martes, 31 de agosto de 2010

Hombres estad alertas

Raúl San Miguel

Durante la ocupación militar de Checoslovaquia por las fuerzas nazis, en abril de 1942, fue tomado como prisionero el periodista y novelista checo Julius Fucik, miembro activo de la resistencia patriota. Permanece en la cárcel de Pankrác hasta septiembre de 1943. Es ejecutado en Berlín el 8 de septiembre de ese año. En la cárcel escribió un estremecedor documento: Reportaje al pie de la horca. En el describe el horror provocado por el imperio de los nazis y deja un testimonio para el futuro al denunciar la aproximación del holocausto: “hombres os he amado, estad alertas”.
Un día o dos después del aniversario 67 del asesinato del periodista Julius Fucik, el mundo podría amanecer bajo el horror de una guerra nuclear. Precisamente y a partir del momento que el presidente norteamericano Barack Obama, de la señal verde para iniciar la intercepción de los buques con pabellón iraní y, con esta acción, antes haya encomendado su alma a Dios junto a su familia en la capilla de la Casa Blanca.
No pretendo hacer retórica y mucho menos retomar las últimas palabras de aquel colega checoslovaco como un mensaje donde visualiza el espanto de una de las más crueles etapas de la vida del hombre en la tierra: el nacimiento y caída del imperio alemán. Los asuntos de hoy, son tan urgentes que (como explicara el líder de la Revolución cubana) no se puede perder un segundo en unir todas las voces del mundo para evitar la posible guerra que nos conducirá al fin de la especie humana en la tierra.
Sin embargo, la escalada imperial continúa. Por estos días el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de los Estados Unidos, almirante Mike Mullen, confirmó a Meet the Press, de la cadena de televisión NBC, que el gobierno (la administración del señor Obama) dispone ya del plan de ataque previsto, desde los últimos meses, contra Irán.
Más adelante señala que la Casa Blanca emplea una estrategia de “doble vía” contra la nación persa: la diplomática y la de las sanciones, pero no ha dejado fuera la opción militar. Subrayó, el almirante, que la decisión “tendría que tomarla el presidente Barack Obama”.
Por supuesto, la respuesta de Irán no se hizo esperar. El general Yadolá Javani, adjunto para los asuntos políticos del Jefe de los Guardianes de la Revolución, confirmó que “si Estados Unidos comete un error, la seguridad de la región estará en peligro”. Reiteró que: “la seguridad de la región del Golfo Pérsico concierne a todo el mundo o a nadie”.
Estas palabras no dejan dudas en relación con la respuesta ante cualquier ataque de Estados Unidos o de Israel y la posible (magnitud del desastre causado por las armas nucleares) que se disparen entre ambas partes en toda la geografía circundante al Golfo Pérsico.
En una ocasión retomé las palabras del actual presidente norteamericano cuando era candidato a la administración de su país. Por entonces era el principal crítico de la política seguida por el señor George W.Bush. Cito:
“Si yo llego a ser el rostro visible de la política exterior y el poder en los Estados Unidos, declaró al periodista James Traub, de The New York Times, tomaré las decisiones estratégicas con prudencia, y manejaré las crisis, emergencias y oportunidades en el mundo, de manera sobria e inteligente. Pienso que si alguien le dice a la gente que tenemos un Presidente en la Casa Blanca que tiene una abuela viviendo en una cabaña a orillas del Lago Victoria, y una hermana medio indonesia casada con un chino-canadiense, ellos pensarán que ese Presidente debe tener un mayor dominio de lo que ocurre en nuestras vidas y en nuestro país. Y tienen razón.
Por supuesto, aquellas declaraciones del señor Obama fueron realizadas bajo el estado febril de la multimillonaria carrera por la silla presidencial en Washington D.C. Sin embargo, ¿cómo responder a las afirmaciones de un plan, de este presidente, previsto con el objetivo de atacar a Irán, según el almirante Mullen. La respuesta está en las declaraciones del profesor de Harvard, Joseph Nye, quien defiende la teoría del soft y el smart power. Dice el académico: “Obama, como presidente, podrá hacer más por el soft power que lo que hayamos podido hacer antes”. Y, me pregunto: ¿Antes de permitir el ataque de las torres del World Trade Center? ¿Antes o mucho antes de todas las acciones que precedieron el ataque contra Afganistán e Irak? Perdóneme el lector esta disquisición justo cuando debía seguir el hilo que responde a la pregunta del almirante Mullen.
Ahora bien. El señor Obama tiene en sus manos la posibilidad de recordar todos los discursos precanditatura y examinar cuál será su posición en la historia. El hecho de hacer tragar una píldora de cianuro con agua no elimina la capacidad mortífera del comprimido. Me refiero a que podrá intentar convencer que se puede autorizar un ataque donde se emplearían armas nucleares sin recurrir a la posición tremendistamente cowboy del señor George W.Bush.
En cuanto a las órdenes de ataque, tan esperadas por el estado de Israel, quisiera exponer que la tal encrucijada para el señor Barack en cuanto a esperar el mejor momento para actuar a favor de la guerra, no es tal. Más allá de las presiones reales, de los poderosos que representan el poder de un imperio en un gobierno mundial lejos de las regulaciones establecidas por la ONU. Solo, en este caso, el señor presidente Barack Obama podrá determinar el paso siguiente a lo acordado a partir del 9 de septiembre para la revisión de los buques iraníes y, en consecuencia, facilitar el inicio del conflicto.
Antes de concluir, quisiera volver a citar la memoria del señor Barack Obama, presidente de los Estados Unidos:
“La administración Bush respondió a los ataques no convencionales del 11 de septiembre con un pensamiento convencional pasado de moda, encarándolos solo con soluciones militares. Esa trágica equivocación nos condujo a la guerra de Irak, que nunca debió ser autorizada ni iniciada”. Sin embargo, el presidente actual de los Estados Unidos ha creado las condiciones necesarias para faltar a su palabra (precanditatura) en cuanto a la retirada de las tropas de su país en las zonas de conflicto: Afganistán e Iraq. En realidad aumentó el número de efectivos y el apoyo financiero y logístico para estas fuerzas. Eso es una postura soft, según su teoría. Lamentablemente, las predicciones de un invierno nuclear provocado no tendría otra respuesta para los habitantes del planeta mundo. Quizá, los miembros del Club que gobierno el mundo, ya tienen creadas las condiciones para ivernar en sofisticados bunkers antirradiaciones y continuar una vida licenciosa bajo una ciudad sumergida o dentro de la tierra. Es posible que se preparen para hacer realidad un sueño de ficción: crear la nueva raza que gobernará el mundo, cuando emerjan sus descendientes millones de años después, si es que un año después del ataque aún existe la tierra.

lunes, 30 de agosto de 2010

Matanzas es una mujer



Cuando escribí esta crónica, que ha sido recurrente por los lectores de mi blog, lo hice atrapado aun bajo el sortilegio de esa ciudad a la cual llegué, por primera vez, cuando era apenas un joven salido de la adolescencia, vestía el uniforme de las tropas especiales y eramos transportados en un camión desde el cual, por un instante, fui seducido por esa visión fugaz de la urbe ateniense de Cuba. Después, años después volví, para entonces comenzaba mis estudios de periodismo y, cada mañana, amanecía caminando la ciudad, haciendo fotos y bocetos de mis dibujos que aun conservo. Mucho después, regresé para entregar en un concurso literario un libro de poemas: La otra orilla de la mañana. No imaginaba que volvería y nacería de allí dos relatos dedicados a una mujer que, desde entonces, llena mi vida. No he regresado más. Pero quizá vuelva, no lo sé. Esa ciudad mujer quizá aún me espera. (A Nora Salas)

(Jaruco, 12 de julio de 2011)

Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la Internet

Hace casi tres décadas que llegué por vez primera a Matanzas. Por entonces, ni siquiera tenía idea que sería seducido por esta ciudad con geografía de mujer. Recuerdo que al aire con olor a mar entró de golpe bajo el toldo del camión y levantó, como a la falda de una adolescente sorprendida a mitad de calle, una de las esquinas y pude ver la bahía preñada de barcas, gaviotas, enamorados y pescadores y, más allá, en el borde de la otra orilla, la sinuosa línea que interrumpía las siluetas difusas de las casas entre la franja de arena playa y la avenida. Fue solo un golpe de luz; pero aún guardo ese fragmento interrumpido de la ciudad Atenas de Cuba. No imaginaba que, tres años después, volvería. Pero esta vez caminaría sus calles dispuesto a quedarme con su aliento, su risa y el suave movimiento de sus caderas impresionado por el influjo de una cabellera solo descriptible en un río ininterrumpido de personas que desandan sus avenidas. Por entonces, caminaba temprano en las mañanas y _antes que el sol descubriera las hendijas del tiempo en los muros coloniales_ boceteaba en el papel, apurado como si el trazo tuviera la urgencia de sus latidos o escribía, al dorso, rápidas anotaciones para no perder un detalle de aquel enigmático hálito de una ciudad-mujer capaz de arrastrarme, cuesta arriba, por la colina de Monserrate hasta la Ermita. Desde allí, volvía a ser mía Matanzas. Luego, extasiado, bajaba saturado de tanta vida; mientras veía encenderse las primeras luces de la tarde, antes de atravesar el camposanto por un camino más corto, a mi refugio en el dormitorio de una inmensa escuela completamente vacía como una catedral sin sus santos en aquella temporada de verano.



Matanzas es una mujer/
tiene cuerpo de viajera.

Hace unos días volví. Caminé por la avenida de la playa. Nuevamente seducido por la urbe ateniense. Entré a la arena tibia del mediodía. Casi a punto de tocar, con mis pies, el mar. Me contuve.



Hace unas horas volví. No estoy seguro de si regresé o quizá nunca me fui. Solo que, esta vez, experimenté una sensación fugaz de alcanzar el placer de vivirla contenido en el aire cargado de todos los aromas de esta mañana. Día de premoniciones y extraños encuentros. No he dejado de mirarla.

Matanzas es una quimera/
en el aire que respiro.

Hace unas horas volví y no sé, si en realidad regresé.

Matanzas cuando te miro/
hasta en invierno es primavera.

miércoles, 25 de agosto de 2010

El amor en los tiempos de crisis

Hoy, me encontré una página en blanco. Hacía mucho tiempo no me ocurría. Por general cuando aparece una página virgen (cualquier escritor) se experimenta el incontrolable impulso por grabar un pequeño trazo; aunque solo fuese un signo, es la necesidad de explorar o dejar una pequeña mancha de tinta o grafito; en este caso teclear, hacerlo como si las palabras te persiguieran con el propósito de encontrar un rastro en lo más profundo del pensamiento. Específicamente, hoy dejé claro el significado de esos signos sobre un papel en blanco: un gesto de amor en tiempos de crisis mundial.
En mi caso, tecleo y observo las letras en la pantalla del monitor. Escribo algo que pueda compartir. Un ejemplo, este texto que me pidieron borrar para que no fuera publicado en las páginas del periódico donde trabajo. Las encontré y me detuve a mirarlas. Comprendí que me habían pedido asesinar un ejemplo bueno. De esas cosas que ocurren y son invisibles para algunos ojos. No tuve valor para hacerlo. Solo omití los nombres de las personas. Esas palabras gritaban desde el papel. Ahora, las hice volar por el ciberespacio. No se asusten. Son como pequeñas mariposas de la luz y no hacen ningún daño.
Hace unos días, tres ancianas acudieron al médico porque una de ellas precisaba de la consulta clínica. El médico, un hombre joven, después de atenderlas, le extendió la receta cuidadosamente doblada. “Ábrala con cuidado”, advirtió en medio de la sorpresa de las tres venerables mujeres. Por supuesto, no es costumbre (al menos en Cuba) recibir una receta doblada y con esa singular prescripción verbal. “¿Sucede algo doctor…?”, preguntó la más joven de las ancianas. La respuesta del médico fue una sonrisa. El misterio fue develado de inmediato: dentro de la receta había un billete de veinte pesos. “¿Por qué lo hizo doctor?”, inquirió la paciente. “Es para que compren las medicinas”, subrayó el galeno.
El asunto, en mi opinión, no adquiere trascendencia, por el gesto desprendido del médico que ayudó a comprar la medicina. En realidad no se trataba de personas que reflejaran el desamparo, sino el agradecimiento por la calidad de la consulta. Sin embargo, en mi opinión, el hecho trasciende. Alcanza significación porque resume la esencia de los valores exhibidos por los profesionales de la medicina, durante el cumplimiento de su humanitario servicio. Por supuesto, también funcionan otros factores que están condicionados por ejemplos recibidos por este joven doctor y directamente relacionados con su educación familiar y social.
La esencia de este hecho gratifica una posición asumida en medio de los efectos _denominados, por algunos, como crisis de valores_, pero que (en mi opinión) pudiéramos llamarle pérdida de la dignidad de aquellos individuos que se esfuerzan por justificar las malas actitudes con los problemas generados como una consecuencia directa de todos los males que afectan a la humanidad y de la cual no estamos excluidos.
No se trata de imitar a quien, en este caso, decidió hacer esa pequeña contribución desde su bolsillo. No podría hacerlo con todos los pacientes, aunque quisiera; pero estoy segura de que fueron otros los resortes que le motivaron. Quizá, pudiéramos pensar en aquellos profesionales de la salud (de todas las naciones del mundo) que desandan los cerros y lugares más intrincados de la selva sudamericana y africana o comparten con los más humildes de los barrios en cualquier país del tercer mundo. No alcanzaría este espacio para ilustrar tantas páginas de sacrificio y entrega. Solo, que este ejemplo, motiva a pensar en todo lo que pudiéramos hacer si fuéramos un poquitín mejores y menos egoístas.
Vivimos tiempos difíciles; una época en la que parodiando a García Márquez podemos demostrar que el amor es la condición humana indispensable para enfrentar los más grandes retos; aun en medio de la más grande de las crisis.

lunes, 16 de agosto de 2010

¿Por qué mandan las mujeres?




Por Raúl San Miguel

Ilustraciones: COTO

No estoy equivocado en esta afirmación. Tampoco es un desliz y mucho menos una forma de confundir con el título. En Cuba y, en casi todo el mundo, mandan las mujeres. Para defender ese argumento solo basta pensar en la cifra de féminas que alcanzan el nivel universitario y terminan una carrera profesional. No me refiero a lo que ocurre después: o sea, si les son reconocidos sus méritos o capacidad para la dirección o administración de industrias o empresas. Pero, reitero, es más alta (en Cuba) en comparación con los hombres, las mujeres certificadas como profesionales universitarias.






Un nivel que, sin dudas, las coloca en la posición más alta de la instrucción técnico profesional en la escala mundial. ¡Nadie lo dude! Incluso, con ese nivel de profesionales graduadas de la enseñanza técnico-profesional, en casi todas las ramas del saber, aún seguimos denominándolas con términos como: el sexo débil y otra andanada de estupideces imposibles de tener en cuenta entre las personas con sentido común.
Mujeres que todos los días salen a las calles en busca del sustento para la familia, tal como lo hacen muchos hombres; solo que no se detienen en un bar a tomarse unos cuantos tragos de ron o unas cervezas para variar. Ellas piensan, en los que esperan en casa: los hijos y el esposo. De seguro nadie ha comido hasta que no regresan. No pueden hacerlo si ella no lo hace (me refiero a la acción de cocinar). ¿Otra tarea?
Pero sobre todo, piensen, analicen, cuánto podría hacer una mujer si (realmente) dedicara el tiempo establecido para el trabajo (fuera del hogar) sin otro esfuerzo adicional.
¿Se imaginan por qué las mujeres en cargos de dirección, en Cuba, cometen menos errores (casi ninguno) en comparación con los hombres? Me refiero a los errores que se generan como consecuencia directa de regresar al hogar por el camino equivocado, tomar lo que no se debe y hacer todo lo que está prohibido, ¿al sexo débil?
La respuesta es sencilla: los hombres le tememos. Estamos conscientes de que no representan el género endeble, sino el más fuerte. Son ellas las que pueden disuadir de comenzar o terminar una guerra (con armas y ejércitos de verdad), pero también (y no hace falta atiborrar de ejemplos) las que deciden qué hacer (a los hombres) en cada momento; aún cuando se encuentren lejos físicamente. No me refiero a ellas, en este caso.




Puedo asegurar que, mientras pensaba escribir estas líneas, consulté con algunas amigas. Una de ellas, una persona excepcional, me recalcaba: “¿No se te ocurra pensar que dices nada nuevo? ¿En qué siglo vives? También nosotras tomamos iniciativas, buscamos alternativas y cualquier cosa que pueda servir para nuestros propósitos. No hizo falta que me dijera cuáles. También ustedes los saben.
Lo importante es que disfruto muchísimo al saber cuánto me esfuerzo en descubrir por qué desarrollan esa capacidad natural para convertirse en líderes. Por supuesto, que es a eso lo que le tememos. De lo contrario Dios tendría otro nombre y el mundo sería distinto y la historia se escribiría al revés. También este sería un comentario distinto y quizá tendría como título: ¿Por qué mandan los hombres? La respuesta pudiera ser escrita por cualquiera. ¡Nadie lo dude!

viernes, 13 de agosto de 2010

Tengo, vamos a ver…, tengo conmigo a Fidel


Hace mucho que no escribo una crónica en la cual me refiera a una persona en específico. Pero que bueno esta vez. Lo hago inspirado en los cientos de correos que viajan con un nombre en el ciberespacio: Fidel, y que bueno…, vamos a ver: también leí el nombre de René, uno de los Cinco Héroes prisioneros en cárceles de los Estados Unidos por luchar contra el terrorismo.
Me inspira, vamos a ver…, que puedo recorrer mi país y respirar el aire libre que corre sobre él. Contagiarme con las risas de los niños, que sobreviven al bloqueo impuesto por la Casa Blanca (hace casi medio siglo, que afecta a varias generaciones de cubanos), mientras escriben con sus manos limpias, el nombre de Fidel. No importa si ahora se ven más turistas que tiran fotografías con imágenes en las que nos vemos a todo color; pero sin mendigos en las calles, ni nadie que pierda el sueño por falta de trabajo o porque padezca de hambre, Nada no más ayer, entonces vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser.
He caminado hoy las calles, 13 de agosto, y conmigo viene Fidel, mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener. No se comenta otra cosa, la salud del Comandante, que bien se le ha visto, que bien se le ve. Y me recuerda a Martí, escucho su voz: monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor, de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver, que podía escribir esta crónica sin el nombre de Fidel y también escucharía: yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero como se dice en español.

Soy un periodista negro y nadie me puede detener a la puerta de un dancing o de un bar. O bien en la carpeta de un hotel. Sé que hay limitaciones económicas que no puedo darme lujos, pero tengo memoria histórica que fue un legado de mis padres, de los padres de otros padres, de mucho fuego y machete en la manigua, de mucha hambre, frío y balas en la Sierra, de muchos jornadas en la limpia de bandidos, de zafras del pueblo, de marchas combatientes sin temor a una guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real.
Porque no me llamo Juan, ni Pedro, pero Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country,
no jailáif, no tennis y no yatch, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.
Tengo, vamos a ver, desde que nací, con la Revolución, todos los derechos de saber escribir y leer, de contar y pensar (por mí, con criterio propio sobre lo que es bueno para mí y también para los demás) Tengo que ya tenía un trabajo, antes de empezar a trabajar y ganar lo que me tengo que comer.
Tengo, vamos a ver, que quise escribir un poema, sin que nadie me dictara las palabras, porque ya eran poema, porque ya estaban escritas, con las palabras: TRIUNFO DE ENERO, VICTORIA, PATRIA O MUERTE. Tengo que pude al fin escribir una crónica, sin que Kronos me apurara y le pondré de nombre: GIGANTE, PUEBLO, RENÉ, que le pondré de nombre mi nombre, porque pude llamarme FIDEL, porque tengo la dicha de vivir en su tiempo, de saber de un joven que escribió con su sangre en un muro, de muchos tantos como él, de escucharle y de seguirle, de soldado, en todas las trincheras de combate, en todas las trincheras de ideas, no con mi grado de Comandante, que cada un cubano ha de ser, sino digno y ejemplo, humilde, con el corazón de verdeolivo y de Patria y con nosotros, en sus OCHENTA Y CINCO y PA´LANTE. Tengo lo que tenía que tener, tengo conmigo a Fidel.

Nota: Esta crónica fue reeditada en el 85 cumpleaños de Fidel, 13 de agosto de 2011. A esta crónica agrego este otro artículo en homenaje a quien ha sido un firme baluarte en el apoyo a todas las juventudes del mundo. En especial a la juventud cubana. A Fidel y, también a la Heroína del Moncada, Melba Hernández. ¿Quién dijo que todo está perdido? Raúl San Miguel Foto tomada de la Internet Para lograr sus propósitos anexionistas contra Cuba el gobierno de Estados Unidos ha cifrado sus esperanzas en la guerra mediática (sostenida durante más de 50 años de ataques directos, sabotajes, atentados y emisiones de radio y televisión subversivas) para crear las bases del descontento social, mediante el bloqueo genocida que trasciende el medio siglo y sobre todo al cifrar sus esperanzas en cercenar las bases que posibiliten la pérdida de la memoria histórica en las nuevas generaciones y cuestionar el liderazgo de los hombres y mujeres que pertenecieron a la del Centenario de nuestro José Martí y se comprometió a borrar la ignominia de una Patria convertida en seudorepública con la intervención del ejército norteamericano al final de la guerra por la independencia ganada por los cubanos a España. De ahí el cuestionamiento de los valores de identidad y Patria, legados por nuestros próceres libertadores, como una de las formas empleadas en la nueva variante de guerra ciberespacial a partir de la difusión de la mentira y la omisión de indiscutibles logros alcanzados por la Revolución cubana y en los cuales sus protagonistas han sido, precisamente, los jóvenes que iniciaron sus pasos en la Campaña por la Alfabetización que se ha multiplicado en un “Yo sí puedo” en varias naciones del mundo en los últimos años. Fueron también jóvenes los primeros que se formaron como médicos cuando Washington arrastró a su territorio a miles de profesionales de la medicina y quedaron apenas unos 3 000 en todo el país. Sin embargo, la dirección de la Revolución, con la visión indiscutible de su líder histórico, el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, sembró las bases para un futuro de hombres de ciencia que germinó en los alcances de instituciones como el Centro de Genética y Biotecnología, como parte del Polo Científico del nación y que ya exhibe resultados en medicamentos que Cuba ha puesto a disposición del mundo. Podemos citar el ejemplo de la Escuela Latinoamericana de Medicina en la cual se gradúan, cada año, jóvenes de diversas naciones del planeta, incluido algunos procedentes de Estados Unidos. Recuerdo que en un acto popular de repudio, durante los sucesos que involucraron al buque Husara, en el Mariel, la Heroína del Moncada, Melba Hernández, me tomó de las manos y con esa característica que le posibilita llegar a los jóvenes me dijo: “Les toca a ustedes defender la Revolución. Nunca permitan que les arrebaten lo que ha costado tantas vidas para lograr la independencia que soñamos”. Ahora los cables, repletos de inmundicia imperial, se cuestionan la celebración en Cuba, por el Día Internacional de la Juventud, porque la población cubana envejece debido a las mayores expectativas de vida y la baja tasa de natalidad. Sin embargo, no refieren la baja tasa de mortalidad como una de las más bajas del mundo. Exposiciones de humor gráfico, foros en línea, citas literarias y actividades recreativas en plazas y parques fueron programadas para el disfrute de todos como parte de las actividades por el 12 de agosto, establecido como Día Internacional de la Juventud por la Asamblea General de la ONU en 1999. Son jóvenes cubanos, también, muchos de los que actualmente se encuentran en función de colaboradores de la Salud y la Educación en varias regiones del mundo. Cuestionar esta verdad resulta imposible. El envejecimiento de la población cubana tiene una relación directa con las perspectivas de vida alcanzadas por una nación bloqueada, pero dispuesta a continuar su camino de independencia y soberanía. ¿Quién dijo que todo está perdido? Como dice en su canción la negra Mercedes Sosa: Vengo a ofrecer mi corazón.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Los cañones de agosto

Por RAÚL SAN MIGUEL

Foto: Tomada de la Internet

Tomo como referencia, para este comentario _según aparece en el filme: 13 días_, el título de un libro que citara el ex presidente J.F.Kennedy, en su despacho, durante la Crisis de los Misiles, en octubre de 1962, cuando la tercera guerra mundial pudo tener su epicentro en Cuba.
Lo hago después de leer la reciente exposición del líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, y en la que explica la forma en que Tel Aviv, condiciona el comienzo de la guerra en el Oriente Medio con Washington a la cabeza.
Aunque se trata de un filme, y no es mi propósito evaluar la veracidad de las palabras escritas en el guión, considero que el argumento es documental. El hecho es histórico y las condiciones en que se produjeron las acciones posteriores (la posición del entonces mandatario de la Casa Blanca), de no acceder a la guerra) llevaron, a este presidente de los Estados Unidos: J.F.Kenndy, a la muerte en una extraña conspiración cuyas versiones aún apuntan al brazo oculto de un (un grupo) magnicida en el gobierno de aquella administración norteamericana.
Cito, no textualmente, lo que supongo el presidente Kennedy, decía a dos de sus más íntimos allegados, uno de ellos, el señor Kenny O´Donnell (secretario personal) : “El verano pasado leí un libro: Los cañones de agosto, de la periodista Barbara W. Tuchman* que deberían leerlo los que están en la línea de bloqueo (se refería a los altos mandos militares y la ultraderecha en su gobierno). Continuaba: “En la primera Guerra Mundial, han muerto 13 millones y todo porque los militares de cada alianza creían tener tan claras las predisposiciones y movimientos de la otra que podrían prever sus acciones basándose en la guerra anterior. Pero el mundo y la tecnología habían cambiado. Y, aunque aquello no era válido, era lo único que conocían. Daban las órdenes y no se podían revocar. Ni los soldados, ni los civiles sabían por qué sus vidas estaban siendo destruidas. ¿Y por qué no pudieron pararlo, qué podrían hacer? Y aquí estamos 50 años después. Digamos que ningún barco se resiste a la inspección. Destruimos su timón y lo abordamos. Ellos (los soviéticos) derriban un avión como respuesta. Reaccionamos bombardeando sus bases antiaéreas. Ellos atacan Berlín, así que invadimos Cuba. Ellos (los soviéticos) disparan sus misiles, y nosotros disparamos los nuestros”.

La similitud de aquella escena es siniestramente repetible. Por segunda vez, de acuerdo con los conocimientos escasos que puede tener un periodista, un presidente de los Estados Unidos enfrenta una situación similar. Lo digo sin tener en cuenta otros hechos aislados que no tiene ningún fundamento ejemplificar. Lo cierto es que para el señor Obama _casualmente a quien (durante su campaña por la presidencia) se le comparó con la familia Kennedy, en relación con algunos aspectos de su vida doméstica_, en realidad se encuentra en un callejón sin salida, a menos que actúe en correspondencia con propio juicio a partir de un análisis inteligente de cómo resolver esta crisis a punto de estallar.
El señor presidente Barack Obama, fue considerado la mejor opción, para cambiar la imagen de la administración en los Estados Unidos. Por supuesto, analistas, politólogos, asesores, congresistas, entre otros, sabían (de antemano) que el señor Barack, es considerado un tránsito importante en la nueva proyección de la política exterior de los Estados Unidos.
En un ensayo de James Trauh, publicado por The New York Times, el 4 de noviembre de 2007, exponía: “Es posible que los partidarios de Obama crean que su biografía y ese ángulo de su visión puede ayudar a curar las heridas que nosotros mismos nos hemos causado por nuestra indiferencia hacia los puntos de vista de los demás, y por el aislamiento de un Presidente que se muestra indiferente ante el resto del mundo (se refería, en este caso, al señor George W.Bush)”. Y, agregaba: “En ello radica la fuerza decisiva de la canditatura de Obama”.
Vuelvo a retomar las palabras del expresidente Kennedy: “...Pero el mundo y la tecnología habían cambiado. (…) ¿Y por qué no pudieron pararlo, qué podrían hacer? Y aquí estamos 50 años después…”. Analicen la respuesta, en una entrevista que le fuera realizada al señor Barack Obama, actual presidente de los Estados Unidos, antes de ocupar su puesto en la Oficina Oval. “Hoy estamos clamando porque este país adquiera un liderazgo visionario. Las amenazas de este siglo son más complejas y peligrosas que las enfrentadas en el pasado. Ellas provienen de las armas que pueden matar a gran escala. (…) La administración Bush respondió a los ataques no convencionales del 11 de septiembre con un pensamiento convencional pasado de moda, encarándolos solo con soluciones militares. Esta trágica equivocación nos condujo a la guerra de Irak, que nunca debió ser autorizada ni iniciada. Tras Irak y Abu Grahib (la cárcel donde asesinaron y torturaron a decenas de prisioneros de las tropas invasoras de Iraq) perdió toda la confianza depositada en nuestros propósitos y principios (….)”.
En otra oportunidad me gustaría compartir criterios relacionados con las raíces kenyanas del señor Barack y su relación estrecha con uno de los “tanques pensantes” más reaccionarios de los Estados Unidos, el señor Zbigniew Brzezinski.
Por ahora, como explicara el líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, el señor presidente Barack Obama, tendrá que realizar una difícil tarea en solitario. El estado de Israel está sediento de sangre y desea consumar su propósito de borrar de la faz de la tierra al pueblo palestino. Para lograrlo tiene el poder de las armas nucleares. Solo que espera la acción que la iniciativa salga, como está preestablecido, de una decisión del gobierno de la Casa Blanca. Esperemos que no se equivoque.

Nota: La autora del libro, Barbara W. Tuchman, periodista e historiadora nacida en Nueva York en 1923, narra con profusión de detalles los acontecimientos previos al estallido del conflicto, así como el primer mes de guerra en el transcurso del cual, según esta ganadora del premio Pulitzer, se decidió el desenlace de la misma (aunque la agonía debería prolongarse durante 4 años más).
El libro nos presenta en un estilo directo cuál era el reparto de fuerzas entre las potencias europeas a comienzos del siglo XX, más concretamente, tras la guerra de 1870. Cómo Francia y Alemania concebían planes para aniquilarse los unos a los otros. Y de qué forma, como fichas de dominó, las distintas alianzas se activaron tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo, a manos de un nacionalista serbio.
Aquel crimen fue la llama que prendió la mecha de las ansias de dominación germanas y las ansias de revancha francesas. En cuestión de un mes, toda Europa se vio envuelta en la guerra más cruenta jamás librada hasta la fecha y, debido a la realidad colonial de la época, pronto todo el Mundo se vio implicado.

domingo, 8 de agosto de 2010

Hace calor en la Habana










Por RAÚL SAN MIGUEL

Fotos: SAMUEL PONCE

La Habana todos los días es una ciudad distinta. Lo que marca la diferencia es la temperatura ambiente. Si en la madrugada llovió, entonces se puede observar la humedad dibujando islas y continentes en las paredes de las fachadas de las casas y los edificios. El tema del día, por supuesto, girará en torno a la lluvia y su relación con los problemas de la agricultura que impiden hacer llegar los precios más bajos a los agromercados.
La Habana es una ciudad con muchos rostros en los cuales se refleja esta urbe y cada habitante, tiene en su interior una Habana propia que cambia de acurdo con la temperatura ambiente.
Por eso, en la mañana, después de la lluvia, puedes ver a las personas aglomeradas en las paradas de los ómnibus o en las colas de cualquier lugar donde venden (o se corrió la bola de que sacarán algo a la venta) cosas que no se pueden comprar después.
Cada atardecer tiene un ocaso diferente para las distintas barriadas habaneras. Por ejemplo, en la zona del litoral de Miramar (Playa) son hermosos y solitarios; en cualquier punto del Nuevo Vedado, pueden resultar exclusivos; folklóricos o populares en la parte colonial de la ciudad (Habana Vieja) y así sucesivamente; pero todos tienen que ver con la temperatura ambiente.
La temperatura ambiente resulta determinante para los habaneros, incluso hasta el punto de converger, cientos de capitalinos, en el amplio balcón costero llamado malecón. Allí se puede conseguir cualquier cosa: desde un cifara que te cante una canción por un euro o peso convertible, hasta una chica o chico para evitar que tu soledad naufrague en el aburrimiento. Pero esta convergencia se debe a la temperatura externa y la imposibilidad de combatir el calor con los equipos tecnológicos imprescindibles para un clima como el nuestro: sofocante.

En las noches, es cuando más ausente resulta la Habana. El trajín diurno disminuye, mientras las calles comienzan a perder el encanto de la luz como ocurre en la zona del Capitolio (donde un brillante marca el kilómetro cero de esta Isla) permanece semioscura y en derredor las figuras fantasmagóricas de proxenetas, prostitutas y prostitutos emergen para ocupar su espacio como vampiros sexuales. Por supuesto, también depende de la temperatura ambiente.



















No creo que existe una ciudad más temperamental que La Habana, capaz de sonreír en medio de la más grande tristeza, de las peores dificultades materiales que laceran la economía domésticas de sus habitantes, debido a un absurdo bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, hace casi medio siglo. La presencia de dos monedas oficiales: una con un gran poder adquisitivo (dentro de la Isla) y otra, la de los salarios cobrados por la mayoría, que no representa nada; provoca también cambios de temperatura en los que no pueden dejar algo para combatir el calor con un refrigerio capaz de absorber de un golpe un salario medio; por suerte, es solo un ligero aumento de la temperatura corporal y nada más.

viernes, 6 de agosto de 2010

Tiempos modernos

RAÚL SAN MIGUEL

El mundo está patas arriba, así parece si le miramos desde cualquier ángulo situado en cualquiera de los dos puntos cardinales: el Norte y el Sur. Mientras escribo recuerdo la imagen adelantada del actor Charles Chaplin en la famosa película de la cual utilicé el título para este comentario.
El mundo está patas arriba y sin embargo, al sur no cae nada de los bolsillos del norte. No obstante, los que le han virado preparan misiles y ojivas nucleares para “enderezarlo”. Precisamente, cuando toda la humanidad debería recordar las consecuencias de las bombas lanzadas por aviones norteamericanos sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Solo, que esta vez, han decidido cambiar el escenario, pero no podrán reducir la reacción en cadena que provocaría un “error” de cualquier proyectil lanzado por los ejércitos (liderados por Washington) que maniobran peligrosamente y en franca amenaza de agresión contra la República de Corea del Norte.
El mundo está patas arriba y en las portadas de los diarios aparecen los chismes que se fotografían de representantes de las monarquías, actrices que enseñan sus escuálidos y estilizados cuerpos hasta la pelvis e incluso los glúteos, sin bragas. Personajes que arreglan bodas millonarias para continuar haciendo política entre los invitados y muchísimas imágenes medio porno y porno y medio donde todo se vende y todo se exhibe, menos las patas del mundo hacia arriba.
El mundo está patas arriba y millones de personas quedan sumergidas en la absoluta miseria a la espera de la muerte como única alternativa para sus miserables vidas. Alguien me sugirió que rezara durante una de mis visitas a un portal del ciberespacio. ¿No sé rezar? No, en realidad tendría que hacerlo como Dios manda y para eso nada mejor que escoger mi estos versículos escritos por un hombre del Sur, que no es Dios, pero estoy seguro que alguien en el cielo debió escucharlo, para no repetir el terrible episodio de las guerras mundiales.
Como soy latino del Sur, centroamericano. Quiero compartirles este rezo que fuera concebido por el arcángel Mario Benedetti. Solo, y a modo de sugerencia, desearía que cada cual lo tradujera a su propio credo.


Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

martes, 3 de agosto de 2010

La luna no queda muy lejos


Por RAÚL SAN MIGUEL

Dos noticias ocuparon los mayores espacios de difusión de todo el mundo en los primeros meses de este año: el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, resultó elegido para el Premio Nobel de la Paz, con menos de un años de administración en la Oficina Oval. Sin embargo, el Comité de los nobels no perdió la oportunidad de congratular a quien “representa la imagen de cambio” en el país líder de las coaliciones imperialistas. Y lo del cambio es cierto, no comparto el criterio de algunos analistas que piensan lo contrario del hombre destinado a lanzar una ofensiva para recuperar el espacio perdido por el gobierno de los Estados Unidos en el planeta. Algo así, como la salida al ruedo de un jugador del futbol rugby inteligente y con el rostro de un…, afroamericano.
Como si fuera poco, otra noticia surcó el ciberespacio y desprendió múltiples interrogantes: La NASA lanzaría un proyectil contra la Luna para comprobar la existencia de agua en el satélite natural de la tierra. De antemano, los especialistas, sabían los resultados y de paso el proyectil marcaría el derrotero a seguir para determinar quién manda en el cosmos. Más claro, quienes disponen de la tecnología para basificar (militarmente, por supuesto) la frontera exterior de la tierra y de paso controlar lo que “entra”, lo que sale y todo aquello (satélites) que se pongan en la órbita fuera de los intereses del “gendarme mundial”.
El hecho parecería insólito si no tenemos en cuenta que tal acción acelera los preparativos para el establecimiento de la propiedad norteamericana sobre el líquido (agua lunática) que determinará (posiblemente) el asentamiento de colonias en la Luna y crearía más diferencias en un mundo cada vez más deteriorado y climáticamente agonizante.
Antes los científicos hindúes informaron sobre los datos obtenidos por una nave: la Chandrayaan-1, que detectó la presencia de agua bajo la superficie del satélite natural de la tierra. Como si fuera poco en la austral ciudad chilena de Punta Arenas se estableció el centro de la operación Ice Bridge (de la NASA) y cuyo propósito es desentrañar los secretos de la Antártida, un continente que alberga el 90 por ciento de toda el agua dulce del mundo y es clave en la evolución climática del planeta.
Para lograr sus objetivos, se determinó colocar a bordo de un avión DC-8 (laboratorio aéreo) modernos equipos para estudiar los cambios marinos, un primer grupo de científicos norteamericanos llegará el 12 de octubre a esa zona azotada por los vientos del Estrecho de Magallanes.
Los investigadores estadounidenses aseguraron que realizarían vuelos sobre la Antártida occidental, la Península Antártica y áreas costeras donde persiste la gélida masa blanca, pese al aumento de las temperaturas ante la proximidad del verano. De esta manera podrían obtener información que no puede aportar un satélite artificial.
En medio de este atractivo programa se esconden objetivos no compartidos por el imperio con el resto de las naciones que conforman este planeta. Desde hace mucho tiempo se advierte que será, finalmente, el agua y no los hidrocarburos el recurso que impondrá la condición de dominantes sobre desabastecidos.
No se extrañe el lector si el descubrimiento lunático (y no me burlo con ese término) ya sea amasado por alguna compañía que determine la influencia de estas aguas de la Luna sobre el metabolismo humano, sus propiedades energéticas e influencia en el retraso de la vejez.
Por otra parte, recuérdese, el ejército cibernético que prepara la US Army con divisiones tecnológicas capaces de interferir en las comunicaciones y el funcionamiento vital de los ingenios espaciales de otras naciones; incluso desarticular y sabotear cualquier medio de transferencia y almacenamiento de datos conectado a una red o disparar el misil que inicie la ofensiva descrita en el programa “Guerra de las Galaxias”. Solo que no es galáctica la guerra, sino imperial como tantas otras que se han desarrollado desde el primer imperio hasta la fecha.
El asunto es más serio. La guerra por el control del agua ya se define en estos proyectos. Ese y no otro, resulta el combustible vital para la existencia humana. El propósito de colonizar la luna no será otro paso que el de establecer el control del planeta y un poco más allá… en realidad, la Luna no queda tan lejos.

lunes, 2 de agosto de 2010

Timba con rimba

Por RAÚL SAN MIGUEL
Fotos: Natalie Rodríguez y de la Internet

La música está en las palabras, también en las malas palabras, en el sudor de la hembra que corre desde los pechos estremecidos hasta el vientre, en el sudor del hombre, que la mira y recuerda el horno que le enciende la piel, cuando trabaja. No es música para vagos, no es la música de la chambelona, que se quedó del lado de allá, de los que miran, en silencio y aún sueñan con los esclavos que sirvan del lado de acá. Miran con rabia y desean que las buenas palabras se conviertan en malas palabras por el dolor de lo que falta, de lo que se pierde o de la impotencia. Suena el tambor: pakatá, pakatá, y de timba en tiempo de rimba, de timba y timbales, crecemos, con defectos, no jorobados, con la tierra bajo los pies, crecemos e interrumpimos los sueños de los que miran sus pesadillas desde allá, pa´ver si la timba no suena, si se apaga, si la pudieran apagar, pero escuchan, en silencio, la voz de los timbales que no dicen las palabras buenas que ellos quieren escuchar desde acá. Suena el tambor: pakatá.
Y la música no cambia el ritmo, en la Isla, otra orquesta suena ya, tiene 50 años, Pakatá, Pakatá, esta hecha con azúcar, con el sudor de las cañas, de lo que crece en el pecho, Pakatá, Pakatá. Suena el tambor y ¿no entiendes? ¿Es que no entiendes ya? Con permiso del poeta, Ibbae Guillén o Juan Tomás, que no esperen que la fruta caiga, y caiga del lado de allá, porque han crecido las palmas y el Caguairán anda ya.
Que no esperen la fruta, que no esperen que caiga, porque mientras escribo, escucho la timba con rimba y no hay palabras que la maduren, ni brazos que la alcancen bajito, aunque lloren de impotencia. La timba suena a timbales y sigue del lado de acá. Pakatá.










¿Epílogo?
PROBLEMAS DEL SUBDESARROLLO
Monsieur Dupont te llama inculto,
porque ignoras cuál era el nieto
preferido de Victor Hugo.

Herr Müller se ha puesto a gritar,
porque no sabes el día
(exacto) en que murió Bismark.
Tu amigo Mr. Smith,
inglés o yanqui, yo no lo sé,
se subleva cuando escribes shell.
(Parece que ahorras una ele,
y que además pronuncias chel.)

Bueno ¿y qué?
Cuando te toque a ti,
mándales decir cacarajícara
y que donde está el Aconcagua,
y que quién era Sucre,
y que en qué lugar de este planeta
murió Martí.

Un favor:
que te hablen siempre en español.

El negro Nicolás, Ibbaé, Pakatá, Pakatá

Timba con rimba


La música está en las palabras, también en las malas palabras, en el sudor de la hembra que corre desde los pechos estremecidos hasta el vientre, en el sudor del hombre, que la mira y recuerda el horno que le enciende la piel, cuando trabaja. No es música para vagos, no es la música de la chambelona, que se quedó del lado de allá, de los que miran, en silencio y aún sueñan con los esclavos que sirvan del lado de acá. Miran con rabia y desean que las buenas palabras se conviertan en malas palabras por el dolor de lo que falta, de lo que se pierde o de la impotencia. Suena el tambor: pakatá, pakatá, y de timba en tiempo de rimba, de timba y timbales, crecemos, con defectos, no jorobados, con la tierra bajo los pies, crecemos e interrumpimos los sueños de los que miran sus pesadillas desde allá, pa´ver si la timba no suena, si se apaga, si la pudieran apagar, pero escuchan, en silencio, la voz de los timbales que no dicen las palabras buenas que ellos quieren escuchar desde acá. Suena el tambor: pakatá. Y la música no cambia el ritmo, en la Isla, otra orquesta suena ya, tiene 50 años, Pakatá, Pakatá, esta hecha con azúcar, con el sudor de las cañas, de lo que crece en el pecho, Pakatá, Pakatá. Suena el tambor y ¿no entiendes? ¿Es que no entiendes ya? Con permiso del poeta, Ibbae Guillén o Juan Tomás, que no esperen que la fruta caiga, y caiga del lado de allá, porque han crecido las palmas y el Caguairán anda ya. Que no esperen la fruta, que no esperen que caiga, porque mientras escribo, escucho la timba con rimba y no hay palabras que la maduren, ni brazos que la alcancen bajito, aunque lloren de impotencia. La timba suena a timbales y sigue del lado de acá. Pakatá.

Timba con rimba



La música está en las palabras, también en las malas palabras, en el sudor de la hembra que corre desde los pechos estremecidos hasta el vientre, en el sudor del hombre, que la mira y recuerda el horno que le enciende la piel, cuando trabaja. No es música para vagos, no es la música de la chambelona, que se quedó del lado de allá, de los que miran, en silencio y aún sueñan con los esclavos que sirvan del lado de acá. Miran con rabia y desean que las buenas palabras se conviertan en malas palabras por el dolor de lo que falta, de lo que se pierde o de la impotencia. Suena el tambor: pakatá, pakatá, y de timba en tiempo de rimba, de timba y timbales, crecemos, con defectos, no jorobados, con la tierra bajo los pies, crecemos e interrumpimos los sueños de los que miran sus pesadillas desde allá, pa´ver si la timba no suena, si se apaga, si la pudieran apagar, pero escuchan, en silencio, la voz de los timbales que no dicen las palabras buenas que ellos quieren escuchar desde acá. Suena el tambor: pakatá. Y la música no cambia el ritmo, en la Isla, otra orquesta suena ya, tiene 50 años, Pakatá, Pakatá, esta hecha con azúcar, con el sudor de las cañas, de lo que crece en el pecho, Pakatá, Pakatá. Suena el tambor y ¿no entiendes? ¿Es que no entiendes ya? Con permiso del poeta, Ibbae Guillén o Juan Tomás, que no esperen que la fruta caiga, y caiga del lado de allá, porque han crecido las palmas y el Caguairán anda ya. Que no esperen la fruta, que no esperen que caiga, porque mientras escribo, escucho la timba con rimba y no hay palabras que la maduren, ni brazos que la alcancen bajito, aunque lloren de impotencia. La timba suena a timbales y sigue del lado de acá. Pakatá.