martes, 19 de noviembre de 2013

USAID: el otro rostro de la guerra de Washington contra Cuba.






“Por poderoso que sea el imperio, por sofisticadas que sean sus técnicas y sus armas, no está en condiciones de pagar el precio que significaría semejante aventura. Es posible que no esté dispuesto a pagarlo nunca, ¡pero nosotros sí sabemos que el precio que corresponda al sagrado principio de la defensa de nuestra patria y de nuestra Revolución, por alto que sea, estaremos dispuestos a pagarlo siempre!”.
(Comandante en Jefe, Fidel, 5 de diciembre de 1988).

Recientemente una “noticia” se escurrió como la brisa de un huracán en medio de un mundo asediado por el espionaje que realiza el gobierno de Estados Unidos a escala global y sin distinción de naciones (incluidos sus amigos o aliados en guerras imperiales). Sin embargo, el hecho solo confirmó lo conocido, para el gobierno de Cuba, con relación a las acciones de la USAID para destruir a la Revolución cubana.
Los reportes de prensa advierten que “los documentos, definitivamente, no estaban clasificados como secretos. Pero contenían información detallada sobre programas del gobierno de Estados Unidos para ayudar a disidentes cubanos que el gobierno cubano ha declarado ilegales como parte de una campaña semiclandestina para derribar al régimen comunista”.
La pifia se demostró cuando “la Agencia para el Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) usó por error una línea no codificada para enviar los documentos a diplomáticos estadounidenses en La Habana, algunos de los autores de los documentos no podían creerlo.
“Es una soberana estupidez”, dijo un funcionario de uno de los grupos que generaron los documentos —solicitudes extremadamente detalladas para un programa de USAID de $6 millones para entrenar a líderes emergentes de los sectores no gubernamentales de Cuba. (…) más de 200 páginas contenía la historia completa de (…) los programas prodemocracia en Cuba de USAID, (…), los nombres de algunos posibles candidatos para recibir el entrenamiento y los lugares donde podrían ser entrenados.
Por su parte, “USAID dice que nada malo pasó, argumentando que el gobierno de Estados Unidos nunca clasificó los programas prodemocracia como secretos o siquiera confidenciales.
“El programa para Cuba de USAID no tiene nada clasificado, nosotros simplemente llevamos a cabo los programas de un modo discreto para ayudar a asegurar la protección de todos los involucrados”, dijo Karl Duckworth, portavoz de USAID.
Pero los propios documentos de la agencia destacan las preocupaciones de seguridad relacionadas con el programa.
“Dada la naturaleza del régimen cubano y la susceptibilidad política del programa de USAID, USAID no puede ser considerada responsable de cualquier daño o inconveniencia sufrida por individuos que viajen a la isla con fondos de USAID”, dice un contrato de la agencia.
Una presentación de diapositivas para organizaciones no gubernamentales que han recibido financiamientos de USAID les aconseja reportar cualquier “preocupación de seguridad, incluyendo acoso o detención por parte del gobierno de Cuba”.
Alan P. Gross, subcontratista de USAID que vive en Maryland, está cumpliendo una condena de 15 años de cárcel en La Habana por entregar ilegalmente a judíos cubanos tres teléfonos de satélite, pagados por USAID, para que tuvieran acceso directo y sin censura a las redes de la Internet.
Por lo tanto, “resultó chocante cuando funcionarios de USAID avisaron a solicitantes de los $6 millones en septiembre que sus solicitudes habían sido enviadas a diplomáticos estadounidenses en La Habana para ser revisadas a través de una línea no protegida, en lugar de una línea codificada como de costumbre.
Duckworth se negó a hacer más comentarios sobre el incidente. Pero cuatro funcionarios de organizaciones no gubernamentales (NGOs) que solicitaron los fondos dieron detalles a El Nuevo Herald. Ellos pidieron conservar el anonimato, diciendo que querían permanecer en buenos términos con USAID.
La solicitud de USAID para la propuesta SOL-OAA-13-000110, hecha pública el 10 de julio, ofreció un total de total de $6 millones por tres años, divididos en al menos dos subvenciones de no más de $3 millones y no menos de $1 millón.”

Hace más de un año escribí un artículo y exponía que para tener en cuenta las dimensiones de estas operaciones encubiertas (USAID) _como las realizadas por el agente Alan Gross_, el gobierno, en Washington, utiliza directivas de inteligencia como la número 13, del Consejo Nacional de Seguridad (National Security Council) puesta en vigor desde el 19 de enero de 1950 y titulada: Exploitation of Soviet and Satelites Defector outside the United Status y en la que se lee:

“(…) es de interés político y diplomático para el país, y asunto de seguridad nacional, que los desertores sean acogidos y se les ayude a obtener un grado de seguridad personal y económica, y que sientan las ventajas de vivir en una sociedad libre (….). La CIA es responsable de inducir la deserción de los potenciales desertores”. Entiéndase: Damas de las jabitas (blanco), grupúsculos y supuestos líderes de opinión (construidos con ayuda, entre otros fondos federales, por la USAID).

Argumentaba que, por supuesto, este tipo de agresiones encubiertas (de la CIA y otras agencias de los servicios de inteligencia norteamericanos) forman parte de la estrategia permanente de cualquier administración, en la Casa Blanca, contra nuestro país. Por ejemplo, Robert M. Gates, secretario de Defensa, se planteaba el 14 de mayo de 2008 si las instituciones de defensa formadas bajo el National Security Act de 1947, “¿están preparadas para encarar los desafíos que tendrán en el siglo XXI? Una pregunta formulada durante una conferencia impartida en el American Academy of Diplomacy.  En aquel momento, la respuesta, la ofreció el propio señor Barack Obama, durante su febril campaña por la presidencia de los Estados Unidos:

“Si yo llego a ser el rostro visible de la política exterior y el poder en Estados Unidos (obsérvese que dijo: rostro visible (…) y el poder) tomaré las decisiones estratégicas con prudencia, y manejaré la crisis, emergencias y oportunidades en el mundo, de manera sobria e inteligente”.

Advertía que, para tener una idea de la aseveración anterior, debíamos preguntarnos: ¿Quién es el actual Comandante en Jefe del ejército de los Estados Unidos? Y ofrecí elementos (públicos) que aseguran su especialidad (del señor Barack Obama) en relaciones internacionales y que había escrito una tesis, acerca del desarme nuclear soviético. Precisamente sobre el tema que Zbigniew Brzezisnki, escribía por esos años cuando era jefe del Instituto de Problemas del Comunismo. Z.Brzezisnki, es uno de los tanques pensantes que actuó con mayor efectividad durante el llamado período de la Guerra Fría, que en nuestro caso (Cuba) aún no ha terminado.