viernes, 6 de agosto de 2010

Tiempos modernos

RAÚL SAN MIGUEL

El mundo está patas arriba, así parece si le miramos desde cualquier ángulo situado en cualquiera de los dos puntos cardinales: el Norte y el Sur. Mientras escribo recuerdo la imagen adelantada del actor Charles Chaplin en la famosa película de la cual utilicé el título para este comentario.
El mundo está patas arriba y sin embargo, al sur no cae nada de los bolsillos del norte. No obstante, los que le han virado preparan misiles y ojivas nucleares para “enderezarlo”. Precisamente, cuando toda la humanidad debería recordar las consecuencias de las bombas lanzadas por aviones norteamericanos sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Solo, que esta vez, han decidido cambiar el escenario, pero no podrán reducir la reacción en cadena que provocaría un “error” de cualquier proyectil lanzado por los ejércitos (liderados por Washington) que maniobran peligrosamente y en franca amenaza de agresión contra la República de Corea del Norte.
El mundo está patas arriba y en las portadas de los diarios aparecen los chismes que se fotografían de representantes de las monarquías, actrices que enseñan sus escuálidos y estilizados cuerpos hasta la pelvis e incluso los glúteos, sin bragas. Personajes que arreglan bodas millonarias para continuar haciendo política entre los invitados y muchísimas imágenes medio porno y porno y medio donde todo se vende y todo se exhibe, menos las patas del mundo hacia arriba.
El mundo está patas arriba y millones de personas quedan sumergidas en la absoluta miseria a la espera de la muerte como única alternativa para sus miserables vidas. Alguien me sugirió que rezara durante una de mis visitas a un portal del ciberespacio. ¿No sé rezar? No, en realidad tendría que hacerlo como Dios manda y para eso nada mejor que escoger mi estos versículos escritos por un hombre del Sur, que no es Dios, pero estoy seguro que alguien en el cielo debió escucharlo, para no repetir el terrible episodio de las guerras mundiales.
Como soy latino del Sur, centroamericano. Quiero compartirles este rezo que fuera concebido por el arcángel Mario Benedetti. Solo, y a modo de sugerencia, desearía que cada cual lo tradujera a su propio credo.


Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.