sábado, 29 de enero de 2011

Cuando se tiene por nombre Ernesto



Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

“soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen, por este día, los muertos de mi felicidad”.

Silvio Rodríguez

Hay hombres que llevan sobre sí, el decoro de muchos hombres. Así ocurrió con el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Che. Es por eso que muchos sentimos una particular relación con el guerrillero argentino que se convirtió en ejemplo desde los días del Granma hasta su muerte en Bolivia. Pero hoy, traigo a mi blog dos momentos en mi vida: La vez que nos colocaron la pañoleta de pioneros, tenía apenas siete años, y juramos que seríamos como el Che. Es un lema que es común escuchar en todas las escuelas de Cuba en las voces de millones de niños que estremecen, hasta las raíces, con sus rostros de futuro también quieren ser como el Che.
También recuerdo mi visita al Mausoleo donde se guardan sus restos en Santa Clara. Supe que formaba parte de ese destacamento de hombres aunque aún tengo la vida para seguir construyendo por la Revolución. Es cierto que soy feliz, como dice Silvio en su canción.

Pero ahora quisiera compartir estas líneas escritas por el Guevarista Orlando Guevara Núñez, a quien admiro por la fuerte convicción de su pensamiento.



“En 1967, al conocer sobre la muerte del Che y de Tania en Bolivia, me propuse, cuando tuviera hijos, ponerles esos nombres. Y logré hacerlo. Mi hija se nombra Tania. Mi hijo se nombró Ernesto Guevara, por ser ese mi apellido. Murió a los 18 años, por fatal accidente, vistiendo un uniforme verde olivo. Así, dos veces he llorado la muerte de personas con un mismo nombre. Un día, al salir a una misión internacionalista como combatiente, y no tener la certeza del regreso - siendo ellos muy pequeños para entenderlo en aquel momento- quise dejarles por escrito la razón de sus nombres. Entonces les escribí un poema- aunque no soy poeta- que aún conservo en la memoria. Con el perdón de los poetas, por primera vez lo hago público, dedicado a este espacio: Hijos míos: Mucho antes de nacer ustedes/ ya tenían sus nombres/ Yo los había arrancado del inerme cuerpo de dos héroes muertos/ y al dárselos, a los dos les señalé la senda de sacrificio y lucha que recorrieron ellos/ Llevan ustedes dos nombres guerrilleros/ que atravesaron las fronteras de sus patrias para vivir por siempre en el corazón de América/. Dos nombres de titanes que a su paso encienden/ la antorcha de la lucha y sirven de trinchera. No es un simple homenaje a los caídos/ es más bien un compromiso de ser como ellos/ y de llevar por siempre, junto al nombre unidos/ la fe de sus principios, la fuerza de su ejemplo/. Pero si un día, al correr del tiempo/ se alejan de la senda heroica del pueblo/ si les fallan las fuerzas/ las rodillas les tiemblan y no son capaces de luchar por esto/ tan sólo pediré: cambien sus nombres/ y llámense de cualquier forma, !Menos Tania y Ernesto! Tania mantiene su nombre”.

¡Así de grande es! Estudiantes de la Ciudad de la Plata


Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet


"A la memoria eterna del Ruso"

Actualizado con la colaboración de la pincha Nora Salas. Tendré un espacio especial para los Estudiantes en mi blog. A la memoria eterna de quienes fundaron este equipo, los que lo defendieron y los que siguen en sus filas.

Cero a cero, fue el resultado del juego de ayer 28 de enero, en Mar del Plata, entre los equipos de Estudiantes y el River. Pero la Copa Triangular de Verano, se queda en manos de los campeones de la Ciudad de la Plata. Pocas líneas pude escribir. Eso no importa, muchas páginas de gloria escriben cada día nuestros pinchas. Es la esencia que no se puede describir con palabras. Gracias al apoyo de Macarena Aguirre, una pincha que tuvo a bien darme el alegrón. ¡Así de grande es nuestro equipo de campeones!

Es cierto que el cielo nos queda chiquito, puedo ver sus confines en cualquier partido de Estudiantes.

(Mar del Plata - Enviados Especiales) En el cierre del Torneo Ciudad de Mar del Plata, Estudiantes y River no se sacaron ventajas en un partido sin grandes emociones. El cotejo que tuvo lugar en el José María Minella careció de situaciones y finalmente el cero en el marcador dio cuenta de un habitual partido de verano en el que suele haber imprecisiones cuando los jugadores recién empiezan a sumar rodaje con el balón en sus pies y se preparan de la mejor manera para comenzar el Clausura 2011.

La copa que recibió Juan Sebastián Verón una vez finalizado el encuentro es y será simplemente algo simbólico para darle cierre al torneo disputado en Mar del Plata entre Racing, River y el propio Estudiantes. Carecerá de importancia para muchos, pero lo cierto es que el Pincha arrancó el 2011 de la misma manera que cerró el 2010: con un nuevo trofeo bajo el brazo; pese a no lucirse, el equipo de Sabella supo controlar un partido que se presentó aburrido por momentos y con escasas situaciones a lo largo de los 90 minutos de juego.

Bajo la impronta del 4-4-2, el León se enfrentó a un equipo que necesitaba reponerse del golpe anímico y futbolístico que implicó la derrota por 2 a 0 en el superclásico ante Boca. Con la tranquilidad que otorgaba un enfrentamiento de pretemporada, los dirigidos por Pachorra afrontaron las acciones con el compromiso que ameritaba la ocasión y supieron trabajar el partido en el que el Millonario tuvo las situaciones más claras aunque el empate final calificó la discreción presentada desde ambas partes.

Fueron los de Núñez los primeros en avisar apenas transcurrían 5 minutos de partido cuando Acevedo practicó un remate de media distancia que se fue varios metros por arriba del travesaño del arco defendido por Agustín Orión. La réplica pincharrata no tardaría en llegar, dado que 120 segundos después Juan Sebastián Verón exigió al juvenil Chichizola luego de ejecutar un tiro libre con comba que el arquero de River debió enviar al corner con su mano derecha por sobre el arco.

Pese a las primeras alertas, el desarrollo del amistoso no brindaba demasiadas satisfacciones ni de un lado ni del otro; mientras el conjunto platense intentaba hacerse de la tenencia de la pelota por medio de Enzo Pérez, Verón y Barrientos, bajo la contención y el sustento de Braña, los de López buscaban imprimirle dinamismo y salida rápida a su equipo a través de las esporádicas apariciones en ataque de Lamela, algunas escaladas de Juan Manuel Díaz por el sector izquierdo, mientras que Pereyra era el encargado de crear juego por la banda derecha del campo; todos en pro de asistir al solitario Mariano Pavone.

Apenas un contragolpe rápido de River hizo acaparar la atención de quienes llegaron hasta el estadio de Mar del Plata, cuando a los 34' de la primera parte Erik Lamela capitalizó la pelota recuperada en mitad de cancha, trasladó unos metros el esférico y habilitó hacia su derecha para la llegada de Roberto Pereyra, quien sacó un fuerte remate que obligó a Orión a estirarse contra el palo derecho para evitar la caída de su valla y lo que hubiese significado la apertura del marcador. Sin más, con un suave tiro de Pavone que tendría como destino las manos del golero ex San Lorenzo finalizaban el primer tiempo.

En la etapa complementaria no hubo grandes modificaciones en cuanto al desarrollo del partido, y con el transcurrir de los minutos el match se cerró de a poco en un resultado que terminó siendo inamovible producto de las pocas situaciones de riesgo creadas en ambas áreas. Por el lado del Pincha, Mercado tuvo menor participación en ataque de la que solía tener en el torneo pasado producto del cambio de esquema, dado que se vio más abocado a la marca y no tanto a su función en ofensiva; Barrientos no estuvo muy activo y sólo logró juntarse con Pérez en pocas oportunidades, hecho que sintieron tanto Gastón Fernández como Rodrigo López, quienes tomaron escaso contacto con la pelota.

Por su parte, River apeló a cortar el juego de su contrincante en mitad de cancha con las activas presencias del tandem Almeyda - Acevedo, y buscó torcer la resistencia del elenco albirrojo por las bandas, tanto con Buonanotte como con Pereyra. Así fue como el tucumano tuvo una de las chances más claras de su equipo tras ser habitilado por el Tanque Pavone e intentar definir posteriormente por sobre la figura de Orión quien, rápido de pies, consiguió atorar e impedir una certera definición.

Dentro de lo poco que hubo para destacar, en el minuto 24 del complemento Lamela dilapidó lo que fue la oportunidad más importante del Millonario: el ex Estudiantes, oriundo de Tres Sargentos encaró por izquierda a la defensa Pincha y habilitó en profundidad a su juvenil compañero, quien sacó un remate cruzado ante la salida del arquero, pero el disparo se iría apenas unos centímetros al lado del palo izquierdo. Con esa, se terminarían las situaciones en el partido.

Alejandro Sabella optó por darle minutos al Chino Benítez, quien ingresó en lugar del Roro López para quedarse así con un único delantero y a la vez permitir que el mendocino Enzo Pérez pudiese liberarse más en la zona de volantes; aunque la modificación no varió demasiado la ecuación del encuentro. En tanto, a falta de menos de diez minutos para el final, el coach reemplazó a Ré por Iberbia para preservar el físico del ex Newell's, quien recién la semana pasada se sumó al resto del grupo para trabajar con normalidad.

Fue final en Mar del Plata y Estudiantes se quedó, producto del 0 a 0 (había goleado en el partido inaugural a Racing por 4 a 0), con la Copa Ciudad de Mar del Plata que estaba en disputa. El Pincha sumó rodaje en la etapa final de la pretemporada, Sabella pudo poner en cancha a su equipo ideal y así sacar conclusiones con cuestiones a corregir y otras a mantener, todo en vistas del debut del próximo 11 de febrero a las 19 en Quilmes frente a Newell's por el Torneo Clausura. Mientras, aún en pleno verano, el León se dio el gusto de continuar con la sana costumbre de levantar una nueva copa.