miércoles, 16 de febrero de 2011

Con uno que opine… ¿basta?



Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet









Respeto el criterio emitido por Antón Arrufat, en la entrevista concedida al estelar programa: “Con dos que se quieran (basta)”, conducido por el cantautor Amaury Pérez Vidal; pero considero que es desacertada su apreciación en cuanto al definirnos como cubanos y advierto, en mi criterio, que excede en su observación, al generalizarnos, o peor encerrarnos en un concepto demasiado estrecho y cristalizado, por utilizar un adjetivo que demuestre la fragilidad de tal concepto.

Por qué decir: "El silencio es una forma del disimulo y la hipocresía es una tradición que viene del simular. El cubano simula muchas cosas. Como todos los seres humanos, el cubano está lleno de complejidades. Parece ser franco, directo, jovial, hospitalario. Eso en principio, pero después empezamos a descubrirle y a descubrirnos nuestras zonas oscuras, nuestras zonas calladas, el no decir."

¿Realmente somos así? ¿Tiene el privilegio el reconocido A. Arrufat, de sentenciar de manera absoluta y crear una imagen certificada de los cubanos solo porque su gigantesca figura intelectual y su valor (indiscutible) como ser humano le permiten ese privilegiado juicio? Me parece que no. En mi criterio. Sin hipocresía. Observé en Facebook que tales argumentos comenzaron a dar “alimento” a personajes que prestos iniciaron sus ataques contra lo que significa la Revolución cubana para el pueblo cubano.

Advierto que ocurre justo cuando existen evidencias de una campaña de desobediencia nacional orquestada por grupúsculos contrarrevolucionarios en Cuba y con el apoyo de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana (SINA) y de ciertos sectores ultra-reaccionarios en el gobierno norteamericano. ¿Qué facilita, entonces, un juicio como este? En mi criterio (no creo que fuera la intención de Arrufat) colocar un tema ambiguo que puede servir de inicio a todo un debate en torno al “silencio” del que habla el destacado intelectual cubano.

Este “silencio”, lo definiría (en mi criterio, insisto) como miedo. ¿Temor? ¿Por qué…?
En Cuba todos sabemos que nunca la dirección política del país, el Partido Comunista de Cuba, en la persona del líder histórico de la Revolución cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, dejó de explicar los asuntos más urgentes de la vida nacional e internacional y que se relacionaban directamente con los problemas más acuciantes para nuestra sociedad, pero sobre todo los errores.

Por supuesto, ¿cómo sería posible no cometer errores, y no los justifico, bajo la presión sostenida por un gobierno imperialista que emite leyes extraterritoriales contra Cuba, la mantiene bloqueada desde el punto de vista comercial y cultural y le exige la vigilancia estrecha a más de 50 agencias de los servicios de inteligencia para que priorice la observancia de las fisuras encontradas por nuestro país, en su propósito de adquirir medicamentos de urgencia y alimentos que permitan garantizar los suministros a la población de la manera más equitativamente posible e incluso, a pesar de las medidas aplicadas, aún subsidiados de acuerdo con sus precios en el mercado internacional?

No me salgo del tema. Solo que me gustaría recordar a Martí, sin tener que citarlo. A Maceo, sin tener que colocar una frase en estas líneas. A muchos que unieron voluntades y pensamientos para demostrar la falsedad de una definición, sobre los cubanos, que escuché hace muchos años y donde nos califican de exagerados, de este defecto y de lo otro. Recuerdo un ejemplo de esa cita: "Cuando un cubano te dice que comió algo, entonces asegura que es lo mejor del mundo."

¿Qué somos los cubanos, me preguntaría, cómo se forjó esta nación? ¿Por qué decir que simulamos? ¿A cuál silencio se refiere si el mismo ha sido invitado a ese programa, público, estelar y abierto? ¿No somos francos, abiertos y joviales? ¿No hemos sido solidarios por esencia, incluso hemos dado muestras de este valor al mundo?

Podría extenderme, pero no es necesario. En estos momentos se debate, a nivel nacional, el Proyecto de Lineamientos para la Reestructuración de la Economía Cubana, a nivel de toda la sociedad, sin exclusiones. ¿Acaso no sabemos los peligros que nos acechan? ¿De los errores cometidos en la construcción de una sociedad Socialista, de los ejemplos seguidos y que claudicaron (Europa del Este)?

Recuerdo, en particular, la reunión sostenida por estudiantes de la Facultad de Periodismo en la sede del Consejo de Estado, con la presencia del Comandante en Jefe Fidel. Corría el mes de octubre de 1986. Fue, entonces, que el líder de la Revolución cubana advirtió de la posible caída del Socialismo en la ex Unión Soviética y el resto de los países Socialistas de la antigua Europa del Este. Su análisis certero y estremecedor se apoyó en su capacidad para visualizar el futuro (les guste a sus enemigos declarados o silenciosos) y ejemplificó con su conversación en un encuentro con representantes de los dos polos de opinión en la Unión Soviética: Glaznot y Perestroika. Estuve presente. Fidel no dijo que el Socialismo caería, en esos países, en el año 1990, lo dijo antes. Estuve ahí.

Después nos ilustró de otros momentos difíciles que vendrían. Nos pidió discreción, no silencio. Nos pidió entendimiento y juicio para entender estos y otros fenómenos complejos.
Es cierto que todos tenemos zonas calladas y oscuras, que muchos hemos simulado o mentido, como individuos, incluso como grupos en la sociedad, pero no creo que se ajuste al concepto genérico de los valores que identifican a los ciudadanos de toda una nación, históricamente agredida, luchadora por su soberanía e independiente en sus criterios.

En cuanto a Arrufat, lo asumo en este brillante criterio que no nos define, pero lo dignifica aún más en su posición de intelectual comprometido y hombre de su tiempo cuando dijo al final de la entrevista: "Yo podía haber nacido en otro país y no haber nacido en este, pero lo importante es que no solo es nacer en este país, es asumir este país, que es otra forma de nacer. Hay como dos o tres nacimientos.Una vez leí una frase, una línea de Garcilaso de la Vega, que la voy a transformar, cosa que hago, él dijo una vez: “Me duele España”. Yo puedo decir: Me duele Cuba".

A esto le agregaría: "Nos duele a todos, porque nos agreden y amenazan, porque nos ocultan nuestros valores, indiscutiblemente, universales y ejemplos para otros pueblos. Pues como nos duele y es nuestra Patria, defendámosla para todos los tiempos".