sábado, 19 de julio de 2014

¿Por qué soportar el silencio...?





Y te haré reír, con mi presencia en el último instante de los tiempos,
y arrullaré tu cuerpo, dormido
Y lo protegeré del silencio en que se esconde
Y lo mostraré al mundo (…) RSM


Fotos tomadas de la Internet

Las imágenes tienen el efecto de la metralla, se dispersan por doquier, no importa si estoy en otra geografía, apenas puedo mirar a los ojos de la pequeña Camila, sin poder detener todo el dolor que me abraza, la impotencia de ser humano en un mundo cada vez más distante de la evolución de nuestra especie.
Toco sus manitas…cálidas, las retengo, quiero retenerla toda y que espante el dolor incontenido, la impotencia por la afrenta del silencio de la ONU y todas las confabulaciones para no detener, de una vez, el genocidio de Tel Aviv contra el pueblo de Palestina.
No creo que exista mayor amenaza en el mundo que observar cómo exterminan a un pueblo por reclamar su derecho a existir, a ser independiente.

Leí en el sitio digital Cubadebate que la israelí Ayelet Shaked, miembro del Parlamento, “mujer” conocida en los círculos políticos de su país, abogó por la muerte de las madres de los “terroristas palestinos” porque -dijo- dan a luz a “pequeñas serpientes”.
Así continúa el texto:
“Tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos”, escribió en su página en FacebookAyaletShakedok diputada del partido ultranacionalista Hogar Judío.
Sus declaraciones han desatado una gran polémica en la sociedad, pues muchos las perciben como un llamamiento al genocidio al declarar que todos los palestinos son terroristas y por eso son los enemigos de Israel y deben morir.
“Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos”, publicó la política el pasado 7 de julio.
Referiéndose a las mujeres palestinas Shaked señaló: “Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes”.
En respuesta a las declaraciones de Shaked, el primer ministro turco dijo que la política de Israel en Gaza no se difiere de la mentalidad de Hitler. “Una mujer israelí dijo que las madres palestinas también deberían ser asesinados. Y ella es un miembro del parlamento israelí. ¿Cuál es la diferencia entre esta mentalidad y la de Hitler?”, se preguntó Erdogan.

(Tomado de Russia Today)

¿Quiénes son las serpientes? ¿Cómo permanecer o soportar el silencio de los gobiernos en la ONU y su obsoleto Consejo de Seguridad, mientras se extermina un pueblo?




Nunca dejes de caminar por esas calles que son nuestras
Aunque las cubran de odio, de miedo, de sangre de los nuestros,
De los que aman y luchan.

 
Nunca dejes por decir la palabra que se espera
Ni hagas morir la idea que despierta
Somos más los que andamos esas calles
En los carteles, en las banderas,
en los rostros de nuestros hermanos desaparecidos,
asesinados, (..)
No hay olvido.

 
Nunca dejes de creer en lo que sientes, cuando muestras/
En tus manos la semilla que germina,
En otras manos, mis manos...     (RSM)

                                                                  









Nada me sorprende

Son tiempos de cambios/
                                        de disfraces y máscaras
bajo los mismos rostros: agrestes, apócrifos
se intercambian/
                             en la oscuridad
sus extrañas,
el dolor ajeno,
en el fuego hipócrita de sus alabanzas.
Son tiempos de cambios
en los cuales resulta fácil morir de una palabra: mal intencionada.





Son tiempos de cambios
De quienes buscan en sus miserias
no en la tierra, para labrarla,
ni en la memoria de sus plantas,
sino en sus excretas para expoliar
Y preguntan, cuestionan
Cuestionan y preguntan
Ajenos a su huero ejemplo
hieren con la insolente calma
Odian por el derecho del otro,
A la vida que les espanta.



Son tiempos de cambios,
Y los enemigos de siempre, intercambian sus máscaras
Y esgrimen bajo el rostro de la desconfianza.
confunden, alientan,
al confundir matan.

Apuestan, apestan, atenebran
con la desidia y la infamia.

Son tiempos de cambios
Donde se puede morir
por el disparo de una palabra.










Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras; te amo tanto!"
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil
clamando: "¡Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver, ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver, triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar.

Cesar Vallejo (1971)