jueves, 26 de diciembre de 2013

Nunca más






“No te culpo
Por el detalle de amor
Que me regresó a tu universo.
Por mirar la estrella que no fue,
Por el rumbo que perdí,
Por buscar en ella tu luz”.

(A María Esther)




Al rey de los caballos, mi padre.


“Píntame un caballito…”, dije, y ambos se miraron con la sonrisa más cómplice que aún recuerdo. Sus manos entrelazadas solo dejaron libre la derecha de él sobre la mía, el espacio suficiente para sostener un lápiz y pude sentir cómo aparecía la hermosa figura sobre el papel virgen. Su mano fuerte, conducía y me dejé llevar… Nunca aprendí a tomar el lápiz o el bolígrafo de forma “correcta”, como lo hacen, generalmente, los demás; sin embargo, siempre tuve su apoyo: “Déjalo María Esther…pronto, logrará hacerlo…”, aseguraba.
El tiempo le dio la razón a mi padre y Cronos se convirtió en mi mejor aliado. Aprendí a leer, escribir y dibujar, ante de los cinco años. En los libros descubría lo que podía después compartir con mis amigos. Dibujaba lo que quería ver y resultaba para otros, prácticamente, imposible. De esta manera comprendí que mi vida estaría signada por el amor de ambos. La rudeza física de mi padre con esa mezcla de aguda inteligencia que compartía y complementaba en la sabiduría y el recio carácter de mi madre, fueron la base para forjar lo que sería después.
Hoy, en que los religiosos cubanos recuerdan a Changó (Santa Bárbara, en la religión católica), el orischa dios del fuego y la guerra; me parece ver a mi padre con una botella de vino tino para realizar su tradicional ofrenda. Sobre todo contagiando de alegría a su María Esther y multiplicando, en esta evocación, la necesaria presencia con algún presente en sus manos que, después comprendí por qué siempre lo colocaba en las mías. Así pude tener la primera edición de la Imprenta Nacional de Cuba, El Quijote, y corrí a revisar las ilustraciones en aquel libraco que se conserva como parte del patrimonio familiar.  Mi padre invitaba a mis hermanos que realizaran aquella lectura y hacía referencia a los amigos, un tema recurrente con respecto a su probada lealtad. Recuerdo el día que venía acompañado de los padres y del desaparecido amigo y pintor Vicente Rodríguez Bonachea. Mi hermano había lanzado una piedra y el chico mostraba la marca en la cabeza. Observé la verguenza de mi padre y del padre de Vicente _quien, después por esas casualidades de la vida, muchos años después_, me enseñó los secretos de la edición en mis tiempos de radio. Mi padre hizo referencia a la amistad, a la lealtad y sello un compromiso que conservamos por el resto de nuestras vidas. El  Es por eso que deseo compartir, con los tripulantes de mi blog, un relato recogido en un volumen bajo el nombre: Y los cuentos, cuentos son, donde hago referencia a estas necesarias relaciones y, también a la forma en que (a veces) se comportan o son interpretan la realidad aquellos que hemos tomado por amigos.


Colours and Benetton (Blanco y Negro)

“Nadie se quita el corazón
y lo tira contra las piedras”
(Miguel Barnet)

“Por favor, pasen y siéntense, enseguida los atiendo”, dijo la muchacha y su voz pareció modulada digitalmente en una estereofónica. Caminó dos pasos en dirección a la mesa donde serviría el café, pero se volvió y con la sonrisa congelada por un flash de su conciencia retrocedió y me dijo: “lo siento, el chofer debe esperar afuera”. Si el factor sorpresa no existiera, esa muchacha lo habría inventado. Realmente contuve hasta la respiración y sentí cómo flotaba en medio del estupor de mis colegas. Salí. Afuera una pulverizada llovizna se mezclaba con el viento y el polvo de las calles  y lo salpicaba  todo. ¿Qué hacer? ¿To be or not to be?,  escribió Shakespeare, pero mi socio el bola, el sabio del barrio, el de la universidad de la calle, me diría: ¿Tú ve o tú no ve?, ¿asere pa´qué estudiaste tanto? Estas gentes son fulas y siempre te dan con la mala. Donde tú los mata e´con la misma piedra.
Ganas no me faltaron de recoger una piedra y ver que pensaba esa gélida muchacha que nos atendió en la recepción de la Empresa. Incluso, Tato, el chofer de mi colega, se escurrió entre el piquete, junto al camarógrafo. Yo venía de botella, ¿qué podía hacer? si además no me consideraba un Shakespeare ni en la imaginación, sino un periodista que necesitaba hacer su trabajo. “No te preocupes”, me había dicho Reina y prometió que resolvería el problema en cuanto se encontrara en el despacho del presidente de la corporación. Pero, no sé por qué imaginé lo contrario. Reina había llevado su traje de conquista: un sugerente y corto vestido de una sola pieza que podía ocultar solo el color de su piel detrás del verde suave de la tela. Luego mostraría aquella sonrisa, muy parecida a una confesión provocada por un pensamiento erótico. ¡Coño, ¿pensaba tumbar al presidente?!  Tenía que haberlo imaginado. No solo lo supe cuando el ángel de ferrita me impidió entrar, sino desde el momento en que escuché su invitación melodiosa para acompañarle durante la aventura de entrevistar al presidente de la corporación tal  y más cual. Acepto que no le puse frenos a la imaginación cuando susurró que sería fácil. Tenía un argumento sólido para confirmar cómo sería el encuentro, a partir del momento en que el tipo le dio botella en una verdadera nave cósmica fabricada por la Toyota, y la tremenda y perfumada “muela” del conquistador  que la llevó hasta la mismísima entrada del canal de televisión. “Imagínate cuando me vieron bajar del yipón, parecía que había llegado la mujer del presidente Obama”. Por supuesto, hubo previo intercambio de teléfonos y una invitación para que le entrevistara en su despacho ubicado en una inmobiliaria de Miramar. Reina me pidió que fuera. Siempre me tenía en cuenta para los grandes vacilones. “Para eso estudiamos juntos, ¿no es verdad?  Además tú me tirabas tremendos cabos con los trabajos de equipo. ¿Te acuerdas?, me la pasaba barqueando y nadie podía ponerme cola cuando se trataba de llegar a la Facultad a bordo de aquellos carrazos”. “Yo atiendo la agricultura, respondí, ¿qué voy a hacer cuando llegue a la redacción con una entrevista impublicable?”  “¿Y para qué tu eres periodista? Respondió  ¿no me digas que solo puedes escribir de viandas y pajaritos del campo?, te conozco y siempre fuiste sobresaliente en las notas, mucho más con las crónicas. ¿Te acuerdas cómo tenías bobas a las chicas y en especial a la profesora Maricary? Tienes talento, además tu jefe es mi amigo, lo va a agradecer, ya le daré un timbrazo a su oficina y verás el cambio en la línea editorial. Claro algo se le pegará también, de eso me encargo, él no es bobo, todos lo hacen… ¿por qué no?”  “No Reina, no todos lo hacemos”, quise responder, pero me dijo: “¿Desde cuándo no te tomas una Bucanero Max?, pero apuesto a que no será una, pueden ser dos, tres, una caja…, y gratis, ¿qué te parece?” “Bueno…”, quise inventar una excusa, pero ¿qué excusa?  La voz de Reina era lo suficientemente seductora como toda ella y si le daba por vestirse con aquel….  “¿Sabes…? Dijo me pondré ese vestidito que tu piropeas tanto (el tono resultó entre pícaro e irónico), pero no quiero parecer una puta, te lo digo en serio, el tipo no está mal, pero no puedo dejarlo que me enlace con dos laticas de Bucanero y una cajita de chocolates, para eso voy con Tato, mi chofer y el camarógrafo. Tú sabes que el gordo Tato es capaz de comerse todo el bufet que pongan y lo que no pueda tragar lo mete, con plato y todo, dentro del estuche de la vieja videocámara. (Reímos. Tato se las ingeniaba para cargar el innecesario bolso que, por demás, estaba habilitado para la “piratería bufeteana”). La imagen de Tato me recordó un montón de anécdotas. Sobre todo aquella, verdaderamente espeluznante, de la ¿periodista? de radionoséqué. La mulata cargo casi dos cajas de cervezas y refrescos, en laticas, y comida en sendas bolsas plásticas que crecían como enormes garrapatas debajo de la mesa; incluso uno de los gastronómicos (en la recepción ofrecida por el Día de la Prensa Cubana en la Empresa Nacional de Materias Primas) le preguntó: ¿Corazón, vas a montar una paladar?  “¿Vas o no vas…?”,  insistió Reina y me hizo regresar al momento del To be or not to be. “¿Tú ve o tu no ve, paisa?, métele el brazo, tomas los laguers, guardas lo que puedas, coge y come lo que se te pegue, recuerda ir en ayuna, y si puedes le pasas la cuenta alareinaesa”, aconsejaría el bola en un eslaider de su filosofía callejera y como buen tipo, samaritano y consejero del barrio, no me daría otra opción que aceptar la invitación de Reina y decir: “Sí, dónde me recoges”, “donde siempre”, respondería ella y ya no tendría tiempo para dar marcha atrás. Fue, entonces, que pensé en la posibilidad de pasarla bien con aquellos laguers fríos, me sentaría a disfrutar, como en las películas, y mandaría a todo el mundo al otro lado del Universo, total, como diría mi otro socio (de pareja en el dominó)  Pedrito de la Barca: Y todo el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son. Ahora, sencillamente, una recepcionista me había confundido con el chofer del equipo de periodistas y no tuve más remedio (incluyo el factor sorpresa) que mirar cómo les indicaba a mis compañeros la puerta del ascensor a la oficina del Presidente de la corporación tal o más cual. ¡Adios laguers de latica y bufet gratis!, grité en silencio. “No te preocupes, voy a discutir eso y regreso por ti”, dijo Reina y me pareció que miraba a Marilyn Monroe, mientras lanzaba un beso a través de la pantalla. Han pasado diez minutos y Reina no aparece, tampoco el camarógrafo (bueno ese no se mete en ná), menos Tato, no sé por qué pensé en el gordo chofer tragón. Él no se gastaría un pensamiento en mi presencia, mientras tuviera tiempo de deglutir bandejas completas de mariscos, ensaladas (y cuanta cosa pusieran que no fuera plástico) y beber hasta que el eructo no pudiese ser comprimido en su enorme abdomen, pero ¿Reina? ¿Qué habría pasado con ella…? No era de abandonar  a los amigos ni en los peores momentos, así había sido siempre. Además… ¿qué sentido tendría dejarme después de haberla acompañado?, mejor debía responder: ¿para qué me dijo que fuera…?  Estoy afuera, el polvo y la lluvia me obligan a refugiarme detrás de una columna. Desde ahí puedo ver, al menos, la calle por donde cruzan los hermosos autos de la selecta barriada de Miramar con los cristales oscuros. “¡¿Tú ve, asere, tú ve?! ¡Siempre te joden!  Págale con la misma piedra!”
“Reina…, “dije y traté de esconder la risa para que no se escurriera dentro del auricular.  ¿Dime…? (y recordó el embarque, lo supe, pero como siempre se adelantó. Otra de sus habilidades: una excelente agilidad mental a prueba de errores) oye lo siento por lo del otro día, el tipo es un cabrón, me envolvió, a mí, a la Reina de la envoltura y al Tato, ni se diga, ese ni tomó una sola imagen (ironizó), tampoco le hizo falta utilizar el estuche de la veterana e inutilizable filmadora para llenar su despensa, le cargaron el maletero, por cierto (¿al poco rato, dijo?) salimos a buscarte y ya no estabas,  seguro levantaste a la secretaria pedante, la que te interceptó y confundió con un chofer, nada la tipa es peor que un policía de tránsito obligado a trabajar bajo la lluvia”. (Se rió alegando que era una estrategia de las mujeres para llamar la atención) “te digo que fue una maniobra para hacerse la graciosa, mira que confundirte con un chofer, es una jodedora, después entró preguntando por ti, como lo hacía la profesora Maricary, ¿te acuerdas? (intentó desviar mi atención hacia el pasado e incluso coquetear para aliviar las tensiones) todas sabíamos que tuviste buena suerte con ella… ¿dime, para que me llamas?” (Mostró una ridícula e inesperada pérdida de memoria)  “Un recorrido por la agricultura…”, dije y contuve la respiración antes de escuchar su respuesta:   “¡¿La agricultura….?! ¡Qué va, lindo, lo mío no es la tierra!, la piso y sé que me tragará, pero antes sigo sobre ella. ¿Pa´ qué lugar es?, ah, nunca he ido, solo una vez, fuera de labana, estaba chichitica y me llevaron de paseo al campo, en un tren que fue tartamudeando hasta Holguín y después caminamos no sé qué tiempo hasta la casa de mis abuelos…, sí he escuchado de ese lugar, claro es algo, ¡claro que me gustaría!  …si es como dices… ¡La enganché!, donde hay desquite no hay agravios”.  “Tú ve, asere, te dio con la mala, pero ahora te la jamas doble” y el bola tenía razón. “Colours and Benetton,(Blanquetton, agregaría)  blanco y negro chama, pueden mezclarse y sale má bonito”.  Colgué. Imaginé a Reina como si fuese un ave rara entre aquellos hombres de sol y tierra, pero me equivoqué. Traía unos jeans que arrastraba la mirada de todos hasta donde nacían sus piernas, como si fuera poco el escote de la camisa permitía ver una obra exclusiva en la naturaleza humana, femenina, especifico. Por supuesto, ella no entró al campo por sus pies, la vi alzarse sobre el estribo del yipi y agitar su pamela. Confieso que jamás había recibido tanto agasajo: tendría comida suficiente para un mes y me ahorraría tener que invertir casi la mitad del salario en el mercado agropecuario, donde, por supuesto, no encontraría jamás la imagen de los productos que nos colocaron en sendos sacos per cápita. Tato estaba de plácemes, el presidente de la cooperativa se me acercó goloso: “No sabía que la papa y la langosta tenían competencia, deberían asignarme esa periodista de forma permanente”, dijo y le extendió un pedazo de papel (de su agenda) que Reina colocó (sin mucha importancia dentro de su bolso) Reina me había comentado que pensaba en invitar a su amigo el Presidente de la corporación no sé qué para hacerle una recepción exclusiva con papas fritas, ensaladas, carnes y frutas. Por eso había aceptado la invitación para realizar un reportaje en la agricultura. “¿Tú ve o tú no ve, asere? ¡Esa es la cuestión!”.

Raúl San Miguel, La Habana, Cuba.

Por estos días, finales de año, siento esa avalancha de sentimientos que se traducen en evocaciones. Sobre todo porque fui invitado a formar parte de una selección de relatos dedicados al Benny Moré (Santa Isabel de las Lajas, 24 de agosto de 1919 - La Habana, 19 de febrero de 1963), en el aniversario 50 de su desaparición física. El Benny, fue su cantante preferido y quizá, también, con mi inserción entre reconocidos autores cubanos, se cumpla, su profecía: “Tal vez, nunca serás pelotero, pero si creo que pudieras llegar a ser pintor o escritor. Solo debes esforzarte y recordar que, ambos oficios, también pueden ser los más solitarios del mundo”. Tal vez, tenga aun tiempo de convertirme en pelotero, antes de que el olor de la tinta de la imprenta y las anécdotas que me contaste con relación a los amigos, a los verdaderos, me aseguren, ese espacio en solitario del que prefiero no volver a salir nunca más. "Vuelvo a mi cuarto, mi alma toda, /toda mi alma abrasándose dentro de mí,/no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza./(...) Y entonces yo me dije, apenas murmurando: "Otros amigos se han ido antes, mañana él también me dejará,/ como me abandonaron las esperanzas." Y entonces dijo el pájaro: "Nunca más". (Fragmento del poema, El cuervo, Edgar Allan Poe, Bostón, 1809-Baltimore 1849).



Los drones y la guerra colateral en el ciberespacio





Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría, inevitablemente, en un conflicto nuclear global”.  Fidel Castro Ruz
Octubre 15 de 2010
 






Fotos tomadas de la Internet

No es la primera vez que una información de este tipo se publica en medios digitales de información y se multiplica en las redes sociales del ciberespacio y, en mi consideración, sin las aclaraciones correspondientes. Resulta que de la forma más inocente, en medio de una guerra mediática ciberespacial y donde la ofensiva es determinada por los controladores de las plataformas ciberespaciales, le hacemos el juego a la campaña de propaganda imperialista, en este caso con un marcado acento en el “logro” de una compañía israelí, la  Urban Aeronautics, al exhibir y anunciar las exitosas pruebas realizadas a su avión no tripulado (AirMule), con despegue y aterrizaje verticales. 
Los fabricantes aseguran que el vehículo emite un menor ruido que los helicópteros, de esta forma se sobreentiende que uno de sus objetivos posibilita sorprender a quienes realizan la resistencia popular (la mayoría del pueblo palestino) en las poblaciones sometidas por Israel. Argumentan que la velocidad y capacidades técnicas del aparato (no me interesa repetirlas) lo convierten en un depredador más como todos los drones construidos hasta la fecha.

De hecho, el ejército sionista se prepara con el propósito de robotizar medios y efectivos militares al igual que las principales potencias del mundo, específicamente Estados Unidos. ¿Con qué objetivo? ¿La defensa del país o una manera de arrasar los territorios ocupados sin exponer a sus soldados? 

En realidad se alistan con el proyecto de insertarse en la cruzada armamentista imperial.  Tel Aviv posee tantas armas nucleares que podría llevar un invierno letal a toda la región. Sin embargo, Washington ni siquiera hace mención a este arsenal. Para los Estados Unidos, Israel, es prácticamente un drone. Solo que su capacidad de respuesta bélica puede resultar incontrolable por la Casa Blanca y tardía en el peor de los casos.

A este paso, en la terminología de guerra, muy pronto podría cambiarse la palabra daño colateral y recomponerla con un nuevo significado que justifique las acciones ofensivas, contra la vida de los humanos, realizadas por cualquier inteligencia artificial, sin “permiso” de sus controladores. Sobre todo porque no podrían ser juzgados los robots y androides militares frente a ningún tribunal de guerra, en caso de ser capturados.

Mucho peor, el desarrollo de las armas inteligentes ha desencadenado una fiebre competitiva (en las naciones imperialistas) donde, casi todas sus industrias (sin excluir el cine y los fabricantes de video-juegos) utilizan los resultados de las instalaciones científicas _adjuntas al Complejo Militar Industrial de Estados Unidos_, para concebir proyectos avanzados que incluye diminutos robots espías, exploradores, trajes especiales (casi futuristas), antibalas, capaces de proteger de la onda expansiva, el fuego, adherirse a superficies verticales y escalar sin apoyo de aditamentos, todo un arsenal donde se combinan lo humano y el androide para dotarlos de fuerza y habilidades como en los “superhéroes” de sus filmes y comics.

Todo ello aparejado a la guerra que se desarrolla en el ciberespacio bajo el control de las plataformas donde Twitter, Google, Facebook, entre otras, como elaboran nuevas herramientas de “servicio” para esclavizar las mentes y, en consecuencia, determinar las posibles acciones de millones de internautas donde quiera que estén. Por supuesto, sin hacer mención al mercado negro (donde se venden billones de dólares en armamentos que incluyen misiles dotados de cargas no convencionales y tecnologías) que son utilizadas por ejércitos, fuerzas paramilitares, mercenarios, terroristas y narcotraficantes.

En la foto, reunión del presidente Barack con los principales directivos de las plataformas ciberespaciales. 




Estos reportes de exitosas armas para intervenciones militares imperialistas, nos llevan a vivir una “vida” virtual, enajenados, sumergidos en el vertiginoso torrente de las redes sociales, mientras nos sacan de la vida real.

Los video-juegos y otros medios han logrado, durante años, establecer un patrón de conducta violento (por décadas) en generaciones de seres humanos que, actualmente, asumen su papel de actores y/o espectadores pasivos (los llamados nativos de la ciberinformática) frente a los exiguos despachos televisivos noticiosos poblados de imágenes de muerte y, en su defecto, “noticias” banales sobre la vida de la monarquía, los nuevos y los viejos ricos, el mercado provisto de toda información letal y de consumo casi obligado (para creyentes o ateos) entre los llamados migrantes de la ciberinformática (los no considerados nativos).

Todo esto, aunque el efecto subversivo es globalizar a todos: migrantes y nativos (especialmente, se observa este ejemplo, en los departamentos dispuestos para la venta de la tecnología impuesta como condición imprescindible en la vida moderna) resulta tan cambiante, en su velocidad de obsolescencia, que ya no sorprende la incompatibilidad de cualquier aditamento empleado (hadware o software) en función de obtener información o comunicarnos con otros seres humanos. Además de ser espiados y controlados.

Por ejemplo, con el uso de bombas llamadas inteligentes y de una precisión casi milimétrica con respecto a los targets, han sido víctimas decenas de personas en todo el mundo, específicamente líderes palestinos. Un reciente reporte del Washington Post, asegura que la CIA participó en asesinato de líderes guerrilleros colombianos. Téngase en cuenta que la participación de los servicios de inteligencia en Colombia están vinculados desde hace más de 20 años en el llamado Plan Colombia.
Esto devela el Washington Post como si fuera una novedad noticiosa. Sin embargo, su impacto ha sacudido a buena parte del mundo, sobre todo cuando la FARC-EP busca un diálogo con el gobierno de Bogotá:

“Un programa encubierto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) ayudó a militares colombianos a asesinar a líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante los años recientes, en un programa de asistencia clandestina que también incluyó espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y fuerzas especiales estadunidenses, con autorización de, primero, el presidente George W. Bush a principios de este siglo y continuada en la presidencia de Barack Obama, según reporta el Washington Post.
El programa en Colombia es parte de un número selecto de iniciativas de inteligencia de Estados Unidos hasta ahora desconocidas por la opinión pública, ubicadas en países donde cárteles de la droga han generado inestabilidad, incluido México, reporta el rotativo. De hecho, la asistencia de inteligencia estadunidense a México es la más grande fuera de Afganistán, algo reportado anteriormente por el Post.

Foto que muestra ataque con bomba inteligente en Colombia.

El exministro de Defensa colombiano Gabriel Silva confirmó este lunes, a la emisora Caracol Radio,  la participación activa de la CIA y la inteligencia norteamericana en las operaciones que dieron muerte a los líderes guerrilleros Raúl Reyes, Alfonso Cano y Jorge Briceño, destaca un despacho de Prensa Latina.



 
En su extenso reportaje de investigación basado en entrevistas con más de 30 oficiales activos y jubilados de Estados Unidos y Colombia, la periodista Dana Priest, del Washington Post, informa que el amplio programa clandestino, y hasta ahora desconocido, se financia con un presupuesto secreto que no es parte delPlan Colombia y otorga dos servicios claves en la guerra contra las FARC y el Ejército de Liberación Nacional: inteligencia en tiempo real para ubicar y cazar a líderes rebeldes y, desde 2006, un arma efectiva para matarlos: una tecnología de GPS que convierte una bomba de gravedad de 500 libras en una bomba inteligente guiada con gran precisión para matar a un individuo si se saben las coordenadas de su ubicación, sin importar que esté en la selva”.

Estas son las cuestiones que, en medio de la batalla ideológica, como advirtiera el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe, Fidel Castro, se deben explicar. En un mundo globalizado de constante amenaza y agresión imperialista,  la fuerza de las ideas es un arma indispensable. Precisamente en esta fortaleza Cuba se ha convertido en un bastión contra la política hostil del gobierno de Estados Unidos. 


 El señor Kerry, un secretario de estado convertido en embajador de la muerte.