domingo, 19 de diciembre de 2010

El convidado de piedra

Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

Hace unos día compartía algunos criterios relacionados con la persistencia de la política hostil del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, y su estrategia para destruir nuestra Revolución, mediante todas las formas posibles: desde el magnicidio hasta los sabotajes y otros actos criminales realizados por mercenarios y agentes de sus servicios de inteligencia como es el caso de las bombas colocadas en instalaciones turísticas y la criminal destrucción, en pleno vuelo, de un avión de pasajeros con 73 personas a bordo el 6 de octubre de 1976.
Decía, a mis colegas, que todo el movimiento mediático de las transnacionales de la información pretende encubrir, en una imagen “patriótica” a terroristas confesos como Orlando Bosh y Luis Clemente Posada Carriles. Apunté que lo hacen en medio de las maniobras de la bancada republicana norteamericana para retomar el poder de la administración estadounidense.
Recordé que en los Estados Unidos no existen dos partidos, sino uno: el de los círculos del poder que reparten (a mitades) las tajadas multimillonarias que reciben como beneficios directos de las medidas aplicadas por cualquiera de las tendencias (partidos) administrativas en la Casa Blanca.
Por supuesto, en un asunto más reciente, no olvidé comentar que fue (precisamente) en el gobierno del ex presidente William Clinton que se aplicaron, contra Cuba, las leyes extraterritoriales: Torricelly, así como la Helms-Burton. Ahora, el señor Clinton, se ha convertido en un personaje de la política exterior estadounidense a través de la fundación que lleva el apellido de su clan. Es por eso que quisiera adjuntar esta reflexión del líder histórico de la Revolución cubana que bien pudiera, en el caso de Haití, haberse denominado: “El convidado de piedra”.



"Realmente me apena tener que desmentirlo. Hoy no es más que un hombre de aspecto bonachón consagrado al legado histórico, como si la historia del imperio e incluso algo más importante: el destino de la humanidad, estuviese garantizado más allá de algunas decenas de años, sin que por Corea, Irán o cualquier otro punto conflictivo estalle una guerra nuclear.
Como se conoce, la Organización de Naciones Unidas lo designó su "enviado especial" en Haití.
Clinton —que por cierto fue Presidente de Estados Unidos después de George H. W. Bush y antes que George W. Bush— por ridículos celos políticos impidió que el ex presidente Carter participara en las negociaciones migratorias con Cuba, promovió la Ley Helms-Burton y fue cómplice de las acciones de la Fundación Cubano-Americana contra nuestra Patria.
Sobre esa conducta existen sobrados testimonios, pero no por ello lo tomábamos demasiado en serio, ni éramos hostiles a sus actividades en torno a la misión que por razones obvias le asignó la ONU.
Veníamos cooperando con ese hermano país desde hacía muchos años en varios campos, especialmente en la formación de médicos y la prestación de servicios a su población, y Clinton no nos estorbaba para nada. Si le interesaba tener algún éxito, no veíamos razones para obstaculizar nuestra cooperación en tan sensible campo con Haití. Vino el inesperado terremoto que tanta muerte y destrucción causó y posteriormente la epidemia.
Hace solo dos días, una reunión que se realizó en la capital dominicana en torno a la reconstrucción de Haití vino a complicar las cosas. Alrededor de 80 personas, entre ellas varios embajadores, representando los donantes de más de 100 millones de dólares, numerosos miembros de la Fundación Clinton, del gobierno de Estados Unidos y el de Haití participaron en la misma.
Pocas personas hicieron uso de la palabra, entre ellos el embajador de Venezuela, por ser uno de los donantes más importantes, lo cual hizo brevemente, con sentidas y certeras palabras. Casi todo el tiempo lo utilizó Clinton en un encuentro que comenzó a las 5 y 30 de la tarde y terminó a las 12 de la noche. Allí estaba, como invitado de piedra, el embajador de Cuba a petición de Haití y Santo Domingo. No se le concedía derecho a decir una palabra, aunque sí ser testigo de un evento en el que no se resolvió absolutamente nada. Se suponía que proseguiría al día siguiente. Pero nada de eso ocurrió.
La reunión en República Dominicana fue una maniobra de engaño. La indignación de los haitianos estaba absolutamente justificada. El país destruido por el terremoto ocurrido hace casi un año, en realidad había sido abandonado a su suerte.
Hoy jueves 16 de diciembre un despacho de la agencia norteamericana de noticias AP, publicaba lo siguiente:
"El ex presidente Bill Clinton declaró su confianza sobre el esfuerzo de reconstrucción de Haití durante una visita de un día en medio de desórdenes civiles, un mal endémico y una crisis política inextricable.
"El enviado especial de la ONU a Haití viajó al afligido país un día después que la comisión de reconstrucción interina, cuya presidencia comparte, fue obligada a sostener una reunión en la vecina República Dominicana por la violencia que estalló después de las disputadas elecciones presidenciales haitianas del 28 de noviembre.
"Clinton visitó una clínica especializada en pacientes afectados por el cólera que administra "Médicos sin Fronteras", donde han sido tratadas 100.000 personas afectadas por la epidemia que estalló en octubre. A continuación fue a visitar la principal base de pacificación de la ONU para sostener reuniones con funcionarios haitianos e internacionales.
"En la reunión del día previo se aprobaron proyectos por unos 430 millones de dólares. Pero lo más notable fueron las expresiones de indignación por el lento ritmo de la reconstrucción y una carta enviada por frustrados miembros haitianos que afirmaban que se les marginaba de las decisiones y se quejaban de que los proyectos aprobados ‘no contribuían a la reconstrucción de Haití, ni al desarrollo a largo plazo’."
Observen lo que según el despacho añadió después en una conferencia de prensa:
"‘Comparto su frustración...’."
"... cientos de miles de haitianos hallarán vivienda permanente el próximo año y muchos más dejarán de vivir en tiendas y carpas de lona que han albergado a más de un millón de personas desde el terremoto del 12 de enero.
"Sin embargo esas promesas han sido hechas antes. [...] Sólo han sido entregados 897 millones de dólares de la ayuda prometida de más de 5.700 millones de dólares para el 2010-11."
Los 897 millones de que se habla no se ven por ninguna parte.
Constituye, además, una absoluta falta de respeto a la verdad afirmar que en una clínica administrada por "Médicos sin Fronteras" han sido tratadas 100 mil personas.
En una declaración a la prensa de la doctora Lea Guido, representante de la OPS-OMS en Haití, informó hoy que el número de afectados hasta el 11 de diciembre se elevaba a 104 918 personas, una cifra realmente sin precedentes que no podían ser atendidos en una clínica por "Médicos sin Fronteras".
Es evidente, y le consta al señor Clinton, que Europa, Estados Unidos y Canadá sustraen médicos, enfermeras, rehabilitadores y otros técnicos de la salud a los países del Caribe, y carecen del personal necesario para cumplir esa tarea, salvo honrosas excepciones.
Obviamente, Clinton con sus mentiras pretende ignorar el trabajo de más de mil médicos, enfermeras y técnicos cubanos y latinoamericanos que están llevando el peso principal de la batalla para derrotar la epidemia de la única forma posible, que es penetrando hasta los más apartados rincones del país. La mitad de sus casi 10 millones de habitantes viven en las áreas rurales.
Tan elevado número de personas, en tales condiciones, no habría sido posible atenderlas sin el apoyo de la eminente latinoamericana que representa a la OPS-OMS en Cuba y Haití.
Nuestro país se ha comprometido a movilizar el personal humano necesario para cumplir esa noble tarea.
Como ella indicó: "Los recursos humanos que está enviando Cuba están dirigiéndose en estos momentos a las zonas más aisladas de esta nación. Y eso es muy oportuno."
Ya están llegando y muy pronto estará allí el personal necesario.
En el día de ayer (se refiere al momento en que fuer publicado este artículo en Cubadebate y otros medios nacionales cubanos) se atendieron por la Brigada Médica Cubana 931 pacientes, con dos fallecidos, para una tasa de letalidad ese día del 0,2%".