miércoles, 1 de abril de 2015

Una realidad que urge cambiar





“Se necesita ahora más que nunca,
templos de amor y humanidad
que desaten todo lo que hay en el hombre de generoso
y sujeten todo lo que hay en él, de crudo y vil”. José Martí.

Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet
Foto (al final) Bankai

Un poco más de dos años de darse a conocer una nota oficial relacionada con la revalorización de la moneda cubana y la posible emisión de nuevos billetes despertó interrogantes y expectativas en una nación agobiada por la extrema situación de la economía interna, la extenuada economía doméstica, el alza de los precios ante una creciente diversificación de trabajos por cuenta propia que, como mare nostrum, arrastró a millones de personas al río revuelto donde pescan los oportunistas.
En consecuencia la economía interna mantuvo sus indicadores estáticos y la “danza de millones de pesos” se realiza fuera de los bancos. El circulante, de ningún modo, fue canalizado a las arcas del estado y las fisuras en los mecanismos de administración y control empresarial demuestran que resultaron cada vez más ineficientes, salvo casos muy puntuales.
A finales de diciembre del pasado año se inició el cabildeo del gobierno de los Estados Unidos para darle el tiro de gracia a la Mayor de las Antillas bajo la promesa (del señor Barack Obama) de una supuesta normalización de las relaciones diplomáticas bajo condición de bloqueo y con la inamovilidad de todas las cláusulas insertadas en las leyes extraterritoriales impuestas por Washington contra Cuba.
Se precisa de inteligencia para enfrentar (esta) una de las peores etapas que atraviesa la Revolución cubana. Retomo el artículo que publiqué en mi perfil de Facebook, a propósito de la información que relaciona este análisis, en octubre de 2013. Cito:

La Nota Oficial publicada con respecto al proceso de revalorización de la moneda cubana ha provocado un sinnúmero de interrogantes en una población que, desde hace mucho tiempo, sufre los problemas relacionados con la dualidad de dos monedas (CUC y CUP) que establecen una enorme diferencia en cuanto al poder adquisitivo (25 pesos CUP por 1 CUP) de los nacionales, en un mercado cada vez más restringido al salario promedio de cualquier trabajador vinculado al sector estatal (la mayoría en Cuba).
Aclaro, que los trabajadores vinculados al sector por cuenta propia (como fuerza laboral, no propietarios) sienten el incentivo de ganar (en una jornada) más de lo que puede obtener, en un mes, un profesional graduado en cualquier especialidad de nivel superior. Es la dura realidad _que también debe y puede ser cambiada_, aunque no dejamos de reconocer que intervienen otros factores relacionados con los beneficios que recibimos, todos (sin excepción) y por igual en nuestra sociedad.
En su primer párrafo, la Nota Oficial, expone que el Lineamiento No. 55 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado por el VI Congreso del PCC plantea: "Se avanzará hacia la unificación monetaria, teniendo en cuenta la productividad del trabajo y la efectividad de los mecanismos distributivos y redistributivos. Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo".
“En cumplimiento de dicho Lineamiento, ha sido acordado por el Consejo de Ministros poner en vigor el cronograma de ejecución de las medidas que conducirán a la unificación monetaria y cambiaria”.
Sin embargo, algunos observadores foráneos y escépticos, pretenden hacer ver lo oscuro donde se percibe luz, con los cambios que se producen en Cuba. Sucede, cada vez que se pone en vigor una de las medidas contenidas en los Lineamientos, después del VI Congreso del Partido Comunista, en mi país. Las expectativas, de los cubanos, que residimos en la Isla, responden a la lógica confianza en la dirección de la Revolución (identificada con el Partido Comunista), no a la incertidumbre.
En el Lineamiento No. 55, se deja claro que: “Por su complejidad, este proceso exigirá una rigurosa preparación y ejecución, tanto en el plano objetivo como subjetivo”) _, como un proceso imprescindible para el desarrollo real del país y la búsqueda de la independencia económica (disminución de importaciones y aumento de la capacidad exportable de la nación), a partir del incremento de la productividad en todos los sectores de la producción y los servicios.
También es cierto que, la Nota Oficial, ha provocado un inevitable debate público. Sobre todo porque se conoce del incremento relacionado con el número de personas que asumen el trabajo por cuenta propia y la extensión de licencias a diferentes modalidades de producción y servicios, ha resultado un detonante que pone un punto rojo (en mi criterio, para realizar este análisis) con respecto a la existencia de una sola moneda. Si bien es necesario que se introduzcan, estos cambios, también resulta importante garantizar el control del flujo del peculio que se genera en un mercado no estatal, que se multiplica y _comienza a mostrar signos de crecimiento del dinero circulante fuera de los bancos_ y establece un cierto monopolio sobre los precios (a productos y servicios), a pesar de las regulaciones vigentes. Por supuesto, este aumento del circulante fuera de los bancos, impide el control, del Estado, sobre el dinero y no se corresponde con los intereses para el desarrollo del país, así como el estímulo del trabajo como forma de aumentar la eficiencia y productividad necesarias para revalorizar el CUP.
Otra cuestión a tener en cuenta en este “punto rojo” (en mi análisis) debe cambiar las reglas con respecto a los ingresos recibidos por los profesionales egresados de las diferentes carreras técnicas y especialidades de nivel medio y superior. Ningún país del mundo puede darse el lujo de invertir millones de dólares en ofrecer preparación técnica y profesional a sus ciudadanos (en forma gratuita hasta la Universidad) y luego “perderlos”, porque se dediquen al trabajo por cuenta propia, cuando pueden reportar mayores beneficios al desarrollo de la nación. Por ejemplo, es necesario que el valor de la moneda _obtenida por el salario, vinculado a un empleo estatal o privado_, responda y garantice el poder adquisitivo del CUP, productos y servicios en el mercado.
Otro ejemplo. el Lineamiento 49, establece que la “…correspondencia entre el crecimiento de la cantidad de dinero en poder de la población y de la circulación mercantil minorista, así como la posibilidad de conducir esta relación de forma planificada, continuará siendo el instrumento clave para lograr la estabilidad monetaria y cambiaria en dicho sector, condición necesaria
para avanzar en el restablecimiento del funcionamiento de la ley de distribución
Socialista, “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.
Comenzar por las entidades jurídicas (empresas, organismos e instituciones, entre otros) no puede pasar inadvertido. La mayoría de los trabajadores cubanos responden al sector estatal. Por tanto, en este sector laboral, aun se observan muchos de los vicios que condujeron a graves indisciplinas tecnológicas, violaciones de los procesos inversionistas, deficiente organización y planificación que terminaron por lastrar el interés por un salario que no reporta ningún beneficio y muchos menos puede ser considerado importante para satisfacer las necesidades individuales y de la familia. Además, no se puede obviar, la pérdida (por ineficiencia _en mi criterio_ del control de la oferta, mediante los mecanismos regulatorios (vigentes) e imprescindibles para lograr establecer los topes a los precios de los alimentos en los agromercados en manos de cuentapropistas.
En este sentido debo advertir que los altos precios (en los agromercados) no se diferencian con los de productos adquiridos en cualquier ciudad, medianamente urbana, del interior del país con respecto a la capital.
Existe una frase muy cubana que expresa: “Para el cubano lo más importante es tener (poder comprar bueno y barato) comida, productos de aseo personal y ropa (incluye calzado). Pero también es cierto que ese concepto responde, precisamente, a las posibilidades que obtuvo, el cubano, después de enero de 1959, como ciudadano. Por supuesto, no todos los cubanos, durante la seudorepública, podían disfrutar de otras cuestiones, también básicas, y elementales que hoy recibimos: derecho a la Educación (obligatoria desde las edades tempranas) y la Salud. Habría que preguntarles a los tatarabuelos y tatarabuelas (en ese orden si tenemos en cuenta que el 70 por ciento de la población actual nació o creció bajo los rigores del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos). Habría que preguntarles qué significaba “tiempo muerto”, de lo contrario solo basta observar las consecuencias (generadas por el capitalismo y sus crisis) que, actualmente, se observan en otras latitudes y no excluyen, siquiera a los ciudadanos de las naciones del llamado primer mundo. Aclarado esto, sigo mi análisis.
Decía que el dinero circulante en Cuba, actualmente, no responde a los objetivos de la Política Monetaria, si tenemos en cuenta que la Estabilidad Monetaria (se relaciona con la inflación y el tipo de cambio) implica la estabilidad de la moneda y su poder adquisitivo. Por tanto requiere la estabilidad del producto (oferta en el mercado) y el empleo. Este último debe permitir la estabilidad del sistema de pagos y en consecuencia posibilitar la regulación y supervisión del sistema financiero. O sea, el control de la cantidad de dinero en correspondencia con las necesidades de la economía (cubana) para respaldar sus transacciones (su volumen equivale al PIB).
Por otra parte, en Cuba, el precio de la carne de puerco en el mercado agropecuario, condiciona (prácticamente) el resto de las tarifas para productos y servicios no estatales, o sea en manos de cuentapropistas. Del precio (no su costo de producción) de este producto depende, prácticamente todo lo demás, casi sin exclusiones. La posibilidad de bajarlo, también, depende de la estrategia que siga el Estado con los precios para los alimentos equivalentes (grasa y proteína): pollo y aceite que comercializa en la red de puntos de venta con CUC (25 CUP por cada CUC). Ningún comerciante privado estaría dispuesto a vender la libra de carne de puerco por un precio inferior a los 25 CUP.
En una de sus intervenciones el Vicepresidente Marino Murillo Jorge, declaró que: “se perfeccionan los instrumentos para mantener el control sobre la emisión monetaria y se vienen incorporando un grupo de técnicas por el Banco Central de Cuba, el Ministerio de Economía y otros organismos en la conducción de la economía y se han incorporado instrumentos nuevos”. Y asegura que: “(...) otras formas (...) en su conjunto hagan la economía más eficiente. Por lo tanto en término de gestión habrá que hacer lo que haga falta para que la economía sea más eficiente; pero tiene un límite, que son los límites del sistema. ¿Y cuáles son los límites del sistema? La propiedad social sobre los medios de producción. Por eso el concepto de actualización y no otro concepto, porque actualizar el modelo no cambia la base estructural sobre la propiedad de los medios fundamentales de producción. Es bueno que eso se tenga bien claro: No hay transformación de la propiedad.”
De esta forma deja claro la esencia de los cambios en Cuba con respecto a la continuidad del Socialismo.
Los desequilibrios monetarios se expresan en inflación de manera explícita: si crece la cantidad de dinero, pero los precios de los productos (administrativamente) fijos y el exceso de saldos monetarios conduce al ahorro forzoso y la escasez. De ahí que la expectativa, con respecto a emplear una sola moneda, crece. Muchos se refieren a la Nota Oficial como el precedente de un “cambio” de moneda como sucedió, en la primera década de la Revolución, que obligue al desembolso de las arcas infladas, durante años, por el mercado informal.
Por supuesto, en la propia Nota Oficial, se expresa: “(…) la unificación monetaria y cambiaria no es una medida que resuelve por sí sola todos los problemas actuales de la economía, pero su aplicación es imprescindible a fin de garantizar el restablecimiento del valor del peso cubano y de sus funciones como dinero, es decir de unidad de cuenta, medio de pago y de atesoramiento”.
(…)
“En este sentido, el proceso de unificación monetaria respeta los principios de que la confianza ganada por las personas que han mantenido sus ahorros en los bancos cubanos en CUC, otras divisas internacionales y CUP, se conserve intacta y que continuará aplicándose la política vigente de subsidios a precios minoristas y a personas donde sea necesario, en tanto las condiciones económicas del país lo requieran. El CUC al igual que el CUP son monedas cubanas emitidas por el Banco Central de Cuba y mantendrán su total respaldo”.
De esta forma no pueden compararse ambos procesos, determinados por circunstancias históricas, políticas, económicas y sociales, diferentes.

13 de octubre de 2013.