viernes, 15 de abril de 2011

Dibujar metáforas del paisaje




Ada Oramas (Tomado de Cuba Ahora)

Fotos: Cortesía de la Compañía Danza-teatro Retazos

Un trazo marca el espacio y de su línea estallan infinitas tonalidades en una composición de gestos y pasos que colman el paisaje en la poética de lo cotidiano. Ahí radica el secreto de Isabel Bustos (profesora, coreógrafa y pintora), directora de la compañía de danza-teatro y presidenta del Festival Internacional La danza en paisajes urbanos. La Habana Vieja ciudad en movimiento.

Ella posee el don de convertir a la parte más antigua de la ciudad en infinito escenario de esta jornada que llega a su décimosexta edición con un arsenal de ideas convertidas en expresiones diversas del danzar, en una gama de estilos y lenguajes que perfilan el ímpetu de quienes acuden a este encuentro que se desarrolla actualmente y concluirá el 17, cuya convocatoria multiplica los participantes de 16 países que se expresan a través de la actuación, música, artes visuales, performances y videos.

UNA MUJER QUE SUEÑA Y VIVE POR LA DANZA

¿Cómo catalogas esta edición del Festival Internacional La danza en paisajes urbanos. La Habana Vieja, ciudad en movimiento?

Lleva implícito el título de Danza en paisajes urbanos porque estamos incluidos en un encuentro internacional que abarca gran parte del mundo: casi toda Europa, algunas naciones de América Latina y de África.

"Estar incluidos en ese circuito es importante para nosotros, porque lo difunde una revista donde aparecen todos los festivales de esta manifestación y, por esa razón, nuestro trabajo adquiere una repercusión internacional que no solo significa promoción, sino posibilidades de intercambio y de desarrollo".

"EXISTE ALGO ESPECIAL EN ESTA CIUDAD"



¿Hasta qué punto incide la ciudad en el festival como evento?

-En este momento que el mundo se ha tornado tan violento, cuando surgen tantos fenómenos naturales y tanta violencia, crece en intensidad ese imán que tiene Cuba, esa capacidad de atraer a los creadores a este espacio maravilloso, que es el centro histórico de la ciudad.

"Emana una armonía, algo especial en esta ciudad que atrae a la gente, y las personas se sienten involucradas, regresan una y otra vez y eso me parece muy significativo, al igual que la cantidad de agrupaciones nacionales y extranjeras que contra viento y marea asisten al festival".

CONQUISTAR LA CALLE CON UNA VISIÓN RENOVADORA

¿Cuáles son los logros más relevantes de esta edición?

-Resulta vital para nosotros haber obtenido un espacio donde la danza deje de ser un arte menor, porque es la más subestimada dentro de todas las artes. Sin embargo, haber obtenido espacios y demostrar que existe una diversidad de propuestas artísticas con mucho mayor nivel que antes y que ha llegado a ser un arte que se respeta, puedo valorarlo como un triunfo de Retazos, al conquistar la calle con una visión renovadora de la danza.

"También valoro grandemente que se hayan unido otros artistas a este movimiento, con las exposiciones de pintura de una amplia diversidad de materiales, estilos y lenguajes; exposiciones de fotografía, donde lo experimental es su característica esencial. Y, como parte del festival cobran un atractivo especial estas experiencias que han antecedido a las muestras expositivas, donde los artistas del lente trabajan sobre los bailarines en plena actuación, para captar la imagen del ritmo, la paisajística de la ciudad y la interacción entre ambos, todo lo cual significa crecimiento y desarrollo para este encuentro.

DESARROLLO OSTENSIBLE Y ABARCADOR

-¿Se ha incrementado el número de participantes este año?

-Tenemos más de mil 300 artistas trabajando en el centro histórico, con muchos talleres de creatividad en diversas manifestaciones, como el diseño coreográfico, los videos danza y amplios horizontes de artes visuales. Todas las especialidades se han desarrollado de un modo ostensible y considero que los resultados son incalculables".

-¿Cómo puedes definir al evento en el momento actual?

-Sigue siendo un pequeño laboratorio, pero ha crecido en dimensiones y sus facetas se multiplican como ocurre al tallar un diamante, hasta el punto de adquirir la connotación de multidisciplinario en toda la acepción de la palabra, ya no es solo de danza, como al principio."

"Los frutos de este esfuerzo enriquecerán la cultura, a lo cual contribuirán —como es ya una tradición— los moradores de la ciudad, con su intervención en este espacio que cobra cada día un carácter interactivo de mayor hondura".

UNIFICAR LA ACCION CREATIVA

-¿Intencionalidades que se han transformado en realidades?

-Estos espacios escénicos y arquitectónicos se han convertido en la gran escenografía. Recibimos vida de una manera distinta. Por ello, en el programa que concebimos también pueden entrar los historiadores y los arquitectos y todo esto contribuirá a unificar la acción creativa. Ese es uno de los logros del evento

"Y, por otra parte, hemos incorporado a los jóvenes y a los niños y los hemos situado en primera plana. Esta unidad entre niños cubanos y ecuatorianos, que se refleja en varios proyectos, es el resultado de este trabajo que empezó de un modo muy humilde, con cuatro o cinco bailarines saltando en una calle. Actualmente se ha convertido en uno de los eventos más importantes de la danza en Cuba.

"El hecho de que los jóvenes y las agrupaciones de otras provincias del país logren estar aquí, participar con sus obras, asistir a las conferencias y talleres es verdaderamente significativo porque refleja el desarrollo que ha alcanzado la danza en el país. De ahí saldrán los nuevos creadores.

"Después de haber celebrado el Festival de video Danza, como un antecedente a la celebración de esta edición, con solo un día de diferencia y que los jóvenes entren a trabajar con un lenguaje diferente y que se haya producido en cierto sentido un matrimonio entre la danza y el video resulta un hecho trascendental, porque de ahí saldrán creadores de un perfil cada vez más amplio y diverso".

-¿Su juicio acerca de las perspectivas del festival?

-Considero que este festival, que fue creado sin ninguna pretensión ha adquirido una estatura mucho mayor a cuanto pudimos imaginar y esto nos hace sentir muy satisfechos. Sé que requiere un gran esfuerzo de todos los participantes, pero estamos dispuestos a seguir adelante, no cejar, y que la voluntad se imponga ante cualquier dificultad. Los resultados merecen la pena y ese es nuestro objetivo.



EMBRUJADOS POR LA HABANA

-¿Cuál es su opinión acerca de la reincidencia de agrupaciones y solistas en el festival?

-Les ocurre como a mí. Yo me enamoré de La Habana Vieja y me quedé aquí. Estoy metida en las rendijas de las piedras. No puedo salirme de ese espacio. Cuando salgo del país, a la media hora me entra la nostalgia y deseos enormes de regresar a La Habana. Es como un embrujamiento. Esto les sucede a quienes viven en la propia ciudad, a quienes son del exterior y la visitan dos o tres veces no pueden sustraerse a esa atracción y no dejan de venir nunca más.

"No sé si tiene que ver con los orishas. No conozco el secreto, pero algo muy grande ocurre. Por ejemplo, la italiana viene por primera vez y ya recibió esa especie de flechazo. Casi todas las compañías son reincidentes por el gran atractivo ejercido por estos espacios para la creación y por la libertad creativa y la fácil comunicación entre los artistas y con el público.

"En esta libertad creativa va implícita la ética, el respeto entre todos los artistas. Existe el espacio para crear y la voluntad para que así ocurra. Es un gran reto que equivale a un gran logro. Y me siento plenamente realizada porque este evento está mucho más allá de mí personalmente. Es un espacio por la ciudad, de la ciudad, ya no es casi de Retazos y eso me alegra, porque Eusebio Leal siempre confió en mí, pero no todos confiaron. Y cuando el sueño se hizo realidad, fue también gracias a Eusebio.

"Me dijo que yo tenía que crear y hemos hecho algo más fuerte que nosotros. Pienso que él comparte nuestra satisfacción y todos nos sentimos orgullosos de haberlo hecho".

-¿Cómplices del sueño?

-¡Cómplices absolutos!

La nueva historia de una gran derrota

(la estampida de los cocineros)

Raúl San Miguel

Foto: Tomada de El Nuevo Herald

“Estamos combatiendo en la playa y no tenemos munición. Por favor, envíen ayuda”, pidió San Román por radio a sus asesores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). En su última transmisión, dijo: “No tengo con qué combatir. Nos vamos al monte”. Así publica El Nuevo Herald, la versión del entonces jefe de la invasión de Bahía de Cochinos, José Pérez San Román, quien (dicen) se arrodilló y besó la arena con alegría cuando desembarcó en Playa Girón, en la costa sur de Cuba. Dos días después, sus 1,500 hombres habían sido derrotados.

Tenía apenas cuatro meses de nacido cuando el criminal ataque a mi país. Crecí escuchando versiones de los que fueron derrotados en la invasión mercenaria que apoyó y financió el gobierno de los Estados Unidos para derrocar a la naciente Revolución cubana. Supe que muchos de los invasores capturados aseguraron los más disímiles cargos en la avanzada para crear una cabeza de playa, establecer un gobierno provisional y solicitar la participación de los buques de guerra y aviones que esperaban el éxito de la brigada que alcanzó las costas de Girón.

Capellanes, cocineros y ayudantes de cocina, eran los cargos que más se repetía entre los prisioneros. Pero ahora escucho esta versión de quedarse sin municiones. No. En realidad se quedaron derrotados, los combatientes héroes de Playa Girón dirigidos por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, impidió que se consumara el propósito que después reconocería el presidente JFK.

Pero veamos las versiones de los derrotados:

Julio González Rebull, entonces de 24 años y ahora publicista semiretirado de Miami, tiene una explicación muy clara sobre los motivos que le arrancaron la victoria de las manos a los brigadistas.

“La brigada no se rindió, se quedó sin munición”, dijo en una de las entrevistas que The Miami Herald y El Nuevo Herald hicieron a varios veteranos de la brigada para esta nota. “Estados Unidos nos entrenó y después nos abandonó”.

Cinco hombres rana y un oficial de la CIA, Grayston Lynch, fueron los primeros en desembarcar horas antes del amanecer el 17 de abril de 1961. Su misión era colocar luces en la playa para guiar al resto de la fuerza de asalto anfibio.

Unos 1,300 combatientes exiliados debían desembarcar y establecer una cabeza de playa de 40 millas de ancho en la orilla este de Bahía de Cochinos, desde Playa Larga en el norte hasta Playa Girón en el centro y Caleta Verde en el sur. Durante las primeras horas la invasión pareció marchar bien.

“Repelimos tres ataques durante el día, entre ellos uno por la tarde por parte de más de 1,000 milicianos y soldados”, escribió Erneido Oliva, jefe de las operaciones en Playa Larga y segundo jefe militar de la brigada.

En la foto el mercenario Emilio Valdés



Paracaidistas de la brigada capturaron dos vías clave para la invasión, estrechos terraplenes construidos sobre la mayor zona pantanosa en el Caribe, la Ciénaga de Zapata. Su infantería tomó una pista necesaria para recibir suministros. Por esta pista también llegaría un gobierno “civil” que solicitaría reconocimiento internacional.

Seis bombarderos B-26 de la brigada lanzaron bombas de 250 libras sobre el primer y último vehículo de un convoy de policías y milicianos en un terraplén, y ametrallaron al resto con sus ocho ametralladoras calibre .50 emplazadas en sus narices. Cuba reportó después 1,800 muertos y heridos sólo en ese combate.

Así lo publicó El Herald y me preguntó: ¿A medio siglo de esta gran derrota a quién pretenden engañar? Las imágenes de la estampida, la falta de cooperación y apoyo entre los mismos mercenarios en un esfuerzo por no ser capturados los llevaron al asesinato de pobladores de la zona con el objetivo de utilizar sus pertenencias y escapar. El juicio realizado permitió que declararan ante el mundo. En ningún momento alguno de estos mercenarios explicó que habían sido derrotados por falta de municiones. Una nueva mentira para intentar minimizar lo que fuera la primera gran derrota del imperialismo en América.

En la foto de El Herald, un intento por mostrar una imagen "heroica" en memoria de los derrotados.