martes, 12 de noviembre de 2013

Más razones para una respuesta conclusa




Raúl San Miguel




Foto tomada de la Internet


"En mí, sólo defenderé lo que tengo yo por garantía o servicio de la Revolución. Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento, ni me agriaría mi oscuridad. Y en cuanto tengamos forma, obraremos, cúmplame esto a mí, o a otros." (José Martí, carta a Manuel Mercado).




Cuando, a principios de los noventa, entrevisté al periodista estadounidense Aroon Ruby, de la Pathfinder Press, me respondió sin rodeos: “Ustedes, quizá, no percibieron que la Unión Soviética ya era un cadáver cuando se derrumbó. Ahora todo será más difícil para Cuba”. 

Casi diez años después nos volvimos a encontrar. Esa vez fue en una edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Conversamos, entre colegas, y no dejó de sorprenderse con relación a la fortaleza de nuestro país después de la desaparición del campo socialista. Resultó un encuentro de apenas unos minutos, entre colegas, pero (en ese momento) su primera frase completó su respuesta inconclusa con respecto a la última pregunta que le formulé en nuestro primer encuentro. “Realmente no pensé  observar esto”, dijo convencido frente a la magnitud de uno de los eventos culturales más importantes de la Isla. Cuba estaba viva, firme, resolutiva. Aquel evento, como tantos otros, demostraba la continuidad del proceso socialista en medio de las atroces dificultades generadas por el bloqueo impuesto contra nuestro país. Se cumplía, también una vez más, la acertada reflexión de Fidel: "la Revolución no te dice cree, te dice lee" y, en tamaña frase quedaba demostrado el pensamiento de otro grande de Nuestra América, el Che, cuando aseguró: 


"No basta con cambiar las estructuras económicas y todo lo demás se resuelve", dijo y agregó: "Para construir el socialismo hay que construir también el sujeto de esa nueva historia, los hombres y mujeres, y también la cultura".

Entonces cerré el breve diálogo frente a mi colega Aroon y dije: Cuba Vive, que dio nombre al encuentro sostenido en San Antonio de los Baños, antigua provincia La Habana, durante la celebración del Festival Cuba Vive, una sentencia que defendía la variante para realizar el necesario encuentro a los 7 años (después) de celebrarse el XIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Pyongyang. Los tiempos resultaban diferentes. Las presiones de la administración, en Washington, no justificaba el llamado fin de la guerra fría. Luchar contra las nuevas generaciones, en todo el mundo, formaba parte de la estrategia global de la Casa Blanca. Los Festivales de la Juventud demostraban la presencia de nuevos líderes capaces de llevar a sus pueblos a una conciliación nacional y de lucha contra el imperialismo. 

Cuba, en mi segundo encuentro con el periodista norteamericano, atravesaba la etapa más dura de un obligado Período Especial. Nuestro país había perdido su mercado principal e indiscutible aliado político: La extinta Unión Soviética había desaparecido en medio de una convulsa situación internacional que, prácticamente, convirtió al mundo en unipolar.
El 5 de agosto de 1995, se clausuraba el exitoso Festival Cuba Vive con una gran marcha juvenil contra el bloqueo. 

A sugerencia del líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel, se logró el no dejar morir el espíritu de los festivales mundiales juveniles. La juventud cubana _uno de los sectores en los cuales, el gobierno de Estados Unidos presionaba en busca de las fisuras dentro de la dirección del Estado cubano_, aceptó el reto con una espontánea alegría y un total sentido de la responsabilidad que asumía. 

En la reunión del Consejo General de la FMJD, celebrada del 1 al 4 de octubre de 1995 en Sudáfrica, las 22 organizaciones participantes expresaron su disposición de apoyar la realización del XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Del 28 de julio al 5 de agosto de 1997, se reunieron en La Habana 12 325 delegados de 132 países, del más amplio espectro político e ideológico, en representación de más de 2 000 organizaciones juveniles del mundo. La fiesta de los jóvenes del mundo comenzó con el tradicional desfile de las delegaciones por las calles de la ciudad, esta vez fue la calle 23 y concluyó en la histórica escalinata de la Universidad de La Habana donde tuvo lugar la ceremonia inaugural. Allí estaba Fidel y la imagen y el recuerdo vivo del Che Guevara. Aquel  XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes se dedicó a la figura del Guerrillero Heroico y tuvo un marcado componente político. La ceremonia de clausura tuvo lugar en el Estadio Panamericano, con la presencia de 35 000 personas que colmaron el lugar con banderas y abanicos. El último acto de la cita juvenil era un pretexto para no tener que decir adiós, fue una despedida con el firme compromiso de volvernos a encontrar una próxima vez.

Por supuesto, mi colega Aroon, había entendido. Fidel nos había prevenido en aquella reunión extraordinaria con los estudiantes de la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Habana, realizada en el Consejo de Estado, en octubre de 1987. En aquella ocasión, como siempre, apoyó sus argumentos _frente a la posible desaparición de la URSS y la continuidad de la Revolución cubana_, en las profundas raíces de las luchas por la independencia de Cuba, en nuestra propia historia. “Tengan en cuenta que el proceso revolucionario cubano tiene características propias de nuestra historia”, especificó Fidel. Tuvo la razón. Conservo, sus palabras, como uno de los testimonios más valiosos de esa etapa de mi vida: las vivencias de aquella reunión y la confirmación de los errores internos cometidos por la dirección política de la URSS que están reflejados, cronológicamente, en el libro de Vitali Vorodnikov, , exmiembro del Buró Político del PCUS y expresidente del Soviet Supremo de la República Federativa de Rusia (embajador, en Cuba, durante 1979-1982) y autor del libro Mi verdad, publicado en 1995 por la editora cubana Abril.
 

Por estos días, dos nuevos eventos forman parte de atención nacional, en medio de los radicales cambios que se aplican en Cuba. Me refiero a las delegaciones que participarán en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Ecuador, y el Noveno Coloquio Internacional por la Liberación de los Cinco y contra el terrorismo, este último que tendrá lugar _a partir de mañana 13 de noviembre y hasta el 17 del mes_, en Holguín con la participación de 270 delegados en representación de 50 naciones.


En esta edición del foro sobresalen, con el mayor número de participantes confirmados, Argentina, Canadá, Alemania, Italia y Estados Unidos, según anunciaron fuentes del comité organizador. También la Vicepresidenta de la Sociedad de Amistad Rusia-Cuba y coordinadora del Comité Ruso por la liberación de los Cinco, Elena Lozhkina y la dirigente del canal TV Roja, Tatiana Danilova representarán al movimiento de solidaridad con la Isla, en Rusia.

Durante los últimos años, el Comité Ruso por la Liberación de los Cinco, conjuntamente con el Movimiento Social Venceremos y otras agrupaciones de solidaridad (con Cuba) han fortalecido y diversificado las acciones contra el Bloqueo y por el regreso a la Patria de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, injustamente encarcelados en territorio norteamericano desde 1998.

Además asistirán Ramsey Clark, ex-fiscal de los Estados Unidos; Alicia Jrapko, Investigadora y Presidenta del Comité Internacional de Solidaridad con Los Cinco; Graciela Ramírez, coordinadora del mismo en Cuba, Linda McDowell, Presidenta de la Red de Solidaridad con Cuba en Canadá, entre otras personalidades.

Según los organizadores, este Coloquio es diferente: la solidaridad internacional con respecto a la incondicional liberación de los Cinco, indiscutiblemente, ha crecido.  No hay dudas. También ha crecido el ejemplo de Cuba y la solidaridad con nuestro país en todo el mundo como fue demostrado (recientemente, octubre de 2013) en la Resolución 67/4, sobre la necesidad de poner fin al bloqueo comercial, económico y financiero de Estados Unidos contra Cuba y por el cual 188 naciones votaron contra la política genocida de Washington.