Raúl San Miguel
Ilustración Samuel (sobre una imagen tomada de la Internet que me sirvió de base para colocar a mi ciberespacial bruja).
“La vida es un
soplido del viento hoy estamos y mañana no. hay que amar y vivir en paz. Para
sentir la brisa que nos llega desde las
raíces, como el mar estremece las rocas, (…) RSM
Nunca
estuve tan convencido de la existencia real de las brujas hasta que no cursé el
segundo año de la carrera en la Facultad de Periodismo de la Universidad de la
Habana. Entonces nos habían cambiado la sede, ubicada en la Facultad de Artes y
Letras, para una casona en la calle G, muy cerca de la avenida 23, un lugar que
–durante los años ochenta- alcanzó el clímax para las reuniones de los entonces
(éramos) jóvenes de mi generación se planteaban argumentos que hacían recordar la
presencia del tristemente célebre período gris entre los intelectuales
precedentes. Carlos Varela, lanzaba su flecha, con carcaj incluido sobre la
cabeza de quienes no entendían el reclamo en las letras de sus canciones.
Recuerdo
que asumimos la reparación del inmueble y un grupo de estudiantes, inspirados,
subimos a los techos para cambiar las tejas y pintarlas de verde, toda una
experiencia nueva que nos ofrecía la posibilidad de alternar en varios oficios
relacionados con la albañilería, la pintura de fachadas e interiores y la
restauración del lugar donde prepararíamos y defenderíamos nuestras tesis de
grado.
En
medio de tal ebullición laboral, nos propusieron realizar una especie de
pasquín con la característica mural donde podíamos descargar nuestros criterios
e incluso realizar caricaturas de todo tipo, en forma pública (firmado) o en el
anonimato.
Recuerdo
que, desde el principio, la idea prendió con la fuerza del fuego alimentado por
la necesidad de expresar lo que al siguiente día aparecería en el pasquín. Se
me ocurrió hacer algunas caricaturas y, teniendo en cuenta, las características
arquitectónicas del hermoso inmueble y el conocimiento de sus áticos, fue
bastante febril la idea de llevar al papel una representación de sus ocupantes:
alumnos y docentes, convertidos en brujas. No había otra intención e incluso,
coloqué un parqueo para las escobas… Quería representar una casa de brujas.
El
dibujo no traería mayores cuestiones sino fuera porque su impacto o lectura tergiversada trascendió
cualquier variante de la imaginación del autor (en mi caso) al vincularlo con una cuestión política y expresar que la caricatura era una falta de respeto y se burlaba de los profesores y profesoras a
los cuales llamaba brujas.
Debo
confesar, un cuarto de siglo después, que no pude dejar de reírme. Por
supuesto, nadie, solo yo sabía quién lo había realizado. No obstante, el debate
fue de aula en aula (solo había un grupo por año) en busca del responsable de
tamaño sacrilegio. En consecuencia, el pasquín, casi fue proscrito y conocí que
uno de los profesores, el más exigente, devino el más extremista: de hecho algunos
de sus artículos publicados en El Nuevo Herald, y en otros diarios de la
Florida, lo demuestran.
Por mi
parte descubrí que podría combinar el humor con el análisis político y, aunque
no lo exploté en todas las posibilidades, sí recuerdo de mi época en el
semanario el habanero, de la antigua
provincia La Habana (hoy Mayabeque y Artemisa), hice algunas ilustraciones de
corte humorístico general y político. Una de ellas, en la cual ridiculizaba al sanguinario
Ariel Sharon, el propio director de la publicación, me impidió llevarla a
imprenta, bajo el supuesto de que estaba muy fuerte.
Había
caricaturizado al carnicero de Sabra y Chatila, Ariel Sharon, sentado en un inodoro sanitario,
con una subametralladora de fabricación israelí, sobre sus piernas y junto a su figura un rollo de papel
higiénico con la imagen de la paloma de la paz. Le espeté que era lo menos que podía hacer
contra tal personaje, causante de la muerte de miles de palestinos. La negativa del director del semanario aún la
recuerdo. Después comprendió su error y me lo hizo saber, pero no publicamos, en su momento, la gráfica para la denuncia política.
También comprendí que tenía una fuerte herramienta para utilizarla en función de defender mi país de la guerra subversiva que nos impone el
imperialismo, en la batalla de ideas que definiera el líder histórico y
Comandante de la Revolución cubana, Fidel, y antes el Apóstol José Martí, en su
precursor pensamiento antiimperialista expresaba que nos hacían una guerra de
pensamiento y debíamos ganarla a pensamiento.
Todas
estas evocaciones llegan en momentos en que se aproximan fechas importantes en el orden personal y definen o se advierten, con
mayor claridad, posiciones ideológicas tanto en el orden interno de mi país,
como mi repudio a la presencia de grupúsculos mercenarios en función de cumplir los designios
imperialistas (gobierno de Washington) de anexarse a la isla de Cuba, por cualquier vía, así como las amenazas permanentes contra la Revolución cubana y el derecho a continuar el proyecto de Socialismo que defiende mi pueblo.
Pero, en ambos ejemplos, de evocación y nostalgia, queda la esencia de estos dos ejemplos, de dos
momentos de mi vida como intelectual y que comparto con los lectores de mi
blog. Para ustedes esta ilustración que realicé para compartir nuevas luchas
por la justicia social de los pueblos desde los inicios del nuevo año y este fragmento de poema que también define ruptura y comienzo de esta, una nueva etapa de vida.
“En el
sepulcro de la tarde preñada de recuerdos,
en
medio del nocturno silencio,
ante la
mirada inquieta de las estrellas
una
lágrima de la luna naciente
alimenta
el fuego, (…)”. RSM.