Raúl
San Miguel
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de la Internet
No
encontré un juego de palabras mejores para el libro de la señora Hillary
Clinton (Decisiones difíciles) porque en realidad son defecciones contra el
derecho a ser informados tanto los ciudadanos de su país como del mundo, pero
sobre todo el respeto a las decisiones internas de las naciones,
específicamente desde el puesto que ocupó como secretaria del Departamento de
Estado, del gobierno en la Casa Blanca.
La
señora Clinton utiliza como señuelo, en las declaraciones promocionales del
libro, que se encargó de impedir el regreso del ex presidente electo de
Honduras Manuel Zelaya, luego del golpe de estado que se realizara con el apoyo
de Washington y la intervención de sus agencias de inteligencia, el 28 de junio
de 2009.
Para
ofrecer el viso de valentía, los reportes de prensa declaran que “con absoluta
impunidad, la ex primera dama Hillary Clinton confesó en su libro
"Decisiones difíciles" que en los días posteriores al golpe de Estado
que derrocó el presidente hondureño elegido por mayoría popular, Manuel Zelaya,
se encargó de hablar "con sus colegas de todo el hemisferio, incluida la
secretaria (Patricia Espinosa) en México" con el objetivo de organizar
“rápidamente” unas elecciones que tuvieran como resultado hacer “irrelevante”
“la cuestión de Zelaya”.
Para reforzar esta imagen se hace
referencia al periodista norteamericano Mark Weisbrot, experto en política
exterior y económica, quien “remarcó el valor de esta confesión” porque
"para la historia oficial, la cual fue debidamente aceptada por la mayoría
de los medios de comunicación, era que la administración de Obama en realidad
estaba en contra del golpe y quería que Zelaya retornara a la
Presidencia".
Tamaño
embuste no se lo creen ni la Clinton, ni el señor Weisbrot. Nadie creyó un
ápice de la posición adoptada por la Casa Blanca. De hecho se sabía que el
golpe llegó desde la Casa Blanca (Washington). En cuanto a que “fue debidamente acepta
por la mayoría de los medios de comunicación”, es más que una evidencia,
resulta una certeza de la forma en que utilizan a la prensa en función de
silenciar, manipular a la opinión pública en los Estados Unidos y de todo el
mundo.
El
propio Weibrot lo expone en sus declaraciones:
"La
cuestión de Zelaya era cualquier cosa menos irrelevante”, pues “líderes de
América Latina, la Asamblea General de las Naciones Unidas y otros organismos
internacionales reclamaron vehementemente su regreso (del presidente Zelaya)
inmediato a la oficina. La posición desafiante y antidemocrática de Clinton
provocó un descenso en las relaciones de Estados Unidos con varios países de
América Latina, algo que ha continuado hasta la fecha. Se ha erosionado la cálida
bienvenida y el beneficio de la duda que incluso los gobiernos izquierdistas de
la región le habían ofrecido a la (por entonces) recién instalada
administración de Obama unos meses antes”.
En
todo caso, considero oportuno recordar que, con este golpe a la estabilidad y
la paz, el gobierno de Estados Unidos revitalizaba los gorilazos en
Latinoamérica y reclamaba posiciones, casi perdidas por el empuje de gobiernos
con proyección socialista como los de Ecuador, Venezuela y Bolivia; pero sobre
todo la inevitable unión de las naciones latinoamericanas y del Caribe en
grupos regionales (Unasur, Mercosur, Celac) con el reclamo de la inclusión
permanente de Cuba y la exigencia de la desaparición de la OEA.
Había
que poner orden en derredor de la casa, diría la Clinton y fortalecer las
debilidades del gobierno de Barack, frente a la presión republicana por los
fracasos del presidente anterior en el Oriente Medio y la pérdida progresiva de
influencia en los gobiernos del Sur del continente..
Regresaban,
con este golpe de estado en Honduras, las cañoneras, la revitalización de la IV
Flota*, las bases en el Sur y el desafío a cualquier organismo internacional
(cualquiera) que se opusiera a los planes de Washington. Eso fue lo que
ocurrió. De ninguna manera podían permitirse que se estableciera un gobierno
popular en Honduras: territorio donde Estados Unidos, posee las principales
bases de su ejército en tierras del Sur.
La
señora Hillary, también obtenía sus dividendos como dama fuerte en el dueto con
Obama. De paso sus manejos de la política exterior la catapultan a la posible
aspiración de la presidencia, pero sobre todo mantenía tranquilos a
republicanos y demócratas con un pedazo de pastel, aderezado en los intereses
de sus acciones en los círculos de poder.
Como
si fuera poco, la pretendiente a candidata presidencial, en 2016, se las carga
contra el Comandante Hugo Chávez, a quien con gusto observaba por la dimensión
innegable de este hombre que trascendió en la historia como líder indiscutible,
algo que le hubiera gustado, supongo, con respecto a su Bill.
En
cuanto a las referencia en el texto del nombre Fidel, considero que no podría
omitirlo, aunque en secreto reconozca que es un privilegio el tenerlo como
amigo.
Nota:*
Según
el comunicado de prensa emitido el pasado 23 de abril (2008), esta flota tendrá
por misión patrullar en las aguas latinoamericanas y caribeñas. Creada en
1943 con el fin de proteger los navíos en el Atlántico sur, ésta estructura
había sido abolida en 1950. «Volviendo a poner en servicio la IV flota
nosotros reconocemos la inmensa importancia de la seguridad marítima en este
región” declaraba el almirante Cary Roughead jefe de operaciones navales del
Pentágono. La IV flota tendrá como base a Mayport, en el estado de la
Florida y será puesta bajo la doble jefatura de la marina americana y de las
fuerzas militares del comando sur.
La
IV flota será ubicada bajo la jefatura del Southern Command (SC). Este comando
o el comando Sur (US SOUTHCOM) que posee sus cuarteles generales en Miami, en
Florida, es uno de los nueve comandos de combate unificados del departamento de
la defensa de los EEUU. Su territorio de intervención cubre la superficie de
América del Sur, de América Central y del Caribe (mapa 1). De hecho le
corresponde una superficie total de 40,4 millones de kilómetros cuadrados, es
decir la de los 30 países (listados mas abajo) que componen el subcontinente y
de un punto de vista global intervienen sobre un espacio correspondiente acerca
del 20% de la superficie total de los continentes.