jueves, 23 de junio de 2011

El Che y el hombre nuevo



Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

La proyección del Comandante Ernesto Che Guevara, desde que iniciara su periplo, por sudamérica, junto al amigo Alberto Granados, resultó determinante en la formación de un pensamiento revolucionario avanzado. La difícil realidad de nuestros pueblos del Sur, marcados por siglos de explotación debía ser cambiada radicalmente. Su incorporación a la expedición de Fidel, en el Granma, marcaría el derrotero definitivo de su vida que se convertiría en legado para las nuevas generaciones de juventudes en todas las naciones.

Desde la etapa de su formación guerrillera, los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, centraron sus planes en la eliminación física del Che. Para los analistas de la CIA, la participación del Che en los destinos de la Revolución cubana fue considerada como un peligroso ejemplo por su potencial ideológicio antimperialista, en toda su proyección, dentro de los movimientos de liberación nacional que, por aquella etapa, tenían su auge en diferentes naciones del llamado tercer mundo.

Con relación a la formación del hombre nuevo, a partir del triunfo de la Revolución cubana, el Che se apoyaba y defendía la necesidad de romper las viejas estructuras de relación de producción capitalista y la creación de las bases para la formación de valores éticos basados en los principios marxistas que forman parte de indispensable de la ideología defendida por la Revolución cubana en la construcción del Socialismo. Es por esto que se le considera un creador en la teoría y en la práctica de la edificación de la nueva sociedad en Cuba. Es también la razón de que se estudie su pensamiento económico, avanzado, en los nuevos cambios que se aplicaron en los lineamientos de la restructuración de la economía cubana a partir del VI Congreso del Partido de los comunistas cubanos.

Desde sus primeras acciones al servicio de la Revolución, el Che, elaboró y fundamentó, desde las posiciones del marxismo- leninismo, una concepción integral, coherente y profunda de cómo podían y debían actuar los revolucionarios en la construcción del socialismo y el comunismo, lo que define, también, “como hombre de doctrina, como hombre de doctrina, fue capaz de elaborar instrumentos, principios que, sin duda, son esenciales en el camino revolucionario”.

Desde su puesto al frente de importantes tareas en Cuba, definió la estrategia y sentó las bases para la aplicación de una teoría del período de transición al comunismo cuyo sistema de dirección económica sustenta la posibilidad de edificarla nueva sociedad de un país subdesarrollados por caminos legítimamente revolucionarios. Este sistema considera que la palanca fundamental de la construcción del socialismo en la sociedad humana debía ser de los estímulos morales, “... sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social”. Modelo que permite, a su vez, desarrollar constantemente la propia teoría como única vía para crear una ciencia marxista - leninista del período de transición útil a cada práctica revolucionaria.

Afirmaba que la ideología establece las metas, y la ciencia puntualiza las posibilidades de alcanzarlas y estructura las vías de hacerlo. Nadie puede hacer ciencia de lo inexistente; por ello la ideología y la conciencia de lo que se quiere superar desempeñan un papel importante.

Sin embargo, la primera meta del Che fue poner a prueba, constantemente, su capacidad de trabajo. Su ejemplo, desde los días de la guerra y mucho antes durante su periplo en motocicleta por sudamérica junto al amigo Alberto Granados, le llevó al sacrificio en cada tarea. Existen numerosas anécdotas de los hombres y mujeres que tuvieron el privilegio de trabajar cerca del Che. Aún se le recuerda entre los obreros textiles de varias fábricas en Cuba. Pero sobre todo, no es un mito. El Che, es la simiente del hombre nuevo que nació en Rosario, Argentina, el 14 de Junio de 1928.

No solo debemos recordarle como un hombre de acción y modelo de revolucionario en sus facetas de guerrillero y militar, exigente dirigente económico, formador de cuadros, sino como ejemplo de conducta austera y de honestidad, dispuesto siempre a cumplir las tareas que se le asignaran y a luchar hasta ofrendar la vida por la causa de los humildes y explotados en cualquier parte del mundo.

Sus discursos en la Asamblea General de la ONU y la Reunión en Punta del Este, Uruguay, en 1961, su protagonistmo como impulsor y ejemplo del trabajo voluntario en Cuba y cronista de la Revolución, definen la vida de este hombre alcanzable y temido aun por el imperialismo. Así, se le puede escuchar en su voz y en el tableteo de su ametralladora, sin dar un tantito así al imperialismo, entre cada una de las páginas de sus escritos más notables y en los cuales se encuentran los textos: Pasajes de la guerra revolucionaria, La guerra de guerrillas, Mensaje a la Tricontinental, El Socialismo y el hombre en Cuba. (Final)