domingo, 6 de febrero de 2011

La caída de un ángel y la muerte de la inocencia



Raúl San Miguel

Foto: Nora Salas

Tenía este pequeño artículo en mis oídos, lo escuchaba después de leer en la fotografía la terrible historia contada en esas miradas, donde la inocencia oculta el dolor más intenso y la esperanza se convierte en un sueño casi inalcanzable. Lo escuché después durante todo el día hasta que tuve que arrancarlo y dejarlo sobre este papel electrónico en mi blog.
¿Cuántos niños comienzan este camino de la muerte de su inocencia debido a la extrema pobreza que les marca el destino por el abandono de los gobiernos? Niños en las calles, desprotegidos, prostituidos solo pueden reflejar las fisuras reales provocadas por las abismales diferencias que promueven los gobiernos corruptos, olvidadizos de sus deberes constitucionales. Porque no existe ninguna Constitución en ninguna nación del mundo que tenga la “bonanza” de las libertades democráticas a las cuales deben responder los políticos y gobernantes. Solo que políticos y gobernantes se convierten, en algunas naciones (muchas lamentablemente) en prósperos empresarios con las agendas repletas de negocios que no deben ser olvidados porque un niño duerma en un parque, se prostituya o convierta en la única opción provocada por su abandono prematuro, no voy a mencionarlas.
He visto numerosos despachos periodísticos donde se reflejan los métodos más violentos para sacarlos de las calles, “borrarlos” como si fueran un mal recuerdo. Confieso que puedo y, en ocasiones, soy extenso en mis artículos; pero (en este caso) solo quiero llamar la atención sobre “la caída (muerte) de un ángel (niño) y la muerte (prostitución) de la inocencia. Así ocurre en muchos de nuestros países de América Latina. Para hablar de esta terrible realidad y sus consencuencias una imagen vale más que un millón de palabras.

El “hijo de Dios” y la antesala del infierno




Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

Recuerdo aquel discurso en el que el expresidente de los Estados Unidos, el señor George W. Bush, declaró que sostenía “encuentros cercanos con Dios” en sus paseos por los corredores de la Casa Blanca. En aquel momento, ante tamaño disparate, reí. Lo hice cuando traté de representarme aquella “bíblica escena” en la cual Dios escogió para comunicarse la sede del gobierno en Washington y no sus instalaciones del Vaticano, con perdón de quienes puedan encontrar en estas palabras algún viso de blasfemia. Nada más lejos de la verdad. Una verdad que, incluso, muchos de los creyentes en Dios, aceptaron del señor Bush, durante todas sus invasiones imperiales y masacres de pueblos en su gobierno.
Ahora el “hijo de Dios” teme viajar a Suiza donde iba a dirigirse a una ceremonia de una entidad de caridad judía (cualquier relación con los círculos del poder en Tel Aviv, no es pura coincidencia) bajo fuertes críticas de un grupo de derechos humanos por acusaciones de ordenar prácticas de tortura.
Según refiere el reporte de Cubadebate, el exmandatario Bush iba a ser el orador principal de la cena anual de Keren Hayesod el 12 de febrero en Ginebra. Pero el gobierno suizo ha sufrido una creciente presión para evitar la presencia del ex mandatario en la gala e iniciar una investigación penal si entra al país alpino.
Las denuncias penales contra Bush por supuestos casos de tortura se han presentado en Ginebra, dijeron funcionarios de la corte, y varios grupos de derechos humanos señalaron que estaban a punto de emprender otras demandas legales esta semana.
Funcionarios suizos han dicho que Bush aún gozaría de cierta inmunidad diplomática como ex jefe de Estado. Grupos izquierdistas también instaron a una protesta el día de su visita.
Los organizadores de Keren Hayesod sintieron que la atmósfera se había vuelto muy amenazadora porque las protestas remiten a los disturbios que se produjeron en la ciudad suiza durante la cumbre del G-8 en la cercana Evian, dijo a un diario suizo el abogado del grupo, Robert Equey.
“No queríamos poner en riesgo a la gente y la propiedad en Ginebra. La gala se mantiene, pero George Bush no formará parte”, dijo Equey al Tribune de Geneve. “Las denuncias (penales) no influyeron en la decisión”, indicó.
El fiscal general de Ginebra, Daniel Zappelli, ha recibido denuncias penales sobre tortura relacionadas con Bush, dijo un portavoz de la corte. “Recibimos un cierto número de demandas. No haremos más comentarios”, afirmó a Reuters Christophe Tournier.
La tortura es un delito bajo la ley internacional y expertos de derechos humanos dicen que su prohibición absoluta es muy clara.
Bush, en sus memorias “Decision Points” de su presidencia del 2001 al 2009, defendió fuertemente el uso de la práctica del submarino, una forma de ahogamiento simulado, contra sospechosos de terrorismo y dijo que era clave para impedir que se repitieran los letales ataques del 11 de septiembre contra Estados Unidos. Esta práctica se realiza en todas las prisiones donde los Estados Unidos mantienen a personas que han sido capturadas en Afganistán e Iraq. Incluso en las cárceles secretas diseminadas en varias naciones de Europa o en buques que permanecen en alta mar.
La mayoría de los expertos en derechos humanos consideran a la práctica como una forma de tortura, prohibida por la Convención contra la Tortura, un pacto internacional que prohíbe este tipo de tratos crueles, inhumanos o degradantes como forma de castigo.
Suiza y Estados Unidos están entre los 147 países que han ratificado el tratado de 1987. Pero, quizá, “el hijo de Dios”, no lo sabe aún. Sería interesante que en sus memorias hubiese abierto un capítulo para saber de estas conversaciones y conocer, de paso, la posición que asumiría después al declarar en la Academia Militar de West Point, que estaban dispuestos a atacar a cualquier rincón oscuro del planeta. Lo cierto es que la continuidad imperial el planeta ha oscurecido tanto a la Tierra _debido al hambre y la miseria provocada por la voracidad del sistema capitalista_ que no será difícil precisar o pronosticar los programas estadounidenses de invasión a otras naciones como es el caso de Irán.





"Nueva administración", el mismo programa imperial.