martes, 15 de marzo de 2011

El oficio de prescindir



Raúl San Miguel

Foto: Tomada de Cubadebate

“Lo imposible es solo una cadena de posibles”
(Alguien me dijo esto, lo sé)

Me asomé al mundo del reconocido cineasta Enrique Pineda Banet cuando apenas era un estudiante de la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Habana, y realizaba mi tesis de grado en una investigación relacionada con el diseño gráfico en la revista Cine cubano, en el Centro de Investigaciones del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC).

De ahí surgió es amistad que me llevó a la entrevista con Pineda Barnet, seis meses antes que terminara su película “La bella del Alhambra”. Entonces, recuerdo, que la voceé en los bajos del edificio de apartamentos como acordamos. Se asomó al balcón y me lanzó las llaves de entrada. Así, de irreverente, resultó la entrada a la casa de una de las personalidades del cine contemporáneo cubano y de la Cultura nacional.
Ahora, mientras le veía en la televisión, no pude evitar tomar algunas notas manuscritas y acudir a solicitar apoyo a mi amigo el poeta Ricardo Alberto Pérez.

De cierta forma temía no poder subir a mi blog estas impresiones como ocurriera con otro Enrique, el actor Enrique Molina, de quien tuve el privilegio y la primicia de conocer de un hecho extraordinario que marcara su vida: una situación de extrema gravedad causada por un intento de cirugía plástica con el propósito de modificar su fisionomía (afinar la nariz) e interpretar a José Martí.

Este hecho doloroso y profundo me marcó definitivamente en relación con el rigor de estos hombres para enfrentar sus profesiones. En el caso de Pineda Barnet, fue otra la impresión que guardo en mi memoria: la grandeza de ser maestro y que reconociera como uno de los oficios más importantes de su vida. Tanto que me llevó a escribir un relato que le dedico en mi libro inédito: “Y los cuentos cuentos son” que espero alguna vez sean publicados.

Una vez más me sorprende cuando le escuché decir que aprendió el oficio de prescindir. Es una nueva enseñanza que puede darnos el resultado que buscamos cuando no encontramos receptividad a nuestros propósitos. Me alegra pues, llevar a este espacio la entrevista realizada por Amaury Pérez Vidal y, seguidamente, el relato que le dediqué a este grande del cine cubano.




Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, como me gusta decir siempre, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, el barrio de Lezama, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC.

Hoy, esta noche, está con nosotros, me siento hasta emocionado, uno de los grandes directores de cine que ha tenido nuestro país, una de las personas más encantadoras que conozco. Una de las personas más cultas, divertidas, elocuentes, locuaces y preparadas de nuestros medios artísticos, mi amigo querido, Enrique Pineda Barnet.

Enriquito, muy buenas noches, bienvenido, muchas gracias por aceptar venir.

Enrique Pineda. No faltaba más.

Amaury. Cuando me puse a leer tu currículum, me encontré con una cosa. Digo, perdóname, ¿no te molesta que te trate de tú?, es que nos hemos tratado de tú toda la vida.

Enrique Pineda. Entonces puedes empezar a tutarme desde ya.

Amaury. Me encuentro que Enrique Pineda Barnet, es, voy a leer: Director, guionista de cine y videos, profesor universitario, periodista, crítico, locutor, actor de teatro, cine y televisión, escritor, compositor, cantante. ¿Eres consciente de que eres como un artista del renacimiento?, te faltó pintar.

Enrique pineda. Me faltó pintar, pero era tal como cantar y bailar, porque ya hace muchos años que no hago ninguna de las dos cosas.

Amaury. Pero lo hiciste ¿cómo se puede, cómo podías estirar el tiempo de manera de hacer todas esas cosas?

Enrique Pineda. Todas esas cosas nunca se hacen a la vez, ojalá. Son pinceladas en la vida de uno.

Amaury. Pero sin embargo, con la literatura te ganaste el premio Hernández Catá de literatura. ¿Qué era ese premio?

Enrique Pineda. Bueno, el premio Hernández Catá es…, me da tristeza que me preguntes a estas alturas qué es el premio Hernández Catá, porque Hernández Catá era el premio literario más significativo que tuvo la República.

Ese premio le fue otorgado a todas las figuras, yo creo que a todas las figuras que fueron significativas en el siglo XX.

La revista Bohemia en un momento determinado publicaba todas las semanas un cuento de Hernández Catá, no de Hernández Catá, sino un premio Hernández Catá. Y había un tipo, que era Guillermo Cabrera Infante, el tipo era mi paradigma, era el escritor que yo leía con más admiración, por la audacia, por el verbo, por la imaginación, a veces por la turbulencia, era un escritorazo y me hice amigo de Guillermo Cabrera Infante que era contemporáneo conmigo, un poquitico mayor que yo. Y un día, conversando con Guillermo, me dice ¿por qué tú no mandas al Hernández Catá? Decía: tú mandas ahora y luego te puedes ganar la cuarta mención; el año que tiene te ganas la tercera; después la segunda, después la primera y el premio. Tenía cinco años de perspectiva para ganar el premio.

Amaury. Lo que le había pasado a él.

Enrique Pineda. Por lo que le había pasado a él y además, a mí me parecía como que demasiado pronto. Y bueno, entonces yo mando. Me acuerdo que el día que voy a entregar mi cuento, me dice la señora que recibía los cuentos: ¿Pero usted no es amigo de Guillermito? Dígole, sí, yo soy muy amigo de Guillermito. Dice: ¿Sabe que Guillermito no ha traído su cuento de este año? ¡Pero no me diga eso! No, no y hoy cierra la admisión, dígale que tiene que correr y que tiene que traérmelo. Bueno, yo corro a casa de Guillermo, él ya estaba en la onda esa de que ya está por encima de eso, no, yo no lo he llevado todavía. Y, está bien, llévaselo, es decir, yo tenía que entregarlo. (Por suerte tuvo mención, si no, hubiera parecido que yo no lo había entregado) Y un día llego a mi casa y me encuentro un telegrama por debajo de la puerta y, Premio Nacional Hernández Catá. Y bueno, me voy corriendo para casa de Guillermo, me bajo en la Avenida de los Presidentes y corro a la casa de Guillermito, le toco a la puerta y Guillermito me abre y le digo: Guille, el Premio, ¡tengo el premio Hernández Catá!

Y se queda Guillermo así, y me dice, -y ahora vienen los piticos que ponen ustedes en la televisión-: “me c… en el c… de tu madre”, ¡pam!, y me tira la puerta en mis narices. Y ahí es cuando todo se agolpa…, cuando lo comprendes todo en un instante, dices: ¿hasta dónde he sido imbécil? ¿Cómo yo puedo darle con alegría la noticia a un amigo, la noticia de que le he ganado un espacio que le pertenece a él?, porque para mí ese premio le pertenecía a él, porque ya se lo había ganado, porque ya tenía cinco premios anteriores.

Amaury. Pero un amigo tiene la obligación de sentirse feliz con los éxitos de otro amigo.

Enrique Pineda. Sí, eso después yo lo he sentido muchas veces y yo lo comprendo. Pero ahí no cabía, no cabía eso, realmente no cabía eso porque era totalmente injusto.

Amaury. ¿Y el premio, en qué consistía, Enrique?

Enrique Pineda. El premio consistía en una cantidad de dinero, no me acuerdo ya si era, en aquel momento, cien pesos.

Amaury. ¡Que era mucho!.

Enrique Barnet. ¡Ja, o quinientos, yo no sé!.

Amaury. ¡Si eran quinientos… mucho más!.

Enrique Pineda. No sé, no sé y publicar el cuento en Bohemia y en El País, en el periódico El País. Bueno, por ahí fue la cosa, eso fue…, realmente fue un momento, uno de los momentos más tristes de mi vidae inició el momento más triste.

Amaury. Enrique, pero tú has tenido una cantidad de éxitos a lo largo de tu vida, que imagino la misma cantidad de enemigos.

Enrique Pineda. Bueno, más o menos. Más o menos, no creas que estás muy distante. Sí, sí, cuando te destacas mucho en algo, eres sombra para alguien. Y a partir de ser sombra para alguien, ganas en ese alguien un enemigo. Y eso ensombreció mucho mi alegría de ganador. Era demasiado joven, tenía 17 años.

Y nada, los viejos me llevaron a mi primer viaje fuera de La Habana. Es más, mi primer viaje fuera del Vedado. De un niñito bitongo del Vedado, eso es otra carga de la vida, los viejos me sacaron, me llevaron a Trinidad…, a Trinidad con sus tradiciones, fuimos a ver a las Sánchez Iznaga. Conocí a toda la flor y nata de Trinidad, todavía aquellas viejas se vestían con batas blancas de hilo hasta el piso. Eran señoras muy respetables, nos enseñaron sus palacios, sus porcelanas, sus abanicos de nácar que tenían dedicatorias por detrás de grandes figuras del siglo anterior. Y entonces me invitaban por la noche a una serenata. ¿Y dónde eran las serenatas? La serenata llegaba a su casa, llegábamos a su casa y aquellas señoras nos esperaban en chancletas, con un porrón de barro, mitad aguardiente, mitad vino tinto.

Amaury. ¡Ah! Pero mira a las señoras…

Enrique Pineda. Las señoras sabían mucho, sabían mucho. Entonces llevábamos acordeones, guitarras, etc., y nos sentábamos en los muros de la Iglesia de La Popa, y cantábamos Longina, Y si llego a besarte, todo ese repertorio que después tanto he machacado.

Amaury. ¿Y ya tú cantabas en esa época?

Enrique Pineda. Yo cantaba desde chiquito.

Amaury. Quiero decir, en esa época ¿ya cantabas, te exhibías, cantabas ahí, delante de las señoras?

EnriquePineda. Sí, sí, yo era bastante exhibicionista en ese sentido. Me encantaba cantar y que me vieran cantar y que gustara que yo cantara. Y allí, yo recuerdo que en las escenas de las zarzuelas siempre hay unas muchachas debutantes, en las zarzuelas españolas, y siempre hay tres viudas, o tres viejas. Siempre son tres, no sé por qué, tres viejas, tres brujas sentadas y de repente estos viejos se me convirtieron en las viejas de la zarzuela y ellos me empezaron a decir: siempre que tengas un triunfo en tu vida, ganarás enemigos y te llegará la sombra. ¡Dios, era horrible!

Amaury. Y además, eras un niño, un adolescente.

Enrique Pineda. Era un adolescente y entonces, de repente, con esas cosas y esos consejos. Y me decían: nunca pienses que los amigos son solamente aquellos que te abrigan cuando estás en desgracia. Es más fácil compadecer que enaltecer. Los amigos son fundamentalmente aquellos que gozan, disfrutan y son felices con tu felicidad.

Amaury. Pero tú has logrado vencer, es como el misterio del abanico, cuando me hablaste de las señoras que se abanicaban, ese gran misterio que tiene el abanico, que mientras uno lo está moviendo, puede durar muchos años y no haces más que cerrarlo y ponerlo en una vitrina y se marchita.

Enrique Pineda. Se queda paralítico

Amaury Pérez. Tú has estado hasta hoy moviendo el abanico.

Enrique Pineda. Es una imagen bonita. Se podía poner en una obrita de teatro, “Moviendo el abanico”

Amaury. “Moviendo el abanico”. Ahora, tú me dices que naciste en el Vedado, de una clase media alta.

Enrique Pineda. Sí, media profesional.

Amaury Pérez. Porque normalmente, uno no hacía el pre, uno terminaba la enseñanza, lo que hoy sería secundaria y se matriculaba en carreras cortas para generar trabajo. Sin embargo, Enrique Pineda Barnet se va a estudiar al preuniversitario de la Víbora. ¿Por qué a la Víbora?

Enrique Pineda. Bueno, la Víbora, porque en aquella época, como en épocas sucesivas, había muchos problemas en el movimiento estudiantil. El movimiento estudiantil se politizaba mucho, había huelgas, había problemas y entonces a mi familia le había llegado mucho el rumor de que en el Instituto del Vedado había mucho lío con los estudiantes y que había expulsiones de los estudiantes, y a partir de ahí, pues me pusieron en la Víbora que tenía fama de ser un Instituto tranquilo y estudioso. Bien difícil porque era lejos, yo tenía que coger una guagua, una ruta 79 para llegar a la Víbora. Pero a mí me hizo mucho bien también salir del ámbito estrecho del Vedado.

Amaury. Pero a mí me ha contado un amigo suyo que usted no sólo…

Enrique Pineda. …Empezaste a tratarme de usted.

Amaury. ¡Ah!, de usted, es verdad, hice mal, pero yo te juro que yo te quiero mucho y te voy a seguir tratando de tú. Un amigo tuyo me dijo, se sentó conmigo el otro día cuando estaba preparando esta entrevista y me dijo: Mira, Enriquito era en el Pre; inteligente, simpático, de una elocuencia aplastante. Pero, además, me dijo: era el muchacho, el joven más lindo del Pre y todas las muchachas estaban enamoradas de él y todos nosotros sentíamos celos de aquel muchacho.

Enrique Pineda. Ese amigo tuyo me lo dijo a mí una vez, me lo contó, ahora después de viejo me lo dijo.

Amaury. ¿Te lo dijo? Todos estaban celosos.

Enrique Pineda. Yo no lo sabía, mira, si yo llego a saber que el perico era sordo… (risas)

Amaury. Pero, Enrique, tú eres un hombre, todavía, muy hermoso. Yo, quisiera, la pregunta empezaba por aquí, ¿las personas bellas tienen una responsabilidad?, ¿la belleza conlleva a una responsabilidad con los demás? Son tan pocos los bellos y tantos los que no lo somos.

Enrique Pineda. Mira, Amaury, por favor. Esto es cómico, esto es cómico…, esto…, yo me encuentro bellísimo. Me encuentro yo, a mí, bellísimo, pero no bellísimo frente al espejito del baño, no, realmente yo me siento bello en el sentido de que yo sé que yo soy un alma bella. Eso sí, me siento muy orgulloso, y no voy a renunciar a eso de ningún modo. Ahí está toda mi vanidad.

La cuñada de esa persona que te habló, era encantadora y la esposa misma, una gente…, unas poetas tremendas, muchachas que hablaban con las flores sentadas en la escalinata del Instituto.

Amaury. Bueno, pues vamos a hablar entonces de esa amiga. La última vez que nos vimos, fue en un ambiente muy triste, familiar, fue en el velorio de esa gran amiga tuya, Margarita Perea Maza. ¿Cómo tú la recuerdas, a Margarita?

Enrique Pineda. Yo la recuerdo como el lirismo, justamente, como la languidez, la poesía. Era una persona que era toda poesía. Porque ella era, además, muy amiga de mi novia. Mi novia en aquel momento, una persona que vive y que yo la recuerdo con un amor entrañable y que nos reencontramos justamente y fuimos a tu casa. Aquella persona…

Amaury. ¡Aquella persona!

Enrique Pineda. Aquella persona, que fui a tu casa con ella cuando vino el Papa…

Amaury. …Cuando vino el Papa…

Enrique Pineda. …Exactamente, claro, aquella persona era mi novia de los 16 años.

Amaury Pérez. ¡Mira tú! Bueno, di el nombre tú…

Enrique Pineda. No, no, no me gustaría. No, porque yo no sé si a ella le gustaría.

Amaury. Está bien. Ahora, siempre que te veo, veo a Esperancita, a tu mamá. ¿Qué significó y qué significa tu mamá? Porque es que ustedes fueron: madre e hijo; amigo y amiga, novios. No sé, llegó un momento en que uno no podía concebir a Enriquito sin Esperancita.

Enrique Pineda. Sí, yo sé, hay parejas así, hay parejas, matrimonios, así. Y yo decía, bueno, yo estoy casado con mi mamá. Yo nunca le tuve, nunca tuve temor ni rechazo a esos criterios de “este tiene complejo de Edipo”, no, para nada. Yo estaba enamorado de mi madre, era un ser maravilloso. Cómo no amarla, cómo no enamorarme de ella. Estaba fascinado con mi madre y fue siempre mi gran amiga, mi gran cómplice.

Un día participé de una conversación entre Sergei Urusevski, el fotógrafo soviético, con Saúl Yelín. Y Saúl le dice a Urusevski: Mi socio, mi compinche. Y Urusevski le pregunta ¿qué cosa es ser compinche? ¿Qué cosa es ser socio? Y Saúl, que era en ese sentido un hombre muy agudo, brillante, le dice: ser cómplice, ser compinche, ser socio, es mucho más profundo que ser amigo. Es quererse en lo bueno y en lo malo. Y eso fue mi mamá para mí.

Mi mamá para mí era mi socia, mi compinche. Porque era para tomarnos el trago juntos. Nos esperábamos para contarnos las maldades, las picardías. Nos conocíamos tanto y tan bien, tan bien, que era una relación estrecha, profunda.

Mi madre llegó a ser, yo decía, y, me atrevo a decirlo, con vanidad, era el paradigma de mis amigos. Mis amigos adoraban y adoran todavía a mi madre. Mis amigos hablan de mi madre como de una socia, una compinche, una amiga que se nos fue a pasear.

Amaury. Bueno, tú eres una persona que ha ganado muchos premios, muchos, algunos muy importantes. Como la entrevista no es cronológica salto.

Enrique Pineda. Ah, sí, sí.

Amaury. ¿Siempre uno merece los premios, cuando se los dan, uno siente que sí, que me lo dieron porque me lo merezco, porque me lo gané. Sobre todo los premios que has ganado después, el Goya por La bella del Alambra?

Enrique Pineda. El Goya yo me lo gané. Sí, me lo gané. Yo me lo gané y yo estaba seguro que me lo iba a ganar. Sin embargo, me gané el Coral de La Habana y no me lo dieron, y ese sí que me lo gané y no me lo dieron y fue una cosa para mí feísima.

Amaury. Por La bella del Alambra.

Enrique Pineda. Por La bella del Alambra, pero como la cosa es fea prefiero no hablar de ella. Pero el Goya yo me lo gané y estaba muy orgulloso, fui a buscarlo, ah, ah y me encantó, me encantó.

Amaury. Enrique, ¿Cuándo tú llegas, al cine?, ¿haciendo documentales?

Enrique Pineda. No, no, de una manera muy rara. Todo el mundo pensaba que yo iba a hacer cine algún día, porque yo fui fundador de la televisión, cosa que no lo dice ningún currículum mío por ningún lado, y eso sí yo me lo gané, porque fui de los primeritos.

Hice primero guiones, guiones de suspenso y guiones musicales para la televisión y después empecé a hacer producción y terminé dirigiendo comerciales y algunos programas musicales y demás.

Cuando al Triunfo de la Revolución se va a crear el ICAIC, poco tiempo después, casi inmediatamente, en marzo se constituyó la ley de creación del ICAIC y entonces ahí todo el mundo pensaba que yo iba para el ICAIC.

Yo había sido fundador de Teatro Estudio, estaba en Teatro Estudio, y mucha gente, de la televisión inclusive, iba a Teatro Estudio porque había rumores de que Julio García Espinosa estaba yendo a Teatro Estudio a ver gente, a ver a quién se llevaba para el ICAIC.

Para mí ir al ICAIC era ganarme algo que había que ganarse. Estábamos hablando de esto hece un rato ¿quién se lo cree? yo creía que yo no tenía méritos para ir para el ICAIC a fundar una institución, era como un sueño, el ICAIC era como soñar. Como después fue la escuela de cine, que todo el mundo decía: ¿hacer una escuela de cine en Cuba? Es un sueño, un sueño para cualquier adolescente, para cualquier joven que tiene aspiraciones. Entonces, bueno, en ese soñar, pensé que yo no me lo merecía, y aguardé, me mantuve un poco a distancia. Yo no había ido a la Sierra (Maestra) a combatir, yo no me había alzado por ningún lado, ni lo había pensado ni por un instante.

Amaury.Eras un demócrata y un hombre de oposición, pero no eras un hombre de acción.

Enrique Pineda. Para mí una pistola. En mi casa a veces había, porque en mi casa hubo política ajena a mí, pero para mí una pistola, un arma era algo, de esas cosas que eso no se toca.

Amaury. Pero y por eso tú pensabas a lo mejor que cuando se fundó el ICAIC tú no tenías derecho.

Enrique Pineda. Yo no me lo merecía, yo no me lo merecía, había estado en la clandestinidad, y en cosas y eso, pero…. Y entonces me pongo a pensar ¿qué puedo yo hacer? Yo entrevisté a muchos soldados rebeldes. Me metí en un grupito que había en Columbia, en el Campamento de Columbia, había… Osmany Cienfuegos y Camilo, habían inaugurado unos departamentos de cine y de teatro y entonces Ana Sáenz, una actriz muy buena, una actriz extraordinaria era muy amiga de Violeta Casals, una gran actriz y una guerrillera símbolo de la Revolución. Y entonces Ana me dice: oye, ahí en el antiguo campamento de Columba tenemos un departamento de teatro. Vamos allí y allí enseñamos teatro a los soldados y hacemos teatro con los soldados. Digo, bueno vamos.

Nos fuimos allí y teníamos pase y todo para entrar en el campamento de Columbia. Te estoy hablando de los primeros días.

Amaury. Sí, del 59.

Enrique. Sí, del 59, iniciales. Y digo yo, esta gente lo que necesita ahora es prepararse para la paz, porque les falta cultura, les falta ejercicio artístico, les falta plenitud espiritual y no sé qué. Yo puedo ser un misionero, yo me puedo ir para ese lugar, para la Sierra Maestra y ayudar a que aquello se levante y yo puedo ser un misionero, yo estoy preparado para ser un misionero, hacer teatro en la Sierra Maestra.

Amaury. ¿Todo eso en el 59?

Enrique Pineda. Todo eso en el 59. Entonces empiezo a prepararme psicológicamente y a preparar datos. Mi currículum, mi sueldo, mis salarios históricos, tengo todo en unos files preparados en secreto y guardados. Y un día estoy en mi casa y una noche exactamente, me llama Norka Méndez, aquella modelo maravillosa, inolvidable de las revistas Vogue, que era la esposa de Korda, el fotógrafo, en aquel momento. Y Korda y Norka estaban de visita en mi casa porque me fueron a anunciar que Korda estaba embarazada.

Que Norka estaba embarazada, ya iba a seguir con el absurdo, que Norka estaba embaraza, hay qué cómico. Y están viendo televisión en mi casa, y sale un programa con Fidel en la televisión, en el Canal 2, que era el canal que estaba, -yo vivía en Malecón y 23- y el Canal 2 estaba en la otra esquina, frente a lo que era el Montmatre.

Bueno, pues Fidel solicita, empieza a explicar de la Sierra, del campesinado de la Sierra, que hacen falta maestros voluntarios -no te estoy hablando de Campaña de Alfabetización- eso fue mucho antes de la Campaña de Alfabetización, que los confunden mucho y a veces los olvidan mucho a los maestros voluntarios.

Entonces dice: hacen falta jóvenes, con algún nivel cultural, etc., con alguna experiencia, que estén dispuestos a irse a la Sierra, tienen que, aquello es difícil, en fin. Digo: ah, eso es lo mío.

Agarro, voy a mi cuarto, cojo mi file con el currículum y todas aquellas cosas y dejo a Korda y a Norka viendo la televisión y me voy a la esquina, cruzo la avenida Infanta y me voy al Canal. Hay un soldadito en la puerta y estaba un VW chiquitico, que Fidel en aquella época andaba en el VW aquel sin nadie que lo cuidara y, el soldadito en la puerta.

Le digo, mire, cuando baje el Comandante, usted le da esto, porque esto él lo está pidiendo ahora, en este momento él lo está pidiendo y me voy, se queda el soldadito con el file. Llego a mi casa, entro, está Korda y Norka y de repente dice Norka: ¿Eh, y eso qué cosa es? Y es Fidel en la pantalla con mi file en la mano, diciendo: aquí tenemos el primero que llegó. Dice Norka: ¿Pero qué es eso? ¿Te volviste loco?, no, no, eso fue ahora mismo estando ustedes aquí. Yo sabía lo que estaba haciendo y medí muy bien lo que estaba haciendo, lo había medido de antemano porque eso estaba en mi cabeza, pero no, no percibía la significación que iba a tener aquello, la explosión que iba a tener aquello en la gente, en la calle, en el país y en mi propia casa, mi mamá, por ejemplo. Yo no vivía con mi mamá, yo vivía aparte de mi casa. Pero el susto, eso fue para mi madre un susto, fue inclusive, eso fue una contradicción seria, dolorosa. Y bueno, ya al día siguiente yo era el primer maestro voluntario. No he caminado dos cuadras cuando siento detrás de mí que me dicen: “hay a quién le gusta posar de vedette del sufrimiento”, cuando miro, era Guillermo.

Amaury. ¿Era Guillermo Cabrera Infante?.

Enrique Pineda. Era Guillermo. Entonces, nada, eso fue un primer choque incómodo. En fin. Y ahí pasaron cosas de esa índole, hubo mucha gente aclamándome con mucho amor y, hubo mucha gente que me fustigó por eso, pero ahí cambió mi vida. Cambió por completo mi vida.

Amaury. ¿Y te fuiste a la Sierra por fin?

Enrique Pineda. Me fui a la Sierra, estuve una buena temporada de ángeles en la Sierra, y conocí otro mundo, otra vida, otro amor, otra manera de vivir y, sobre todo, para mí, que me ha acompañado hasta hoy, bueno me acompañan hasta hoy mis alumnitos aquellos. Los niñitos que me encontré en la Sierra cuando llegué, chiquiticos, descalzos, barrigoncitos, etc., están aquí. Y me llaman y me cuidan. Ya fue, para mí la vida fue otra. Aprendí algo muy importante, prescindir. Aprendí a prescindir. Desde entonces hasta hoy no he hecho otra cosa que el ejercicio de prescindir.

Amaury. De prescindir de cosas materiales.

Enrique Pineda. De prescindir de la vida, de todo. Hoy por hoy soy capaz de prescindir de todo, sin problemas de ninguna índole, sin que me cree conflictos; prescindir, punto. No solamente no hay, no hay de esto, bueno, prescindo. Pero es que hay otros no hay que son más profundos, más complicados y prescindo. He prescindido hasta del amor en muchas ocasiones, porque a veces hay que operarse del amor. Hay que operares de muchas cosas en la vida y a veces uno se opera del amor y ya, tranquilo.

Amaury. Bueno hay dos momentos que yo quisiera marcar, porque los tengo aquí muy presentes, además. Uno es el Enrique Pineda Barnet co-guionista de Soy Cuba, con Evtushenko, esa experiencia, y después el director de ese insólito documental que se llama Giselle. ¿Cómo fue trabajar con Evtushenko en el guión de Soy Cuba y cómo fue trabajar con Alicia en Giselle?

Enrique Pineda. Bueno, yo te diría que hay coautorías mucho más interesantes que esas. La actuación con él no me aportó nada, ni me interesó para nada y hoy me sigue sin interesar, francamente para nada.

Amaury. Y nada, la película, incluso, tampoco.

Enrique Pineda. De la película a mí me gusta mucho su fotografía.

Amaury. Un gran fotógrafo Urusevski.

Enrique Pineda. Su dirección de fotografía es tremenda, el aporte de haber conocido a un hombre como Sergei Urusevski, es uno de los más grandes artistas que he conocido en mi vida. Un tipo de un talento, un artista de una creatividad increíble, profundo, honrado, honesto y amoroso. Gente maravillosa, él y su esposa. Bueno, un director importante, más nada. Un director importante para la historia del cine ruso.

Amaury. Sí, pero la fotografía de Soy Cubaes fabulosa.

Enrique Pineda. La fotografía de Soy Cuba es excepcional. El guión de Soy Cuba, las deficiencias que tiene, las tiene. Yo me hago responsable, porque hay que cargar con todo. Evtushenko podía estar, podía no haber estado, no me enriqueció ni me quito nada en la vida, para nada.

En el caso de Alicia, que por cierto no es un documental.

Amaury. Es un largo.

Enrique Pineda. Es un largo de ficción, porque además está hecho el guión y está tratada la película con la dramaturgia de una película de ficción.

Amaury. ¿Y Por que dice todo el mundo que es un documental?

Enrique Pineda. Porque la gente es esquemática, la gente…, además, ese esquema de película, película es todo, todo lo que fue hecho con cine es película. Entonces película, es una película. Pero aparte podía ser una película documental. No es una película documental ¿por qué documental?, por el hecho de que se hizo en un escenario. Pero se hizo en un escenario con todas las técnicas de un largometraje de ficción. Además, tuvo seis meses de preparación de todos los actores. Todos aquellos actores ya no eran más bailarines, eran actores. Y no es lo mismo pensar un argumento en actor, que pensarlo en bailarín. Y con todo un análisis dramatúrgico de cada personaje, y hubo cambios radicales en la película que no son propios del ballet. Para mí fue una grandísima experiencia, porque tuvimos que estudiarnos, nosotros, el equipo de filmación tuvo que estudiar ballet para entender el ballet y su estructura y poderla llevar a cabo.

Y los bailarines y el equipo del ballet, tuvieron que estudiar cine para entender el fenómeno. Y ahí hice mi primer puente de interés. Realmente era un puente bien interesante.

Las cuatro divas, las cuatro joyas, niñas adorables, nunca han olvidado esa experiencia. Yo no las he olvidado a ellas nunca, como no he olvidado a toda la gente del ballet.

Inclusive, una Alicia distinta a la Alicia que conozco después. Una Alicia diferente, una Alicia sencilla, no modesta, porque eso no le cabe, pero una Alicia estudiosa, una Alicia dócil, aparte de su rigor y de su fuerza. Pero yo recuerdo una anécdota tremenda de una escena en la que llegó un momento que yo le dije a Alicia, Alicia hay que cortarse el pelo. Me dijo: yo, que llevo 14 años dejándome crecer el pelo para la escena de la locura.

Y le dije, justamente mire las manos, mire adónde llegan, esa escena de la locura en una pantalla. No es lo mismo que en un teatro.

En la pantalla necesita mucho menos para que las manos puedan salir. En fin, hablamos de eso, del expresionismo, de la significación de un gesto así, etc. Y al día siguiente llegó con el pelo cortado y yo pensé que aquella rebeldía en aquel momento iba a ser para siempre, no, fue dócil y fue en ese sentido modesta, ahí fue modesta, ahí fue modesta.

Amaury. ¿Y siguen siendo amigos todavía Alicia y tú?

Enrique Pineda. Sí, hay cosas en el medio… entre tú y yo, se interpone, a veces, un abismo que son las vidas, las elecciones, en fin, pero yo la sigo queriendo y la sigo respetando y admirando profundamente.

Amaury. Bueno, aquí yo tengo, Enrique, una lista de películas, tú me dirás si alguna falta. Yo la saqué del currículum que tú me dijiste que me mandabas un currículum por correo, pero que eso no tenía ninguna importancia, pero a mí me ha servido mucho: David, Mella, Aquella larga noche, Tiempo de amar, la super Bella del Alambra, película que me estremeció y me estremece y que cada vez que la ponen en televisión la vuelvo a ver. El Charenton del Buendía y La Anunciación. ¿Qué cosa es el Charenton del Buendía?

Enrique Pineda. El Charenton del Buendía es un documental, un documental largo que es el proceso de montaje para una puesta en escena de la obra Marat/Sade, de Peter Weiss, que por ser el Grupo Buendía, grupo teatral tan interesante, dirigido por Flora Lauten, con Raquel Carrió.

Es un proceso que yo sabía que iba a ser todo un proceso muy rico para mostrarle a los espectadores, que es el proceso interno del teatro, cómo se va haciendo el montaje de la obra, cómo van descubriendo desde la factura de los objetos con los que andan, hasta el propio actor. Cómo se van preparando los actores, cómo van descubriendo imágenes, cómo van descubriendo cosas y es todo ese proceso durante tres años, fuimos filmando poco a poco. Simplemente éramos Pablo Massip y yo. Íbamos todos los días al grupo a filmar un pedacito de cómo ellos descubrían esto poco a poco. Es un trabajo muy interesante, realmente, se llama así, El Charenton del Buendía, ¿por qué? Porque el Charenton es un manicomio que había en París en los momentos de la Revolución Francesa. Y en ese manicomio el Marqués de Sade escondía a los artistas, que le olía a pólvora la cabeza, los artistas que estaban condenados a la guillotina, y el Marqués de Sade los escondía en ese manicomio, que era un sótano y los hacía pasar por locos.

Por eso es que yo le llamo El Charenton del Buendía, porque es el manicomio del Buendía, cómo los actores estos están salvando sus vidas actualmente con el montaje de esta puesta en escena.

Yo hago mucho documental que parece ficción y viceversa, porque Mella es como una ficción con métodos de documental.

Amaury. Eso que se llama ahora docudrama.

Enrique Pineda. No es docudrama, el docudrama es otra cosa. El docudrama es una pretensión de parecerse a un documental y no lograrlo, es otra cosa diferente.

Amaury. Bueno, hablemos de La Anunciación, que es tu más reciente película, y que trata el tema de la separación de la familia.

Escena de la película La Anunciación



Enrique Pineda. La Anunciación es una bronca. La Anunciación es una bronca en todos los sentidos. Siempre hay ángeles demoníacos y siempre hay dificultades y, entonces a mí me plantearon La Anunciación como una dificultad. No hay transporte para hacer cine. Yo dije, bueno, no hay transporte. Me fui al portal de de donde estaba esa discusión y dije: Tin marin de dos pingüés, ahí voy a hacer la película, en frente. De manera, que no hay transporte, yo la hago sin transporte. No, pero no hay pintura para retocar, no sé qué. Está bien, yo quiero el edificio tal y como está. Sí, pero el problema está en que es un lugar muy pequeño, y entonces caben pocos actores. No, si yo con cinco actores la voy a hacer.

Con todos los no, no, no hay, no hay, no hay, y yo te dije que aprendí a prescindir. Ah, pues prescindo. Y realmente iba a ser una película un poco tensa. Pero había algo muy importante que yo necesitaba decir; cosas que yo necesitaba decir. Y ahí está La Anunciación, cuyo título está, yo le había puesto primero Te espero en la eternidad, pero después me supo un poco, que ya empecé a pensar en que no tenía nada que ver con Guzmán, ni con el bolero, ni con nada de esto, es otra cosa, es una cosa más dura y de repente me encuentro con el cuadro de Antonia Eiriz, que se llama La Anunciación. Este, este es, ese esperpento de Antonia Eiriz, esa mujer embarazada, que está ahí, que es un monstruo y que viene el ángel demoníaco a avisarle lo que tienes ahí. Esto es tremendo. Entonces, bueno, me fui con el título de Antonia. Naturalmente esta no es una película con pretensiones de ser bonita. No es una película con pretensiones de ser… Yo precisamente hago el anti anuncio. Yo hago los anti anuncio, yo creo en eso, yo fui publicitario mucho tiempo. Vendí jabón Camay con el alma, y los vendía con ganas y me gustaba venderlos. Pero yo ahora quería hacer el anticine, es decir, esta película no tiene acción, no tiene violencia. Yo dije; ¿qué es lo que prohíben los sábados por la noche?, la película no tiene ninguna de las cosas esas. La película tiene la carga del amor, del dolor, del desprendimiento. Tiene la carga para hacer pensar, para hacer reflexionar. Y así es el resultado. Y se ha puesto en todas partes. El otro día alguien me dijo: cuidado con la piratería.

La piratería yo la agradezco, la piratería es mi distribuidor gratuito. Y así ha caminado por ahí. Bien. Tengo un montón de proyectos, los proyectos no se me acaban. Ya me puse viejo, ya.

Amaury. No hables de eso, aquí no se habla de eso.

Enrique pineda. Ya me puse viejo, porque el abanico se me arrugó.

Amaury. Aquí no se habla de vejez, aquí nadie es viejo.

Enrique Pineda. Pero, realmente yo pa’lante tengo muchísimos proyectos y estoy feliz con eso. De lo que no puedo prescindir es de los proyectos. Iré haciendo proyectos, los dejaré metido por los rincones.

Hoy por hoy mis alumnos son mis minas, porque he ido sembrando alumnos maravillosos, queridísimos que están en todas partes. Ya los hay por dondequiera, por dondequiera me encuentro un alumno. Y eso me hace muy feliz, muy feliz. Yo tengo hijos por docenas y eso me pone muy contento, la verdad.

Amaury. Bueno, Enriquito, qué me queda por decirte. Agradecerte el tiempo que me has dado, porque es un tiempo… el tiempo que me has dedicado hoy y que le has dedicado, por supuesto, a los televidentes que nos estén viendo es un tiempo que dejaste de crear cosas, para contarme cosas.

Enrique Pineda. No, cree cosas, así las creamos.

Amaury. Te quiero mucho.

Enrique Pineda. Gracias, igualmente.

Amaury. Te quiero mucho siempre, siempre te he querido, siempre te he admirado. Y a ver si en estos días trabajamos en algo juntos.

Enrique Pineda. Y no hablamos de tus papis.

Amaury. No, no, de mis papis…

Enrique Pineda. Esa entrevista te la hago yo.

Amaury Pérez. Esa es otra entrevista y yo sí no voy a llorar en televisión. Te quiero mucho.

Enrique Pineda. Chao.

Amaury. Buenas noches tengan todos.


Aprobado por unanimidad...


“…Esta Revolución se debe vivir
con una gran mística”
Miguel Barnet


“¿Sabes que es lo que recuerdo con más intensidad de aquellos primeros años?, mis días de maestro voluntario, de alfabetizador en la Sierra Maestra. Habíamos subido a un camión y ascendimos dando tumbos por una loma que parecía empujarnos hacia abajo. Fue un momento tenso e inolvidable. Después, aquella noche llena de estrellas y mis alumnos: campesinos todos, observaban con una mezcla de curiosidad y asombro, sobre la pizarra, sus primeras letras, mientras seguían cada movimiento del maestro delahabana, el lugar hasta donde habían llegado las columnas rebeldes que bajaron de la Sierra; el sitio donde los edificios eran más altos que las palmas y los caminos eran amplias avenidas repletas de autos, verdaderos ríos de asfalto; el lugar donde el mar se veía tan cerquita que podía tocarse con la mano. “Siento un gran orgullo de haber sido maestro” —dijo— “Es algo que no podré jamás olvidar. Por supuesto, el magisterio ha marcado mi vida como cineasta. Incluso, cuando realizaba el casting para mi nueva película: La bella del Alhambra, se presentaron muchísimas personas para el papel de Rachel. Recuerdo que le confié a Beatriz el papel protagónico porque sabía que podría darme el personaje que buscaba. Esa película hará época en el cine cubano. Son cosas como estas premoniciones desde las que se aprende a mirar en el alma de las personas con las que trabajas, así lo he podido descubrir en la de los actores que contratamos para este filme. Eso es posible de entender cuando uno ha sido maestro.”
(Fragmento de una entrevista al cineasta Enrique Pineda Barnet, publicada en Radio Cadena Habana, tres meses antes de exhibirse su película La Bella del Alhambra). Entonces era (este servidor) un estudiante del segundo año de la carrera de periodismo.

...aprobado por obligación

“No debí aceptar esa imposición”, me dijo y sus ojos gritaron de impotencia. Me exigían elevar el por ciento de aprobados y no sabía cómo hacerlo. La orientación venía de la provincia, pero las respuestas en los exámenes no se diferenciaban, en absoluto, de los rostros naufragantes que se veían en las aulas. Por ejemplo, en las pruebas de Historia podías descubrir que los estudiantes respondían las cosas más absurdas y escritas de manera ilegible, en códigos solo entendibles por aquellos jóvenes que hablaban de la misma manera en la que atropellaban las reglas ortográficas, sin imaginar cuántos años habían sido cuidadosamente estudiadas, conservadas y establecidas por la Real Academia de la Lengua Española. Uno los ve con la mirada perdida, muy lejos del aula y te preguntas: “¿En qué piensan, qué los distrae de esa manera hasta el punto de convertirlos en zombis?”, pero nunca encontrarás las respuestas. Por un lado, los muchachos y por el otro la Provincia y los metodólogos, con sus caras serias y el maletín lleno de jabitas plásticas en las cuales pueden echar lo que se les pegue, ¿pero… qué se les va a pegar en una escuela? ¿Tizas, lápices, libretas…qué? Ellos tampoco tienen la culpa, hacen su trabajo como nosotros los maestros, solo que los palos les vienen de más arriba, del Ministerio. En común, cada cual, quieren demostrar que no pierden el tiempo en sus oficinas y que son responsables de los avances educacionales en un país, tao, tao, tao… ¿Y los maestros de verdad…? Me refiero a los que tuvieron una juventud agitada por el influjo de una Revolución capaz de motivar hasta las piedras, incluso morirse si fuera preciso. ¿Qué ha pasado entonces? De pronto a mucha gente parece que se les olvidó el pasado. Nadie recuerda la miseria, sino la opulencia: las tiendas con los escaparates llenos de luces (todo el día) y los carrazos americanos del año que viene rodando por las calles, y el dinero de sobra para comprar, con centavos, media libra de carne de res y para qué decir los embutidos y bazofias que se vendían en cualquier fonda de chino a tres platos hondo por medio real. ¿Por qué recuerdan tanto, los del campo, aquellas nochebuenas de frugales comidas: carne de puerco, yuca, tamales, congrí…? Parece una enfermedad de la memoria que ataca como un virus a través de la sangre y hace olvidar a quienes ni siquiera tenían la vara para medir el hambre que pasaron cuando eran hijos o nietos; y toda la basura que tuvieron que hacer para buscar esos cuatro quilos prietos para comprar, por ejemplo, “tres de café y uno de azúcar” y mojar el pan con un poquito de aquel mejunje caliente, incapaz de contentar las tripas llenas de vientos. Y no fue embullo, eso me decía mi abuela, que sí recuerda al tiempo muerto y la falta de trabajo comerse a mucha gente; y a los desamparados por la falta de condumio, expuestos, cuando menos, a un catarro que terminaba en tuberculosis. No fue embullo, repetía mi abuela, lo que ocurrió cuando los muchachos querían irse con Fidel para las lomas y que la gente escuchaba bajito (como algunos ahora quieren hacer con Radio Martí) las emisiones de Radio Rebelde, y vendían bonos del 26 y se buscaban una entrada de palos en una cuarta de tierra, en el mejor de los casos. Tampoco fue embullo lo que empujó a una pila de muchachos, varones y hembras, por todos los rincones de Cuba (incluso los barrios olvidados en la Capital) a participar en la Campaña de Alfabetización e irse para el Escambray, con unos FAL más grandes que ellos mismos o despertar (en plena adolescencia) junto a las cuatro bocas, apostados frente al Malecón durante la crisis de octubre, dispuestos a repetir la hazaña de Girón. Pregúntese: ¿Cuántos guajiros aprendieron a leer, escribir y después ver a sus hijos en las escuelas? La gente parece haber olvidado esas cosas. Claro, es más fácil encontrar las culpas para justificar la apatía, el miedo y la falta de un montón de cosas que se pierden cuando el hambre es en el cerebro. Prefieren olvidar. No sé cómo, ni quién realizó los primeros Quince de una jovencita hija de proletarios; pero logró sembrar la semilla de la “igualdad” en el terreno equivocado, abonado por los recuerdos de otros. No es que tenga nada contra los Quince, sé que solo es una vez en la vida; a menos que se vivan más de cien años. Ahora, con una revista llena de autos y cosas, es más fácil soñar que pedir, exigir que trabajar. Ni siquiera hace falta leer, porque lo bueno se entiende con solo ver las fotografías. Si no hablas bien el español, qué importa saber lo que dicen en inglés o francés o en chino. Lo importante es el número del billete y lo que compras con él. Así que cuando los metodólogos vienen con su cantaleta tienes que entenderlos, también a los del Ministerio. Todos tienen sus razones y, por la izquierda, se vive en otro país: el de los favores, el de los compromisos, el de los que pueden comprarlo todo porque trabajan en los lugares clave: donde está todo (en almacenes o no) y tienen lo necesario para comprar hasta el silencio cómplice de quienes ven re-construir un antiguo palacete y, llave en mano, ver después a toda una familia (quizá de ascendencia obrera pobre o guajira de vara en tierra, camino real o monte adentro) salir de casa en un flamante auto que hasta en las revistas de afuera cuestan más de una vida de los de adentro. ¿Qué pasa? Parece que la gente olvidó esas cosas, que nunca hubo un BRAC, ni un policía con el palo dispuesto a dar una vuelta en redondo y romperte la crisma, ni guardias a caballo por el campo esperando ver la manera de empujarte al camino, quemar el bohío y templarse a la muchachita si fuera posible. Es verdad que de esas cosas, de los recuerdos, no se come, no se vive…; pero ¿acaso vale todo eso perder la memoria? No debía haber aceptado esa imposición aunque viniera de la Provincia o del Ministerio, pero ahora estoy en la encrucijada, mientras ellos miran hacia fuera como si allí estuviera cada respuesta del examen. Quizá piensan que es mejor irse detrás de un yuma y pasarla bien con un cigarro o una cerveza buena en la boca que escuchar una lección de historia y… ¡dale menea, menéate, menéate, dale con todo, que ya viene, que ya llega…! , ah. aj, aj. ¡Ay, mi madre! ¡¿Qué es esto, Dios mío…?! ¡Claro, dale, dale, da a a a leeee...!

Japón: La magnitud aun desconocida de una tragedia



Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

La magnitud de la tragedia del Japón convoca a la comunidad internacional en los esfuerzos para ayuda al pueblo nipón a sobreponerse de una pesadilla que amenaza a todo el planeta. Por su parte, y de acuerdo con los principios solidarios que le caracterizan, el gobierno de Cuba ofreció a Japón ayuda de médicos y socorristas en el momento que lo requiera, luego del sismo de 9.0 grados en escala de Richter que sacudió a Japón el pasado viernes, informaron hoy medios locales.

La oferta solidaria, agradecida por el gobierno de Tokio, fue hecha por el embajador de Cuba en el país asiático, José Fernández de Cossio, según un despacho de la estatal agencia cubana de noticias (AIN). El diplomático informó que los cubanos que se encuentran en Japón están a salvo y existe permanente comunicación con ellos y que e mantienen, en perfecto estado de salud, los residentes cubanos en esa nación, así como los becados y los integrantes de la misión diplomática cubana, subrayó. Subrayó que, ante pronósticos de nuevas réplicas y otras amenazas de catástrofes, las autoridades cubanas se mantienen alertas y dispuestas a apoyar en todo lo necesario a los japoneses y al personal que representan.

Según datos del Departamento de Control de Desastres, Japón registra hasta ahora daños totales o parciales en más de 63 mil edificios, 561 mil líneas telefónicas y 221 mil conexiones a Internet. Mientras que fuentes de la policía japonesa indicaron hoy en Tokio que la cifra de muertos asciende a casi dos mil 500 y las personas desaparecidas llegan a 17 mil. No obstante, otros aseguran que la cifra de muertos por el terremoto y tsunami que afectaron el viernes a Japón podría sobrepasar las 10.000, mientras trabajadores de rescate continúan buscando sobrevivientes en las devastadas ciudades costeras del noreste.

El sismo y tsunami causaron la muerte en más de una decena de las 47 prefecturas de Japón.

PREFECTURA MIYAGI, noreste de Japón

– Al menos 785 personas confirmadas como muertas en ciudades como Kesennuma, Higashimatsubara y Sendai, pero las autoridades locales temen que más de 10.000 personas puedan haber muerto en la prefectura solamente.

– Un total de cerca de 2.000 cadáveres fueron encontrados en varias costas, incluyendo 1.000 en la ciudad de Minamisanriku.

– Minamisanriku tiene una población de 17.000 personas, pero 10.000 están desaparecidos tras el tsunami.

– Ha habido reportes que 200 a 300 cadáveres han sido hallados en el distrito Wakabayashi de Sendai, y cerca de 50 cuerpos han sido recogidos en el área.
PREFECTURA IWATE, noreste de Japón

– Al menos 574 personas se confirmaron muertas, incluyendo las de las ciudades de Ofunato y Rikuzentakata.

– La ciudad de Rikuzentakata, con una población de 23.000 habitantes, fue “casi aniquilada por completo”, dice el departamento de incendios. No hay información aún sobre cuántos sobrevivieron. Más del 80 por ciento de la ciudad estaba inundada.

– En la ciudad de Otsuchi, de una población de 15.000 personas, 12.000 están desaparecidas.

PREFECTURA FUKUSHIMA, noreste de Japón

– Cerca de 420 personas, incluyendo las de las ciudades de Iwaki y Minamisoma, se confirmaron muertas. Cerca de 1.200 personas están desaparecidas.

CIFRA DE MUERTOS EN OTROS DISTRITOS

Tokio — 7
Chiba — 15
Ibaraki — 19
Aomori — 3
Tochigi — 4
Kanagawa — 3
Hokkaido — 1
Yamagata — 1
Gunma — 1

(Algunos datos fueron tomados de la compilación realizada por World Desk Asia; editado en español por Gabriela Donoso) REUTERS

USAID Ayuda tenebrosa



Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la Internet

Hace unos días un tribunal cubano condenó a 15 años de prisión al contratista estadounidense Alan Gross, al considerar probada su participación en un "proyecto subversivo del gobierno de Estados Unidos'' contra la isla mediante el uso de sistemas de infocomunicaciones. No obstante, en la sentencia del Tribunal Provincial de La Habana, se rebajó cinco años a la petición de pena que formuló inicialmente la Fiscalía.

Alan Gross fue detenido en La Habana en diciembre del 2009 por distribuir equipos satelitales a una comunidad judía en la isla, si bien las autoridades cubanas no presentaron cargos contra él hasta quince meses después, en febrero de este año, cuando se anunció su juicio.

Por supuesto, Washington no tardó en reaccionar y calificó la sentencia cubana al definirla como “otra injusticia en el suplicio'' de Gross, según declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Tommy Vietor, quien pidió la "liberación inmediata'' del contratista.

"Alan Gross es un trabajador entregado del sector del desarrollo internacional (por supuesto no lo relaciona con operaciones encubiertas para los servicios de inteligencia de los Estados Unidos) que ha dedicado su vida a ayudar a personas en más de 50 países. Estuvo en Cuba para ayudar a los cubanos a conectarse con el resto del mundo'', dijo a EFE en Washington el portavoz del Departamento de Estado para América Latina, Charles Luoma-Overstreet.

La sentencia del tribunal cubano, apunta a EEUU como instigador de ese proyecto al reseñar que Gross reconoció en el juicio haber sido "utilizado y manipulado'' por la Agencia de Desarrollo Internacional (USAID) "subordinada al Departamento de Estado y que financia a la empresa contratista DAI (Development Alternatives), en nombre de la cual Gross vino a Cuba''. Según el fallo, Alan Gross podrá presentar "en su momento'' un recurso de casación ante el Tribunal Supremo de la isla.

El caso de Alan Gross y su vínculo con la USAID no es aislado. La actividad de esta “agencia” en la realización de planes subversivos y de inteligencia ha sido probada en numerosas naciones latinoamericanas. La situación de bloque creada por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba es un hecho que acentúa la imposibilidad de relaciones normales entre Washington y Cuba. De ahí que esta empresa, a la cual representa el señor Gross (Development Alternatives),es una alternativa para la continuidad de los planes de la Casa Blanca en función de atacar y crear las bases de desobediencia civil en una nación soberana, independiente y reconocida, con todos sus derechos, en la ONU.

LA USAID Y EL PRESUPUESTO “INVISIBLE” DE LA CASA BLANCA PARA LA GUERRA ENCUBIERTA

El pasado 30 de octubre de 2008, Dennis C Blair, director de la Oficina Nacional de Inteligencia (Office of the Director of National Intelligence (DNI), recibió la orden de desclasificar el presupuesto para el año fiscal 2009, que sería empleado en el Programa Nacional de Inteligencia (PNI). En la “punta del iceberg” de este presupuesto, se dieron a conocer cifras superiores a los 49 mil millones 800 mil dólares. Parte de ese financiamiento, fue destinado a los servicios de Inteligencia en función de mantener acciones de guerra encubierta contra determinadas naciones, entre ellas (por supuesto) Cuba.

El 15 de septiembre de 2009, se anunció que el presupuesto combinado de todas las agencias de inteligencia alcanzó los 75 mil millones de dólares (parte visible de la cifra). Teniendo en cuenta esta información se debe tener en cuenta las declaraciones primeras del presidente norteamericano Barack Obama quien confirmó la necesidad, para su administración, de “pasar a una nueva era, una nueva etapa (…) y por la que este presupuesto hace (…) para reconstruir nuestros esfuerzos militares, de seguridad (…) y expandir nuestra diplomacia (léase soft war)”.

Incluso, el mandatario estadunidense adelantó que: “necesitamos usar todos los elementos de nuestro poder”; potencial que se tradujo en la asignación de 533 mil 800 millones 700 mil dólares, 4 por ciento más que en 2009, para el año fiscal 2010.

En la foto, las llamadas "Damas de Blanco", variante para la creación de grupúsculos de subversión en Cuba, apoyados financiados por el gobierno de los Estados Unidos.



EL CASO DEL AGENTE GROSS

Para tomar la decisión de sancionar al señor Alan Gross, el tribunal cubano, tuvo en cuenta las numerosas pruebas testificales, periciales y documentales practicadas en el juicio oral, en especial las presentadas por la fiscalía, que demostraron la participación directa del contratista norteamericano en un proyecto subversivo del Gobierno de Estados Unidos para tratar de destruir la Revolución, mediante el empleo de sistemas de infocomunicaciones fuera del control de las autoridades para promover planes desestabilizadores contra diversos sectores sociales.

Durante la vista del juicio oral, el propio señor Gross, acusado, reconoció haber sido utilizado y manipulado por la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) de los Estados Unidos, subordinada al Departamento de Estado y que financia a la empresa contratista DAI, en nombre vino a Cuba.

La compañía de Maryland que contrató al desarrollador Alan Gross ganó más de 2 700 millones en contratos con la USAID desde el año 2000 hasta el año 2009, según muestran las estadísticas oficiales del gobierno de los Estados Unidos.

Development Alternatives Inc., o DAI, envió a Gross a Cuba como parte de los programas de la USAID de financiamiento de la “democracia” y el propósito de instalar una red satelital de comunicaciones ilegal que permitiera el trabajo subversivo de los grupúsculos contrarrevolucionarios en la Isla.

DAI, ubicada en Bethesa, Maryland, recaudó 2 720 391 038 dólares en contratos de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID por sus siglas en inglés), de acuerdo con un reporte de FedSpending, que se encarga de rastrear el gasto público.

Las nueve compañías que le siguieron fueron:
1. CHEMONICS INTERNATIONAL INCORPORATED - $1 647 101 126
2. BEARINGPOINT, INC - $994 453 511
3. RESEARCH TRIANGLE INSTITUTE - $781 069 203
4. BERGER LOUIS GROUP INC - $680 280 412
5. COFFEY INTERNATIONAL LTD - $445 549 179
6. JOHN SNOW INC (JSI) - $424 500 839
7. MACRO INTERNATIONAL INC - $396 961 113
8. TETRA TECH, INC. - $340 521 186
9. L-3 COMMUNICATIONS HOLDINGS - $278 752 145


La DAI recibió en menos de una década el mayor monto de dinero de la USAID
Lista de los diez primeros contratistas de la USAID del 2000 al 2009. Fuente: FedSpending.org

La Federal Assistance.gov ha reportado que la ayuda estadounidense a grupos para la “democracia” en Cuba se centra en “la prestación de asistencia humanitaria a los presos de conciencia y sus familias, el fortalecimiento de la sociedad civil, apoyar a los movimientos cívicos basadas en cuestiones de acción y coaliciones, y la promoción de las libertades fundamentales, especialmente la libertad de expresión y la libertad de prensa”.

Estos fueron los montos asignados en las partidas públicas:

FORMAS E INDICIOS DE AGRESIONES CONTRA CUBA.

En los planes de ofensiva estratégica, contra Cuba, Washington viola lo establecido por la Carta de la ONU con relación a las emisiones radiotelevisivas contra un Estado soberano y, especialmente, en el caso de Cuba, utiliza todos los medios técnicos para cumplir sus objetivos como es el caso de la TV y Radio Martí, emisiones que garantizar la continuidad e intensidad de la propaganda subversiva en miles de horas de radio y televisión con el propósito de influir en el estado de ánimo y la conciencia de las personas en un país asediado por el férreo bloqueo impuesto hace casi medio siglo y las presiones de sus leyes extraterritoriales: Torricelly y Helms-Burton, además de la presente ayuda coalicionada del grupo europeo, léase Unión Europea.

Para tener en cuenta las dimensiones de estas operaciones encubiertas como las realizadas por el agente Alan Gross, Washington utiliza directivas de inteligencia como la número 13, del Consejo Nacional de Seguridad (National Security Council) puesta en vigor desde el 19 de enero de 1950 y titulada: Exploitation of Soviet and Satelites Defector outside the United Status y en la que se leía:

“(…) es de interés político y diplomático para el país, y asunto de seguridad nacional, que los desertores sean acogidos y se les ayude a obtener un grado de seguridad personal y económica, y que sientan las ventajas de vivir en una sociedad libre (….). La CIA es responsable de inducir la deserción de los potenciales desertores”.

Por supuesto, este tipo de agresiones encubiertas (de la CIA y otras agencias de inteligencia norteamericanas) forman parte de la estrategia permanente de cualquier administración, en la Casa Blanca, contra nuestro país. Por ejemplo, Robert M. Gates, secretario de Defensa, se planteaba el 14 de mayo de 2008 si las instituciones de defensa formadas balo el National Security Act de 1947, “¿están preparadas para encarar los desafíos que tendrán en el siglo XXI?

Esta pregunta resultó formulada durante una conferencia impartida en el American Academy of Diplomacy. La respuesta la ofreció el propio señor Barack Obama, en su campaña por la presidencia de los Estados Unidos:

“Si yo llego a ser el rostro visible de la política exterior y el poder en Estados Unidos (obsérvese que dijo: rostro visible (…) y el poder) tomaré las decisiones estratégicas con prudencia, y manejaré la crisis, emergencias y oportunidades en el mundo, de manera sobria e inteligente”.

Para tener una idea de esta aseveración debemos preguntarnos: ¿Quién era el actual Comandante en Jefe del ejército de los Estados Unidos?

El señor Barack Obama se especializó en relaciones internacionales y escribió su tesis acerca del desarme nuclear soviético, precisamente sobre el tema que Zbigniew Brzezisnki, escribía por esos años cuando era jefe del Instituto de Problemas del Comunismo. Z.Brzezisnki, es uno de los tanques pensantes que actuó con mayor efectividad durante el llamado período de la Guerra Fría, que en nuestro caso (Cuba) aún no ha terminado.

Incluso, el propio Brzezisnki, exponía la teoría de choques de civilizaciones para lanzar, a la guerra, a unos países contra otros como por ejemplo: Irán contra Iraq, Etiopia contra Somalia, Colombia contra Venezuela y China contra Rusia. Destruir a la Revolución cubana es una prioridad para todos los gobiernos de los Estados Unidos.

“Por poderoso que sea el imperio, por sofisticadas que sean sus técnicas y sus armas, no está en condiciones de pagar el precio que significaría semejante aventura. Es posible que no esté dispuesto a pagarlo nunca, ¡pero nosotros sí sabemos que el precio que corresponda al sagrado principio de la defensa de nuestra patria y de nuestra Revolución, por alto que sea, estaremos dispuestos a pagarlo siempre!”.
Fidel, 5 de diciembre de 1988