lunes, 21 de marzo de 2011

El ciberbang



Raúl San Miguel

Fotos: Tomadas de la Internet

Unos días antes del artero ataque de los Estados Unidos y sus aliados, contra Libia, comencé esta serie de artículos relacionados con la ciberguerra. Tomaba de referencia el artículo: “Volar y Luchar en el Ciberespacio”, Publicado en Air & Space Power Journal 1 de abril de 2009, por el General de División (USAF) William T. Lord. No obstante, considero valorar dos cuestiones importantes antes de continuar.

Primero: Los ataques de la coalición imperial contra Libia tienen el mismo pretexto que motivó a los Estados Unidos invadir Afganistán e Iraq. Sin embargo, en todo momento, las plataformas ciberespaciales condicionan la opinión pública internacional con una visión distorsionada de esta agresión admitida y apoyada por el Consejo de Seguridad de la ONU. En las televisoras se observan los reportes de los aviones procedentes de España, Noruega, Francia, Estados Unidos, Reino Unido, y otras aves de rapiña que buscan un espacio para explotar los recursos petrolíferos bajo el suelo de Libia.

Segundo: Indicios de guerra ciberespacial estuvieron presentes en todo momento. Solo algo llama la atención: la posición asumida por Francia, quien tuvo a cargo lanzar el primer raid aéreo (con el apoyo artillero de misiles lanzados desde buques de guerra norteamericanos), al ratificar que desea mantener el protagonismo de las acciones que matan al pueblo libio. Estás imágenes, por supuesto, no serán transmitidas a menos que se filtren a las redes ciberespaciales y sean tomadas por los medios alternativos.

Escribía el General de División (USAF) William T. Lord, en relación con la necesidad de realizar la guerra en el ciberespacio:

“Estas son tareas complejas. A diferencia de nuestros sistemas militares tradicionales, las capacidades ciberespaciales son relativamente económicas y nuestros adversarios y la competencia las pueden obtener fácilmente. A diferencia del aire y del espacio, en la actualidad contamos con verdaderos competidores pares”.

Por supuesto, se refiere a las posibilidades de crear una situación de pánico o de ataque perpetrado por cualquier individuo o grupo, supuestamente organizado y equipado, con la tecnología requerida para atacar a las redes de los Estados Unidos. De ahí que agrega:

“Para cumplir con los retos que el ciberespacio nos plantea, la USAF ha abordado el problema cuidadosamente, ha analizado los problemas planteados por el ciberespacio y ha tomado medidas para tratarlos. Si bien la Fuerza Aérea tiene responsabilidades claras para organizar, adiestrar y equipar a sus fuerzas para funcionar en el ciberespacio como resultado de su misión, esto no excluye a que otras agencias gubernamentales o servicios militares también participen—esperamos unirnos con aquellos que lo hacen para el beneficio mutuo y la defensa de nuestra nación. Sin embargo, las amenazas en el ciberespacio son tan extensas como las redes en sí y continuarán llegando indistintamente de cuál departamento gubernamental esté a cargo de derrotarlas.

El propio articulista expone:

El ciberespacio
Un ámbito en disputa



La Fuerza Aérea reconoce que la supremacía en el ciberespacio está en disputa por competidores pares y, por lo tanto, desarrollar capacidades para funcionar en el espacio tiene que justificar por no tan solo las capacidades que el ámbito ofrece sino también las amenazas que puede presentar. El Dr. Lani Kass, antiguo director de la Fuerza de Tarea Ciberespacial del Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, alega que en el ámbito ciberespacial Estados Unidos quizás ocupa el quinto lugar en el mundo. Una explicación de las capacidades ciberespaciales de diferentes naciones que se ilustran en la Figura 1 confirma el alcance de la competencia que enfrentamos en este campo.

Por lo tanto, reconocemos que competimos en el ámbito ciberespacial, pero aún no lo dominamos. Las amenazas emanan de una confluencia de las mismas comunicaciones y tecnologías de computadoras de las cuales nuestros sistemas C2 dependen. Hay una tensión entre aquellos que diseñan y operan los sistemas para lograr beneficios de las capacidades ciberespaciales y aquellos que buscan aprovecharse de ellas. Ataque exitosos bien documentados a la Escuela Superior de Guerra de la Armada muestran la necesidad de asegurar nuestros sistemas para evitar el robo de nuestra propiedad intelectual y de secretos que son necesarios para defender a nuestra patria.

Nuestras redes militares están bajo un aluvión de investigaciones y violaciones diarias provenientes de amenazas que oscilan desde "novatos" ("script kiddies") hasta criminales buscando información para aprovecharse de nuestros miembros hasta naciones estados buscando nuestros secretos. Nuestros socios en la industria también han sufrido pérdidas de información. Las instituciones financieras y bancarias en Estados Unidos también trabajan bajo el peso de ataques cada vez más sofisticados.

Para poder competir eficazmente en el ciberespacio, el personal de Fuerza Aérea ya está orientado hacia y han estado llevando a cabo misiones en el campo por algún tiempo. Algunos principios básicos de nuestra cultura se prestan bien para este trabajo. Primero, la perspectiva del personal de la Fuerza Aérea nos equipa bien para operar a lo largo de ámbitos—abordamos problemas de seguridad nacional y retos militares desde una perspectiva global.

Esto estaba claro desde los primero días de nuestra experiencia con el poderío aéreo. Los caballeros del aire pudieron transitar largas distancias con impunidad relativa para lograr resultados en contra de las fuerzas terrestres enemigas, las fuentes de la fortaleza industrial del enemigo y los gobiernos enemigos.

Esta perspectiva global se amplió con la adición de capacidades espaciales y ahora se ha ampliado aún más con las múltiples dimensiones representadas en el ciberespacio. Esta perspectiva no significa que tenemos todas las respuestas, sin embargo, sí significa que nuestra experiencia con los ámbitos similares aéreo y espacial nos ha equipado bien para funcionar en otro entorno irrestricto.

Nuestra perspectiva era inseparable de nuestro ritmo de adelantos en las tecnologías de la aviación y del espacio. Desde la carrera armamentista en la aviación durante la Primera Guerra Mundial—en la cual los combatientes lograron innovaciones que fueron traducidas directamente en ventajas tácticas y operacionales—hasta la producción industrial que resultó en una fuerza aérea masiva que luchó una guerra global en la Segunda Guerra Mundial, hasta la revolución tecnológica que produjo nuestras capacites espaciales hasta la revolución en asuntos militares representada por el furtivismo, el ataque de precisión y el C2, nuestros caballeros del aire forjaron una cultura de innovación y experimentación que nos preparó correctamente para los retos tecnológicos que las operaciones en el ciberespacio presentan.

Una perspectiva global combinada con nuestra perspicacia tecnológica nos lleva a abordar retos con miras hacia lograr resultados específicos y relevantes en el aire, espacio y ciberespacio. La primera campaña basada en efectos, la ofensiva combinada de bombarderos durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo como objetivo dislocar lo que los planificadores aéreos caracterizaban como la "red industrial" que sostenía las capacidades bélicas del Eje.

Este proceso de reflexión que buscar unir las acciones tácticas con los efectos operacionales y estratégicos—algunos de los cuales se pueden llevar a cabo lejos de los efectos de primer orden de la misión táctica—forma parte integral de la cultura del caballero del aire. Desde nuestros orígenes como un servicio independiente—colocado singularmente para lograr efectos estratégicos en contra de las capacidades bélicas de nuestro adversario—les hemos ofrecido a nuestros líderes operacionales y nacionales opciones soberanas para lograr los resultados que ellos desean.

Los caballeros del aire también piensan acerca de los efectos en el ciberespacio como las metas principales de las campañas en lugar de capacidades de apoyo interesantes para las misiones tácticas. Esto no significa que los caballeros del aire no apoyan las operaciones conjuntas o que ellos desean llevar a cabo campañas independientes. Más bien, significa que las uniones entre los objetivos táctico, operacional y estratégico guían la manera como pensamos acerca de prepararnos para la guerra y cómo librarlas. La caracterización del ciberespacio como un ámbito en lugar de una herramienta refleja este método.

En vista de que tratamos las capacidades ciberespaciales como armas principales, somos particularmente expertos en sopesar sus efectos en las perspectivas a largo plazo del éxito de la campaña.
Las características mencionadas anteriormente moldean la manera como la Fuerza Aérea de Estados Unidos aborda el reto de operar en el dominio ciberespacial.

Nuestra perspectiva global, nuestra perspicacia tecnológica, los métodos basados en efectos y nuestro énfasis en el ámbito como opciones principales para lograr las metas nacionales moldearán la manera como nos preparamos para lograr el acceso, influencia y control en el ciberespacio y a lo largo de otros ámbitos en el futuro. El establecimiento de un nuevo comando principal es el primer paso en ese viaje hacia integrar capacidades en el aire, espacio y ciberespacio”.

Lo expuesto hasta aquí es un hecho. Conocer los términos en que se moldean estas estructuras bélicas nos permitirá conocer y entender que los targets, no son exclusivamente naciones, sino también grupos que en las redes sociales proyectan un pensamiento diferente al establecido por el imperio y sus aliados o denuncias sus formas y métodos para intentar controlar los recursos de todo el planeta.