“…como sombras
sobre las palabras,
acechan,
devoran los minutos
en las horas muertas,
(…)
en la oscuridad eterna”.
RSM
Óleo de Vicente Bonachea
La muchacha tenía dibujado un gesto de amabilidad
completamente nuevo, recién maquillado. Quizás los ojos era la única verdad que
podría descubrirse en aquel rostro esforzado en el supremo intento de no parecer
ajeno, indiferente como lo haría cualquier mascota, a pesar de la angustia o el
cansancio, frente a su dueño.
_ Me pregunta la señora cónsul…, disculpe, dice que le
pregunte ¿Por qué quiere morir en JJ?
_ No lo sé, respondí. Es la primera vez que me lo
preguntan. Además nunca he estado en ese lugar. Me han contado que es hermoso. Solo
quisiera ir y tal vez morir, pero no ahora…, sino después. Creo que tardaré
años para dejar de respirar…, no lo sé... Respondí un tanto confundido por la interrogante
no esperada. Todo debería ser normal…, una entrevista de rutina…, algo así…no
lo sé…
_ No es tan simple. Espere un momento, le preguntaré.
La vi entrar por el estrecho pasillo y regresar pasados
tres minutos.
_ Dice que le pregunte (esta vez parecía un poco
inquieta) si ¿…usted pretende realizar algún trabajo en particular, escribir un
testimonio sobre quienes viven allí…?
Hizo un gesto para sonreír y observé que se cuarteó el
maquillaje muy cerca de la comisura de los labios y otro tanto se agrietó,
debajo de las pestañas, sobre los pómulos.
_ No los conozco a los residentes de ese lugar, quizá
tendría la oportunidad... Además puede decirle que no sé a quién pudiera preguntarle
cómo debo morir, si lo haré allí…, y si tendrán algún sitio para mí. Sé que es
un lugar grande, hermoso. No será tan difícil que me acepten. Además no estaré
solo…
_ Espere un momento, por favor.
Volvió al túnel y cinco minutos después regresó un tanto
alarmada. Sus parpados querían hablar más que la boca y sus cejas hacían
extrañas contorciones de advertencias, como si intentara comunicarse en una especie de variante de la clave morse.
_ Dice que si usted realizará algún reportaje…,
fotografías, entrevistas… ¿Qué..., cuál es su propósito allí…? Además eso de morir,
en aquel lugar, le pareció demasiado. Explicó que sería mucho tiempo…
_ No sé…, nunca he realizado fotografías después de
muerto…,
Fue entonces que comprendí: estaba siendo entrevistado y
de hecho negado. Lo supe cuando la coterránea intérprete reconoció que no podría hacer
más señas y soltó la andanada de condiciones imposibles de cumplir para hacer
aquel viaje a la Patagonia. Ya nada quedaba de su cosmético, ni siquiera un intento
de la matutina sonrisa. La jornada había avanzado lo suficiente para que
exhibiera su real fisionomía y, por mi parte, comprendiera lo infructuoso de
aquel intento de recorrer el Sur.
Extendió un largo formulario y convertida en el Joker, de
ciudad gótica, observé una súplica en su mirada, fue la única de las señales
que pude descifrar: ¡Usted no clasifica, así de simple!
_ Miré, cuando ella dice No, es No. Será difícil que
cambie de parecer. Mientras sea la cónsul no creo que usted pueda cumplir su
sueño de morir en JJ.
Tomé el pliego de documentos en mis manos. Recordé mis
tiempos de la Universidad cuando me disponía a realizar un examen, solo que (esta vez) ya
estaba suspenso.
_ ¡¿El próximo?! , dijo la Joker con una mueca de
amabilidad y pude ver a la otra persona cuando se sentó frente a la ventanilla.
RSM.
A J. Cortázar, en su centenario, eternamente.
Nota:
Agradecimientos a la
señora A.V., a quien nunca pude ver, pero me hizo recordar (en sentido contrario) –con
su posición–, este pasaje histórico de nuestro Apóstol José Martí, quien supo mostrar
su amor y lealtad hacia los pueblos latinoamericanos y la forma en que siempre
los defendió, en especial durante la Conferencia Internacional Panamericana de
Washington*, como puede confirmarse en las crónicas publicadas en el diario La
Nación.
De sus excelentes relaciones con la delegación argentina,
Nuestro José Martí, participante en aquel evento (que recuerda un tanto la
consecuencia de los actuales acontecimientos en Argentina, en relación con los
fondos buitres y la extorsión que ha permitido condicionar una mayor crisis, en
todos los sentidos a la hermana nación sudamericana y la solidaridad de nuestros pueblos de Latinoamérica).
En aquel momento histórico que vivió y protagonizó José Martí, la delegación argentina estaba
presidida por Manuel Quintana y Roque Sáenz Peña, constituyeron aval suficiente
para que el gobierno de la República Argentina, dando prueba de confianza y
reconocimiento de sus capacidades y méritos personales, decidiera nombrarlo
Cónsul en Nueva York, mediante decreto presidencial del 24 de julio de 1890. En
dicho cargo permaneció de manera brillante y leal a la Argentina hasta octubre
de 1891 cuando renunció para no crearle problemas a dicho país por sus
actividades revolucionarias y patrióticas contra España y dedicarse así por
completo a la preparación de la tercera y última guerra por la independencia de
Cuba. En su carta de renuncia, dirigida a Vicente G. Quesada, ministro de
Argentina en Washington, fechada el 17 de octubre, diría para justificar su
decisión:
“Tengo
la honra de dirigirme a V. E. para ratificar, en testimonio de mi respeto y
agradecimiento a la República Argentina, la renuncia del cargo de Cónsul
argentino, en esta ciudad que ansioso de evitar comentario alguno contra aquel
agradecimiento y respeto, envié a V. E. por el telégrafo el día 11.
“Como el premio más honroso a mi cariño vigilante por los pueblos de mi raza en
América, recibí y procuré justificar en su desempeño, el nombramiento, ni
directa ni indirectamente solicitado, y por eso mismo más halagador, de Cónsul
argentino en Nueva York. Pero se me dice que un periódico español en esta
ciudad ha publicado un artículo en que intenta hallar incompatibilidad entre mi
nacimiento de cubano, que me obliga a luchar para obtener para mi patria lo mismo
que los padres de la patria argentina obtuvieron a su hora para su país,-- y mi
carácter de Cónsul de la República en Nueva York. Y como añade el periódico, a
lo que se me dice, que pudiera mi permanencia en este puesto provocar un
conflicto entre el país que me honró con él y la monarquía de la Península, ni
por un momento puedo consentir en continuar, por honrosa que ella me sea, en
una situación por donde viniera yo a pagar con una controversia ingrata una
distinción de tanto valer para mí, que contará siempre entre las más caras y
lisonjeras de mi vida.
“Ruego a V. E. se sirva ordenar al Sr. Vicecónsul, se haga cargo del Consulado
que renuncio, y creer que si en mi persona desaparece el Cónsul argentino en
Nueva York, queda en mí siempre para la República Argentina, un hijo
agradecido.
Saludo a V. E. con el testimonio de mi más alta consideración.
José Martí”
*En acuerdo con la
Conferencia Panamericana celebrada en Washington de 1888 a 1890 se celebraría
una Conferencia Monetaria Internacional con el fin de realizar la uniformidad
de la moneda. Crear una moneda internacional para las Américas, así como en el
presente lo es el Euro en Europa.