miércoles, 14 de julio de 2010

El país de las guerras largas




Por Raúl San Miguel

Foto: Tomada de Internet

Ninguna nación en el planeta posee el presupuesto que emplea el gobierno de los Estados Unidos para desarrollar tecnologías de perfil militar. Ninguno puede destinar cientos de millones de dólares cada año para construir armas, incluidas las más modernas y sofisticadas para la destrucción masiva. Por supuesto, ninguna otra nación en la tierra posee más bases, para su ejército, diseminadas por todos los puntos geográficos del planeta.
La proyección de la doctrina militar estadounidense es independiente a la “política” que esgrime el presidente de turno en la Casa Blanca. Por ejemplo, el presidente puede recibir un Premio Nobel de la Paz como, es el caso del señor Barack Obama, sin embargo, apoya la estrategia (trazada prácticamente desde el surgimiento de la Unión) para mantener una posición dominante en el mundo, más aún, una posición de imperio.
Mencionar las cifras de este presupuesto no resultaría necesario. Solo baste decir que todo el dinero empleado para mantener un ejército de ocupación en Afganistán, Iraq, en la Base Naval de Guantánamo (mantenida a pesar de los rechazos del gobierno y el pueblo cubanos) y alistar decenas de buques y aviones para un posible ataque contra Irán, es más que suficiente argumento en relación con el costo económico de todo ese arsenal de hombres y armas.





Con el dinero empleado para construir un portaviones o un submarino nuclear, podría garantizarse (con mayor rapidez) un programa de resarcimiento y apoyo a las víctimas del terremoto de Haití, donde la “ayuda” de Washington, resultó una especie de ocupación asegurada por el río revuelto que provocó el sismo.
El precio pagado para el establecimiento de un sistema de respuesta (escudo antimisiles) _que en realidad tiene un carácter ofensivo_ alcanza una cifra multimillonaria con la cual pudieran resolverse parte de los problemas que enfrentan la mayor parte de la población en los propios Estados Unidos en cuanto a un sistema de Salud que incluya la atención de millones de norteamericanos desprotegidos por carecer del dinero para costear un seguro médico.




La creación de zonas de conflicto bélico permanente (guerras de mediano alcance, con armas de alto poder destructivo) ha creado situaciones incontrolables en las naciones víctimas como es el caso de Iraq. Por ejemplo, la infraestructura de la nación persa, sus históricas riquezas culturales y sus recursos naturales han sido saqueados ferozmente por los ocupantes (coalición británica-estadounidense a la cual se unieron países como España, Polonia, etc, etc, etc, todos muy conocidos, incluso por el permiso de vuelos secretos con “prisioneros” de guerra que son sometidos a torturas y exclusión de todos los derechos internacionales en cárceles ocultas en bases militares de todo el mundo, incluido buques de guerra). ¿En cuántos museos privados no se encuentran muchas de estas joyas culturales saqueadas de Iraq?
Para no perder la línea, solo baste decir que la industria bélica de los Estados Unidos (agrego filiales ubicadas en otras naciones y con fines aparentemente de uso civil) genera billones de dólares anualmente no solo en productos terminados como el caso de armas robots, sino en proyectos de mediano plazo que involucran el talento científico de corporaciones fabricantes de equipos para la aeronáutica por citar algunos.


Como me propuse en estos CINCOMINUTOS, expongo al lector algunos criterios bajados de un razonamiento lógico; sin pretender acopiar cifras disueltas en el ciberespacio que pueden estar a su alcance en cualquier momento. Lo importante es que razonen, compartan criterios, observen. No existen guerras lejanas en un planeta donde se puede volar de la noche a la mañana en pocas horas, donde los servicios de internet superan la imaginación y nos hace pensar a la velocidad de la luz. Quizá a quienes no les preocupe el futuro, tampoco este comentario pudiera tener sentido. Solo que pensar CINCOMINUTOS entre millones sería un razonamiento compartido o no, pero elocuente en relación con el peligro de una conflagración mundial provocada por el fracaso de la política imperial de la Casa Blanca y los errores cometidos por las administraciones anteriores e incluye a la del actual presidente, el señor Barack Obama.