martes, 7 de enero de 2014

Sobran motivos



“O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, -o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestro bravos (…)”
(José Martí, Tampa, 26,11,1891)


El 25 de octubre de 2013, escribí un artículo que publiqué en mi perfil de Facebook, en relación con la Nota Oficial publicada con respecto al proceso de revalorización de la moneda cubana, porque había provocado un sinnúmero de interrogantes en una población que, desde hace mucho tiempo, sufre los problemas relacionados con la dualidad de dos monedas (CUC y CUP) que establecen una enorme diferencia en cuanto al poder adquisitivo (25 pesos CUP por 1 CUC) de los nacionales, bajo las condiciones de un mercado cada vez más restringido al salario promedio de cualquier trabajador vinculado al sector estatal (la mayoría en Cuba).
Por supuesto, y con todo el derecho que posibilita reescribir, mejorar, agregar o eliminar algún concepto, decidí llevarlo al blog (no al revés). Aclaro que ni siquiera imaginaba que algunas de las variantes del trabajo por cuenta propia (no autorizadas jurídicamente) serían eliminadas meses antes del término del año 2013. La aplicación de otras medidas, como (por ejemplo) el precio para la venta liberada de automóviles, han causado un análisis diferente o indiferente _en la población de la Isla_; a partir de los criterios expresados por mis conciudadanos y que, en algunos casos, comparto o me abstengo, como es mi derecho, según sea el asunto tratado.
Lo cierto es que, en Cuba, estamos viviendo una de las etapas más revolucionarias (en el más amplio concepto de la dinámica de cambio) dentro de la Revolución. Por una parte, la necesidad y obligación de avanzar hacia el desarrollo y por la otra todas las fuerzas que impiden ese avance (fuera del país) y se ocultan o manifiestan (dentro del país), según sea el tema en cuestión.  Mantener una posición al margen de lo que se debate en la nación, resulta difícil. Resistirse al empuje del cambio que requiere la nación, es imposible. Sobre todo por una realidad que se impone: la dirección política e histórica al frente del Partido, en la Isla, reconoce la lógica imprescindible de la transición de poderes a las nuevas generaciones de líderes, por supuesto, sin que tal propósito signifique una ruptura con los objetivos propuestos para mantener la independencia y soberanía de la nación cubana, constitucionalmente declarados y refrendados en la Asamblea Nacional por sus ciudadanos. 
En este sentido debemos tener en cuenta que las nuevas generaciones de cubanos y cubanas decidirán qué país desean tener. Defenderán y mantendrán lo que consideren importante a sus intereses como respuesta lógica a los cambios que requiere la nación _en sus siguientes etapas_ con todos y para el bien de todos. Lo contrario sería perder la soberanía y la independencia política, ganada y legada, por cada generación que entregó su vida, desde el primer combate por la libertad de Cuba.
 No se trata de cambiar la mentalidad de la población con respecto a los necesarios cambios, sino de erradicar los esquemas de dirección que impiden el lógico desarrollo de las fuerzas productivas y, en consecuencia, se pierde el enorme potencial que representan las instituciones del conocimiento y su vinculo imprescindible en la toma de decisiones o implementación de nuevas leyes para regir el destino de los ciudadanos.
En el recién finalizado período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, un diputado de la provincia Granma, director del centro de investigaciones "Jorge Dimitrov", expuso (visiblemente afectado) la situación generada por la solicitud de finalizar el contrato laboral por 9 doctores en ciencias. Argumentó, su preocupación, debido a que cuatro de ellos tienen la categoría de investigadores titulares y dos estaban al frente de sendos programas vinculados al desarrollo científico y económico del país. Un hecho preocupante si tenemos en cuenta _como explicó_ el motivo de estas bajas: bajo salario. Y luego expresó que tres, de estos doctores, se insertaron como profesores universitarios (lo cual está muy bien, subrayó), pero uno de ellos se fue a realizar actividades por cuenta propia. 
Por supuesto, el salario es un tema más que discutido y difícil de hacer corresponder en un mercado de productos, bienes y servicios casi geoestacionario si utilizamos el término para describir lo elevado de los precios, la baja productividad o capacidad de las industrias y empresas para elevar sus rendimientos de manera eficaz y eficiente.  En este sentido, insisto, en la necesidad de vincular las instituciones de conocimiento y desempolvar o poner en práctica las decenas de soluciones, con valor agregado, que representarían millones de dólares a la economía cubana, como respuesta de investigadores e innovadores. Me refiero a todos los niveles del conocimiento, incluso en la esfera de las investigaciones sociales.
El asunto nos pone otra alerta roja en relación con el potencial representado en las instituciones del conocimiento, en función del desarrollo de la nación, y la prioridad _en este caso me refiero al tema salario_ que deben tener, precisamente, quienes aportan al desarrollo científico y económico del país.
La intervención de la diputada Mariela Castro Espín, dejó claro este principio de interrelación objetiva, al plantear sugerencias que permitirán actualizar el nuevo código de trabajo y seguridad social en relación con el tema género, la violencia, homofobia y exclusión contra las personas homosexuales.  La diputada expresó la posibilidad de contribuir, con especialistas del CENESEX, a la reformulación de la ley, en este sentido. 
 En todo momento debemos tener en cuenta el costo del (desde mi punto de vista) cierto "divorcio" con respecto a las capacidades y potenciales de las instituciones del conocimiento, antes señaladas en ejemplos, y las diferencias que debemos tener en cuenta en la categorización con respecto a los salarios de acuerdo al principio de cada cual según su capacidad y cada cual, según su trabajo; que aún no ha podido ser aplicado y mucho menos generalizado; a pesar de los esfuerzos de la dirección del Estado cubano. 
Por otra parte, si bien las medidas aplicadas _en cuanto al trabajo por cuenta propia_  han demostrado la voluntad de la dirección del Estado para la consulta popular.
Tampoco se excluye la importancia de aplicar nuevas modificaciones que serán (en su momento) incluidas en la Constitución porque, como toda Ley de leyes, en una sociedad moderna, no puede mantenerse estática, debe ir a la par del desarrollo, según los requerimientos de las nuevas necesidades de la nación cubana, es por eso que entraré de pleno en lo que escribí hace unos meses.
Aclaro, que los trabajadores vinculados al sector por cuenta propia (como fuerza laboral, no propietarios) sienten el incentivo de ganar (en una jornada) más de lo que puede obtener, en un mes, un profesional graduado en cualquier especialidad de nivel superior. Es la dura realidad _que también debe y puede ser cambiada_, aunque no dejamos de reconocer que intervienen otros factores relacionados con los beneficios que recibimos, todos (sin excepción) y por igual en nuestra sociedad. Exponía mis criterios como ciudadano en relación con la Nota Oficial publicada.

"En su primer párrafo, la Nota Oficial, expone que el Lineamiento No. 55 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado por el VI Congreso del PCC plantea: "Se avanzará hacia la unificación monetaria, teniendo en cuenta la productividad del trabajo y la efectividad de los mecanismos distributivos y redistributivos. Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo".
“En cumplimiento de dicho Lineamiento, ha sido acordado por el Consejo de Ministros poner en vigor el cronograma de ejecución de las medidas que conducirán a la unificación monetaria y cambiaria”.
Sin embargo, algunos observadores foráneos y escépticos, pretenden hacer ver lo oscuro donde se percibe luz, con los cambios que se producen en Cuba. Sucede, cada vez que se pone en vigor una de las medidas contenidas en los Lineamientos, después del VI Congreso del Partido Comunista, en mi país. Las expectativas, de los cubanos, que residimos en la Isla, responden a la lógica confianza en la dirección de la Revolución (identificada con el Partido Comunista), no a la incertidumbre.
En el Lineamiento No. 55, se deja claro que: “Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo”) _, como un proceso imprescindible para el desarrollo real del país y la búsqueda de la independencia económica (disminución de importaciones y aumento de la capacidad exportable de la nación), a partir del incremento de la productividad en todos los sectores de la producción y los servicios.
También es cierto que, la Nota Oficial, ha provocado un inevitable debate público. Sobre todo porque se conoce del incremento relacionado con el número de personas que asumen el trabajo por cuenta propia y la extensión de licencias a diferentes modalidades de producción y servicios, ha resultado un detonante que pone un punto rojo (en mi criterio, para realizar este análisis) con respecto a la existencia de una sola moneda. Si bien es necesario que se introduzcan, estos cambios, también resulta importante garantizar el control del flujo del peculio que se genera en un mercado no estatal, que se multiplica y _comienza a mostrar signos de crecimiento del dinero circulante fuera de los bancos_ y establece un cierto monopolio sobre los precios (a productos y servicios), a pesar de las regulaciones vigentes. Por supuesto, este aumento del circulante fuera de los bancos, impide el control, del Estado, sobre el dinero y no se corresponde con los intereses para el desarrollo del país, así como el estímulo del trabajo como forma de aumentar la eficiencia y productividad necesarias para revalorizar el CUP.
Otra cuestión a tener en cuenta en este “punto rojo” (en mi análisis) debe cambiar las reglas con respecto a los ingresos recibidos por los profesionales egresados de las diferentes carreras técnicas y especialidades de nivel medio y superior. Ningún país del mundo puede darse el lujo de invertir millones de dólares en ofrecer preparación técnica y profesional a sus ciudadanos (en forma gratuita hasta la Universidad) y luego “perderlos”, porque se dediquen al trabajo por cuenta propia, cuando pueden reportar mayores beneficios al desarrollo de la nación. Por ejemplo, es necesario que el valor de la moneda _obtenida por el salario, vinculado a un empleo estatal o privado_, responda y garantice el poder adquisitivo del CUP, productos y servicios en el mercado.
Otro ejemplo. el Lineamiento 49, establece que la “…correspondencia entre el crecimiento de la cantidad de dinero en poder de la población y de la circulación mercantil minorista, así como la posibilidad de conducir esta relación de forma planificada, continuará siendo el instrumento clave para lograr la estabilidad monetaria y cambiaria en dicho sector, condición necesaria
para avanzar en el restablecimiento del funcionamiento de la ley de distribución
Socialista, “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.
Comenzar por las entidades jurídicas (empresas, organismos e instituciones, entre otros) no puede pasar inadvertido. La mayoría de los trabajadores cubanos responden al sector estatal. Por tanto, en este sector laboral, aun se observan muchos de los vicios que condujeron a graves indisciplinas tecnológicas, violaciones de los procesos inversionistas, deficiente organización y planificación que terminaron por lastrar el interés por un salario que no reporta ningún beneficio y muchos menos puede ser considerado importante para satisfacer las necesidades individuales y de la familia. Además, no se puede obviar, la pérdida (por ineficiencia _en mi criterio_ del control de la oferta, mediante los mecanismos regulatorios (vigentes) e imprescindibles para lograr establecer los topes a los precios de los alimentos en los agromercados en manos de cuentapropistas.
En este sentido debo advertir que los altos precios (en los agromercados) no se diferencian con los de productos adquiridos en cualquier ciudad, medianamente urbana, del interior del país con respecto a la capital.
Existe una frase muy cubana que expresa: “Para el cubano lo más importante es tener (poder comprar bueno y barato) comida, productos de aseo personal y ropa (incluye calzado). Pero también es cierto que ese concepto responde, precisamente, a las posibilidades que obtuvo, el cubano, después de enero de 1959, como ciudadano. Por supuesto, no todos los cubanos, durante la seudorepública, podían disfrutar de otras cuestiones, también básicas, y elementales que hoy recibimos: derecho a la Educación (obligatoria desde las edades tempranas) y la Salud. Habría que preguntarles a los tatarabuelos y tatarabuelas (en ese orden si tenemos en cuenta que el 70 por ciento de la población actual nació o creció bajo los rigores del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos). Habría que preguntarles qué significaba “tiempo muerto”, de lo contrario solo basta observar las consecuencias (generadas por el capitalismo y sus crisis) que, actualmente, se observan en otras latitudes y no excluyen, siquiera a los ciudadanos de las naciones del llamado primer mundo. Aclarado esto, sigo mi análisis.
Decía que el dinero circulante en Cuba, actualmente, no responde a los objetivos de la Política Monetaria, si tenemos en cuenta que la Estabilidad Monetaria (se relaciona con la inflación y el tipo de cambio) implica la estabilidad de la moneda y su poder adquisitivo. Por tanto requiere la estabilidad del producto (oferta en el mercado) y el empleo. Este último debe permitir la estabilidad del sistema de pagos y en consecuencia posibilitar la regulación y supervisión del sistema financiero. O sea, el control de la cantidad de dinero en correspondencia con las necesidades de la economía (cubana) para respaldar sus transacciones (su volumen equivale al PIB).
Por otra parte, en Cuba, el precio de la carne de puerco en el mercado agropecuario, condiciona (prácticamente) el resto de las tarifas para productos y servicios no estatales, o sea en manos de cuentapropistas. Del precio (no su costo de producción) de este producto depende, prácticamente todo lo demás, casi sin exclusiones. La posibilidad de bajarlo, también, depende de la estrategia que siga el Estado con los precios para los alimentos equivalentes (grasa y proteína): pollo y aceite que comercializa en la red de puntos de venta con CUC (25 CUP por cada CUC). Ningún comerciante privado estaría dispuesto a vender la libra de carne de puerco por un precio inferior a los 25 CUP.
De esta forma deja claro la esencia de los cambios en Cuba con respecto a la continuidad del Socialismo.
Los desequilibrios monetarios se expresan en inflación de manera explícita: si crece la cantidad de dinero, pero los precios de los productos (administrativamente) fijos y el exceso de saldos monetarios conduce al ahorro forzoso y la escasez. De ahí que la expectativa, con respecto a emplear una sola moneda, crece. Muchos se refieren a la Nota Oficial como el precedente de un “cambio” de moneda como sucedió, en la primera década de la Revolución, que obligue al desembolso de las arcas infladas, durante años, por el mercado informal.
Por supuesto, en la propia Nota Oficial, se expresa: “(…) la unificación monetaria y cambiaria no es una medida que resuelve por sí sola todos los problemas actuales de la economía, pero su aplicación es imprescindible a fin de garantizar el restablecimiento del valor del peso cubano y de sus funciones como dinero, es decir de unidad de cuenta, medio de pago y de atesoramiento”.
(…)
“En este sentido, el proceso de unificación monetaria respeta los principios de que la confianza ganada por las personas que han mantenido sus ahorros en los bancos cubanos en CUC, otras divisas internacionales y CUP, se conserve intacta y que continuará aplicándose la política vigente de subsidios a precios minoristas y a personas donde sea necesario, en tanto las condiciones económicas del país lo requieran. El CUC al igual que el CUP son monedas cubanas emitidas por el Banco Central de Cuba y mantendrán su total respaldo”.
De esta forma no pueden compararse ambos procesos, determinados por circunstancias históricas, políticas, económicas y sociales, diferentes".