sábado, 10 de enero de 2015

La casa de brujas






Raúl San Miguel
Ilustración Samuel (sobre una imagen tomada de la Internet que me sirvió de base para colocar a mi ciberespacial bruja).

“La vida es un soplido del viento hoy estamos y mañana no. hay que amar y vivir en paz. Para sentir la   brisa que nos llega desde las raíces, como el mar estremece las rocas, (…) RSM


Nunca estuve tan convencido de la existencia real de las brujas hasta que no cursé el segundo año de la carrera en la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Habana. Entonces nos habían cambiado la sede, ubicada en la Facultad de Artes y Letras, para una casona en la calle G, muy cerca de la avenida 23, un lugar que –durante los años ochenta- alcanzó el clímax para las reuniones de los entonces (éramos) jóvenes de mi generación se planteaban argumentos que hacían recordar la presencia del tristemente célebre período gris entre los intelectuales precedentes. Carlos Varela, lanzaba su flecha, con carcaj incluido sobre la cabeza de quienes no entendían el reclamo en las letras de sus canciones.
Recuerdo que asumimos la reparación del inmueble y un grupo de estudiantes, inspirados, subimos a los techos para cambiar las tejas y pintarlas de verde, toda una experiencia nueva que nos ofrecía la posibilidad de alternar en varios oficios relacionados con la albañilería, la pintura de fachadas e interiores y la restauración del lugar donde prepararíamos y defenderíamos nuestras tesis de grado.
En medio de tal ebullición laboral, nos propusieron realizar una especie de pasquín con la característica mural donde podíamos descargar nuestros criterios e incluso realizar caricaturas de todo tipo, en forma pública (firmado) o en el anonimato.
Recuerdo que, desde el principio, la idea prendió con la fuerza del fuego alimentado por la necesidad de expresar lo que al siguiente día aparecería en el pasquín. Se me ocurrió hacer algunas caricaturas y, teniendo en cuenta, las características arquitectónicas del hermoso inmueble y el conocimiento de sus áticos, fue bastante febril la idea de llevar al papel una representación de sus ocupantes: alumnos y docentes, convertidos en brujas. No había otra intención e incluso, coloqué un parqueo para las escobas… Quería representar una casa de brujas.
El dibujo no traería mayores cuestiones sino fuera porque su impacto o lectura tergiversada trascendió cualquier variante de la imaginación del autor (en mi caso) al vincularlo con una cuestión política y expresar que la caricatura era una falta de respeto y se burlaba de los profesores y profesoras a los cuales llamaba brujas.
Debo confesar, un cuarto de siglo después, que no pude dejar de reírme. Por supuesto, nadie, solo yo sabía quién lo había realizado. No obstante, el debate fue de aula en aula (solo había un grupo por año) en busca del responsable de tamaño sacrilegio. En consecuencia, el pasquín, casi fue proscrito y conocí que uno de los profesores, el más exigente, devino el más extremista: de hecho algunos de sus artículos publicados en El Nuevo Herald, y en otros diarios de la Florida, lo demuestran.
Por mi parte descubrí que podría combinar el humor con el análisis político y, aunque no lo exploté en todas las posibilidades, sí recuerdo de mi época en el semanario el habanero, de la antigua provincia La Habana (hoy Mayabeque y Artemisa), hice algunas ilustraciones de corte humorístico general y político. Una de ellas, en la cual ridiculizaba al sanguinario Ariel Sharon, el propio director de la publicación, me impidió llevarla a imprenta, bajo el supuesto de que estaba muy fuerte.
Había caricaturizado al carnicero de Sabra y Chatila, Ariel Sharon, sentado en un inodoro sanitario, con una subametralladora de fabricación israelí, sobre sus piernas y junto a su figura un rollo de papel higiénico con la imagen de la paloma de la paz. Le espeté que era lo menos que podía hacer contra tal personaje, causante de la muerte de miles de palestinos.  La negativa del director del semanario aún la recuerdo. Después comprendió su error y me lo hizo saber, pero no publicamos, en su momento, la gráfica para la denuncia política.
 También comprendí que tenía una fuerte herramienta para utilizarla en función de defender mi país de la guerra subversiva que nos impone el imperialismo, en la batalla de ideas que definiera el líder histórico y Comandante de la Revolución cubana, Fidel, y antes el Apóstol José Martí, en su precursor pensamiento antiimperialista expresaba que nos hacían una guerra de pensamiento y debíamos ganarla a pensamiento.
Todas estas evocaciones llegan en momentos en que se aproximan fechas importantes en el orden personal y definen o se advierten, con mayor claridad, posiciones ideológicas tanto en el orden interno de mi país, como mi repudio a la presencia de grupúsculos mercenarios en función de cumplir los designios imperialistas (gobierno de Washington) de anexarse a la isla de Cuba, por cualquier vía, así como las amenazas permanentes contra la Revolución cubana y el derecho a continuar el proyecto de Socialismo que defiende mi pueblo. 
Pero, en ambos ejemplos, de evocación y nostalgia, queda la esencia de  estos dos ejemplos, de dos momentos de mi vida como intelectual y que comparto con los lectores de mi blog. Para ustedes esta ilustración que realicé para compartir nuevas luchas por la justicia social de los pueblos desde los inicios del nuevo año y este fragmento de poema que también define ruptura y comienzo de esta, una nueva etapa de vida.


“En el sepulcro de la tarde preñada de recuerdos,
en medio del nocturno silencio,
ante la mirada inquieta de las estrellas
una lágrima de la luna naciente
alimenta el fuego, (…)”. RSM.