Las palabras que me confirmaron tu muerte carecían de
sentido. Traté de retener un momento de los tantos que compartimos entre risas,
aliento y trabajo, de las tantas veces que recibí el apoyo de tus fotografías
para salvar un espacio durante la edición impresa del, también desaparecido,
bisemanario el habanero, para
detener la terrible verdad que golpea hasta hacer sangrar la memoria.