"Melodía
que indulgente
Suele
nacer de tus ojos
y yo
aquí con mis enojos
no me
siento indiferente"
RSM
Óleos de Vicente Bonachea
El broquelillo
Llevó su mano instintivamente al lugar donde pendía la
joya, pero descubrió que no estaba. Buscó sobre su cuerpo tibio aún y contuvo
en su boca una sonrisa. Por doquier se esparcía el aroma que expedía la
naturaleza, bostezó satisfecha y registró cuidadosa entre las sábanas. Allí
estaba con su perceptible guiño de luna.
Naturaleza de un café
Tal vez no lo hubiera entendido nunca. La naturaleza de
un café se define en el sorbo amargo o dulce cayendo garganta abajo, en la
brevedad de un tiempo relativamente corto: “Te invito a un café” y todo el
contenido define el convite, la esperanza de un espacio más allá de la frase -en su esencia-, inmortalizada por Cortázar con respecto al amor.
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Puentes
No miró hacia atrás. Apenas comenzaba. Cada puente
desaparecía después de ser cruzado. Cerró los ojos y fue entonces que vio su
propia imagen alejándose, mientras ella lo protegía en un abrazo.

La vaca y el
elefante
Ambos se miraron tiernamente. Él, trompeó un largo
suspiro. Ella rumió como solo pueden hacerlo los ángeles.
Óleo de Vicente Bonachea
-¿Puedo pasar…? dijo el invierno y, sin esperar la
respuesta, se escurrió hacia un lugar tibio en el lado izquierdo del pecho.
(RSM)
“La luna les acompaña por un valle
soñoliento.
Hay un olor penetrante a naranjas, humedad
y silencio”.
(Platero y yo. Juan Ramón Jiménez)
A Oscar Luis Ferreiro
Había crecido lo suficiente para estar junto al abuelo y llegado el momento que, ambos, había preparado durante una buena parte de sus vidas. Enfrente toda la belleza del paisaje se resumía en una visión esplendorosa, como los colores del arcoíris después de la lluvia. Un soplo de brisa voceó (quedo), en los oídos de Ámbar, y lo hizo sonreír. “Es la naturaleza que te responde a la pregunta que pensaste”, le dijo con la mirada llena de orgullo. “¿Y cómo lo sabes?”, le devolvió el adolescente acortando un poco más la respiración. “Porque soy el espejo del tiempo donde miras”, replicó con justeza. “Entonces, ¿Crees que podremos atraparlo, abuelo?”. Ahora la brisa secreteó detrás de las orejas del viejo y lo obligó a soportar el impulso de sacudir una mariposa que tomó por asalto el tabique entre su mostacho y la nariz. “¡Ni se te ocurra estornudar…! ¡Si lo haces, él, ya no vendrá abuelo…y no lo podremos atrapar!” La mariposa dibujó un signo de ballet con sus patas traseras y se acomodó más plegando las alas de intensos matices y dispuesta a pernoctar en aquel sitio húmedo y tibio. “No te preocupes es solo una prueba…”, se justificó ante la mirada preocupada del nieto y sendas lágrimas contenidas dentro de sus ojos. Sabía que un espasmo podría borrar el sueño de toda una vida…, o mejor de muchas vidas, justo cuando apareció el Unicornio. Describir la estampa de aquella hermosa bestia resulta una tarea inimaginable (me disculpan quienes lean estas breves líneas). Allí estaba tal y cómo lo habían previsto durante años, pero también era la primera vez que se mostraba desde el abuelo de su requetetarabuelo y no sabía si desde antes hasta el principio del árbol genealógico. Cazar al unicornio dejaba de ser una quimera. Ámbar se estremeció justo en el momento que apretaba el obturador de la cámara fotográfica y la mariposa, en la nariz del abuelo Oscar, emprendía el vuelo, en medio del pavoroso estornudo que asustó al fabuloso y lo hizo desaparecer en la floresta.
Había crecido lo suficiente para estar junto al abuelo y llegado el momento que, ambos, había preparado durante una buena parte de sus vidas. Enfrente toda la belleza del paisaje se resumía en una visión esplendorosa, como los colores del arcoíris después de la lluvia. Un soplo de brisa voceó (quedo), en los oídos de Ámbar, y lo hizo sonreír. “Es la naturaleza que te responde a la pregunta que pensaste”, le dijo con la mirada llena de orgullo. “¿Y cómo lo sabes?”, le devolvió el adolescente acortando un poco más la respiración. “Porque soy el espejo del tiempo donde miras”, replicó con justeza. “Entonces, ¿Crees que podremos atraparlo, abuelo?”. Ahora la brisa secreteó detrás de las orejas del viejo y lo obligó a soportar el impulso de sacudir una mariposa que tomó por asalto el tabique entre su mostacho y la nariz. “¡Ni se te ocurra estornudar…! ¡Si lo haces, él, ya no vendrá abuelo…y no lo podremos atrapar!” La mariposa dibujó un signo de ballet con sus patas traseras y se acomodó más plegando las alas de intensos matices y dispuesta a pernoctar en aquel sitio húmedo y tibio. “No te preocupes es solo una prueba…”, se justificó ante la mirada preocupada del nieto y sendas lágrimas contenidas dentro de sus ojos. Sabía que un espasmo podría borrar el sueño de toda una vida…, o mejor de muchas vidas, justo cuando apareció el Unicornio. Describir la estampa de aquella hermosa bestia resulta una tarea inimaginable (me disculpan quienes lean estas breves líneas). Allí estaba tal y cómo lo habían previsto durante años, pero también era la primera vez que se mostraba desde el abuelo de su requetetarabuelo y no sabía si desde antes hasta el principio del árbol genealógico. Cazar al unicornio dejaba de ser una quimera. Ámbar se estremeció justo en el momento que apretaba el obturador de la cámara fotográfica y la mariposa, en la nariz del abuelo Oscar, emprendía el vuelo, en medio del pavoroso estornudo que asustó al fabuloso y lo hizo desaparecer en la floresta.
Al regreso, la luna les acompaña por un valle soñoliento.
Hay un olor penetrante a naranjas, humedad y silencio.
Junio de 2014.
Arriba la luna hace un guiño en su creciente
Y la
noche es prieta* como el silencio
Duele
verla allí solita
En tan
inmenso firmamento.
RSM/julio/14
Opus
van diere viere
(in)Diferente
Hoy que
estás tan diferente
Puedo
sentir la mañana
Con esa
brisa temprana
Que
viene junto al naciente.
Melodía
que indulgente
Suele
nacer de tus ojos
y yo
aquí con mis enojos
no me
siento indiferente.
Vuela
mañana en tus sueños
Una
verdad que motiva
En la
soledad cautiva
de los
íntimos empeños.
En cada
melodía y dueños
De una
sólida esperanza
Cuando
el motivo es la alianza
No
hacen falta los desdeños.
RSM.
*(1)Vicente Bonachea, el amigo de la infancia.
*(2)Avara. "prieta"
*Título del libro de relatos, poemas y bocetos de mi autoría, que recién concluí, dedicado en su totalidad, salvo algunos textos, al desaparecido artista de la plástica cubano y amigo de la infancia, Vicente Bonachea.
*Título del libro de relatos, poemas y bocetos de mi autoría, que recién concluí, dedicado en su totalidad, salvo algunos textos, al desaparecido artista de la plástica cubano y amigo de la infancia, Vicente Bonachea.