jueves, 28 de noviembre de 2013

Identidad fragmentada




 
 
Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet (Facebook)

Una de las formas en las que se manifiesta la amenaza o pérdida fragmentada de la soberanía nacional es a partir del control que ejercen las transnacionales y que permiten, algunos gobiernos, a las inversiones expansionistas  (puede entenderse como una variante de imperialismo económico)_apoyadas en capital foráneo_, sin tener en cuenta que tales acciones constituyen una forma progresiva de entregar los recursos nacionales, comprometer la seguridad medioambiental, el futuro y por tanto los derechos patrimoniales de sus pueblos.
Desde hace algún tiempo se observa el inicio del conflicto impuesto por la Monsanto Co. _la mayor productora de semilla transgénica del mundo_, para establecer su monopolio en naciones como Argentina. 
Precisamente la paralización de la construcción de una enorme planta para producir semillas de maíz, en la provincia de Cordoba, con un costo de inversión de 150 millones de dólares, se convierte en un detonante de la beligerancia de los directivos de la Mosanto al enfrentar las protestas de la población en uno de los mayores territorios agrícolas de Argentina.
El uso de transgénicos y agroquímicos, en la producción de alimentos para consumo humano y animal, ha creado fuertes rechazos por el consecuente daño a la salud humana, pero también esta instalación (en el caso de Cordoba) supone una agresión directa contra los productores locales, incluso al utilizar esas semillas transgénicas.
El señor Pablo Vaquero, vicepresidente de la filial local de la empresa Mosanto, informó a la agencia Reuters, ante la situación de protestas que: "Nosotros vamos a seguir las vías legales correspondientes para realizar la obra porque tenemos todos los permisos y derechos para poder hacerlo. En el momento en que se despeje la entrada, comenzaremos de nuevo con la obra", señaló.
Sin embargo, el asunto es más complejo. La confirmación de poseer “todos los permisos y derechos” para continuar la construcción de la planta supone, precisamente, la adquisición de poderes que demuestran el potencial peligro representado por Mosanto o cualquier otra transnacional, en el momento de decidir qué conviene o no, a pesar de las protestas y rechazos populares. En este caso es obvio que cuentan con los permisos y el apoyo también para reprimir como ha ocurrido.
Es conocido que, la introducción de políticas neoliberales (en los mega contratos), es una de las estrategias implícitas en la presencia de las transnacionales capitalistas por su enorme capacidad financiera para comprar por fragmentos o casi totalmente un país y llegar a convertirse en centros de poder capaces de influir o determinar en la política, la economía interna (también externa) y afectar o dejar sin efecto las regulaciones medioambientales del territorio donde se insertan.
Es lo que ahora, en estos momentos, pudiera ocurrir bajo la mirada cómplice de los que permanecen impasibles y la impotencia de quienes buscan el apoyo solidario para denunciar que una transnacional pueda tragarse no solo la identidad, independencia y soberanía, sino hasta la verguenza de una nación.

Respuesta radioactiva de El Nuevo Herald





Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet

No puedo considerar serio ningún reporte del periodista Alfonso Chardy, de El Nuevo Herald, si persiste en tratar de confundir a la opinión pública al convertirse en vocero de una supuesta declaración del presidente Barack Obama (ayer miércoles 27 de noviembre de 2013) en la cual asegura que “la administración del presidente (…) estaba “activamente” ayudando a la misión diplomática cubana en Washington a encontrar una nueva entidad bancaria dispuesta a administrar sus cuentas para que así pueda reanudar los servicios consulares, que incluyen la emisión de pasaportes y visas para personas que quieren viajar a la isla.
Seguidamente culpa a mi país de un anuncio sorpresivo, el pasado martes, en relación con la suspensión de servicios consulares por las razones objetivas que informó el gobierno de Cuba. Me pregunto: ¿En cuál lugar del texto publicado por Cubadebate (sitio digital cubano) se culpa al M & T Bank?  En la nota se expone, claramente y subrayado:
Según la misión cubana, el banco que operaba sus cuentas y las de sus misiones en Estados Unidos, M&T, le informó el pasado julio de que no iba a seguir prestando servicios a legaciones diplomáticas extranjeras.
Desde entonces, agrega, no ha sido posible encontrar una nueva institución financiera que esté dispuesta a gestionar las cuentas cubanas, “debido a las restricciones vigentes derivadas de la política de bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno norteamericano contra Cuba”.
¿Acaso el periodista Alfonso Chardy no tuvo en cuenta esa información de forma deliberada?
En su reporte asegura: “mientras que algunos expertos sobre asuntos cubanos enfocaron el anuncio del gobierno cubano como una táctica de presión contra Estados Unidos, el Departamento de Estado parecía haber adoptado una postura conciliadora y cooperativa en su primera declaración pública sobre la situación” y agrega: “El Departamento de Estado ha estado trabajando activamente con [la Sección de Intereses de Cuba] para identificar un nuevo banco que preste servicios a las misiones cubanas”, señaló un comunicado del departamento. “Nos gustaría ver que las misiones cubanas vuelvan a tener operaciones normales”. Seguidamente se contradice:
“Funcionarios de la administración indicaron que el embargo comercial estadounidense contra Cuba no está relacionado con la decisión del banco. Estos funcionarios dijeron también que el banco decidió hace más de un año retirarse de la prestación de servicios bancarios a misiones diplomáticas extranjeras, y que tenía autorización del Departamento del Tesoro para proveer esos servicios”.
Sin perder tiempo vuelve con el puntillazo para justificar a quienes están detrás de cualquier medida anticubana. Me refiero a la congresista republicana, de Miami, Ileana Ros-Lehtinen, quien no tardó en acusar al Gobierno de Cuba por tratar de utilizar el asunto, en cuestión, “…como táctica de confrontación para presionar al gobierno estadounidense a eliminar a Cuba de la lista de estados que patrocinan el terrorismo”.
¡Increíble! Solo basta leer esta declaración de la señora Ros-Lehtinen y recordar la temprana llamada telefónica que le hiciera el señor Barack cuando llegó, por primera vez, a la Casa Blanca y le solicitó su cooperación a la congresista anticubana para tratar cuestiones políticas con relación a la Mayor de las Antillas. En aquel momento la respuesta de Ros-Lehtinen fue sin escamoteos, directa en cuanto que colaboraría si el señor Barack se comprometía a mantener la política de hostilidad contra la Isla. De hecho, meses antes de tomar el cargo quien sería el nuevo presidente, la señora Ros-Lehtinen no dejó de amenazar su canditatura, ante una campaña apoyada en un cambio que nunca cubrió las expectativas de millones de norteamericanos.
Por eso la señora Lehtinen no tardó en expresar, según El Nuevo Herald: “El régimen de Cuba fue notificado en junio de este problema, sin embargo, informó al público justo antes de las vacaciones de Acción de Gracias y la Navidad, a fin de aplicar la mayor presión a la administración de Obama”.
Por supuesto, la señora Ros-Lehtinen, decide olvidar que la sección consular de Cuba explicó, claramente, sus gestiones hasta la fecha. De ningún modo se trata de comunicar una situación emergente, por parte del consulado cubano en Washington, para crear un estado de tensiones a los cubanos residentes en la Isla o en los Estados Unidos, antes de las festividades del cierre del año, mucho menos con el propósito de provocar una situación de crisis, como, específicamente resulta la intención de la congresista repúblicana y declarada anticubana Ileana Ros-Lehtinen, cuando la parte cubana ha demostrado sus esfuerzos para apoyar la normalización de los acuerdos migratorios entre ambos países.En este caso, la posición de El Nuevo Herald, es totalmente radioactiva. La intención de manipular y tergiversar un hecho vinculado al bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, es real. Mantenerlo y recrudecerlo es también demostrativo de la posición política genocida del gobierno de Estados Unidos. Culpar a Cuba, es un acto deneznable.