jueves, 21 de noviembre de 2013

Tal vez soñar*




(Una batalla que ganó el amor)





Giró sobre sí mismo.
– ¡Cállense! –gritó.
–Nada dijimos –dijeron las montañas.
–Nada dijimos –dijeron los cielos.
–Nada dijimos –dijeron los restos de la nave.
–Muy bien, entonces –dijo él–. ¡Guarden silencio!
Todo había vuelto a la normalidad.
Ray Bradbury, «Tal vez soñar»

En el relato Tal vez soñar, su autor, el estadounidense Ray Bradbury, establece una relación angustiosa entre el lector y la experiencia vivida por su protagonista: un astronauta que sufre la peor de las pesadillas durante su misión en el espacio interestelar.  Aquella narración demostraba _a partir de una enorme carga psicológica_ la batalla protagonizada por el ser humano contra los peligros acechantes en su propio interior y donde su único aliado es determinado por la voluntad para luchar, resistir, sobrevivir.
Tuve la posibilidad de realizar trabajos periodísticos en el Hospital William Soler, ubicado en la periferia de la capital y próximo al aeropuerto José Martí, en el municipio Boyeros. Frente al centro hospitalario un cartel resume el amor de la Revolución en los pacientes que allí se encuentran: Nada hay más importante que un niño.
En este lugar, conocí a niños y niñas que libraron la dolorosa batalla contra el cáncer y tuvieron el valor para dejar un ejemplo de amor entre quienes les acompañamos o apoyaron _con todos los recursos disponibles y la preparación médica especializada que dispone Cuba en su propósito de garantizar los medicamentos y la atención imprescindible en estos centros de Salud.
En mi país, estos ejemplos de altruismo y entrega, por cotidianos, no dejan de ser valorados como uno de los mayores méritos de un Estado que vela por la calidad de vida de sus ciudadanos, a pesar del genocida bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, los reportes de las agresiones realizadas durante estos más de 50 años de bloqueo expresan el genocidio que incluye esa política extraterritorial de Washington contra Cuba.

  • El Cardiocentro Pediátrico “William Soler” fue incluido, en el año 2007, por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en la categoría de “Hospital Denegado”, por lo cual se le imponen condiciones para la venta de productos y se le niega la adquisición de estos, si no cumple con las exigencias planteadas (por la administración de turno en la Casa Blanca. Por supuesto, exigencias que se apoyan en cuestiones tan absurdas como el condicionamiento para adquirir medicamentos y tecnologías en empresas y sus filiales estadounidenses, en todo el mundo; debido a las regulaciones de leyes extraterritoriales que refuerzan el bloqueo contra la Isla). Esta situación ha conllevado a un sin número de afectaciones en la realización de diferentes técnicas quirúrgicas por no poder adquirir en el mercado norteamericano determinados materiales apropiados para niños y niñas _afectados por cáncer y otras patologías_, como las sondas vesicales y traqueales de mayor calidad, catéteres y stents, entre otros.
  • A los niños y niña cubanos se les niega el uso del dispositivo Amplatzer de fabricación norteamericana, elaborado a partir de materiales especiales para evitar el rechazo orgánico. Este dispositivo es utilizado para el cierre percutáneo de la comunicación interauricular, (cierra la abertura defectuosa entre las arterias aorta y pulmonar, procedimiento conocido como cateterismo intervencionista) que evita la cirugía a corazón abierto, intervención que además de riesgosa, requiere de cuidado intensivo y una recuperación de tres semanas.
  • A la Compañía norteamericana ABBOT se le prohíbe la venta a Cuba del medicamento Sevofluorane, agente anestésico general inhalatorio, de rápida inducción que lo hace ideal y de primera línea para la inducción anestésica en niños, y a su vez, excelente agente de protección miocárdico ante episodios de isquemia en pacientes anestesiados para revascularización. Otros medicamentos genéricos, de menor calidad y con efectos adversos para el paciente como el Levosimendan es fabricado por la misma Compañía y por ende tampoco puede ser adquirido por Cuba.
  • El Instituto de Oncología y Radiobiología está imposibilitado de emplear placas de Yodo Radiactivo en el tratamiento a niños y adultos que padecen del tumor retinoblastoma (tumor congénito que crece en la retina) al no poder adquirir dichas placas dado que sólo pueden ser compradas en los Estados Unidos. Esta tecnología es mayormente utilizada en el tratamiento de niños, dado que permite tratar el tumor de la retina, conservando la visión del ojo afectado y la estética del rostro. Ante esta carencia, la única alternativa es la extirpación del ojo y en una parte de los casos la extirpación de ambos órganos, procedimiento que además de invasivo, acarrea serias limitaciones para la vida. Este Instituto cuenta aproximadamente con 1600 pacientes anuales, que se ven afectados por la imposibilidad de adquirir los recambios para el Tomógrafo Philips. De ellos 250 enfrentan serias dificultades con la planificación de las radioterapias. El no disponer de esta tecnología hace que el por ciento de imprecisión del tratamiento se incremente de un 3 a un 5% y se vean afectados los servicios de radioterapia, pues no se pueden precisar con claridad los límites y formas de los tumores.
  • Cuba no tiene acceso al medicamento Temozolamide (Temodar), citostático específico para el uso en tumores del sistema nervioso central (gliomas y astrocitomas). Esta enfermedad afecta aproximadamente a 250 pacientes anuales, de los cuales alrededor de 30 son niños. El empleo de este medicamento aumentaría significativamente la supervivencia y calidad de vida de los pacientes, ya que el mismo tiene pocos efectos adversos y es de relativa fácil administración en comparación con otros.
  • A Cuba se le niega el derecho de adquirir contraste iodado no iónico, producto que incide en la calidad de los estudios imagenológicos de los pacientes con tumores. La utilización de este medicamento elevaría la eficacia de los diagnósticos y no se correría riesgo alguno ante reacciones alérgicas al contraste que en ocasiones resulta de máxima gravedad.
  • Los Hospitales cubanos se ven privados de la posibilidad de adquirir el reactivo SILANE, comercializado por la Compañía Sigma, el cual es utilizado para adherir los cortes histológicos a las láminas para técnicas especiales de inmunohistoquímica e hibridización. Sin este reactivo no se pueden procesar los tumores malignos y otras enfermedades infecciosas, lo que impide la aplicación de técnicas modernas que son necesarias para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de dichas enfermedades.
A pesar de todo, los esfuerzos de miles de especialistas e integrantes del Sistema de Salud cubano, hacen posible la realidad de apostar por la vida. Muy lejos, quedaron las imágenes de la seudorepública (antes de enero de 1959) cuando los niños y niñas, tanto como los ancianos y cualquier ciudadano, sufrían la imposibilidad de obtener la asistencia médica necesaria. Una realidad que debió enfrentar la preparación de miles de médicos frente al éxodo provocado por el gobierno norteamericano y que dejó solo 3 000 galenos en la Mayor de las Antillas.
Ante un llamado del líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel, se multiplicaría la cantidad de médicos formados, en Cuba, y posibilitaría el apoyo solidario a otras naciones del mundo. El jueves 23 de mayo de 1963 partió de Cuba la Primera Misión Médica Cubana de Ayuda Internacionalista, que laboró durante 13 meses en la República Democrática y Popular de Argelia, dando inicio a una de las más bellas páginas en la historia de la Revolución Cubana en el campo de la salud pública y la solidaridad con otros pueblos.
Durante todos estos años la colaboración médica cubana se multiplicaría sobre la base de un precepto martiano: "... El mejor modo de hacerse servir, es hacerse respetar. Cuba no anda de pedigüeña por el mundo: anda de hermana, y obra con autoridad de tal. Al salvarse, salva. Nuestra América no le fallará, porque ella no falla a América”.
Cuando triunfó la Revolución cubana, en enero de 1959, alcanzar los resultados que exhibe (actualmente) mi país, parecía un sueño.



Carta de los trabajadores del Hospital Pediátrico William Soler al entonces ministro de Salud Pública de Cuba en el 46 aniversario de la creación de este centro.

Querido comandante.
Dr. José Ramón Balaguer Cabrera

Ministro:

Hace 46 años, cuando la naciente revolución iniciaba sus pasos con profundas trasformaciones sociales, se fundaba nuestro hospital, como justo regalo por el día de las madres. Fidel sabia el inmenso regalo que le hacia a nuestro pueblo, en especial a las madres y niños.

Pudiera un solo dato ser reflejo del inmenso humanismo de la Revolución  y su histórico andar en nuestra institución. 1961 a un año de fundado fallecen 690 niños, en 2005 fallecen 36.

Muchos pudieran ser los ejemplos que reafirmen el avance revolucionario de la medicina cubana y en especial, la Pediatría en nuestro hospital.

Hoy el hospital se abre al mundo a través de Internet y su pagina web, otra manera de burlar el bloqueo y dar a conocer nuestros éxitos. La verdad de Cuba, su revolución e inmenso humanismo.

En este día de las madres, Fidel hace patente nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo. Se comienza la puesta en marcha de un novedoso equipamiento de laboratorio clínico, tomógrafo unicorte, tomógrafo  de 64 canales, 3 salones de operaciones de alta tecnología, solo comparados con países del primer mundo.

El hospital cumplirá con la misión encomendada y no le fallaremos al pueblo, a la Revolución, a Ud. y a Fidel.

Queremos agradecer a los compañeros de Infomed y en especial al cordial compañero Pedro Urra por su paciencia y dedicación, así como a la compañera Mirtha Núñez que nos animó y acompañó en este sueño.

Usted en especial que con su presencia en más de una ocasión en nuestro hospital nos invitó a reflexionar y trabajar con entereza y dedicación por la salud de nuestro pueblo al cual nos debemos.

Hoy somos la realidad de este pueblo y su Revolución.

Dirección del hospital



Nota: Carta tomada de la página web del Hospital Pediátrico William Soler.
*Instituto Cubano del Libro (Cuentos de Ciencia Ficción, 1969).

Fotos: (arriba) el cantautor Adrián Berazaín, en una de sus visitas como parte de brigadas artístico-culturales al William Soler.