jueves, 14 de octubre de 2010

Secretos de bolsillo

Raúl San Miguel

Ilustración Coto

Después de leer el artículo (cuarto) de la serie El imperio por dentro, publicado por Cubadebate y bajó la certera opinión de Fidel Castro Ruz, no he dejado de preguntarme sobre cómo es posible que al presidente norteamericano Barack Obama, pudiera habérsele adelantado (así, prematura y apuradamente se hizo) la condición de Premio Nobel de la Paz. Y me preguntó: ¿Alguien metió sus manos para determinar en la “decisión” de la Academia Sueca? Por supuesto.

Resulta que el señor Obama, y sería bueno tener en cuenta todos sus discursos preelectorales, arremetió contra el señor George W.Bush, hartamente conocido (en el planeta) por su cowboyana forma para comandar sus fuerzas militares en los teatro de operaciones abiertas: Iraq y Afganistán, mientras se mantenían presentes en otros conflictos de baja intensidad en diferentes “puntos oscuros” del planeta (léase sudamérica, específicamente: Honduras, Bolivia, Venezuela, Colombia y, recientemente, Ecuador) con tropas elite que se apoyan en los reportes de sus agencias de inteligencias y la cobertura logística (cabildeo) de sus representantes de estas agencias en las sedes diplomáticas.

En este sentido quisiera detenerme y recordar que, en su proyecto de “guerra suave”, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, pone dos cartas sobre la mesa: una determina el tiempo en que deben realizarse los procesos de pacificación (que, en términos militares representa el trabajo de inteligencia a realizarse en las naciones militarmente ocupadas) y la otra, representa el espacio a ocupar (intereses netamente económicos del imperio, léase: recursos del país invadido).

De acuerdo con los argumentos expuestos por el líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel, la situación en el Oriente Medio se ha tornado en una fumarola que expide fuego dentro de la Oficina Oval. Es así como lo imagino después de la respuesta y posición del General Petraeus con respecto a las interrogantes del presidente para resolver el conflicto de enviar o no más tropas a las zonas donde crearon el conflicto bélico. Por supuesto, Petraeus se apoyaba en un manual titulado “Lecciones sobre la reconciliación”.

Una vez más el maquillaje “pacificista” con el cual la Academia Sueca de los Nobels se apresuró a colocar sobre el rostro del señor Obama, se derrite ante la realidad.

Fidel en su artículo expone, al respecto, los verdaderos propósitos guerreristas de la actual presidencia norteamericana:
“Obama deseaba tomar una decisión antes de su viaje por Asia. Dijo que aún no se le habían presentado dos opciones, que eran los 40 000 efectivos o nada. Dijo que quería una nueva opción esa misma semana. Tenía en su mano un memorando de dos hojas enviado por su director de presupuesto, Peter Orszag, con el estimado de los costos de la guerra en Afganistán. Según la estrategia recomendada por McChrystal, el costo durante los próximos 10 años sería 889 mil millones de dólares, casi 1 billón de dólares”.
Dinero, que apunto, paga el contribuyente de su bolsillo y en medio de una feroz crisis que demostró de qué lado se coloca el poder cuando se trata de decisiones (léase salvar a los poderosos) En este sentido la carta tiempo significa dinero y el señor Barack, estalló: “‘Esto no es lo que yo estoy buscando’, dijo Obama. ‘No voy a prolongar esto durante diez años; no voy a enfrascarme en la construcción de una nación (recuerden lo que advertí al principio en relación con el “proceso de pacificación”) a largo plazo. No voy a gastar un billón de dólares”. Y agregó: “Esto no está en función del interés nacional. Sí, es necesario internacionalizar esta situación. Esa es una de las grandes fallas del plan que se me ha presentado”.
¿Acaso el contribuyente norteamericano está dispuesto a continuar sufragando las guerras? ¿Acaso están contentos los familiares de las víctimas de esta guerra? Esta pregunta no es exclusiva para referirme a los invasores, sino a los miles de muertos, mutilados, huérfanos y la situación de un país cuya geografía urbana ha sido borrada y, en consecuencia, sustituida por un paisaje desolador. Eso ocurre en Iraq y Afganistán. El término ingobernabilidad, advertido por Fidel con relación a las pretensiones imperiales de gobernar el mundo, se pone de manifiesto en ambos ejemplos.



El señor presidente Barack Obama había anunciado, públicamente, que reduciría las tropas dislocadas en los países invadidos y haría una retirada paulatina de su ejército. Nada más lejos de la verdad. En su artículo el líder de la Revolución cubana subraya en los capítulos 26 y 27 de esta serie de trabajos periodísticos:
“El 27 de noviembre Obama invitó nuevamente a Colin Powell a su oficina para una conversación privada. El Presidente le dijo que se estaba debatiendo entre varios puntos de vista diferentes. Los militares se habían unido para apoyar a McChrystal y su solicitud de 40 000 efectivos, y sus asesores políticos estaban muy escépticos. Él continuaba pidiendo nuevos enfoques, pero seguían dándole las mismas opciones.
“Powell le dijo: ‘Usted no tiene por qué aguantar eso. Usted es el Comandante en Jefe. Esos tipos trabajan para usted. El hecho de que adopten una posición unánime en sus recomendaciones no significa que las mismas sean las correctas. Generales hay varios, pero existe sólo un Comandante en Jefe.’
“Obama consideraba a Powell un amigo.
“Un día después de Acción de Gracias, Jones, Donilon, Emmanuel, McDonough, Lute y el coronel John Tien, veterano de Irak, fueron a ver al Presidente en su oficina. Obama preguntó por qué se reunían de nuevo con él para tratar el mismo tema. ‘Pensé que esto se había acabado el miércoles’, expresó.
“Donilon y Lute le explicaron que aún había preguntas del Pentágono que no se habían respondido, y ellos querían saber si se aceptaba un incremento del 10 por ciento a la cifra de efectivos, con lo cual se incluiría a los facilitadores.
“El Presidente, exasperado, dijo que no, que sólo los 30 000, y preguntó el porqué de aquella reunión después que todos habían estado de acuerdo. Al Presidente se le dijo que aún se estaba trabajando con los militares. Ellos querían ahora que los 30 000 efectivos estuviesen en Afganistán en el verano.
“Parecía que el Pentágono estaba abriendo de nuevo cada uno de los temas. También se estaba cuestionando la fecha de retirada de las tropas (julio de 2011). Gates prefería que fuera seis meses después (finales de 2011).
“‘Estoy molesto’, dijo Obama, sin alzar la voz. Parecía que todos los temas iban a ser nuevamente discutidos, negociados o esclarecidos. Obama les dijo que estaba dispuesto a dar marcha atrás y aceptar el envío de 10 000 asesores. Y esa sería la cifra definitiva.
“Esto era una controversia que enfrentaba al Presidente y al sistema militar. Donilon se asombraba de ver el poder político que los militares estaban ejerciendo, pero se daba cuenta de que la Casa Blanca tenía que ser el corredor de larga distancia en esta competencia.
“Obama continuaba trabajando con Donilon, Lute y los demás. Comenzó a dictar precisamente lo que quería, elaborando lo que Donilon llamó una ‘hoja de plazos y condiciones’, similar al documento legal utilizado en una transacción comercial. Acordó que el concepto estratégico de la operación sería ‘degradar’ al Talibán, no desmantelarlo, ni destruirlo ni derrotarlo. Copió al calco las seis misiones militares requeridas para revertir el auge del Talibán.
“Pero los civiles en el Pentágono y el Estado Mayor trataban de expandir la estrategia.
“‘Ustedes no le pueden hacer eso al Presidente’, les decía Donilon. ‘Eso no era lo que Obama quería. Él quería una misión más reducida.’ Pero la presión continuaba.
“‘Ponle restricciones’, le ordenaba Obama. Pero cuando Donilon regresaba del Pentágono venía con más adiciones, y no menos. Una de ellas era enviarle un mensaje a Al Qaeda. ‘Eso no lo vamos a hacer’, dijo el Presidente cuando se enteró.
“Donilon se sentía como si estuviese reescribiendo las mismas órdenes diez veces.
“Del Pentágono seguían llegando solicitudes para misiones colaterales. Obama seguía diciendo que no”.
¿La potencia militar más agresiva del mundo semeja un buque, al pairo, en medio de un temporal? Nada de lo expuesto en cada capítulo de esta serie de reflexiones de Fidel se aparta un ápice de la realidad. Incluso, aunque la gran prensa al servicio de los intereses hegemónicos prefiere alistarse como rampa de lanzamientos para misiles mediáticos, pero ninguna de estas verdades podría ocultarse. Solo basta echar una ojeada al mundo para descubrir estos “secretos de bolsillo”.