martes, 28 de septiembre de 2010

Contigo en la distancia (el fragmento vivido del libro que no escribí)

Raúl San Miguel

En la avenida los autos dejan una estela atomizada de polvo y lluvia. Daniel observa desde la ventana. Lo hace con la intensidad del que busca un rostro conocido entre los transeúntes, pero sabe que no encontrará la respuesta esperada entre los que apuran el paso, en zigzag, sobre los charcos de agua que inundan las aceras. La intempestiva lluvia parecía entorpecerlo todo y no tendría tiempo para observar a Mara cuando llegara hasta al parque de El Quijote.
_ ¿Puedo sentarme?, dijo el hombre vestido impecable, cuidadosamente perfumado y con la sonrisa dibujada en el rostro que parecía acabado de afeitar.
Daniel, sorprendido, asintió con un gesto breve. El hombre tomó asiento y adquirió una pose meditativa que sólo duró unos minutos. Después rompió el silencio. Decía algo acerca del concierto ocurrido la noche anterior. Parecía que toda La Habana murmuraba a la vez acerca del espectáculo que reunió, escandalosamente, a trovadores y músicos de orquestas populares en la Plaza de la Revolución donde se mezclaron gente con el pelo largo, de blue jeans apretados, gastados y sucios con aquellos de lenguaje duro, en el argot popular, negros, mulatos y blancos provenientes de los barrios llamados marginales de toda la ciudad y que aplaudieron, con gusto, tanto a los intérpretes de la canción política como a los que hicieron mover sus cuerpos bajo el influjo de los vientres y caderas femeninos exasperados por el seductor ritmo, sumergidos en el derroche contagioso de la Timba cubana.
_ ¿Esperas a una amiga?, preguntó el desconocido.
_Sí, respondí sin marcado énfasis.
_Entonces…, interrumpo. No tengas pena muchacho puedo irme a otra mesa.
_No, está bien así. Quizá ella no venga… ¡Con esta lluvia…!
_No creas, las mujeres son impredecibles, pero son muy ajustadas a sus propósitos. ¿Te pareció bueno el concierto, digo me refiero a la convergencia de trovadores y orquestas populares?
_No estuvo mal, respondió Daniel.



(Fragmento de la novela Días de noviembre que dediqué a César Portillo de la Luz)

Recuerdo perfectamente aquella tarde. Hacía unos pocos días había perdido a mi padre. Tomaba un chácara (escarcha de té diluido en ron) en el club de los periodistas, ubicado en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Realmente me sentía devastado cuando llegó César y pidió un lugar para compartir la mesa. Puedo describirlo como un filósofo, un intelectual dotado de la virtud del magisterio, un cubano que resume los rasgos más autóctonos de nuestra identidad nacional.
De aquel encuentro tuve el privilegio de recibir su apoyo y la condición de hijo adoptivo que acepté sin saber quién era hasta que, en el momento de la despedida, escribió su nombre teléfono y dirección en mi agenda de bolsillo.
Pasaron unos días y vino a verme, a la Facultad de Periodismo, un joven que decía ser mi hermano. No entraré en detalles, pero se trataba de Jorge Petinaud, un excelente periodista que fue enviado por Portillo para que me conociera. También se lo agradezco a Portillo de la Luz.

Poco tiempo después el Peti, me propuso escribir un libro testimonial relacionado con el maestro César Portillo de la Luz. No me creí en condiciones de hacerle la solicitud de las entrevistas que, estoy seguro, César hubiese aceptado. Sin embargo, con el tiempo la idea tamborileó en cada nuevo proyecto literario que asumía, hasta que se materializó en un fragmento de la novela Días de noviembre. Mi primer libro terminado (en vías de realización por una casa productora de radionovelas en Cuba). No obstante, confieso, ahora que me siento en mejores condiciones de asumir un reto literario mayor, que no podría escribirse la historia de César Portillo de la Luz, sin vivirla. Solo puede escribirla ese gran hombre que, por suerte, sigue entre nosotros en momentos difíciles y en los cuales se habla de identidad e independencia. De César Portillo de la Luz, aún conservo estas palabras dichas aquella tarde de mediados de los ochenta.

Atravesamos momentos difíciles, de confrontaciones de ideas, que no son atribuibles de manera exclusiva a conflictos generacionales, ni de preferencias por la música. Para mí, dijo, el concierto (se refiere al concierto en la Plaza de la Revolución) fue una brillante idea, una manera de enviar un mensaje claro a quienes pretenden crear divergencias entre los artistas de nuestro país. Lo importante es confiar en las ideas que defendieron nuestros próceres en la Manigua, a golpe de machete…, lo importante es creer en la firmeza de nuestros principios y de la Revolución, eso también forma nuestra identidad nacional y Cultura. De lo contrario, te vas a pique como toda aquella gente que no cree en los que vivimos en esta Isla, que no entiende por qué los cubanos podemos mantenernos unidos con independencia de los credos y las razas.

Este último párrafo, integro, recoge la esencia de algunas de sus ideas expuestas por César y que recogí, en mi agenda, mientras le escuchaba. Supe del dolor del esclavo negro, de la mezcla de razas que conformarían nuestra nacionalidad y de los héroes de antes y después. Es un legado que guardo para no perder el camino. Gracias, Portillo, por tu Luz.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Escaleras al cielo



Raúl San Miguel

Si Lewis Carroll hubiese conocido el parque ecológico “Escaleras de Jaruco”, estoy seguro que su maravillosa historia de Alicia habría encontrado algún punto de referencia para ilustrar (en su libro) con un paisaje diferente y tan mágico como todos los del famoso relato. No exagero. La belleza de este lugar obliga a pensar, de un modo diferente, en nuestra interrelación con la naturaleza. Por supuesto, es solo un fragmento de un territorio de la que, próximamente, se denominará provincia Mayabeque, una porción ínfima de Cuba y, apenas, un diminuto punto entre muchísimos maravillosos lugares de todo el planeta; sin embargo, pensar de esta manera me obliga a retomar y compartir con una mirada en Cincominutos, en relación en el sitio escogido por la desaparecida artista cubano-americana Ana Mendieta para realizar su famosa pictografía en uno de los paredones rocosos de este parque.
Sobre Ana Mendieta, coloqué en elhabanerochekere, el trabajo periodístico: El misterio de las mujeres de piedra. Por ahora, especialmente para este blog, trabajaré en un reportaje del Parque Escaleras de Jaruco. Especialmente ahora que fue remozado y se observa, por doquier, la obra de importantes artistas de la plástica cubana. Les dejaré con estas sugerentes imágenes para “subir” las escaleras de la Ciudad Condal.





sábado, 18 de septiembre de 2010

Del pozo y el péndulo a la parábola de Barack Obama

(El Circo político más peligroso del mundo)

Por Raúl San Miguel

Recuerdo, mientras escribo, aquella lectura de un relato de E.A.Poe, titulado: El pozo y el péndulo (The Pit and the Pendulum) donde se describe (tangiblemente) la agonía del condenado. Considerado como uno de los relatos más espeluznantes dentro de la literatura de terror, transmite el abandono, la desorientación, el desconcierto y la desesperanza _ que demuestra, hasta cierto punto y con relación a cuestiones urgentes como: evitar la guerra nuclear en el Oriente Medio, asumir una posición de equilibrio y no de imperio (liderazgo de Estados Unidos como potencia económica y no militar en el mundo), la ruptura del bloqueo impuesto a Cuba por casi medio siglo y la liberación de los Cinco Héroes cubanos prisioneros del imperio por luchar contra el terrorismo. Así veo, amenazado por su ubicación en un pozo y pendiente el filoso péndulo, al señor presidente Barack Obama en la Oficina Oval en Washington. D.C. Explico.

Tal referencia se fundamenta a partir de la posición asumida por el nuevo mandatario estadounidense con relación al tema Cuba ( Tema, así es como lo denominan los políticos de aquel país) en los primeros meses de su asunción al poder. Por supuesto, una mirada a la histórica posición genocida, asumida por las administraciones anteriores, no dejaba mucho espacio para la originalidad, ni la autonomía en el pensamiento de un presidente norteamericano con respecto a las relaciones con Cuba.

No pretendo satirizarlo, pero evoco la imagen juvenil (pueden verla en videos de los primeros meses) del señor Obama encurvada en la espalda como si todo el peso del mundo cayera en ese lugar, incluso algunos si lo caricaturizaron como lo hacían con los negros en el Sur de la Unión, tanto en las tiras cómicas de los periódicos o las películas de los años cincuenta.

Ahora, es diferente (y le alegra) verle como si fuese un atleta escalar (demasiado rápido) hacia el Air Force Nomber One. Y, por supuesto, destapar el punto de la agenda presidencial relacionado con Cuba para recrudecer las medidas y sanciones que tomaron otros. Pero eso no basta. Mientras en todas las naciones del planeta se realizan pronunciamientos por la liberación de los Cinco Héroes cubanos, presos en cárceles norteamericanas por luchar contra el terrorismo, el señor Barack cierra la puerta. Es lógico ese comportamiento. El señor Obama prometió un cambio en la relación con América Latina y, aunque “tiene” (derechos constitucionales de un presidente) la facultad legal para otorgar el perdón presidencial no lo ha hecho.

Sobre el señor presidente norteamericano cuelga un péndulo filoso y manipulado por la ultraderecha conservadora en los círculos de poder. Su parábola para evitar el compromiso de referirse al tema Cuba no pudo mantenerse por mucho tiempo. La Oficina Oval es el pozo donde se encuentra. No dudo de su inteligencia para evadir el cerco del bloqueo establecido por la absurda política norteamericana para con sus presidentes de turno. Tampoco pienso (en mi criterio) que desee hacerlo a cambio de perder el apoyo de quienes dominan uno de los estados de la Unión: la mafia cubano-americana en la Florida. Quizá, no sea así. Pero no dudo en afirmar que, el señor Barack Obama, se encuentra en el Circo político más peligroso del mundo. Solo basta recordar, aunque está época es diferente, los sucesos de Dallas.

Existe otro gobierno conformado por los círculos del poder en los Estados Unidos, deciden la política exterior del país y permanecen en la sombra, agazapados y con sus rostros ocultos por el silencio.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Balada para mis dos abuelos

Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de Internet


Entre las pequeñas fortunas de las cuales dispongo se encuentra el libro: Cuba, la forja de una nación (Despunte y Epopeya), del escritor e investigador Rolando Rodríguez. Un volumen, en cuatro tomos que me ha facilitado entender algunos aspectos de la historia de nuestro país y ajustar mis puntos de vista en relación con aspectos marcados por diferentes historiadores con relación a la formación de una identidad nacional (cubana). Por supuesto, hubo obras que ejercieron una fuerte influencia en mi futura vida profesional. Me refiero específicamente a una pequeña joya de nuestro Apóstol José Martí, La edad de oro.

Inspirado en estos he escrito en este blog que se ha convertido en una especie de nave en la cual viajo por el ciberespacio sin rumbo fijo. Cada uno de mis lectores es un puerto desconocido, pero tan cercano como estas letras. Es por eso que deseo incluir el asunto relacionado con los tabúes. Considero que en Cuba, y es un tema debatido constantemente, no solo existen en relación con la raza y la definición del género, desde el punto de vista sexual; sino también en la mención de algunas cuestiones que pudieran tomarse como sacrilegio si no tenemos lecturas primarias relacionadas con todo lo que representa la universalidad de nuestra Cultura.
Hace unos días escuchaba a dos colegas en un franco debate en relación con el artículo publicado bajo el título: “Palabras sin golpes”. Lo consideraron inoportuno debido al tratamiento que ofrecí al tema de la guerra entre cubanos y españoles en el primer párrafo. Realmente me sorprendieron. En ningún momento fue mi propósito lastimar y cito:
“Prefiero que estas líneas unan voluntades y pensamientos, no corten y desgarren las carnes, ni cercenen los cuerpos, ni dejen rencores y heridas como lo hicieron nuestros próceres independentistas cuando se lanzaban dispuestos al desigual combate por la libertad de Cuba contra el ejército colonialista español. Tampoco deseo que tengan el filo de las escritas por el inolvidable intelectual y revolucionario Carlos Rafael Rodríguez. Me inspiran los hechos más recientes en la vida política de mi país, en medio de una contemporaneidad donde la existencia de la especie humana está condicionada a la voluntad de un pequeño grupo de hombres ricos que pueden decidir el estallido de una guerra nuclear como si fuesen los césares que observan al gladiador vencido sobre la arena del Coliseo”.
¿A quién ofendo? Puedo responder con el nombre de otro de mis recientes artículos: “La verdad no necesita un traje de hermosas palabras”. Por supuesto, entiendo (en el caso de mis colegas) el por qué no entienden; o por qué ven las sombras de un cuestionamiento velado, como si en realidad esgrimiera el machete mambí y (en pleno tercer milenio) retomara una carga al machete contra los fantasmas de mis abuelos. Nada más lejos de la verdad. Vivimos tiempos difíciles y sobre todo porque se precisa de emplear más los conocimientos para defenderla.
Cuando escribía: “ni dejen rencores y heridas como lo hicieron nuestros próceres independentistas cuando se lanzaban dispuestos al desigual combate por la libertad de Cuba contra el ejército colonialista español”, hacía referencia a una guerra en la cual ambos contrincantes tenían raíces comunes, más aún, no se trataba de una conflicto armado entre los negros traídos del África y los colonialistas residentes en Cuba. Se trataba de una lucha en la cual participaban descendientes directos de negros y blancos. De africanos y españoles, pero también de españoles que amaron a Cuba y pelearon contra España. Incluso, dejo claro que “se lanzaban dispuestos al desigual combate por la libertad de Cuba contra el ejército colonialista español”. Un ejército del cual el propio Lugarteniente General Antonio Maceo y Grajales, el Titán de Bronce, reconoció como un valeroso enemigo. También aseguró que la única forma de colocarse del lado de los españoles sería para luchar contra una posible intervención de los Estados Unidos en Cuba. Esa es una verdad histórica.
Solo, quisiera citar estos versos que corroboran el dolor de aquella contienda. Más cuando se precisa de inteligencia para entender los nuevos retos que imponen las nuevas tecnologías para la comunicación entre los hombres. Más cuando me siento identificado con mi país y su historia; pero sobre todo con la necesidad de restablecer un puente común para quienes compartimos las raíces que nos dieron la posibilidad de expresarnos en esta lengua que consideramos materna. Es por eso que regalo, a quienes no tienen tiempo para cultivarse por razones de la vida moderna, estos versos que constituyen un legado en la forja de nuestra nación y fueron escritos por el Poeta Nacional, Nicolás Guillén.

BALADA DE LOS DOS ABUELOS

Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
Pie desnudo, torso pétreo
los de mi negro;
pupilas de vidrio antártico
las de mi blanco!
Africa de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos...
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)



Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro...
--¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios...!
--¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.
--¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!



martes, 14 de septiembre de 2010

Palabras sin golpes

Por Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la Internet

"El acero de la espada, en la mano derecha del victimario, está cubierto por la sangre. De la siniestra del ganador pende la cabeza del vencido. Ahora tiene ambos brazos en alto, en señal de victoria. El público ovaciona enardecido, aún con los pulgares hacia abajo".
(Novela Fausto tropical. A.Galluissi y R.Samuel)

Prefiero que estas líneas unan voluntades y pensamientos, no corten y desgarren las carnes, ni cercenen los cuerpos, ni dejen rencores y heridas como lo hicieron nuestros próceres independentistas cuando se lanzaban dispuestos al desigual combate por la libertad de Cuba contra el ejército colonialista español. Tampoco deseo que tengan el filo de las escritas por el inolvidable intelectual y revolucionario Carlos Rafael Rodríguez. Me inspiran los hechos más recientes en la vida política de mi país, en medio de una contemporaneidad donde la existencia de la especie humana está condicionada a la voluntad de un pequeño grupo de hombres ricos que pueden decidir el estallido de una guerra nuclear como si fuesen los cesares que observan al gladiador vencido sobre la arena del Coliseo.
Escribo motivado por la conmemoración de los 90 años de Mario Benedetti, para quienes los cubanos reservamos un sitio especial en la memoria de nuestra Patria, a la cual se unió en los momentos primeros de la triunfante Revolución cubana.
Escribo porque está prohibido olvidar que iniciamos el año que, prácticamente, concluye con los ecos de un golpe de estado en una nación latinoamericana, impacto que sacudió (violentamente) los cimientos de las nuevas democracias populares amenazadas por una excomulgación imperial. Casi apenas o apenas nada se habla de Honduras. ¿La recuerdan? Pues seguro que no. Ya desapareció de los diarios, incluso los de circulación limitada debido a las presiones y el límite de espacio reservado para las transnacionales que ejercen los controles mediáticos en el mundo. Por supuesto, nadie. Nadie menciona las bases norteamericanas multiplicadas en esa pequeña nación que ha perdido un total de 771 niños y jóvenes asesinados de manera violenta desde el golpe de Estado de junio del 2009 hasta el primer semestre de este año.



Escribo porque es difícil permanecer callado en circunstancias que obligan a retomar, con más fuerza, el reclamo de libertad para los Cinco Héroes cubanos prisioneros en cárceles norteamericanas por evitar acciones terroristas contra Cuba, realizadas desde una plataforma operativa territorial con base en los Estados Unidos y con el apoyo logístico, financiero y armados por grupos de la mafia cubano-americana que tienen representantes en el mismísimo Congreso del gobierno estadounidense. Incluso, hace unos días, escribía para mi blog bajo el título: “Una pelea cubana contra los demonios de la desinformación”
y recordaba que: “hablar de Cuba en términos peyorativos resulta fácil. Solo tienes que escribir una docena de líneas en las cuales, más o menos bien (me refiero al estilo y la técnica empleada), describas los problemas que enfrentamos los cubanos, desde enero de 1959, hasta la fecha, y las aderezas con una pizca de mala intención (claro está) a partir de la referencia de las escaseces materiales, de medicamentos, alimentos, vivienda, transporte, dinero…, y hasta de las dificultades hasta para comprar una calabaza que podría crecer silvestre en cualquier terreno abandonado. Luego agregas dos o tres “verdades” contadas desde el lado oscuro de la conciencia: esa parte que no guarda nada de la dignidad necesaria para identificarse con la memoria histórica de nuestra nación y casi estará listo para consumir el plato o receta que podría estar a punto de convertirse en un suculento banquete. Por supuesto, me refiero a quienes esperan estos despachos de opinión con el propósito de hacerlos rebotar como si fuesen pelotas de pin pon sobre el globo terrestre. A partir de entonces, cualquier cosa podría ocurrir”.

Recordaba que “No es que discrepe en relación con la necesidad y positividad en cuanto a la diversidad de puntos de vista y argumentos en relación con cualquier tema de interés nacional y mucho menos me opongo a quienes buscan sus recursos para defenderlos. Solo advierto que el fin no siempre justifica los medios. Sin embargo, la campaña mediática contra Cuba no comenzó con el triunfo del Ejército Rebelde. Mucho antes, desde que se alzaron las primeras voces libertarias, ya se revolvían los sueños imperiales de ocupación de nuestra Patria en la vecina nación del Norte”.

Invitaba a pensar en aquel mediodía del día 1ro. de enero de 1899, “en que los habaneros observaron el movimiento de pabellones sobre la fortaleza del Castillo de los Tres Reyes del Morro. Caía la bandera española poco más de tres siglos. 387 000 cubanos habían muerto al finalizar la guerra de 1895. Ese fue el precio de cruentos años de lucha impuestos por la metrópoli. El país víctima y empobrecido también perdía las esperanzas libertarias ganadas en el fragor del combate en la manigua frente a las tropas de ocupación españolas. Minutos después subía al mástil una tela de barras rojas y estrellas sobre fondo azul: la bandera de los Estados Unidos de América”.

Decía que aquella referencia “no resulta importante”. Pura ironía y respuesta a quienes “no les hace falta recordar ¿por qué pelearon nuestros abuelos y padres, mujeres y hombres cubanos, en desigual enfrentamiento contra un ejército alimentado y apertrechado. Tampoco es necesario evocar al presbítero Félix Varela y Morales. Mucho menos hablar de un 10 de octubre de 1868. ¿Para qué mencionar un 24 de febrero de 1895?”.

Advertía que “La prensa norteamericana desplegó (desde aquella temprana fecha en el surgimiento de nuestra nación) sus cañones para informar de la “participación” del ejército estadounidense en una guerra que había ganado, a coraje limpio, un ejército de mambises. No hace falta mencionar los nombres de héroes conocidos, de los próceres de aquellas contiendas que tuvieron lumbre con las encendidas palabras de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868”. Y, finalmente, expresaba que: “Para hablar de Cuba, y romper el silencio mediático impuesto por el gobierno de los Estados Unidos y sus transnacional de la desinformación, solo es importante emplear una pequeña fórmula mediática que resulta bien cuando se ha perdido la memoria histórica y la identidad con una nación: olvidar cómo y por qué se forjó con las vidas de muchos hombres y mujeres (oddara y no ibbaé, que es una manera de recordar a los muertos en lengua Yorubá y citar: odbara, para darle paso en nuestras vidas y no ibbaé para que sigan su camino de difuntos) construir las bases de una conciencia nacional, a partir del significado de la libertad alcanzada, precisamente, la Generación del Centenario (nacimiento de José Martí) en la epopeya final de nuestras luchas libertarias que abrieron el definitivo camino de la independencia en enero de 1959”.

Ahora, siento el privilegio de haber estar entre los primeros invitados por el cantautor Silvio Rodríguez, desde su artículo publicado en el blog personal Segunda Cita. No podía más que tenerme entre aquellos que hurgan en la memoria histórica de la Patria para no perder el rumbo. Quienes piden recrudecer el bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba _que se extiende por casi medio siglo_ laceran al pueblo cubano y condicionan, entre otros males, la falta de medicamentos que pudieran ser adquiridos para la lucha contra el cáncer; tal es el caso de los niños pacientes de hospitales oncológicos. Eso es solo un ejemplo, de quienes piden más bloqueo para los que luchamos por continuar un camino independiente y soberano para nuestra Patria. Para ellos escribo estas palabras sin golpes y las sugerentes palabras de Silvio.

INVITACIÓN



Silvio Rodríguez

Creo que la Revolución Cubana dignificó a nuestro país y a los cubanos. Y que el Gobierno Revolucionario ha sido el mejor gobierno de nuestra Historia.
Sí: antes de la Revolución La Habana estaba mucho más pintada, los baches eran raros y uno caminaba calles y calles de tiendas llenas e iluminadas. Pero, ¿Quienes compraban en aquellas tiendas? ¿Quiénes podían caminar con verdadera libertad por aquellas calles? Por supuesto, los que “tenían con qué” en sus bolsillos. Los demás, a ver vidrieras y a soñar, como mi madre, como nuestra familia, como la mayoría de las familias cubanas. Por aquellas avenidas fabulosas solo se paseaban los “ciudadanos respetables”, bien considerados en primer lugar por su aspecto. Los harapientos, los mendigos, casi todos negros, tenían que hacer rodeos, porque cuando un policía los veía en alguna calle “decente” a palos los sacaban de allí.
Esto lo vi con mis propios ojos de niño de 7 u 8 años y lo estuve viendo hasta que cumplí 12, cuando triunfó la Revolución.
En la esquina de mi casa había dos bares, en uno de ellos, a veces, en vez de cenar, nos tomábamos un batido. En varias ocasiones pasaron marines, cayéndose de borrachos, buscando prostitutas y metiéndose con las mujeres del barrio. A un joven vecino nuestro, que salió a defender a su hermana, lo tiraron al suelo, y cuando llegó la policía ¿con quién creen que cargaron? ¿Con los abusadores? Pues no. A patadas por los fondillos se llevaron a aquel joven
universitario que, lógicamente, después se destacaba en las tánganas estudiantiles.
Ahí están las fotos de un marine meando, sentado en la cabeza de la estatua de Martí, en el Parque Central de nuestra capital. Eso era Cuba, antes del 59. Al menos así eran las calles de la Centro Habana que yo viví a diario, las del barrio de San Leopoldo, colindante con Dragones y Cayo Hueso. Ahora están destruidas, me desgarra pasar por allí porque es como ver las ruinas de mi propia infancia. Lo canto en Trovador antiguo. ¿Cómo pudimos llegar a semejante deterioro? Por muchas razones. Mucha culpa nuestra por no haber visto los •árboles, embelesados con el bosque, pero culpa también de los que quieren que regresen los marines a vejar la cabeza de Martí. Estoy de acuerdo con revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir
una democracia socialista sólida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible,
que se garantice a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos fundamentales que
la Revolución conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para todos. Quisiera no tener que enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de afuera, cuyos enfoques aportan no poca confusión. Quisiera que mejoraran muchas cosas que he dicho y otras que no. Pero, por encima de todo, no quiero que
regrese aquella ignominia, aquella miseria, aquella falsedad de partidos políticos que
cuando tomaban el poder le entregaban el país al mejor postor. Todo aquello sucedía al
tibio amparo de la Declaración de los Derechos Humanos y de la Constitución de 1940. La experiencia prerrevolucionaria cubana y la de muchos otros países demuestra lo que importan los derechos humanos en las democracias representativas. Muchos de los que hoy atacan a la
Revolución fueron educados por ella. Profesionales emigrados, que comparan forzadamente las condiciones ideales de “la culta Europa”, con la hostigada Cuba.
Otros, más viejos, quizá• alguna vez llegaron a “ser algo” gracias a la Revolución y hoy se pavonean como ideólogos procapitalistas, estudiosos de Leyes e Historia, disfrazados de humildes obreros. Personalmente, no soporto a los “cambiacasacas” fervorosos; esos arrepentidos, con sus cursitos de marxismo y todo, que eran más papistas que el Papa y ahora son su propio reverso. No les deseo mal, a nadie se lo deseo, pero tanta inconsistencia me revuelve.
La Revolución, como Prometeo (le debo una canción con ese nombre), iluminó a los olvidados. Porque en vez de decirle al pueblo: cree, le dijo: lee. Por eso, como al héroe mitológico, quieren hacerle pagar su osadía, atándola a una remota cumbre donde un buitre (o un águila imperial) le devore eternamente las entrañas. Yo no niego los errores y los voluntarismos, pero no sé olvidar
la vocación de pueblo de la Revolución, frente a agresiones que han usado todas las armas para herir y matar, así como los más poderosos y sofisticados medios de difusión (y distorsión) de ideas.
Jamás he dicho que el bloqueo tiene toda la culpa de nuestras desgracias. Pero la existencia del bloqueo no nos ha dado nunca la oportunidad de medirnos a nosotros mismos.
A mí me gustaría morir con las responsabilidades de nuestras desdichas bien claritas.
Por eso invito a todos los que aman a Cuba y desean la dignidad de los cubanos, a gritar conmigo ahora, mañana, en todas partes: ¡Abajo el bloqueo!

(Tomado del blog personal Segunda Cita)

lunes, 13 de septiembre de 2010

La verdad no necesita un traje de hermosas palabras

Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet donde aparecen los desaparecidos poetas y maestros cubanos: Jesús Orta Ruíz, el Indio Naborí, y Raúl Ferrer. Ilustración del recientemente desaparecido caricaturista cubano Tomy.

Siempre he sido del criterio que la profesión del maestro debe ser la mejor pagada del mundo. No quiero entrar en disquisiciones para defender mis argumentos. Considero que no hace falta. Tampoco necesito buscar hermosas imágenes para adornar estas líneas dedicadas las mujeres y hombres capaces de hacer despertar los sueños más increíbles y revolucionarios _en el sentido más amplio de esta, ahora, tan polémica palabra_, en las mentes de sus educandos.

Poder recordar a los maestros resulta una evocación recurrente y necesaria que aparece en los momentos más insospechados. No obstante, valorar lo que hacen estos pedagogos me obliga a una referencia imprescindible: José Martí y Pérez, educador y revolucionario cubano que trasciende como uno de los visionarios de un futuro de libertad, soberanía e independencia para los pueblos de América Latina.

A solo unos meses de cumplir medio siglo de vida pienso de qué hubiesen valido todos estos años si, en mi país, un Ejército de Rebeldes que siguieron las ideas de José Martí no lograran el ansiado triunfo de enero de 1959. No son palabras, sino hechos que trascienden en el tiempo hasta nuestros días. Por supuesto, hemos avanzado mucho, nos equivocamos también; pero no perdemos el rumbo y eso es lo importante.

Hablar de Cuba en palabras no puede ofrecernos la verdadera idea de cómo se vive en un país asediado constantemente (por un bloque real y recrudecido impuesto por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica desde el año 1962).

Más del setenta por ciento de los cubanos que vivimos en la Isla pertenecemos a las generaciones que han sobrevivido al brutal impacto de este bloqueo que se intensifica con las agresiones mediáticas, las estimulaciones a la deserción y otras indisciplinas.

También es justo reconocer que se han cometido muchas indisciplinas que conllevaron a situaciones que ahora gravitan en sectores básicos y considerados imprescindibles conquistas de la Revolución cubana. Me refiero a los sectores de la Salud y la Educación. Pero ninguna de estos errores han mellado la política del Estado cubano para garantizar, cada año, la erogación de millones de dólares en la adquisición de los recursos materiales y logísticos, así como el pago de los profesionales de estos sectores que prestan un servicio gratuito a la población.

Por eso se aplicaron nuevas medidas en el Sistema de Educación, en Cuba, para fortalecer el trabajo de los maestros. Incluso, rectificar las bases que fortalecerán el trabajo de los profesionales egresados de los diferentes centros de enseñanza politécnica media y superior.

Precisamente, el pasado mes de julio, asistí a la graduación de la Facultad de Ingenieros del Instituto Superior José Antonio Echevarría. Observé la presencia de jóvenes ingenieros que, procedentes de diferentes latitudes, hicieron uso de la palabra. Me llamó la atención, en especial, una joven uruguaya. Lamentablemente no estaba en funciones de trabajo periodístico y no puedo recordar su nombre. Pero sí, el sentido de sus palabras. No eran hermosas. Solo eran palabras que, al pronunciarlas, llevaban toda la belleza del alma en agradecimiento a los maestros.




Es por eso que aquí escribo. Tambien para compartir estos versos de un maestro y poeta, Raúl Ferrer. Se titula: Romance de la niña mala.



Un vecino del ingenio
dice que Dorita es mala,
para probarlo me cuenta
que es arisca y mal criada
y que cien veces al día
todo el batey la regaña.

Que a la hija de un colono,
le dio ayer una pedrada,
y que la del mayoral
le puso roja la cara,
quién sabe con qué razones
por nosotros ignoradas.

Que si la visten de limpio
al poco rato su bata
está rota o está sucia,
que anda siempre despeinada,
que no estudia la lección
y nunca sabe la tabla,
que el sábado y el domingo
se pierde en las guardarrayas
y recogiendo guayabas.

Y yo pregunto: “Vecino,
vecino de mala entraña,
¿quién puede decir que sea
por eso mi niña mala?
Si hubieras visto lo íntimo
de su vida y de su alma
como lo ha visto el maestro
¡Qué diferente pensara…!

Verdad que siempre está ausente,
pero si viene no falta,
entre sus manitas breves
un ramo de rosas blancas
para poner al Martí
que tengo a mitad del aula.
Con quien no tenga merienda
parte a gusto su naranja;
si cantamos al salir
se oye su voz la más alta,
su voz que es limpia y alegre
como arpegio de guitarra.

Y cuando explico aritmética
le resulta tan abstracta
que de flores y banderas
me llena toda la página.
Y prefiere en los recreos,
cuando juegan a las casas,
jugar con Luisa: la única
niña negra de mi aula.
A veces le llama Luisa
y a veces le dice: ¡Hermana!

Y cuentan los que la vieron
que en aquella tarde amarga
en que no vino el maestro
era la que más lloraba.

Cuando se premie el cariño
y lo rebelde del alma,
cuando se entienda la risa
y se le cante a la gracia,
cuando la justicia rompa
entre mi pueblo y su marcha
y el tierno botón de un niño
sea una flor en la esperanza,
habrá que poner al pecho
de mi niña una medalla
aunque el batey, malicioso,
me le dé tan mala fama,
y tú -mi pobre vecino-
no entiendas una palabra.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Había una vez, una Isla



Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la Internet

He tenido el privilegio de chatear con una joven uruguaya que se nombra Fabiana. Ha dicho que es maestra y su vocación los niños. Me pidió que le hablara de mi Isla, de Cuba, de Camilo… Le prometí que lo haría y pensé: ¿Qué sería el mejor tema para dedicar a una maestra que además tiene otras virtudes esenciales, de esas que nos hacen dar la vida por un sueño; sobre todo si es de libertad y justicia. Le recordé, a mi nueva amiga, que cuando era un niño no perdía unas aventuras que daban en la televisión cubana: Los comandos del silencio. En este serial se hacía referencia a la lucha de los jóvenes del movimiento revolucionario conocido por Tupamaros.
Después pensé cual sería el mejor ejemplo para decir cómo somos y por qué luchamos de esta forma. Pienso que la respuesta no está en lo que escriba. Antes, y permítanme citarlo nuevamente, las encontré en el libro El pequeño príncipe (de Antoine de Saint Exúpèry) y, recientemente, en el libro: Había una vez un niño (Memorias de infancia) del escritor Víctor Pirrongelli y con ilustraciones de María Rosa Mussi y del propio autor. Es por esa razón que tomé prestado el título del cual (también Pirrongelli) ha tomado una clave tan antigua para hacer cuentos como: “Había una vez…”
Comenzamos por quién era Camilo. Para ello debo evocar esa mezcla de sentimientos que nos llega como una oleada de energía cada 28 de octubre que es el aniversario de su desaparición física. Entonces, en todos los lugares de Cuba, una oleada de pueblo sale a las calles para llevar una flor y dejarla sobre el mar y en los ríos. Es un suceso extraordinario ver el mar y los ríos florecidos en homenaje al Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, quien fue reconocido como el Héroe de Yaguajay, una ciudad ubicada en la antigua provincia Las Villas al centro de la Isla.
Sin embargo, prefiero emplear las palabras de otro hombre inmenso para describir a Camilo. Permítanme, entonces, incluir sus palabras. Me refiero al Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Che, quien expresara lo siguiente en el aniversario de su desaparición física, el 28 de octubre de 1964. Este es un fragmento de aquella histórica intervención.

“Yo quería decirles pocas palabras y tratar de expresarles lo que creo que significa, Camilo. Es muy difícil, casi imposible diría. (…) un día de derrota (se refiere a la etapa de lucha del Ejército Rebelde contra el ejército del dictador Fulgencio Bastista), uno de los tantos días de derrota que tuvimos que afrontar. Nos habían sorprendido; en la huida yo perdí mi mochila, alcancé a salvar la frazada nada más, y nos reunimos un grupo disperso. Fidel había salido con otro grupo. Éramos unos 10 ó 12. Y había más o menos una ley no escrita de la guerrilla que aquel que perdía sus bienes personales, lo que todo guerrillero debía llevar sobre sus hombros, pues debía arreglárselas. Entre las cosas que había perdido estaba algo muy preciado para un guerrillero: las dos o tres latas de conserva que cada uno tenía en ese momento.
Al llegar la noche, con toda naturalidad cada uno se aprestaba a comer la pequeñísima ración que tenía, y Camilo -viendo que yo no tenía nada que comer, ya que, la frazada no era un buen alimento- compartió conmigo la única lata de leche que tenía; y desde aquel momento yo creo que nació o se profundizó nuestra amistad.
Tomando sorbos de leche y disimuladamente cuidando cada uno de que el reparto fuera parejo, íbamos hablando de toda una serie de cosas. En general versaba la conversación sobre comida, porque, las conversaciones de las gentes versan sobre los problemas más importantes que le aquejan, y para nosotros la comida era una obsesión en aquellos días. Así, me contó del arroz... no, de la harina, creo que la harina con cangrejo, que era una especialidad de la mamá de Camilo, y me invitó a comerla después del triunfo. Etapa de la historia que, bien o mal, con razón o sin ella, se va silenciando y desaparece.
Nuestra historia también está llena de esas desavenencias, está llena de esas luchas que a veces fueron muy violentas; está llena de desconocimiento de nosotros mismos; y, producto de ese desconocimiento: desconfianzas, formaciones de grupos, luchas entre grupos y, al mismo tiempo, la reacción trabajando dentro de ella. Allí es donde hay también un gran trabajo de Camilo que se desconoce. Y fue evidentemente un factor de unidad.
Hoy se puede hablar de todo aquello porque es el pasado, porque se ha constituido el Partido, e incluso el Partido después, sujeto a una serie de errores, ha sido depurado, ha sido reestructurado y reorientado, y la unidad nueva, sobre la base del único enemigo, el enemigo común que es el imperialismo, se ha hecho en Cuba y ya se puede hablar de aquella etapa, una de las tantas etapas difíciles de la Revolución donde muchos hombres desconocidos, o poco conocidos jugaron un papel importantísimo.
Hoy estamos ligados totalmente al mundo socialista, mundo cada vez más potente, más pujante, enfrentados en una trinchera que es de primera línea pero que tiene muchas trincheras y mucha fuerza atrás y a los lados contra el imperialismo. Hoy hay todo un bloque de países no alineados que se reúnen para condenar el imperialismo y apoyar a Cuba. Y la tarea es distinta, mucho más fácil. Ahora el enemigo se visualiza y todo el pueblo lo visualiza. En aquellos momentos era necesaria la presencia de los hombres que no tuvieran la más mínima ambición personal, la más mínima desconfianza, que fueran hombres enteramente puros y dedicados a la tarea revolucionaria exclusivamente, para poder realizar lo que casi podría llamarse el milagro de la unidad. Y a esa clase de hombres pertenecía Camilo. ¡Y los hay pocos!
Todos nosotros, la mayoría, por lo menos, tenemos muchos pecadillos que contar de aquellas épocas, muchas suspicacias, desconfianzas a veces hasta malas artes empleadas con un fin que considerábamos muy justo, pero con métodos que a veces -muchas veces- eran incorrectos. Y nunca se puede decir que Camilo haya recurrido a ellos.
Claro que se puede pensar que Camilo es el muerto, y que de los muertos se puede hablar en forma distinta. Y es natural que si Camilo estuviera vivo y presente entre nosotros, un sentimiento hasta de pudor natural nos impedirían decir cosas como estas, pero son absolutamente justas.
Esa es la significación que tiene Camilo para nosotros. Difícil de expresar, difícil de mostrar ante ustedes, porque definir en lo que vale un compañero, en lo que vale internamente para cada uno de los que tuvo alguna responsabilidad en la lucha revolucionaria y en el período de construcción, es algo muy difícil. Pero quería, simplemente, anotar ante ustedes, aunque fuera esa significación interna, privada, que tiene para mí, para muchos de nosotros, Camilo.
Y la seguridad, expresarles la seguridad de que aquel ¿«voy bien»? de Fidel, cuando le preguntara a Camilo, en la Ciudad Militar a los primeros días o el primer día de su llegada a La Habana, no significa la casualidad de una pregunta hecha, a un hombre que de casualidad estuviera a su lado, era la pregunta hecha a un hombre".

Vas bien Fabiana, podría decirte como parte de ese legado imprescindible para continuar una obra que nos concierne a todos, sin mediar fronteras entre los hombres: construir una sociedad justa en la cual tengamos iguales derechos. Eso es lo que ocurre en el centro del Caribe, donde hoy existe la libertad de un pueblo dispuesto a defender su soberanía, en una hermosa Isla.







viernes, 10 de septiembre de 2010

El puzzle de la muerte

Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la Internet

He visto demasiados testimonios de soldados estadounidenses que han confesado su participación en la muerte violenta de civiles en los países ocupados por las tropas imperiales. Digo demasiado porque también he visto la agonía en los rostros de estos militares-víctimas y victimarios que finalmente (en muchos casos) terminan su vida, mediante el suicidio o provocan la muerte de personas en sus países de origen.

La guerra es como una droga escuché decir en una ocasión. Estoy seguro que lo es. Las televisoras de todo el mundo han combinado pasajes denominados Reality Show en el cual puede observarse morir a la gente en las naciones bajo conflictos bélicos. Se trata de una sensación provocada por torrentes de adrenalina inspirados en las escenas filmadas o protagonizadas por las tropas y la “necesidad de escapar” del agujero negro en el cual se encuentran sus vidas como soldados en campaña.

Escribo bajo el efecto causado por una noticia en la cual se informa de la investigación seguida contra 12 soldados estadounidenses “que enfrentarán acusaciones por formar parte de un equipo asesino que presuntamente disparó contra civiles afganos al azar y recogió sus dedos como trofeos”, según registro Europa Press.

Más adelante se dice que cinco de estos soldados están acusados de asesinar a tres afganos, presumiblemente por deporte, en ataques diferentes con armas de fuego o granadas este año. Y sigue: “Los acusados, de entre 19 y 25 años, enfrentarán la pena de muerte o la cadena perpetua si son condenados”. Esto ocurrió en la Base de Operaciones Ramrod. La revista Army Times, lo corrobora.

No tengo que abundar en más. Solo leer la condición: “…sin son condenados”, advierte que el proceso será difícil y repleto de vericuetos legales. Finalmente puede que no sean condenados. Advierto que no es mi deseo redundar en este aspecto. Me interesa priorizar otras razones. Por ejemplo, la edad de estos soldados. Jóvenes entre 19 y 25 años que han sido expuestos y preparados para los horrores de la guerra y no en las condiciones de preparación ante un supuesto ataque militar de invasión (por otro país) a sus naciones de origen, algo que está fuera del alcance de la más fecunda imaginación. Lamentablemente forman parte del bando agresor e imperialista.

Ahora bien. Reitero, ¿quiénes son estos soldados? Usted puede también responder. Pueden ser como sus hijos, sus sobrinos o sus hermanos. Solo que no están en un una institución donde aprenderán algo que les retribuirá en sus existencias. Han matado antes. Lo hicieron como nuestros hijos, sobrinos y hermanos en los video-juegos. Es allí, durante horas, concebidas para “héroes” que matan a “terroristas” están nuestros muchachos, viviendo en una dimensión diferente a la realidad. Se han convertido en residentes permanentes del ciberespacio. Un lugar donde reciben “todo” lo que necesitan para mantenerse alejados de nuestros proyectos de vida. Incluso, pueden comprar armas o entrenarse virtualmente con ellas hasta necesitar algo más fuerte: la droga, la guerra o ambas.

La psiquis de un soldado imperial no funciona igual que la de un soldado que cuida los predios de su Patria. En ambos casos funcionan motivaciones diferentes. Salvo que el mundo se ha convertido en un espacio muy pequeño como para mantenerse aislados unos de otros. O sea, quienes defienden sus predios pueden matar y odiar con la misma fuerza. Pueden morir o sufrir las heridas incurables que provocan los horrores de los conflictos bélicos. Estos soldados son asesinos creados por el ejército que les alimenta. Quiero hacer otra pregunta: ¿Cuál es su diferencia con los profesionales Black Waters? Casi nadie habla de estos mercenarios a sueldo que han protagonizados jornadas verdaderamente atroces en las zonas de ocupación, bajo la sombra de proteger a las empresas reconstructoras de los desastres provocados por…la tropas de ocupación militar.

¿Cómo juzgarles? Sería la pregunta de los jueces y fiscales. Una cuestión interminable como el caso que puso tras las rejas al sargento (mujer del ejército norteamericano) de Abu Graib, por ejemplo. ¿Cuántos han matado, por diversión, y seguirán matando? ¿Cuántos tendrán que volver con los horrores de la guerra y estas muertes, convertidos en otras personas: drogadictos, alcohólicos.



El placer de matar en un hombre lo deja fuera de la escala que denominamos humanos. Eso ocurre con estos jóvenes que serán enjuiciados. No podría continuar redundando en algo que nos concierne a todos: víctimas y victimarios. Se trata de juzgar, por crímenes contra la humanidad, a quienes disfrutan del placer de matar a pueblos enteros y envían a nuestros hijos, hermanos y sobrinos a la guerra. Se trata, también, de juzgar a los señores de la guerra.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El lado oscuro de la “justicia” norteamericana


"En la grandeza de la patria y de sus hijos, no es mentira decir que se siente crecer el corazón".
José Martí

Caso de los Cinco

Nuevamente el prisionero antiterrorista Gerardo Hernández Nordelo es confinado a una celda en la que apenas tiene espacio para moverse. Este joven cubano carga sobre sí el odio de los círculos ultraderechistas en el gobierno de los Estados Unidos que se manifiestan en el contubernio con la mafia cubano-americana, considerada el brazo derecho de Washington en su guerra encubierta contra Cuba.
Solo unas líneas basta escribir para denunciar esta nueva felonía. El proceso judicial (en Miami) contra este y otros cuatro jóvenes cubanos ha sido silenciado por la “gran prensa” norteamericana. La nueva administración no ha mostrado interés por dar solución a este caso que mancha y crea un precedente histórico en relación con la justicia estadounidense. El propio señor presidente, Barack Obama, lo dejó claro desde su asunción al poder. Nada se propone siquiera para evitar este crimen que se comete contra los Cinco compatriotas.
Pero la verdad no podrá ser mucho tiempo encerrada, ni escondida. El precio que debe pagar un hombre que defiende a su país de los ataques terroristas con apoyo de una potencia extranjera ha sido expuesto por el gobierno de los Estados Unidos. No se trata de un caso aislado. El nombre de Cuba está escrito en la sentencia. Es a Cuba a quien condenan, es al pueblo de Cuba a quienes pretenden torturar con el encierro de estos valerosos hijos.

En la foto aparece Gerardo junto a Adriana, la esposa y compañera, que también sufre la infame separación y a la cual le es impedida la visita a los Estados Unidos. Una historia de amor que no podrá ser destruida ni por el odio, ni la distancia.

La libertad es un espacio en el tiempo

Raúl San Miguel

La primera vez que escribí, y fui publicado en un periódico, experimenté una sensación de libertad indescriptible. Recuerdo que observé mi nombre, justo frente a los ojos de alguien que leía mi artículo en el ómnibus, y sentí deseos de decirle que era yo; pero me contuve (y me alegro) ¿Quién era yo…? cuando apenas comenzaba a balbucear (a duras penas) mi nombre en un diario. Un nombre que por demás no tenía importancia solo para los conocidos y en la familia. Después, durante los días en la radio (en realidad fueron años) y alcancé la categoría hombre-radio (entre mis compañeros), entonces lograba dar los primeros pasos en el periodismo: una profesión en espiral que puede conducir (a través del tiempo y el espacio) en solo dos direcciones: hacia el futuro o hacia el pasado. Advierto que es mi criterio. Por supuesto, me atengo a lo que justifico (reitero, en modo personal) en el título de este comentario.
O sea, que daba mis primeros pasos en la profesión cuando tuve el raro privilegio de participar en una reunión de los estudiantes de periodismo con el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, en un salón del Consejo de Estado. Entonces corría el año dirección de la Revolución aquel día 26 de octubre de 1987. Experimenté uno de los hechos más extraordinarios que marcarían definitivamente mi existencia. Antes, apenas tres años antes, conocí los rigores de la vida en la frontera. Sobre una pequeña embarcación de 36 pies de eslora tenía el espacio y el tiempo necesarios para mirar hacia un punto del horizonte. En aquella línea o detrás estaba Cuba. Otras veces, podía verla más cerca en una flameante visión que se diluía en la medida que subía el sol, como si fuese un oasis. Otras, estábamos tan cerca que podíamos olerla. Era una fiesta cuando pisábamos sus costas. Durante ese tiempo debo haber crecido.
Lo que ocurre es que me había prometido escribir un testimonio en relación con los sucesos de aquella tarde que se extendió hasta pasadas las diez de la noche. Entonces pensé un título: El ruido de las sombras. Lo pensé por los días en que se cumplían veinte años de aquel encuentro y leí, en la Internet, algunos criterios expuestos por estudiantes que estuvieron en la reunión. En realidad no habían alcanzado a lanzar todos los dardos que no pudieron alcanzar el corazón de la Revolución en aquellos momentos. Actuaron bajo las sombras del tiempo y esgrimieron “verdades” que solo acentuaron el odio primitivo de los enemigos jurados de un proceso social incompatible con el sueño imperialista de apoderarse de Cuba. Escribí:
Aquella mañana la ciudad amaneció cubierta por una gruesa capa nubes de color plomizo que presagiaba, con las primeras lluvias de octubre, el comienzo de una temporada ciclónica activa. Sin embargo, bajo la amenaza de un inminente aguacero, pequeños grupos de estudiantes, separados por una frecuencia de 3 a 5 minutos, cruzaron la avenida 23 en dirección a la sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. El día anterior los estudiantes de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana desconocíamos que formaríamos parte de tan extraña e imperceptible caravana, aunque sí (excepto los alumnos extranjeros), habíamos recibido la orientación de escribir (cada alumno) dos preguntas relacionadas con temas de interés político y social que nos inquietaban y la posibilidad de sostener una conversación con algunas de las principales figuras del Departamento Ideológico del Partido, en relación con el papel de la prensa cubana ante las difíciles condiciones que enfrentaba el país.
El movimiento de aquella “tropa” integrada por casi 300 estudiantes, hacia la sede del Consejo de Estado, fue quizá uno de los traslados públicos de personas (sin emplear transporte) más bien organizados por los miembros de la Seguridad Presidencial. Incluso, resultaba imperceptible para el observador más aguzado __acostumbrado o no al movimiento de estudiantes universitarios por esas calles del Vedado. Sobre todo, si estaba ajeno a la confirmación de un rumor que circulaba en nuestras aulas: Carlos Aldana Escalante, por entonces jefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, había accedido a sostener un encuentro con los estudiantes de la Facultad de Periodismo. Pero la reunión ya no sería en un teatro de la capital (incluso se hizo referencia al de la CTC).
Por aquellos días la Avenida de los Presidentes, popularmente conocida como Calle G, se había convertido en escenario recurrente para decenas de jóvenes que repetían la canción del trovador Carlos Varela como si, específicamente, en una de sus canciones podrían tomar el carcaj del Guillermo Tell y “armados” con esta letra rebelde, exigían, que tocaba al padre y no al hijo colocar “la manzana en la cabeza”. Otros realizaban sus performances, en un esfuerzo por comunicar una forma de expresión a través de las artes plásticas y exponían, a cielo abierto, con el objetivo público de romper lo que, por entonces (en algunos pequeños círculos) llamaban el síndrome del silencio. Se referían a las limitaciones de la prensa cubana para abordar temas considerados tabúes o, sencillamente, “prohibidos”. De esta manera se valían de la música, la literatura y las artes en general, para exponer asuntos considerados flameantes.
Del otro lado del océano, a 9 550 kilómetros (en Moscú) en cierta forma se desataba la tormenta que amenazaba con hacer caer las banderas del Socialismo en la Unión Soviética. En realidad se dejaba entrever, como un extraño presagio de esa caída, en dos corrientes que hacían mirar con recelo a la Plaza Roja y la estabilidad del ejemplo soviético: La Perestroika y la Glasnov, habían trascendido más allá de las páginas de la revista Sputnik, el diario Pravda (en su versión al español) y otras como Novedades de Moscú, que podían adquirirse en los estanquillos de toda la Isla.
Muchos de estos jóvenes, reunidos en la calle G, convergían en fogosas tertulias (con los estudiantes de la Facultad de Periodismo), desde la mañana y hasta bien entrada la noche, en la Casa del Té: ubicada en la misma esquina donde convergían las avenidas: 23 y G. Otros, un grupo más pequeño, acudía a la Sala del Te, en la sede nacional de la UPEC, donde no solo se tomaba el Chácara (así le llamaban a la infusión mambisa del té escarchado con ron), sino que también se debatía ampliamente, aunque en voz baja los temas más calientes del momento. Así lo escuchábamos entre ciertos profesionales convertidos en personajes habituales en esta Sala. Lo mismo se hablaba de los asuntos relacionados con la política nacional, hasta la necesidad de realizar cambios en las diferentes estructuras de dirección del Partido y del Gobierno.
En realidad el abordaje de estas cuestiones de marcado interés público, influyeron (en mi criterio) en los argumentos que serían manejados después en la reunión. Solo que el lugar de las tertulias había sido concebido como un espacio para los miembros de la UPEC: periodistas, camarógrafos, y fotorreporteros, en el cual pudieran compartir un refrigerio, “tomar un aire” fuera de las redacciones y vincularse en un contexto más íntimo en relación con los intereses profesionales. Pero en realidad, este lugar, funcionaba como una especie de válvula de escape que permitía expresar libremente aquellos criterios que, por el momento, debían permanecer a la sombra.
Desde entonces, hasta la fecha, he leído muchas mentiras escritas por algunos de los protagonistas de aquel encuentro hasta el punto de escuchar versiones que jamás se corresponderán con los sucesos de aquel día. Sí recuerdo a Fidel, mirándonos de una forma tranquila, ecuánime. Sentí vergüenza. Los criterios más acuciantes de algunos estudiantes fueron desmentidos con pruebas irrefutables como, por ejemplo, cuando alguien afirmó que Granma había publicado en relación con la donación de un hospital, realizada por Fidel, a un país latinoamericano. El periódico que nos mostraron decía lo contrario. No era el nombre de Fidel (el sujeto) sino el nombre de Cuba.
Así pasaron las horas. Largas horas en las cuales (finalmente) algunos pudimos intervenir. Pedimos a Fidel que nos explicara la situación que se vivía en la, entonces Unión Soviética, y qué podía pasar.
Debo hacer justicia a la modesta, serena y valiente actitud de Fidel. Dijo, y recuerdo que no fue años después, que “mañana podemos amanecer con la noticia de que la Unión Soviética ha desaparecido” y con ella muchos de los planes, programas y convenios de colaboración establecidos por nuestro país. Fue el momento en que nos alertó de que debíamos estar mejor preparados para si llegara ese momento. Advirtió que viviríamos años difíciles y la amenaza de agresión por parte del gobierno de los Estados Unidos cebaría sus esperanzas de destruirnos con el recrudecimiento del bloqueo impuesto (oficialmente) desde 1962 por la administración norteamericana en el poder.
Personalmente, como muchos estudiantes, participaba en las jornadas voluntarias para la construcción de Círculos Infantiles y Policlínicas, pero reconozco (y no estoy obligado a decirlo) que, a pesar de mi presencia sistemática, no alcanzaba las horas voluntarias que hizo el Comandante en Jefe, Fidel, después de duras jornadas de trabajo en relación con la dirección del Estado cubano. Lo demostró en aquel momento. Preguntó quién de nosotros salía después del turno de clases y cooperaba en una de esas construcciones. También charló un poco más animado y recordó que, por su responsabilidad, no podía hacer muchas de las cosas que hacíamos los estudiantes: ir a la playa, a un cine o sencillamente caminar por una calle (como el malecón habanero) o pararse en una esquina.
Considero, aún, que ocurrieron hechos precedentes capaces de estimular un encuentro entre la alta dirección del Estado cubano y los estudiantes de la Facultad de Periodismo. Se suponía (en mi criterio) que la selección de estos jóvenes (futuros periodistas) posibilitarían abordar, con una mentalidad desprejuiciada y fresca, asuntos que podrían aportar valiosas ideas en relación a la línea trazada por la Revolución. Solo que habíamos fracasado. Lo digo, sin ningún temor a cuestionamientos. Era realmente una oportunidad, no solo para hablar de los posibles errores (reitero, y que además toda obra humana se puede corregir). Podíamos aportar ideas, argumentos.
Alguien escribiría, veinte años después:
“En los insondables archivos históricos del Consejo de Estado de Cuba deben permanecer guardadas para la posteridad las grabaciones de una singular reunión de estudiantes universitarios con Fidel Castro y la máxima plana gubernamental, ocurrida hace exactamente 20 años.
Si en un futuro de cambios políticos en la isla se nos diera a los cubanos la hipotética opción de revisar y rescatar –a la manera del filme alemán The Life of Others (2006)– documentos, expedientes secretos y fichas fabricadas por la inteligencia castrista, me interesaría obtener una copia de aquel acontecimiento habanero que conmocionó el ámbito académico, destrozó compromisos ideológicos y transformó para siempre el modo de pensar de muchos de mis colegas actuales, por entonces profesores y alumnos en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana.
Por supuesto que también marcó definitivamente mi pensamiento y mis pasos posteriores.
Me gustaría conservar esa filmación del 26 de octubre de 1987 como un colosal testimonio de manipulación política, acaso de utilidad para comprender una etapa cubana poco estudiada y menos entendida. Pero también para preservar en imágenes los comportamientos de una generación que transitó agitadamente del idealismo al descreimiento”.
Fue una batalla campal de más de 12 horas en un salón de actos del Consejo de Estado. El Líder Máximo, el entonces gurú ideológico Carlos Aldana y otras connotadas figuras de la nomenclatura castrista, recibieron a 276 estudiantes de Periodismo y sus profesores para sostener una conversación sobre el papel de la prensa ante las difíciles condiciones que enfrentaba el país”.
No fue, realmente, una batalla campal. No hubo, tampoco, dos bandos. Solo las voces de quienes aprovecharon el momento para hablar “en nombre de todos” y, por supuesto, (sin nadie mediar y presionar) fueron silenciados por los argumentos irrebatibles de Fidel. Eso fue lo que ocurrió. Soy testigo de aquellos hechos. También es posible que esas grabaciones existan. Como muchas otras reuniones, de interés de Estado (en cualquier país) no son de la incumbencia pública.
Mientras escribía estas líneas he vuelto ha sentir la sensación del primer día, mi primera nota. Desde hace mucho tiempo escribo lo que pienso y, por consiguiente, soy responsable de mis actos. Percibo que era necesario, aunque aún faltan unos días para recordar aquella jornada de octubre de 1987.
En mi reloj faltan apenas unos minutos para la una de la madrugada del día nueve de septiembre de 2010 (Hoy) Es la misma hora en que me obligué a tomar un descanso. Los momentos vividos aún se sucedían como un filme en mi cabeza. Me siento tranquilo.
Por supuesto, algunos cruzaron la línea que nos separa en el espacio y el tiempo. Esa es su libertad. Hicieron el camino que escogieron, pero en mi caso cumplo lo prometido, aunque no como quisiera. Asumo el derecho a recordar que, una vez más, el Comandante en Jefe, Fidel demostró (como hizo recientemente en su encuentro con los jóvenes universitarios para enviar su mensaje de Paz al mundo en contra de la guerra) su capacidad de líder histórico de la Revolución. Supo y puede ver, aún, el futuro; una virtud que es excepcional para aquellos que pueden viajar hacia ese espacio en el tiempo y regresar al presente para contarlo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Camino de la procesión, plegaria por la Paz



Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet

En ambas aceras de la calle Reina, en pleno corazón de Centro Habana, la gente espera (sentados algunos en el andén) húmedo por la finísima lluvia que ha caído de manera impenitente durante toda la tarde. La procesión de la Virgen de la Caridad del Cobre había comenzado. El hecho resultaba excepcional porque no siempre la imagen de la Patrona de Cuba es sacada (en este caso) de su recinto en la Iglesia que lleva su nombre en la calle Salud entre Campanario y Manrique.
Es un espectáculo hermoso. Los rostros exhiben la plegaria más importante para los cubanos: Paz (en un sentido mundial contra la guerra) y Salud para todos los que habitamos en el planeta. Así lo confirma una anciana que se persigna y reza en un murmullo que pasa de boca en boca, mientras avanza la procesión. En el aire se respira la solemnidad del hecho que convoca y reúne a los transeúntes en la interminable hilera que se multiplica en los balcones. Algunos portan banderas cubanas, otros visten de amarillo que es el color de la santidad en el panteón yoruba.
La Virgen ha salido a la calle. Es un buen augurio la iniciativa. La Patrona de Cuba ha salido y con ella su pueblo y sus hijos en una plegaria gigantesca que se extiende más allá de las fronteras establecidas por los hombres, incluso de las diferencias políticas. Llueve aún en La Habana.

martes, 7 de septiembre de 2010

Una pelea cubana contra los demonios de la desinformación

Raúl San Miguel

Hablar de Cuba en términos peyorativos resulta fácil. Solo tienes que escribir una docena de líneas en las cuales, más o menos bien (me refiero al estilo y la técnica empleada), describas los problemas que enfrentamos los cubanos, desde enero de 1959, hasta la fecha, y las aderezas con una pizca de mala intención (claro está) a partir de la referencia de las escaseces materiales, de medicamentos, alimentos, vivienda, transporte, dinero…, y hasta de las dificultades hasta para comprar una calabaza que podría crecer silvestre en cualquier terreno abandonado. Luego agregas dos o tres “verdades” contadas desde el lado oscuro de la conciencia: esa parte que no guarda nada de la dignidad necesaria para identificarse con la memoria histórica de nuestra nación y casi estará listo para consumir el plato o receta que podría estar a punto de convertirse en un suculento banquete. Por supuesto, me refiero a quienes esperan estos despachos de opinión con el propósito de hacerlos rebotar como si fuesen pelotas de pin pon sobre el globo terrestre. A partir de entonces, cualquier cosa podría ocurrir.
No es que discrepe en relación con la necesidad y positividad en cuanto a la diversidad de puntos de vista y argumentos en relación con cualquier tema de interés nacional y mucho menos me opongo a quienes buscan sus recursos para defenderlos. Solo advierto que el fin no siempre justifica los medios. Sin embargo, la campaña mediática contra Cuba no comenzó con el triunfo del Ejército Rebelde. Mucho antes, desde que se alzaron las primeras voces libertarias, ya se revolvían los sueños imperiales de ocupación de nuestra Patria en la vecina nación del Norte.
Los invito a pensar en el momento que el reloj marcaba las doce meridiano de aquel día 1ro. de enero de 1899, en que los habaneros observaron el movimiento de pabellones sobre la fortaleza del Castillo de los Tres Reyes del Morro. Caía la bandera española poco más de tres siglos. 387 000 cubanos habían muerto al finalizar la guerra de 1895. Ese fue el precio de cruentos años de lucha impuestos por la metrópoli. El país víctima y empobrecido también perdía las esperanzas libertarias ganadas en el fragor del combate en la manigua frente a las tropas de ocupación españolas. Minutos después subía al mástil una tela de barras rojas y estrellas sobre fondo azul: la bandera de los Estados Unidos de América.
Pero eso no resulta importante. No hace falta recordar ¿por qué pelearon nuestros abuelos y padres, mujeres y hombres cubanos, en desigual enfrentamiento contra un ejército alimentado y apertrechado. Tampoco es necesario evocar al presbítero Félix Varela y Morales. Mucho menos hablar de un 10 de octubre de 1868. ¿Para qué mencionar un 24 de febrero de 1895? La prensa norteamericana desplegó sus cañones para informar de la “participación” del ejército estadounidense en una guerra que había ganado, a coraje limpio, un ejército de mambises. No hace falta mencionar los nombres de héroes conocidos, de los próceres de aquellas contiendas que tuvieron lumbre con las encendidas palabras de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1868.
Para hablar de Cuba, y romper el silencio mediático impuesto por el gobierno de los Estados Unidos y sus transnacional de la desinformación, solo es importante emplear una pequeña fórmula mediática que resulta bien cuando se ha perdido la memoria histórica y la identidad con una nación: olvidar cómo y por qué se forjó con las vidas de muchos hombres y mujeres (odbara y no ibbaé) las bases de una conciencia nacional, a partir del significado de la libertad alcanzada, precisamente, la Generación del Centenario (nacimiento de José Martí) en la epopeya final de nuestras luchas libertarias que abrieron el definitivo camino de la independencia en enero de 1959.

La muerte de un soldado


Raúl San Miguel

Fotos e ilustraciones tomadas de la Internet

Quizá a muchos le sorprenderá el término soldado para definir al amigo y caricaturista que la muerte nos arranca de nuestras vidas en un trágico empeño por borrar de la memoria gráfica de Cuba, la continuidad del trabajo realizado por Tomás Rodríguez Zayas, calificado como uno de los más relevantes humoristas y agrego: luchador por la Paz que haya conocido el mundo.
Certero, clarificado y seguro, este excepcional soldado de la opinión gráfica, fustigó y denunció la barbarie imperialista con argumentos capaces de convencer más allá de los idiomas e incluso de las diferencias sociales establecidas por años de agresiones mediáticas y seudoarte y comunicación contra Cuba.
Nadie, ni siquiera los enemigos jurados de la Revolución cubana tuvieron argumentos para cuestionarle. Tampoco se le vio, entre los que tuvimos el privilegio de conocerle, perder su sonrisa, su palabra y su arte queda como un legado para las nuevas generaciones de humoristas cubanos.
Ha muerto Tomy. No disfrazaré las palabras que escribo. Confieso el dolor infinito que provoca esta pérdida y la comparo, sin medir las distancias, ni el tiempo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Del veto del silencio a los volcanes del infierno

Por Raúl San Miguel

Foto: Tomada de Internet

Existe una sentencia o proverbio popular que advierte: “el que calla otorga”. Así ha ocurrido durante todos los años desde que los medios de información se han convertido en las principales armas de la preparación artillera para cualquier ofensiva militar imperialista. Mucho más, la frase se ajusta (perfectamente) a la forma en que las transnacionales de la información condicionan la psiquis de las personas durante un real bombardeo de desinformación o reportes enajenantes para hacer posible la metabolización (orgánicamente hablando) de los despachos publicados por la prensa occidental en cualquiera de los soportes mediáticos empleados en la actualidad.
De esta manera se garantiza un silencio mediático que funciona, mientras se “invade” la opinión pública internacional con despachos (ver el predominio en los principales sitios de la Internet) de asuntos domésticos relacionados con las monarquías, el glamour porno o erótico de algunas actrices, la “funcionalidad del bisturí y la silicona” y otros banales vericuetos que pudieran ser hasta relajantes o simpáticos de no ser porque el planeta está a punto de entrar en el agujero negro de un conflicto nuclear.
El Oriente Medio _con la presencia de unidades navales y aéreas de combate estadounidenses y el alistamiento de las fuerzas de la Guardia de la Revolución iraní, ante la amenaza de agresión de Israel_, comienza a expandir el aliento de las fumarolas de la guerra. De esta manera la región alcanza una “temperatura” en la cual pudieran colisionar estos ejércitos colocados en posición de ataque a partir de la luz verde para la inspección de los buques persas que se trasladen por el Estrecho de Ormuz.
De una y otra parte se lanzan sórdidas advertencias. Salvo que el resto de los espectadores (en el mundo) pensamos en qué pudiera ocurrir después que se lance el primer misil. Por su parte, Teherán anunció que “cualquier ataque israelí contra Irán provocaría la destrucción de Israel”.
Considero que la presencia de un alto funcionario del gobierno de Irán en Qatar para entrevistarse con el jeque Hamad Bin Jalifa al Thani (estrecho aliado de los Estados Unidos) expresa la voluntad del gobierno persa a un diálogo sin presiones, ni exclusiones que le impidan continuar el desarrollo de su programa nuclear con fines pacíficos.
“Estados Unidos y la entidad sionista (Israel) no podrán golpear a Irán en este momento. Esto es una entelequia (…). Cualquier medida contra Irán significaría la eliminación de la entidad sionista de la geografía política”, aseguró Ahmadineyad desde Qatar, según recoge la agencia de noticias oficial iraní, IRNA.
El dirigente iraní viajó a Qatar para entrevistarse con el emir qatarí, el jeque Hamad bin Jalifa al Thani, estrecho aliado de Estados Unidos.
El embajador de Teherán en La Habana, Mustafá Alaei, afirmó que su país no tolerará los registros en sus naves mercantes acordados por el organismo internacional y consideró que dicha acción podría provocar una “guerra de impredecibles consecuencias”
El embajador de Irán en La Habana, Mustafá Alaei, reiteró que su país no tolerará los registros en sus barcos mercantes acordados por la ONU y consideró que dicha acción podría provocar una “guerra de impredecibles consecuencias”, según una entrevista publicada en el diario Granma. “Irán no lo va a permitir, y por tanto mi país no se hace responsable de lo que pueda ocurrir si quieren revisar la carga de un barco o de una nave aérea”, declaró Alaei al rotativo.
“Nuestro pueblo se está preparando para dar respuesta a cualquier ataque. Irán no ha perdido el tiempo y se está alistando militarmente y resistirá. La resolución 1929 aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU el 9 de junio, prevé registros sorpresa en embarcaciones iraníes, como parte de las sanciones contra Teherán por su programa nuclear.
Al respecto, Alaei dijo que si Estados Unidos e Israel lanzan un ataque nuclear no se vería afectado sólo Irán “sino todos los Estados vecinos y otros mucho más lejanos”. “Recordemos que en la región hay países con armas nucleares como India, Paquistán, la República Democrática de Corea, Rusia y China que podrían verse involucrados también”, afirmó.
El embajador estimó que su país “es foco de atención por su petróleo y otros recursos energéticos” y que su ubicación “en el Golfo Pérsico y la cercanía con el estrecho de Ormuz implica que cualquier acción militar contra el país va a repercutir directamente en el petróleo y se va a ver afectado todo el mundo”.
El asunto realmente es muy serio. No puedo imaginar que todo este problema sea por el petróleo, como explicara recientemente el líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, a los estudiantes universitarios cubanos. El asunto va mucho más allá del control de los recursos energéticos mundiales por una potencia: Los Estados Unidos. Israel está más sediento que nunca para concretar la oportunidad de un “golpe nuclear quirúrgico” que ya tiene un precedente en sus acciones contra Irán. Solo que esta vez, no podrá ser silenciado una vez que se desate el holocausto. Las bombas hablarán por la muerte y gritarán tanto en su estruendo nuclear que no serán necesarios los diarios, ni la Internet, para ver encendidas las fumarolas en los volcanes del infierno.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Fidel vuelve a la Universidad

Hace apenas una hora el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel, se reunió con los jóvenes universitarios. Por la importancia del mensaje de Paz que envió al mundo y la importancia de unirnos para evitar una absurda guerra nuclear en el Oriente Medio es que incluyo en mi blog, algunos de los despachos que realicé para el periódico de la provincia La Habana (el habanero) en el cual trabajo. Espero y cuento con los lectores ocasionales de esta página para extender este mensaje de Paz, sin otra pretensión que unir nuestras voces en contra de la guerra que pretende realizar el gobierno de los Estados Unidos en contubernio con el estado de Israel y con el apoyo de la Unión Europea. La urgencia de este peligro nos convoca a todos.



Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la versión digital del diario Juventud Rebelde, Cuba.

Durante el matutino encuentro, el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, convocó a los jóvenes universitarios al recinto histórico donde se ubica la Alta Casa de Estudios de La Habana, que guarda la memoria de decenas de compañeros que lucharon y cayeron en la lucha contra la tiranía del dictador Fulgencio Batista en la Cuba seudorepublicana.

Visiblemente emocionado y con un aspecto físico increíble (para quien atravesó duros años de lucha contra una enfermedad que le llevó prácticamente a una batalla por su vida contra la muerte) Fidel, vestido de verdeolivo, acudió a la Universidad de La Habana para enviar un mensaje a los estudiantes universitarios de Cuba y en el cual evocó a sus compañeros de lucha presentes o mártires de la Patria.

Fidel, en su precisa y certera intervención, destacó que había descubierto su verdadero destino siendo un joven de la Universidad y le acompaña el recuerdo de otros a los cuales conoció hace, exactamente, 65 años. Recordó cómo le inspiraron las ideas de Martí, precisamente, hoy cuando sus palabras: “Patria es humanidad”, nos previene de andar juntos y en cuadro apretado para evitar (en un nuevo contexto) que el imperio desate una conflagración de impredecibles consecuencias para la vida en el planeta tierra.

Fidel recordó que la Colina universitaria es garante del ejemplo de quienes nos precedieron, en nuestra luchas por la independencia de Cuba, en referencia al fusilamiento de los Estudiantes de Medicina, aquel 27 de noviembre por las fuerzas de ocupación españolas que regían los destinos de la Isla. “No merecíamos ser colonia de un imperio, advirtió, y mucho menos del más poderoso (en referencia a los Estados Unidos) que todavía ocupa (Base Naval de Guantánamo, donde se encuentran retenidos prisioneros iraquíes y musulmanes de todo el mundo, desprovistos de todos los derechos y convenciones internacionales) que se apoderó de nuestra Patria y de una buena parte de la conciencia nacional, sembrando el fatalismo de que era imposible sacudirse de tan poderoso yugo. Peor aún había surgido una clase explotadora y corrupta (…) que mantenía a nuestro pueblo como una fuerza ignorante (…) o para actuar como torturadores y asesinos de sus hermanos”, enfatizó.

“Cuán lejos pensamos, después del triunfo (de la Revolución) que volveríamos a reunirnos (…) con objetivos aún mayores (destacó en franca referencia a la necesidad de una coalición de solidaridad internacional por la Paz y contra la guerra)” y destacó que se libra, esta lucha, para hacer posible coexistencia pacífica en todo el mundo. Fidel , denunció el sistema capitalista que hoy amenaza “la propia existencia de la humanidad”.

“No habló solo en pro de los intereses de nuestra nación”, explicó el líder cubano y argumentó que “en nuestras luchas por la emancipación nacional y social, nuestro país bastión en nuestro hemisferio” había sido el primero en ser ocupado (por el imperio norteamericano).

Acompañado de una enorme multitud de jóvenes que tomaron nuevamente las calles, en derredor de la capitalina Universidad de La Habana, el líder cubano, señaló los terribles peligros que amenazan a la vida humana y enfatizó que “no estamos viviendo en la época de la caballería y el acero de las espadas, acompañados de los arcabuces y un disparo”, en comparación con el ilimitado poder destructivo de las armas nucleares que se pudieran disparar dentro de unos días si el presidente de los Estados Unidos da su apoyo a la resolución absurda acordada por naciones de la coalición norteamericana para proceder en el registro de los buques con pabellón iraní y desatar una guerra nuclear.



Millones de seres humanos en el planeta
pueden morir en la nueva guerra mundial

Más de siete mil millones de seres humanos en el planeta estarían en peligro de morir si Estados Unidos aprueba desatar una guerra de magnitud nuclear en su insistencia por atacar a Irán. “Me ha tocado la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro que estamos enfrentando”, señaló para referirse a los escépticos como el ineludible deber de continuar en esta batalla. Enfatizó que le consta que muchísimas personas, en el mundo, han tomado conciencia de la situación mundial, advirtió el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, en la ya histórica reunión con los estudiantes universitarios cubanos en la Colina de la Universidad de La Habana.

Fidel destacó que lo primero es lograr una Paz duradera y como segundo lugar trabajar por revertir los problemas del cambio climático. Argumentó que las armas actuales son multiplicadas y mortíferas y el planeta más débil y poblado.

“Estamos llegando a un punto crítico donde no existe marcha atrás (…) después todo sea en vano y demasiado tarde”, explicó Fidel. Seguidamente señaló que no podemos vivir de espaldas a la naturaleza, sino vivir abrazados a ella. “Somos parte de la naturaleza y de su equilibrio”, argumentó. Seguidamente destacó que la energía atrapada por el efecto invernadero provocara que se produzcan desastres naturales de consecuencias impredecibles. “No podemos perder tiempo en guerras anacrónicas que nos debilitan y agotan nuestras energías. Nuestros enemigos hacen las guerras. Eliminemos todas las causas que hacen que el hombre vea al hombre como su enemigo”, dijo Fidel.

“Yo digo sin ninguna posibilidad de error que la paz con la paz se paga. Si quieres la paz, prepárate para cambiar tu conciencia”, argumentó el Comandante en Jefe, Fidel.
“El miércoles primero de septiembre, mientras elaboraba este mensaje”, recibió una información publicada que destaca la posición asumida por el gobierno de los Estados Unidos para continuar la coalición con Israel y otras naciones aliadas en las presiones para atacar a Irán, sin tener en cuenta los peligros de provocar una guerra nuclear de impredecibles consecuencias.


Tratan de convencer al mundo de que no habrá guerra,
pero Estados Unidos e Israel continúan los preparativos.

El gobierno del presidente Barack Obama y el estado de Israel, han maniobrado (ante la opinión pública internacional) como si fuese una maniobra de presiones para persuadir a Irán de continuar en sus planes de utilizar energía nuclear con fines pacíficos; pero en realidad continúan los preparativos para esta absurda guerra, explicó el líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, ante una multitud de estudiantes que fueron convocados a la histórica Colina de la Universidad de La Habana para advertir los peligros de una guerra nuclear que se iniciaría en el Oriente Medio y se extendería por todo el mundo.

“Si estados Unidos e Israel bloquean el estrecho de Ormuz, se impediría el tráfico de casi la totalidad del comercio de combustible en el planeta y eso retrasaría considerablemente la recuperación de la delicada economía mundial.
Existen 25 000 armas nuclear en todo el mundo; sin embargo, se preocupan por la existencia de una planta para la producción de energía electrica. “Ya lo hicieron en dos ocasiones (señaló Fidel en relación con ataques militares israelíes contra centros de investigaciones iraníes hace unos años)”.

Fidel destacó que el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, en su intervención ante estudiantes del Instituto de Relaciones Internacionales de Rusia, advirtió que ningún problema mundial debe resolverse por la fuerza y llamó a observar la postura asumida por el presidente de los Estados Unidos, señor Barack Obama. “Se trata (del jefe de la diplomacia rusa) de un país con derecho al veto y cuya opinión no debe ser ignorada”, aclaró Fidel.

Gracias a los medios electrónicos de la comunicación el mundo se está enterando de lo que realmente ocurre, explico Fidel; aún cuando las grandes y poderosas transnacionales se apropian de los derechos de decidir la transmisión de lo que ocurre en el mundo, señaló Fidel, en relación con los acontecimientos que ocurrirán en los próximos días que preceden al posible inicio de una guerra de magnitud nuclear que amenaza la supervivencia de la especie humana y la estabilidad natural del planeta.

Por su parte, “la Unión Europea presiona a China para que cumpla las sanciones contra Irán”, advirtió Fidel en relación con las sanciones adicionales aplicadas por la UE, al sancionar a nuestro país como apoyo a las presiones del gobierno de los Estados Unidos. Ahora lo hace contra la nación persa.

Finalmente el líder de la Revolución cubana dijo a los jóvenes universitarios cubanos que deben continuar esta lucha por la paz mundial y los exhortó y garantizar los privilegios de una vida en paz como la única alternativa posible.