sábado, 2 de octubre de 2010

La otra mirada de Francisco

Por RAÚL SAN MIGUEL

Foto: Cortesía del entrevistado

Tiene una peculiar forma de desandar las calles de Jaruco. Nada, por conocido, escapa de sus ojos. Actúa como si toda la vida dependiera de atrapar los detalles que otros no podemos ver. Así es Francisco Martínez Chao, un hombre de la radio, siempre anda en busca de algo nuevo que aprender y espanta la costumbre para no dejarse vencer por la rutina.
Su hablar es pausado y permite materializar el pensamiento martiano de que la lengua es jinete del pensamiento y no su caballo. Prefiere escuchar, aunque en las charlas (con los más allegados) suele mostrarse menos reflexivo que de costumbre y hace posible una conversación agradable, interesante y provechosa, aún en los más disímiles temas relacionados con la cultura, la política y la sociedad cubana de hoy.
“Nací en Santa Cruz del Norte y viví una buena parte de la infancia en la Playa de Rotilla. Mi padre trabajaba en un bar y, en nuestra casa, mi madre siempre ponía Radio Reloj. Yo tenía apenas dos o tres meses. Puede ser algo inusitado pero quizá ese sonido de la radio se convirtió en la maruga que me acompañaba.”
Afirma, con picardía, que tal vez, el compás de la singular radioemisora quedó guardado, de alguna manera, en el subconsciente y abonó los sentidos para que germinase la semilla del periodista.
“A principios de la década del setenta se hace el primer curso para escritores de radio y televisión. Fue una medida del gobierno revolucionario para formar los profesionales que debían ocupar los espacios dejados por escritores y periodistas que se habían emigrado a los Estados Unidos.
“Tenía 16 años. Recuerdo que, a través del correo, recibí una serie de preguntas que debíamos responder los aspirantes. Me aceptan. En un estudio cerca de la calle 23, conocimos a nuestros profesores: La Doctora Graciela Pogolotti, Oscar Luis López, Gerardo Fernández, entre otros escritores y dramaturgos de gran valía por su contribución al desarrollo de la cultura cubana.
“Terminado el curso me alisto en el servicio militar y, de inmediato, formo parte de un grupo de teatro en las FAR. En el año 1976, entro en el recién creado Departamento Informativo de Radio Jaruco hasta la actualidad.”



Por un momento se escurre dentro de su memoria. Advierte que la pregunta hurga en sus recuerdos.
“Realmente la radio ha sido una escuela en mi formación como periodista. Lo hacíamos todo: búsqueda de informaciones, edición, guiones, realización…, la locución. No obstante, como es lógico, me sentí más cómodo al incursionar en los géneros como la crónica, la entrevista y el reportaje que, finalmente, me llevaron al radiodocumental. Este último está en cimientos, en mi criterio muy personal. Sin embargo, es donde me puedo expresar mejor.”
Según reconoce Francisco, “el periodismo es una profesión muy difícil y donde hay que tener talento, de lo contrario fracasas, no solo en el periodismo…, en todo. Pero, en mi caso, te diría que el maestro fue Néstor Santamarina, quien fuera hasta hace unos años, subdirector de información de la radio cubana. En una ocasión me dice: estás abusando de los incidentales y eso es fatal en radio. Desde entonces, cuido de no excederme. Actualmente, Santamarina, está jubilado, pero aún es una pauta en varias generaciones de profesionales de la radio que nos dedicamos al periodismo.”
Jamás le ha gustado realizar sus trabajos en busca de un premio. No obstante, a partir de la década de los ochenta se comienza una estela de reconocimientos que se extiende por más de un centenar de eventos en los cuales ha sido galardonado.
“Al principio participaba y obtenía, estos reconocimientos, en los concursos de la CTC (Primero de Mayo) y Juan Manuel Márquez, que ahora es el 26 de Julio. En el año noventa obtengo el primer premio en un Festival de la Radio cubana. Participé con radiodocumental: Juanito el guitarrero. Desde entonces, empezaron a caer premios, más de 100 hasta la actualidad; pero ese Juanito el guitarrero, me dio quizá la madurez de una etapa en la cual ya dominaba las técnicas y la dramaturgia del periodismo radial.
“Por ejemplo, durante la dictadura de Pinochet, en Chile, pude acceder a un grupo de la resistencia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Tuve el apoyo de amigos, del país austral, que estaban en Cuba. Los entrevistamos casi clandestinamente. Recuerdo que en ese grupo estaba Gladys Marín, quien fuera (posteriormente) secretaria del Partido Comunista de Chile.
“El documental se nombraba: Cuando florezcan las alamedas. Se radió clandestinamente en la Patria de Salvador Allende, en una emisora del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. También se puso en Radio Habana Cuba.”
La realización de este documental le llevó a incursionar en otro donde se cuestionaba la extrema situación creada por el capitalismo salvaje en el planeta.
“Ocurrió a propósito de un evento relacionado con la Deuda Externa. Logré entrevistar a varios de los participantes extranjeros. De inmediato construí una historia. Uno de sus fragmentos, recuerdo, se contaba a través del sonido de una Quena (instrumento musical andino) que mezclé con el llanto de un niño. Seguidamente, en la voz de una locutora, decía: ellos no pueden pagar. Esto provocó una favorable repercusión entre los entendidos, miembros de un jurado de un festival de la radio cubana. En lo particular me llenó de satisfacción. Obtuve una de las menciones.
“No obstante, evoco con gratitud los seis reconocimientos alcanzados en concursos 26 de Julio, sobre todo porque fueron en los difíciles géneros del radiodocumental y la crónica. Guardo, otro estímulo preciado: un Premio Caracol, en dirección, con el tema de los desmochadores de palmas. Es cierto que la temática campesina ha logrado atraparme. El campesino tiene un atractivo muy especial, sobre todo cuando se le escucha en la radio y se le ve contar sus historias en la televisión.
“Este 2009, cogí el Primer Premio del concurso 26 de Julio con El Rey de la cobija, un campesino que realiza las cubiertas de los casas típicas de nuestros campos. Incluso ofrece una explicación didáctica y metodológica de cómo se realiza ese trabajo con los recursos extraídos de las palmas. Me hace una historia. Mi personaje se llama José Delgado, pero le dicen Cheo el mío, en la zona de Jaruco y el Perú. Lo describo sentado como un Quijote sobre el caballete. En otro momento digo que está escapado de las páginas de un relato de Onelio Jorge Cardoso. Cuenta, este hombre, que cayó dormido de una palma. Su historia es real, pero algunos no le creen.”
Solicita subrayar que todavía algunos colegas confunden radiodocumental con un programa especial. “No es así. Se precisa describir casi en un lenguaje cinematográfico pero en sonidos, descubrir el yo interior de los personajes. Me siento satisfecho de lograrlo después de mis 34 años en el periodismo radial.”
La misión internacionalista en Angola resultó otra etapa de aprendizaje.
_¿Cómo miraste desde el periodismo lo que ocurría en aquel lado del mundo?
_ Aunque ya era periodista, no fui en esas funciones. A veces me chocaba no tener una cámara para registrar eventos que ocurrían ante mis ojos, imágenes que aportaban una visión documental de lo sucedido en aquellas tierras. Por ejemplo, el Estado Mayor (en Luanda) estaba rodeado de quimbos y los niños se acercaban a pedirte pan. Niños con una depauperación marcada en sus rostros, una flaccidez casi endémica (la voz parece quebrar y humedece el cristal verdeazul de sus ojos), te chocaba aquello…”
Se toma un intervalo, un breve instante de sus recuerdos y continúa:
“Había un personaje en el aeropuerto de Luanda. Le llamaban Kakumba, era un enfermo mental que andaba con una camisa de las FAPLA, short y una metralleta de palo. Le gustaba mantenerse cerca de los cubanos, decía que cuando nos marcháramos vendría, con nosotros a la Isla... La miseria y los grandes contrastes del África son increíbles. Quizá un día pueda retomar lo que describí en una pequeña crónica acerca de Kakumba.”
Reitera que sus historias surgen de la gente, del pueblo, “ellos son los que cuentan porque protagonizan estas fabulosas vivencias. A veces, algunos colegas y no los critico, prefieren hacerlo con una gran personalidad. Por supuesto, saben la ventaja (cuando piensan en llevar el testimonio a concurso) que trasciende por la responsabilidad e historia pública del entrevistado. Puede ser un Presidente, un historiador de alto vuelo, un dirigente, un científico relevante; pero olvidan que en el pueblo te encuentras personas entre las cuales nuestro periodismo debe hurgar.
“Hay historias por contar, por ejemplo existen (en nuestro país) los ermitaños, por increíble que parezca, es cierto. Conozco un personaje así. Le llaman el Jibarito, aquí en Jaruco. Es un hombre que conoce el monte y cada uno de sus palos y arbustos como la palma de su mano. Voy a entrevistarlo.
“¿Cómo llegar?, No puedes llegar hasta un guajiro que labora en el campo, vestido de cuello y corbata. Debes ir de forma apropiada y luego escribir con el corazón, de lo contrario no sale aunque lo hagas técnicamente bien.”
A pesar de su profunda experiencia profesional “nadie, nunca, me invitó a dar clases. El día que ocurra no será una pedagogía académica. Me gustaría dar conferencias a mis colegas sobre cómo llegar a estos personajes. No existe una fórmula para ser buen periodista, porque el talento no se puede enseñar en una universidad, pero sí la técnica. Los colegas con cierto arraigo pudieran contribuir en la formación de los nuevos compañeros que se insertan en nuestros medios de prensa.
“No resisto los vanidosos. La gente que se gradúa y pretende mostrarse como maestros en el oficio. Les sugiero a los más jóvenes que no comentan ese error. Respeto a los demás.
_ ¿Has pensado en la literatura?
_ Cuando joven escribía poesía, pero también me gustaría incursionar en la narrativa. Desearía emplear la técnica de las crónicas periodísticas. Pienso en un libro sobre Natilla Jiménez. Tengo en mente algo así. No la historia del pelotero o el gran lanzador que fue. Es posible que alguien ya lo esté preparando. No te digo que no tenga en cuenta las estadísticas de sus records, pero existen facetas que no conocen de este atleta que me enorgullece porque es mi coterráneo de Santa Cruz del Norte.
“Tengo muchas anécdotas, sobre Natilla, de gente que lo conocieron y pueden decirme cómo era detrás del traje de pelotero. Muchas no son ciertas. Le atribuyen cosas que no protagonizó. Otras son muy contundentes. Por ejemplo en una novena en Jaruco, formada por nueve hermanos, le piden que les picheara. Ya por entonces era una figura del deporte. No solo con el equipo de Hershey, sino del Nacional. La justa sería al estilo de la pelota de manigua. Natilla acepta, picheó arrodillado y les ganó nueve a cero. El libro estaría por ahí.”
_ ¿Llevarías algunas de estas historias fuera del guión de radio?
_ Hay algunas propuestas de la dirección de los telecentros de la provincia. En cierto modo me siento cómodo con esa posibilidad. La técnica televisiva no es nueva para mí. Hace algunos años realicé dos materiales históricos relacionados uno con la toma de Jaruco _por las tropas del General Antonio Maceo_ y otro por encargo de la dirección municipal del Partido de Santa Cruz del Norte.
“Este último, en relación con la historia de la localidad que se inicia con las secuencia de la piratería (participaban actores aficionados del municipio vestidos de piratas para recrear la presencia de Francis Drake, el famoso inglés) en esa zona del nordeste habanero. El docudrama abordaba la actualidad del territorio. Teníamos el apoyo del departamento de audiovisuales del ISCAH, Universidad Fructuoso Rodríguez.
_ ¿Experiencias en tu cambio al Periodismo digital?
_ A veces es increíble. Crees que no te leen, escuchan o te ven. En el ciberespacio mis trabajos han navegado con suerte. Me escriben de todas partes del mundo, algunos son ponzoñosos.
“En una ocasión, publiqué una información relacionada con la preparación de nuestra provincia para el curso escolar. Recibí un correo de un cubano residente en Chile, que trabaja como profesor en una universidad de ese país. Me dice que todo eso era mentira, que él tenía a su hija en la universidad de Camagüey, creo que era Nuevitas y explica que el sistema educacional era un desastre, que si la tiranía de Castro.
“De inmediato busco referencias de este profesor en Internet y aparece que el doctor fulano de tal (no menciona el nombre) es un hombre de cuarenta y tantos años, más joven que yo, formado por la Revolución y obtuvo el título de doctor en la Universidad Agraria de la Habana (antiguo ISCAH). Fotocopié los documentos que existen en el ISCAH, le adjunté el expediente y se los envié una nota muy simple. “Gracias a ese viejo tirano del que hablas te graduaste de doctor y sin pagar un centavo”. Nunca me respondió.
“Mi estilo de trabajo, en el tema internacional, es un poco irónico, satírico al marcar a personajes como el señor ex presidente George W.Bush. Recuerdo que un bloc de Italia retomó uno de mis trabajos y colocó caricaturas (de Bush) que estaban fuertes, pero se ajustaban a las características guerreristas de aquel personaje.”
_ ¿Entonces prefieres el periodismo digital?
_ En cierto modo cambia el soporte y la técnica. Es cierto que los hipertextos permiten ofrecer más información en la Internet. Soy del criterio de que otros medios no van a desaparecer. Por ejemplo, me gusta el placer de leer un libro, sentir el papel, el olor del tiempo en sus páginas. Si es un periódico me ocurre igual. No hay nada como ese aroma de la impresión que siempre despierta y causa una sensación muy particular entre los periodistas.
_ ¿Insatisfacciones?
_ No tengo insatisfacciones.
Después de viejo, en el periodismo ha incursionado en la fotografía y el tesoro más grande que asegura tener es una serie de fotos realizadas al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, durante el acto por el aniversario 25 del campismo en una de las bases del Litoral Norte de La Habana, en el municipio Santa Cruz del Norte en la carretera que conduce de la capital a Varadero, provincia de Matanzas.
_ Las guardo con mucho amor.