viernes, 4 de marzo de 2011

Algunos prefieren clonarse








Raúl San Miguel

Fotos e ilustración: Tomadas de la Internet

Escucho, diariamente, disímiles criterios relacionados con las amistades en las redes sociales, incluso algunos satanizan estos sitios y los consideran lugares que deberían ser proscriptos, pero (siempre hay un pero) en la dialéctica se establece una definición que puede ayudar a entender el por qué tantos millones de personas acuden a estos sitios en el ciberespacio: la necesidad de la comunicación entre los seres humanos.

Sin embargo, es real que existen individuos que requieren (como una cuestión imprescindible) “cosechar” amigos. Entiéndase que no escribí: “cultivar”, sino lo contrario: buscar a toda costa y todo costo miles de amigos a los cuales jamás podrá decirles siquiera una palabra en nombre de esa “amistad”.

También, otros, esconden sus identidades (con todo derecho) porque no les conviene hacerlas públicas, aunque de igual forma participan directa o indirectamente de las “amistades” de otros. Mucho más. Cada amigo tiene una cadena que le hace interminable y, para colmo, aparecen los clones.Es aquí donde quiero detenerme.

Hace unas horas, una persona a la cual quiero entrañablemente recibió un mensaje de quien le sugería el adoptar una posición racista _discriminatoria hacia las personas de la raza negra_, entre sus preferencias de amistades o relaciones personales. Así de ¿sencillo? Después, la persona duplicada alegó: “He sido clonada". ¡¿Clonada?! Desde hace algún tiempo, especialmente, previo a la campaña mediática que se incrementó (por estos días contra Cuba) los periodistas cubanos hemos sido objeto de esta práctica del clonamiento. No obstante, existen herramientas, métodos para determinar la presencia de un clon.

Un clon, asume una posición determinada que no se corresponde con la forma de expresarse de quien hemos tenido por amigo(a), actúa de forma soberbia cuando es detectado. Al menos no puede ser estable una vez confirmada la autenticidad de sus despropósitos, de alguna forma escribe algo que demuestra su fachada oculta, un antiamigo, diría para definirlo.

¿Por qué digo esto? Si bien es cierto que se pueden clonar a las personas al robar la identidad gráfica en un sitio del ciberespacio, considero que el pensamiento no se puede duplicar. La forma de expresarse, en cada ser humano, es como una huella digital de su memoria. En ello influye, específicamente, nivel cultural (instrucción y educación cívica familiar), conocimientos, dominio de la lengua materna y de otras disciplinas, valores adquiridos en sus relaciones interpersonales, profesión, características psíquicas que definen la actitud del individuo, entre otras. Pero sobre todo, algunos giros que son como la precisión de estas huellas dactilares de la memoria y que se aprenden durante el intercambio entre los amigos.

Puedo saber, exactamente, cuando hablo con un amigo. No preciso más que intercambiar algunas palabras, las suficientes para reconocer su identidad. Existen un montón de recursos memotécnicos para determinar la identidad de una persona que es amigo en el ciberespacio. En mi caso, tengo amigos a quienes reconozco, otros que me fueron presentados. Otros que solicitaron la amistad y puede que no los conozca físicamente. He visto su perfil (que también puede ser inventado) pero no me relaciono directamente. Busco otras variantes para establecer el puente de comunicación.

Por supuesto, utilizo la red social con un propósito. Tengo amigos a los cuales les puedo compartir mis puntos de vista. A otros, como hago de manera normal en mi profesión como periodista, les hablo desde mis artículos. No con el propósito de que tengan el mismo criterio, ni siquiera para que estén de mi parte, sino para intercambiar, informar, sugerir, proponer, de manera inteligente y activa ese recurso que debe ser patrimonio de toda la humanidad: la comunicación y el respeto como un principio imprescindible para las relaciones sociales.

No quiero detenerme en la cuestión que me hizo escribir este comentario. Tampoco me siento ofendido, sino un tanto apenado de saber que existan personas que necesitan clonarse para expresar lo que no tienen valor de decir con su propia ¿identidad? No, disculpen, no tienen identidad. Así de simple.


Genocidio corporativo y pérdida de la identidad

(Desalojan a mapuches de sus tierras en Chubut)


Gracias a la colaboración de la Psicóloga social argentina Nora Salas, por hacerme llegar este reporte desde el Sur de Nuestra América




“La “Justicia” del juez de Esquel Omar Magallanes Esquel falló en favor del empresario italiano Luciano Benetton, y la comunidad que tenía tomado el predio desde hace ¿4 años? tendrá un plazo de 10 días para irse del mismo. Mienten desde el principio. Estos pueblos son originarios no son cuatro años como fundamenta el juez para dar derechos de expropiación a la corporación Benetto. Así dice el reporte periodístico:

Un juez de la ciudad chubutense emplazó hoy a los integrantes de una comunidad mapuche a que abandonen en diez días un predio de 500 hectáreas del empresario italiano Luciano Benetton.

El magistrado Omar Magallanes favoreció en su fallo a la Compañía de Tierras Sud Argentino Sociedad Anónima, que pertenece a Benetton, por sobre el reclamo ancestral de los pobladores originarios de Santa Rosa Leleque.

Magallanes, a cargo del juzgado de primera instancia en lo Civil, Comercial y Laboral, estableció un plazo de diez días para que los mapuches abandonen el territorio que habitan desde hace cuatro años.

Según el juez, las pruebas analizadas "no dejan la menor duda" de que los pobladores originarios cometieron un acto de "posesión clandestina".

La comunidad mapuche anunció en un comunicado que apelará la decisión del magistrado, y recordó que el litigio lleva casi una década.

Ante la determinación judicial, los aborígenes marcharán mañana, acompañados por organizaciones sociales, a los Tribunales de Esquel para rechazar la medida de Magallanes.

El juez de Esquel Omar Magallanes ordenó que la comunidad "Lof Santa Rosa Leleque" abandone la ocupación de las tierras del empresario Luciano Benetton (foto) en un plazo de diez días. Los indígenas mantienen tomado el territorio hace más de cuatro años

La Justicia de la provincia de Chubut ordenó que la comunidad mapuche "Lof Santa Rosa Leleque" abandone las tierras del grupo Benetton ubicadas sobre la ruta 40, a 85 kilómetros al norte de la ciudad de Esquel, en un plazo máximo de 10 días.

El juez de Esquel Omar Magallanes notificó el miércoles la orden de desalojo a la comunidad, que advirtió dará una respuesta el próximo miércoles a través de sus familiares y abogados.

La sentencia llegó después de cuatro años de ocupación. De acuerdo con los letrados, la decisión da por probada la propiedad del predio conocido como Santa Rosa por parte del grupo empresario que controla la Compañía de Tierras del Sur.

El abogado defensor de la familia Benetton, Martín Iturburu Moneff, recordó que esta es la segunda causa que se da en el marco de la disputa por el predio. La primera se había tramitado en fueros penales, donde el juez correccional Jorge Eyo también había ordenado el desalojo.

En tanto, la segunda causa fue iniciada luego de que el 14 de febrero de 2007, la comunidad "Lof Santa Rosa Leleque" regresara a ocupar los campos. Esta vez, el expediente transitó por el fuero civil, dado que, según la Justicia, no se daban los supuestos necesarios para avanzar en una denuncia por usurpación, por lo que fue calificada como "ocupación ilegal". El magistrado Omar Magallanes se hizo cargo de la misma luego de que el juez Claudio Petris fuera recusado en el expediente.

El 19 de febrero de este año se cumplieron cuatro años de la toma de los campos que el empresario Luciano Benetton tiene en el Sur del país”.
¡Completamente absurdo! No quité un punto de este reporte que pongo en mi blog. Solo quiero agregar algunos elementos que deben ser considerados como prueba de la identidad y los derechos de estos pueblos originarios.




MAPUCHES EN LA RAÍZ DE LA NACIÓN ARGENTINA

Los pueblos originarios fueron incorporados en masa al Estado argentino como pueblos sometidos y ocupantes precarios en sus propios territorios. Fueron obligados a adoptar una religión y un estilo de vida que no les era propio. Fueron convertidos en productores de subsistencia y/o proletarios rurales. Por efecto de procesos regionales de migraciones forzosas un importante porcentaje de sus miembros vive en áreas urbanas y suburbanas donde es usual que deban ocultar su identidad para evitar el maltrato y la discriminación.

Hace relativamente poco ha comenzado una acción más decidida y, a la vez, sostenida, en favor de los pueblos indígenas. Esto ha sido esencial en la afirmación del indigenismo y la consecuente aparición en la vida pública en nuestras sociedades americanas. Podríamos señalar que en nuestro país es a partir de 1990, cuando el indigenismo comenzó a tener impulso. La reforma de la Constitución del año 1994; la suscripción y ratificación del Convenio 169; y el depósito de los instrumentos de su ratificación en Naciones Unidas así lo demuestran.

La agenda internacional en el tema indígena también se ha visto poblada de acontecimientos. En Naciones Unidas se constituyó el Foro Permanente para los Pueblos Indígenas del Mundo, habiendo sucedido su primera reunión en el mes de mayo de 2002. Otras de las actividades que se realizaron en nuestro país fueron: el Programa de Participación Indígena, el Foro Patagónico, y el Primer Seminario de Políticas Sociales para Pueblos Indígenas. Esta acción positiva y constante, más la tarea de divulgación de los derechos que han realizado los funcionarios del INAI y los dirigentes indígenas, ha ido animando a los grupos a manifestarse y asumir posiciones.

Cuáles son, cuántos son y dónde están

En este punto el objetivo fue confeccionar una lista de los pueblos indígenas argentinos que actualmente existen y donde se encuentran ubicados. Sin embargo es necesario previamente explicar algunas referencias aclaratorias sobre las clasificaciones.

Todas responden a algún criterio que elige quien las realiza y que, normalmente, se basan en principios de consideración lingüística, política, histórica o antropológica (cultural).

En este caso el propósito es dar a conocer cuáles son las distintas etnias que existen en nuestro país, desde lo institucional. La fuente es el registro del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, que es el organismo nacional que tiene a su cargo otorgar personerías jurídicas a las comunidades indígenas. En la tramitación consigna los pueblos a los que pertenecen.

Suelen publicarse listas de las etnias que existen en la Argentina con resultados pocos felices, ya que no suelen ser exhaustivas ni actualizadas. Podemos dar como ejemplo las que omiten a los Huarpes, que en varias partes figuran como pueblo extinguido y, sin embargo, actualmente hay 11 comunidades registradas. Otro caso es de la comunidad Tonocoté de Santiago del Estero, que era una etnia que no figuraba prácticamente en ningún lado. Pero a raíz de la designación de un santiagueño al frente del INAI a fines de 1999, el Dr. Figueroa que desde esa función se interesó por las comunidades de su provincia, se produjo el surgimiento de los Tonocoté (también llamados "Surita") y el otorgamiento de la correspondiente personería jurídica.

Frente al vacío censal oficial algunas ONG's y organizaciones indígenas han estimado que el número de personas indígenas podría estar entre 800.000 y 2.000.000.
Se cree que un porcentaje bastante elevado vive en asentamientos rurales y en forma comunitaria representando aproximadamente entre un 3% y un 5% de la población total del país. Algunas provincias cuentan con un 17 a 25% de indígenas en su población. Según las fuentes mencionadas, existirían más de 800 comunidades en todo el país mientras que por efectos de la migración urbana en algunas capitales de provincias habría una altísima concentración de familias y personas indígenas
Según esta información su composición y distribución sería aproximadamente la siguiente:

Región Noreste (provincias de Chaco, Formosa, Misiones y Santa Fe): Pueblos Mbya-Guarany, Mocoví, Pilagá, Toba, Vilela y Wichí.
Región Noroeste (provincias de Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán): Pueblos Atacama, Avá-Guarany, Chané, Chorote, Chulupí, Diaguita- Calchaquí, Kolla, Omaguaca, Tapiete, Toba, Tupí-Guarany y Wichí.
Región Sur (provincias de Chubut, Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego): Pueblos Mapuche, Ona, Tehuelche y Yamana.
Región Central (provincias de Buenos Aires, La Pampa y Mendoza): Pueblos Atacama, Avá Guarany, Diaguita-Calchaquí, Huarpe, Kolla, Mapuche, Rankulche, Toba y Tupí Guarany.

El genocidio corporativo es una forma de expansión imperialista. También se matan a pueblos enteros con posiciones serviles que desconocen la autenticidad y derechos de los pueblos autóctonos.

¿Qué pasará después?




Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

Las nuevas amenazas y preparativos de una agresión norteamericana contra Libia forman parte de la estrategia de Washington para ocupar posiciones territoriales en el Oriente Medio. De esta manera el presidente Barack Obama, responde a la proyección de una política exterior basada en la recuperación del liderazgo de Estados Unidos al frente de sus aliados (léase, además, OTAN) en las coaliciones imperiales para obtener y ocupar nuevos territorios en la consiguiente repartición del mundo.

Así lo confirmó el propio señor Barack, durante su campaña por la presidencia y en la cual trazó los objetivos de su administración en cuanto a un “cambio” que mejoraría la posición de las tropas estadounidenses en las naciones ocupadas y se esforzaría por eliminar las imágenes de horror que rodeaba a cada uno de los soldados estadounidenses involucrados en estos conflictos bélicos.

Nada puede dudar la capacidad del consejo asesor del señor Barack para trazar estrategias pensadas sobre la base de las campañas mediáticas y las formas de evitar que la opinión mundial centre su atención en una cuestión específica como por ejemplo, la situación generada en Iraq o Afganistán. Van mucho más allá. Han prendido el “fuego”, en prácticamente todo el mundo como una condicionante elemental. No han dejado a un lado la influencia de asuntos para distraer la atención, desinformar, confundir y establecer patrones de conducta en quienes acceden a los reportes periodísticos diseminados en un océano ciberespacial minado por sus plataformas de bombardeo mediático.

De esta manera naufragamos en la densa marea provocada por wikileaks y, más confundidos aún, millones de personas apenas pueden advertir que “han despertado las fumarolas del infierno” en diferentes zonas: Irán, Egipto, península coreana, entre otras verdaderas zonas de tensión global creadas bajo la supervisión de los servicios de inteligencia asociados al Estado Mayor del ejército de Estados Unidos.

Así lo confirma el hombre que prometió al mundo y al pueblo norteamericano un cambio en la política exterior de la Casa Blanca. Por supuesto, reitero, su equipo asesor de prensa y publicidad ha tenido el mérito de utilizar cada resorte en la proyección de una “nueva” imagen de Washington que posibilité alcanzar nuevas posiciones en su propósito de dominar los recursos energéticos y mantener su hegemonía en el mundo.



El presidente Barack Obama ha dado, hace unas horas, instrucciones para el despliegue de “asistencia humanitaria• en la frontera libia, ante la huida de “decenas de miles de personas” del país. De inmediato, el mandatario norteamericano, ordenó que el presidente libio Muamar el Gadafi, debe abandonar el poder y señaló: “Gadafi ha perdido su legitimidad y por tanto debe abandonar”. El líder libio se encuentra “en el lado equivocado de la Historia”. Por supuesto, no entraré en el análisis que le corresponde hacer al pueblo de Libia; sin embargo me preguntó: ¿De qué lado de la historia se encuentra el presidente de los Estados Unidos? ¿Dónde ocultó su agenda repleta de compromisos edulcorados para alcanzar la posición que actualmente asume en la Oficina Oval? Por supuesto no las podría responder. El señor Barack es solo una carta de juego en el gran Poker que juegan los del Tea Party. Es una ficha de cambio, no es siquiera un jugador.

Es por eso que, recuerdo las presiones (el pasado año) de los miembros del Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos, el señor presidente Obama ha autorizado el uso de aviones militares y civiles estadounidenses para el traslado a sus países de ciudadanos extranjeros que hayan huido de Libia. Comienza la evacuación y trazado de zonas de exclusión aérea y marítima.

Asimismo, ha dado instrucciones para el despliegue de asistencia humanitaria en la frontera libia, ante la huida de “decenas de miles de personas” de un país donde el Gobierno continúa con el uso de la violencia para reprimir la rebelión que se vive en el país. De esta forma se ha colocado en el “lado de la historia” que le corresponde asumir en su misión de comandante de las fuerzas imperiales. Pongo a consideración de los amigos de este blog, el reciente análisis realizado por el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. De esta forma habría que preguntarse en cuanto a la errática e incendiaria estrategia de ocupación mundial que traza el gobierno de los Estados Unidos: ¿Qué pasará después?


LA GUERRA INEVITABLE DE LA OTAN (Segunda parte)





Fidel Castro Ruz

Cuando Gaddafi, coronel del ejército libio, inspirado en su colega egipcio Abdel Nasser, derrocó al Rey Idris I en 1969 con solo 27 años de edad, aplicó importantes medidas revolucionarias como la reforma agraria y la nacionalización del petróleo. Los crecientes ingresos fueron dedicados al desarrollo económico y social, particularmente a los servicios educacionales y de salud de la reducida población libia, ubicada en un inmenso territorio desértico con muy poca tierra cultivable.
Bajo aquel desierto existía un extenso y profundo mar de aguas fósiles. Tuve la impresión, cuando conocí un área experimental de cultivos, que aquellas aguas, en un futuro, serían más valiosas que el petróleo.
La fe religiosa, predicada con el fervor que caracteriza a los pueblos musulmanes, ayudaba en parte a compensar la fuerte tendencia tribal que todavía subsiste en ese país árabe.
Los revolucionarios libios elaboraron y aplicaron sus propias ideas respecto a las instituciones legales y políticas, que Cuba, como norma, respetó.
Nos abstuvimos por completo de emitir opiniones sobre las concepciones de la dirección libia.
Vemos con claridad que la preocupación fundamental de Estados Unidos y la OTAN no es Libia, sino la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe que desean impedir a cualquier precio.
Es un hecho irrebatible que las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN con Libia en los últimos años eran excelentes, antes de que surgiera la rebelión en Egipto y en Túnez.
En los encuentros de alto nivel entre Libia y los dirigentes de la OTAN ninguno de estos tenía problemas con Gaddafi. El país era una fuente segura de abastecimiento de petróleo de alta calidad, gas e incluso potasio. Los problemas surgidos entre ellos durante las primeras décadas habían sido superados.
Se abrieron a la inversión extranjera sectores estratégicos como la producción y distribución del petróleo.
La privatización alcanzó a muchas empresas públicas. El Fondo Monetario Internacional ejerció su beatífico papel en la instrumentación de dichas operaciones.
Como es lógico, Aznar se deshizo en elogios a Gaddafi y tras él Blair, Berlusconi, Sarkozy, Zapatero, y hasta mi amigo el Rey de España, desfilaron ante la burlona mirada del líder libio. Estaban felices.
Aunque pareciera que me burlo no es así; me pregunto simplemente por qué quieren ahora invadir Libia y llevar a Gaddafi a la Corte Penal Internacional en La Haya.
Lo acusan durante las 24 horas del día de disparar contra ciudadanos desarmados que protestaban. ¿Por qué no explican al mundo que las armas y sobre todo los equipos sofisticados de represión que posee Libia fueron suministrados por Estados Unidos, Gran Bretaña y otros ilustres anfitriones de Gaddafi?
Me opongo al cinismo y a las mentiras con que ahora se quiere justificar la invasión y ocupación de Libia.
La última vez que visité a Gaddafi fue en mayo de 2001, 15 años después de que Reagan atacó su residencia bastante modesta, donde me llevó para ver cómo había quedado. Recibió un impacto directo de la aviación y estaba considerablemente destruida; su pequeña hija de tres años murió en el ataque: fue asesinada por Ronald Reagan. No hubo acuerdo previo de la OTAN, el Consejo de Derechos Humanos, ni el Consejo de Seguridad.
Mi visita anterior había tenido lugar en 1977, ocho años después del inicio del proceso revolucionario en Libia. Visité Trípoli; participé en el Congreso del Pueblo libio, en Sebha; recorrí los primeros experimentos agrícolas con las aguas extraídas del inmenso mar de aguas fósiles; conocí Bengasi, fui objeto de un cálido recibimiento. Se trataba de un país legendario que había sido escenario de históricos combates en la última guerra mundial. Aún no tenía seis millones de habitantes, ni se conocía su enorme volumen de petróleo ligero y agua fósil. Ya las antiguas colonias portuguesas de África se habían liberado.
En Angola habíamos luchado durante 15 años contra las bandas mercenarias organizadas por Estados Unidos sobre bases tribales, el gobierno de Mobutu, y el bien equipado y entrenado ejército racista del apartheid. Éste, siguiendo instrucciones de Estados Unidos, como hoy se conoce, invadió Angola para impedir su independencia en 1975, llegando con sus fuerzas motorizadas a las inmediaciones de Luanda. Varios constructores cubanos murieron en aquella brutal invasión. Con toda urgencia se enviaron recursos.
Expulsados de ese país por las tropas internacionalistas cubanas y angolanas hasta la frontera con Namibia ocupada por Sudáfrica, durante 13 años los racistas recibieron la misión de liquidar el proceso revolucionario en Angola.
Con el apoyo de Estados Unidos e Israel desarrollaron el arma nuclear. Poseían ya ese armamento cuando las tropas cubanas y angolanas derrotaron en Cuito Cuanavale sus fuerzas terrestres y aéreas, y desafiando el riesgo, empleando las tácticas y medios convencionales, avanzaron hacia la frontera de Namibia, donde las tropas del apartheid pretendían resistir. Dos veces en su historia nuestras fuerzas han estado bajo el riesgo de ser atacadas por ese tipo de armas: en octubre de 1962 y en el Sur de Angola, pero en esa segunda ocasión, ni siquiera utilizando las que poseía Sudáfrica habrían podido impedir la derrota que marcó el fin del odioso sistema. Los hechos ocurrieron bajo el gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos y Pieter Botha en Sudáfrica.
De eso, y de los cientos de miles de vidas que costó la aventura imperialista, no se habla.
Lamento tener que recordar estos hechos cuando otro gran riesgo se cierne sobre los pueblos árabes, porque no se resignan a seguir siendo víctimas del saqueo y la opresión.
La Revolución en el mundo árabe, que tanto temen Estados Unidos y la OTAN, es la de los que carecen de todos los derechos frente a los que ostentan todos los privilegios, llamada, por tanto, a ser más profunda que la que en 1789 se desató en Europa con la toma de la Bastilla.
Ni siquiera Luis XIV, cuando proclamó que el Estado era él, poseía los privilegios del Rey Abdulá de Arabia Saudita, y mucho menos la inmensa riqueza que yace bajo la superficie de ese casi desértico país, donde las transnacionales yankis determinan la sustracción y, por tanto, el precio del petróleo en el mundo.
A partir de la crisis en Libia, la extracción en Arabia Saudita se elevó en un millón de barriles diarios, a un costo mínimo y, en consecuencia, por ese solo concepto los ingresos de ese país y quienes lo controlan se elevan a mil millones de dólares diarios.
Nadie imagine, sin embargo, que el pueblo saudita nada en dinero. Son conmovedores los relatos de las condiciones de vida de muchos trabajadores de la construcción y otros sectores, que se ven obligados a trabajar 13 y 14 horas con salarios miserables.
Asustados por la ola revolucionaria que sacude el sistema de saqueo prevaleciente, después de lo ocurrido con los trabajadores de Egipto y Túnez, pero también por los jóvenes sin empleo en Jordania, los territorios ocupados de Palestina, Yemen, e incluso Bahrein y los Emiratos Árabes con ingresos más elevados, la alta jerarquía saudita está bajo el impacto de los acontecimientos.
A diferencia de otros tiempos, hoy los pueblos árabes reciben información casi instantánea de los sucesos, aunque extraordinariamente manipulada.
Lo peor para el estatus quo de los sectores privilegiados es que los porfiados hechos están coincidiendo con un considerable incremento de los precios de los alimentos y el impacto demoledor de los cambios climáticos, mientras Estados Unidos, el mayor productor de maíz del mundo, gasta el 40 por ciento de ese producto subsidiado y una parte importante de la soya en producir biocombustible para alimentar los automóviles. Seguramente Lester Brown, el ecologista norteamericano mejor informado del mundo sobre productos agrícolas, nos pueda ofrecer una idea de la actual situación alimentaria.
El presidente bolivariano, Hugo Chávez, realiza un valiente esfuerzo por buscar una solución sin la intervención de la OTAN en Libia. Sus posibilidades de alcanzar el objetivo se incrementarían si lograra la proeza de crear un amplio movimiento de opinión antes y no después que se produzca la intervención, y los pueblos no vean repetirse en otros países la atroz experiencia de Iraq.
Final de la Reflexión.

Fidel Castro Ruz
Marzo 3 de 2011
10 y 32 p.m.