miércoles, 25 de febrero de 2015

El regreso





“Ella, encontró la imagen perfecta:
La colgó a su espalda (…)
desde la herida, profunda, abierta…” RSM


Calla, dijeron sus ojos y contemplé los suyos dispuesta a retenerme.
He visto esa mirada, en su respiración quieta, desnuda, sobre mi pecho.
En sus labios la palabra es como un beso temeroso de hundirse en mi boca.
La observo detenerse y buscar el lugar donde ocurrió el nacimiento.
Sabía que retendría aquella imagen y, mientras lo hace, ha detenido el tiempo. 
En un espacio paralelo, acaricia mi piel hacia el interior de su universo.
Alisa sus cabellos y comienzo a sentir que viaja al interior de mis recuerdos.


Raúl San Miguel

Epílogo:

"Las superficies esconden para unos la profundidad que reservan para otros.
Y los limites señalan para algunos el lugar donde todo muere, mientras conducen a otros al punto donde todo nace…"
R Trossero.

lunes, 23 de febrero de 2015

Señales de humo





Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet (Cubadebate)


La agencia Reuter confirma lo que es, prácticamente, consabido dentro de la estrategia del gobierno de Estados Unidos, para un acercamiento diplomático a Cuba, que le permita garantizar el control de sus principales rubros exportables como mercado directo, así como el resto de los recursos de avanzada (naturales y de valor agregado: inteligencia) desarrollados por la Mayor de las Antillas, a pesar del férreo bloqueo impuesto por diferentes administraciones norteamericanas durante más de cinco décadas.
Según reporta la agencia de noticias Reuter “la Corte Suprema de Estados Unidos concedió el lunes una victoria a una tabacalera estatal cubana, al declinar intervenir en una batalla legal de larga duración con un rival estadounidense por el uso de la marca Cohiba.”
No es un secreto el intento de Washington para el apoyo a sus empresas en litigios con firmas cubanas, específicamente en la producción de tabacos y rones.
La negativa a escuchar, por parte de la Corte Suprema estadounidense, de una apelación presentada por la compañía estadounidense General Cigar, que tiene su sede en Delaware, ofrece un giro inteligente al futuro control de ese mercado dentro del territorio norteamericano con un proveedor legítimo (Cuba) y sin interferencias de falsificaciones que posibilitan el escape de millones de dólares. El propio cable cita que: “General Cigar vende en Estados Unidos tabacos Cohiba producidos en República Dominicana”.
De igual forma se resuelve el dilema, contenido en el bloqueo impuesto contra Cuba, en los derechos de la empresa cubana exportadora de Cohibas para “impugnar las marcas de General Cigar, pese al bloqueo comercial de Estados Unidos”. Más adelante agrega que: “General Cigar es de Scandinavian Tobacco Group A/S, la cual es propiedad, en parte, de Swedish Match AB”.
Lo cierto es que estas señales de humo se realizan a partir de un cambio en la táctica y la estrategia imperial de Estados Unidos en relación con Cuba, después del anuncio del presidente Barack Obama, en diciembre pasado, en relación con un supuesto “ cambio de política hacia Cuba para flexibilizar algunas restricciones al comercio y los viajes, aunque ha mantenido intacto el embargo económico”.
De hecho la flexibilización de algunas restricciones de las leyes extraterritoriales norteamericanas -aplicadas para reforzar el bloqueo contra Cuba-, facilita a los visitantes estadounidenses (solo aquellos por convenios académicos, no de turismo) puedan importar hasta 100 dólares en puros. Por supuesto, mucho más baratos que en territorio norteamericano, hasta el punto que una inversión de cien dólares posibilite, a uno de esos visitantes, costearse el precio del pasaje de ida y vuelta en avión hacia la Isla, si decidiera lucrar con esos cotizados tabacos cubanos.
Otra de las señales se relaciona con el sector de las comunicaciones (que posibilita el control de un mercado prácticamente virgen en Cuba, me refiero al acceso masivo a la Internet y servicio de telefonía celular) así como la venta de equipos agrícolas, en función de potenciar a las cooperativas de gestión no estatal, fundamentalmente, y conseguir un cambio en la concepción de la relación productor-mercado y, en consecuencia, el control de un sector ligado al Estado (cubano) solo por la cuestión del pago de impuestos.
En cuanto  al otorgamiento de “una mayor cantidad de licencias para los viajes de los estadounidenses a la Isla” que permitiría establecer relaciones interbancarias, es obvio que la posibilidad especulativa del dólar (cuyo dominio es ventaja de Estados Unidos como emisor de los billetes dólares) podría aumentar o duplicar los intereses de cada inyección de dinero en bancos cubanos, un asunto muy serio para el cual se debe preparar mi país, específicamente, cuando en los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido, se argumentó la necesidad de lograr el desarrollo de las fuerzas productivas internas con el objetivo de ganar el espacio necesario que posibilite garantizar el camino de la soberanía económica en la Mayor de las Antillas.
Según Reuter, “Cuba había acusado en abril de 2013, a Estados Unidos de “robo” de marcas comerciales de la isla, tras un fallo judicial en un litigio entre la empresa Cubatabaco y la compañía estadounidense General Cigar”.
En realidad la agencia de noticias solo ofrece la primicia de un conflicto generado por el gobierno de Estados Unidos en su política de bloqueo contra Cuba.
La cuestión relacionado con este fallo, en favor del genuino productor (Cubatabaco) de los mejores habanos del mundo, entre los que destacan Montecristo, Partagás, y Romeo y Julieta, además de Cohiba, producidos por la corporación mixta Habanos S.A, quedó “resuelto” y se nombra General Cigar Co v. Empresa Cubana Del Tabaco, U.S. Supreme Court, No. 14-512.
Esta noche comienza en Cuba el Festival del Habano, la mayor vitrina al mundo del tabaco cubano.
Es muy seguro que, las fuertes presiones de empresarios estadounidenses, permitan destrabar el asunto del litigio con el ron Havana-Club.
Por ahora, estas señales de humo se anuncian como fumarolas de un volcán que pretende verterse sobre la Isla. Los riesgos de este acercamiento diplomático que, cada vez más acelera Washington, con Cuba, debemos asumirlos, pero con inteligencia.
Como decía el Che, al imperialismo no se le puede dar ni un tantico así. Creo que los ejemplos sobran por todo el mundo. De ninguna manera podemos asumir estos pasos como un cambio en las relaciones, sino de oportunidades como señala el profesor y filósofo argentino Vicente Zito Lema, cuando asegura que: “…estamos viviendo en un tiempo agudo de guerra por un lado, y también de reagrupamiento a nivel internacional, donde ciertos acuerdos se están rompiendo y se están forjando otros. (...) de lo que ocurre en Latinoamérica con la avanzada feroz de Estados Unidos (…).” 
Debemos tomar todas estas señales de una supuesta normalización de relaciones diplomáticas bajo la égida del bloqueo impuesto por Washington como señales de humo (en mi criterio) y, por el momento, nada más.



El reporte de El Nuevo Herald, confirma el tema que trato en mi artículo.

 


domingo, 22 de febrero de 2015

El abrazo de los dioses (fragmento)




(Versión del relato: Después de la muerte)

Raúl San Miguel

Foto: Óleo de Vicente Bonachea


 
“...Prometeo está encadenado a una roca. 
Zeus le observa con detenimiento y se acerca. 
La escena es lúgubre. 
Al fondo se ve el mar y un cielo plomizo”. 
(Prometeo, versión de RSM, guión para opereta)


Nadie sabe que hay después de la muerte porque nadie había regresado para contarlo. Los más que habían llegado hasta el umbral referían la entrada a una especie de túnel donde (al final) se observa una radiante luz. Tal afirmación solo refuerza el sentido de una existencia eterna y lejos de la forma corpórea que nos permite sostener la carne y la sangre sobre los huesos. Por su puesto, jamás creí en esas tonterías de fantasmas y personas que regresaban porque no aceptaban su vida en el más allá, se quedaban en tránsito entre los dos mundos o por otros motivos pendientes, digamos personales. En todo caso prefería considerar la transformación de la energía como la única justificación posible ante las supuestas visiones etéreas. Así pensaba mientras no había sido llamado o mejor, ¿por qué no?  Me ofrecieron la oportunidad de realizar la definitiva incursión en el mundo de los difuntos. Por supuesto, no acepté. De ningún modo espero crear una expectativa en quien lee estas líneas. Tampoco este testimonio podría tener sentido a menos si no explico en detalles el suceso tan extraordinario que me llevó desde el cuerpo de guardia del hospital donde laboraba como médico forense hasta la morgue del Instituto de Medicina Legal, la lluviosa noche de un lunes de junio, el día marcado para que un ómnibus con el número 1431 me hiciera volar por los aires hasta el otro lado de la vía, justo cuando la ambulancia con el número 1560 regresaba después de trasladar a dos personas: un hombre y una mujer que yo había certificado difuntos. Se trataba de Vladimir D. e Isabel B., una pareja cuyos cuerpos fueron abandonados entre los arbustos de una zona poco concurrida del Parque Metropolitano de La Habana y que el equipo de paramédicos recogió _después de las pesquisas realizadas por los detectives forenses. Una hora antes le había extendido el documento que los declaraba muertos. Incluso bromeaba con los paramédicos por la brevedad del trayecto que los conduciría hasta el otro lado de la calle, una vez realizados los trámites de rigor, y engavetados en un local refrigerado del “Instituto que denominábamos: “de última voluntad” para que fueran realizadas las diligencias correspondientes hasta encontrar un pariente o familiar dispuesto al reconocimiento y, por consiguiente para cumplir con los trámites funerarios.  Lo extraño es que una media hora después era yo quien estaba tendido, precisamente,  junto a la fatal pareja. Sin embargo, no apareció frente a mis ojos ningún túnel oscuro con una luz al final. No podría siquiera recordar que ocurrió los segundos posteriores al violento impacto que sufrí y permanecí en el aire antes de caer. Por supuesto, no podía hablar ni mover un músculo. Debía sentir dolor, pero La precisión de estos datos, el lector, la agradecerá más adelante. Prefiero concentrarme en lo que sucedió cuando estuve junto a Vladimir e Isabel. Primero se levantaron de sus camillas, miraron en derredor sin dar mucha importancia al lugar y, salvo ella que alisó un poco sus cabellos, el joven me revisó curiosamente y sonrió (supongo) cuando recordó que observaba al médico que les había recibido en el hospital y declarado difuntos. ¿Coincidencias? No creo en las casualidades de este tipo. Siempre tuve bien claro, como establece la dialéctica, que existen las "casualidades" y las causalidades. La primera no existe, la denominamos cuando la circunstancia o el hecho que se produce, de manera natural (por definirlo de alguna manera) nos sorprende. En el caso de las segundas, las verdaderas, se establecen como el resultado de una consecuencia directa, dialéctica natural,  inducida por el hombre o las circunstancias. En este caso la causalidad me colocó en el momento que fueron reportados a mi guardia médica los cuerpos de Vladimir e Isabel. Esa causalidad, como supe más tarde por ellos mismos (al igual que su nombre), resultó tangible a partir de la pequeña incisión que realicé en el cuerpo de Vladimir y, por un error lamentable, el bisturí se corrió y penetró el latex dentro de mi piel, provocando -al principio, una rara sensación de recuerdos desconocidos. Desliz que oculté debido al temor de alertar sobre un posible contagio con una enfermedad transmisible; pero sobre todo porque el corte practicado sobre el cuerpo del joven no tenía otro sentido que satisfacer mi curiosidad médica, ¿Me explico…? (...)
De acuerdo con las características del lugar donde fueron encontrados, Vladimir e Isabel, habrían muerto cuatro horas antes de ser encontrados. Sin embargo, ambos no mostraban el rigor mortis característico del tiempo calculado por los forenses. Incluso, puedo asegurar que fue un impulso incontenible lo que despertó mi curiosidad. Pero le sentí estremecerse justo al momento de hundir la filosa hoja. La sensación de temor que me invadió fue indescriptible. Contaminarse con la sangre de un cadáver no estaba en mis pronósticos, aún cuando el riesgo de nuestra profesión implica enfrentar un problema semejante. De hecho, en el caso que describo, no tenía por qué emplear tal instrumento quirúrgico. Por supuesto, guardé silencio ante mi temeraria acción y envié una muestra de la sangre del occiso al laboratorio. Mi prestigio profesional estaba en juego, también las ocasionales relaciones con la parte más sobresaliente (…). El hecho fue que Vladimir, al examinarme, llevó mi mano a su boca y chupó en el lugar donde tenía la herida. Lo que experimenté resultó extraño: primero por aceptar, en mi subconsciente que fuera posible acceder al deseo de un difunto. Segundo por la sensación de bienestar que me produjo la succión. Tercero, aunque no tenía previsto contarlo: conocía el lugar  y eso significaba que estaba muerto.
(...)


Nota: A Malcolm X, el Rojo de Detroit, quien marcó profundamente mi pensamiento ideológico en la adolescencia. Una referencia necesaria en mi formación intelectual.