, quiero tocarte, verte. Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo/ los hilos de mi sangre acostumbrada, lo dice este dolor y mis zapatos y mi boca y mi almohada. Te quiero, amor, amor absurdamente, tontamente, perdido, iluminado, soñando rosas e inventando estrellas y diciéndote adiós yendo a tu lado. Te quiero desde el poste de la esquina, desde la alfombra de ese cuarto a solas, en las sábanas tibias de tu cuerpo donde se duerme un agua de amapolas. Cabellera del aire desvelado, río de noche, platanar oscuro, colmena ciega, amor desenterrado, voy a seguir tus pasos hacia arriba, de tus pies a tu muslo y tu costado. (Jaime Sabines)

Porque A los espacios entregarme quiero/ Donde se vive en paz, y con un manto/ De luz, en gozo embriagador henchido, Sobre las nubes blancas se pasea?, Y donde Dante y las estrellas viven. Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto/ En ciertas horas puras, cómo rompe/ Su cáliz una flor,? y no es diverso Del modo, no, con que lo quiebra el alma. Escuchad, y os diré: ?viene de pronto/ Como una aurora inesperada, y como
A la primera luz de primavera/ De flor se cubren las amables lilas...
Triste de mí: contároslo quería/ Y en espera del verso, las grandiosas/ Imágenes en fila ante mis ojos/ Como águilas alegres vi sentadas. Pero las voces de los hombres echan/ De junto a mí las nobles aves de oro: Ya se van, ya se van: ved cómo rueda
La sangre de mi herida. Si me pedís un símbolo del mundo/ En estos tiempos, vedlo: un ala rota. Se labra mucho el oro, el alma apenas!? Ved cómo sufro: vive el alma mía/ Cual cierva en una cueva acorralada:? ¡Oh, no está bien: me vengaré, llorando! (José Martí).

Hago una pauta en medio de la guerra para celebrar y dejo un espacio necesario para convocar a los poetas y enterrar la nostalgia, para desterrar el olvido.