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Coronel Orlando Villavicencio |
Raúl San Miguel
Fotos tomadas de la Internet
Ilustración: Samuel
“quien hace altar de
la ganancia pierde
la condición , la latitud , el puesto
y pierde amor pues la codicia muerde
jamás en yo y siempre allá en el resto
por otra parte de tener amores
es pretender parar el universo
quien lleva amor asume sus dolores
y no lo para el sol ni su reverso”. (S.R)
la condición , la latitud , el puesto
y pierde amor pues la codicia muerde
jamás en yo y siempre allá en el resto
por otra parte de tener amores
es pretender parar el universo
quien lleva amor asume sus dolores
y no lo para el sol ni su reverso”. (S.R)
Después de la publicación más polémica de OnCuba, con
respecto a la forma en que abordó el caso del colaborador, Reynaldo
Villafranca, muerto en una misión de apoyo a la lucha contra el ébola, se desataron opiniones diversas que circularon en las redes
sociales, aunque dejaron algunos ejemplos de los cuales ni siquiera vale la pena, por sus
nombres, mencionar. En mi caso, no puedo permanecer impasible frente a quienes muestran
un rostro para ganarse la simpatía de quienes apoyan a Cuba y no son
consecuentes con sus palabras de solidaridad, apoyo que esgrimen (generalmente) lejos de nuestras costas, donde los problemas que le rodean en las naciones capitalistas, donde residen, apenas les llevan a reflejar pequeñas historias, sin profundizar mucho y sin buscarse problemas. Me refiero a esos
que defienden, ahora más que nunca, hacer el "periodismo" de quinta columna que permita facilitar el trabajo a
quienes realizan acciones subversivas contra nuestro país, en calidad de
mercenarios, después del rídiculo y multimillonario bombardeo mediático a través de las llamadas emisoras de radio y televisión Martí, con el apoyo federal, o sea del gobierno de Estados Unidos.
Más de un cuarto de siglo en la profesión y decenas de
artículos donde he defendido mis puntos de vista, más cercanos a la agenda
pública que a la agenda política, avalan la posición desde la cual actúo en consecuencia
y de acuerdo con los valores que defienden la identidad y soberanía de mi
pueblo. Sobre todo, aquellos que constituyen un freno a cualquier resquicio que
permita ridiculizar a mi país debido a las penurias económicas causadas por el
genocida bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, durante más de
cinco décadas. Pero sobre todo, insisto, me declaro, antiimperialista y
antianexionista y definitivamente martiano cuando se trate de la forma en que
debemos enfrentar las advertencias del Apóstol con respecto a las nuevas
medidas propuestas por Washington, para condicionar el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas con mi país.
Hace unas horas el noticiero de la Televisión Cubana,
transmitía la Mesa Redonda en la cual se entrevistaba al Héroe de la República
de Cuba, Coronel Orlando Cardoso Villavicencio y su modestia estremecedora fue
una muestra del intelectual crecido dentro de una cárcel en Somalia, después
que fuera prisionero durante la guerra en la que participaron
internacionalistas cubanos.
Tuve el privilegio de verle llegar a la Facultad de Artes
y Letras, cuando estudiaba el primer año de la carrera de periodismo. Todos le
admirábamos y mirábamos aquel joven que venía cada día a ese edificio de la
Universidad de la Habana. Después, muchos años después cada uno de sus libros
demostraba el periodismo implícito que debe hacer un hombre comprometido con la
verdad, la justicia y su tiempo.
La historia de otros hombres se repetiría en los Cinco
Héroes antiterroristas que permanecieron prisioneros en cárceles de Estados
Unidos, después de un juicio amañado que puso al descubierto todas las fisuras
del sistema judicial norteamericano e incluso debilitó, con este proceso
judicial, la posibilidad de restablecer la confianza en un gobierno que mantuvo
su posición hostil contra Cuba y la reitera, al pretender establecer relaciones
diplomáticas condicionadas.
Escribo, precisamente un día que se conmemora el nacimiento del Comandante Camilo Cienfuegos, un héroe de Cuba que supo colocar sus criterios en el lugar exacto al lado de Fidel y la Revolución.
Escribo cuando observé los rostros de las colaboradoras, médicos cubanas, que permanecieron en Sierra Leona, desde que se anunció el primer brote de ébola. Mujeres crecidas en el cumplimiento del deber, cuando otras naciones retiraban a su personal de Salud. Verdaderas heroínas de mi Patria. De ellas apenas pude ver esos flachazos. Son ejemplos que deben ser reflejados en el periodismo. Son historias de vidas que trascienden las fronteras y se convierten en parte del legado que deben compartir los hombres y mujeres de todas las naciones del mundo, como el ejemplo para preservar la equidad y la justicia en la evolución y futuro de la especie humana.
Estoy de acuerdo con disentir. Lo he demostrado y no
tenemos por qué coincidir en criterios, sería absurdo, pero sobre todo anti
dialéctico, más claro: una mentira. Pero ser consecuente con la verdad no es
una virtud, sino un deber y en este caso, considero que defender este tipo de “periodismo”,
realmente deberían establecer una cátedra sobre qué realmente desean, pero
sobre todo los invito a demostrar si es necesario hablar de un periodismo
cuando se mancilla la memoria de un hombre que sacrificó su vida por ayudar a
salvar miles de vidas.
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colaboradores cubanos que combaten el ébola en Sierra Leona |