Raúl
San Miguel
“De pronto las estrellas hacían silencio
Y resultaba perceptible el canto de la Luna” RSM
¿No
escuchas…? Preguntaba María Esther con su mirada tierna sobre mis ojos. Entonces,
como un pequeño relámpago sonoro, llegaba el golpe seco a mis oídos y, ella,
sonreía. ¡Son las nueve…! Es hora de que vayas a dormir. Minutos después me
sorprendía con un beso.
RENACE
UNA ALAMEDA
Las imágenes muestran el proyecto que ya se realiza para conectar un muelle flotante con el paseo de la Alameda de Paula, como parte de las obras que convertirán el Puerto de La Habana en una Marina para el atraque de cruceros y yates.

Las imágenes muestran el proyecto que ya se realiza para conectar un muelle flotante con el paseo de la Alameda de Paula, como parte de las obras que convertirán el Puerto de La Habana en una Marina para el atraque de cruceros y yates.




Los
nuevos artesanos calcan la piedra que otros labraron con sus propias manos:
negras, blancas, pobres y tortuosas, aquellas, que ayer tejieron el hermoso
encaje pétreo, ahora de regreso a uno de los bordes de esta ciudad, extendido
frente a la Alameda, mientras el mar le susurra con húmedos besos un piropo a
sus faldas rocosas con recuerdos y voces agitadas de otros tiempos.

La voz
de la salva, retumba y clama sobre la
bahía, se extiende hasta la orilla de Casa Blanca, regresa, cabalgando un riso
de ola y hace voltear la mirada a quien la escucha para consultar sus relojes
como lo hacían a las 6 de la mañana y las 9 de la noche, hace más de dos
siglos, los primeros capitalinos, antes que la amenaza de submarinos nazis
hiciera que el gobierno yanqui, durante 1942-l945, en plena guerra mundial,
prohibiera el disparo que ahora escuchamos para comprobar que permanece intacto
el patrimonio sonoro y la tradición de mantener abiertas, para siempre, las
murallas.
MÁS
ALLÁ DEL MORRO Y EL ALMENDARES
Puente Almendares, en el Gran Parque Metropolitano de La Habana
Una frase del gracejo popular delimita los bordes de la capital entre la Explanada de la Punta, frente al Castillo de los Tres Reyes del Morro, y el río Almendares. “Lo demás son áreas verdes”, dicen algunos para deslindar la parte urbana de extramuros como una especie de choteo hacia quienes habitan en los barrios periféricos de la urbe.
Una frase del gracejo popular delimita los bordes de la capital entre la Explanada de la Punta, frente al Castillo de los Tres Reyes del Morro, y el río Almendares. “Lo demás son áreas verdes”, dicen algunos para deslindar la parte urbana de extramuros como una especie de choteo hacia quienes habitan en los barrios periféricos de la urbe.
Pero
tal expresión sirve, exclusivamente, para confirmar el carácter afable de los
habaneros; a partir de esa mezcla de tradiciones conformadas por quienes
vinieron desde otras provincias y naciones, en dos concepciones esenciales;
según mi criterio: la diversidad de su Cultura (en mayúscula) y la arraigada
identidad territorial.
Precisamente
esta conversión histórica de La
Habana, como asentamiento principal del país, generó el flujo
de capitales, recursos y personas hasta considerarse -por un buen tiempo- la
zona más industrializada e institucionalizada de la nación.
Lo
anterior se fundamentaba, entre otros factores, porque la capital disponía de
los principales enlaces con el mundo:
La
Bahía de La Habana y el Aeropuerto Internacional José Martí; a través de los
cuales arribaba desde lo moderno y necesario hasta las más extravagantes modas
que influyeron, en sus habitantes; así como las corrientes que marcaron
(incluida las fusiones) la música, las artes plásticas y, específicamente, lo
más notable visualmente: su arquitectura -conceptuada de ecléctica por los
especialistas en temas históricos y urbanísticos-, debido a la profusión de
estilos que convergen en un mismo inmueble o en derredor.
Por
ejemplo, el diseño del edificio (teatro) García Lorca fue calificado de raro e
indefinido por el célebre Alejo Carpentier; quien insertó en algunas de sus
crónicas la singular profusión de los portales habaneros como un paseo, al
borde de las calzadas y avenidas -donde el transeúnte puede escapar del
bochorno provocado por las altas temperaturas-, así como la autenticidad de la
rumba y las tendencias innovadoras de una gastronomía cubana e internacional,
convertida en epicentro del sabor de la cocina criolla, por la referencia de
famosos restaurantes y fondas a escala mundial.
Según
los historiadores y expertos de otras ciencias, el río Almendares nace en un
sitio ubicado en San José de las Lajas, la capital de la provincia Mayabeque;
pero su torrente no establece un límite geográfico -después de cruzar el puente
colindante con la zona del reparto Kholy, de Plaza de la Revolución, próximo a
los municipios Playa y Marianao-, para considerar que pueda legitimarse la
broma o expresión: “áreas verdes” con respecto al resto de sus localidades.
No
obstante, el jocoso término, es defendido hasta por los residentes en La Lisa o
cualesquiera de sus territorios urbanos y semirurales ubicados fuera del
centro, si utilizamos como referencia el diamante que marca el kilómetro cero,
dentro del antiguo Capitolio Nacional y
frente al cual –los del “interior” y hasta los que vienen de “afuera”-
se hacen la fotografía para confirmar su llegada.
VOLVEMOS
AL RÍO…
Un pequeño puente del Gran Parque Metropolitano de La Habana, río Almendares
La fama del Almendares data de 1566, cuando se inició la construcción de la Zanja Real -considerada la obra de interés público más importante en el siglo XVI, en La Habana-, y concluida hacia 1592.
La fama del Almendares data de 1566, cuando se inició la construcción de la Zanja Real -considerada la obra de interés público más importante en el siglo XVI, en La Habana-, y concluida hacia 1592.
De
sus aguas se alimentó el primer acueducto que se construyó para la ciudad. Con
el paso de los años resultó insuficiente y dejó de funcionar, dando paso al
proyecto de Francisco de Albear y Lara, diseñador y constructor del mayor Acueducto habanero realizado entre 1859 y 1897. Una
verdadera obra de arte de la ingeniería cubana.
La
Zanja Real que abastecía la zona del casco histórico de la ciudad, entre otros,
se mantuvo durante años prestando servicios hasta que empezaron a verterse, en
ella, aguas albañales… En cuanto al Almendares, se continúa el proceso de
descontaminación para integrarlo como parte de las sanas atracciones y
actividades náutico-recreativas en el Gran Parque Metropolitano.
¿DÓNDE
NACIÓ LA HABANA?
Glorieta en Melena del Sur. Cerca de este lugar, en el mismo parque, existe una tarja que conmemora el municipio donde Fidel declaró a Cuba, primer territorio libre de analfabetismo en América.
Referencias
históricas sitúan la ubicación del primer asentamiento habanero en un sitio al
Sur de su antigua geografía. El Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la
Ciudad, expuso:
“Ese
poblamiento debe haber sido en un punto indeterminado de la Ensenada de la
Broa, (…) que puede estar entre Batabanó y Melena del Sur. Sin embargo, donde
está prendido el sentimiento desde largos años, por generaciones, de que La
Habana nació allí, es en Mayabeque, Melena del Sur.
“… yo recorrí el camino desde Melena hasta la playa Mayabeque. Y ese camino misterioso está siendo objeto de un estudio muy profundo por parte de arqueólogos, de investigadores, tratando de hallar esa Atlántida perdida, que es la pequeña aldea de La Habana primigenia”.
“… yo recorrí el camino desde Melena hasta la playa Mayabeque. Y ese camino misterioso está siendo objeto de un estudio muy profundo por parte de arqueólogos, de investigadores, tratando de hallar esa Atlántida perdida, que es la pequeña aldea de La Habana primigenia”.
Incluso,
la forma de hablar y de vestir (de sus residentes) muestra ese ajiaco que se
percibe, huele, se impregna en la memoria, seduce, atrapa y contamina el deseo
de quedarse, para vivirla, del más conservador visitante.
Considerarse
habanero de pura cepa es, también, parte del orgullo territorial; pero “de pura
cepa” define solo el nacimiento en cualquiera de sus 15 municipios. No
obstante, recuerdo que aún puede escucharse, tal referencia, a personas cuyo
árbol genealógico tiene raíces hasta en la Cochinchina* y más allá...
RESCATE
EN INTRAMUROS
Detalle del Real Castillo de la Fuerza, fortaleza frente a El Templete, lugar fundacional de la Villa de San Cristobal de la Habana.
El rescate y restauración de la parte vieja de la ciudad, Patrimonio de la humanidad, a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, ha sido una de las acciones precursoras en el desarrollo y futuro de La Habana, mediante una administración moderna, eficiente y sustentable de sus recursos patrimoniales que permitan su armonía con las nuevas tendencias arquitectónicas en el uso de materiales y técnicas de construcción, así como mostrar la capacidad de hacer avanzar proyectos que pudieron ser considerados un sueño.
Quienes
desandamos sus calles hace poco más de cuatro décadas, aún recordamos el
visible deterioro hasta el punto de temer caminar por la Habana Vieja sin el
temor de naufragar en un bache o ser víctimas del derrumbe de un inmueble. La
frases más comunes, entre nuestros paisanos, se atribuían a la destrucción
progresiva del centro que guarda parte de la génesis de la memoria histórica de
la capital cubana.
Vuelvo
a citar al Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, que nada
hubiera podido hacer –en mi criterio- sin esa visión del líder histórico de la
Revolución cubana, Fidel, para entender (con esa precisión matemática e
indagadora) lo que ocurrirá, siempre, veinte años después.
Confieso
resultaba difícil, casi una quimera, pensar lo que vemos hoy en el Centro
Histórico de la capital. Fidel y Eusebio “conspiraron”, sí, no cabe otro
término, como guerrilleros de una, para muchos (me incluyo) quimérica,
estrategia urbanística que exigía del Estado cubano el aporte de un
considerable y sostenido financiamiento, en medio de la extrema situación
económica del país bloqueado, asediado por Estados Unidos con el reforzamiento
de sus leyes extraterritoriales, en su propósito de impedir que Cuba siguiera
adelante con sus planes de desarrollo, frente a la inminente pérdida del
proveedor (socio comercial) fundamental: el campo Socialista con la destrucción
de la antigua URSS.
No se
puede hacer referencia a la historia de La Habana sin tener en cuenta las
profundas huellas que dejó la etapa climax del período especial, a finales del
pasado siglo, sin tener en cuenta estos factores objetivos, tangibles y
crudamente reales. Pero sobre todo para comprender cómo todo ese esfuerzo se
tradujo en la continuidad de otras obras que ahora permiten ofrecer el rostro
hermoso de la ciudad, más allá de las zonas que bordeaban las murallas que la
protegían…, una tarea titánica y revolucionaria en sí misma.
SIN
PRISA, PERO SIN PAUSA
El Templete, lugar donde el 16 de noviembre, los habaneros y visitantes dan tres vueltas a la Ceiba, y pide deseos en el sitio que marca el punto fundacional urbano de La Habana.
La restauración del centro histórico avanza desde su epicentro y cada vez incorpora nuevas imágenes renovadas que nos alienta, sobre todo cuando se llegue, con la rehabilitación capital, al Palacio de las Ursulinas y se continúe hacia la terminal de ferrocarriles.
En este
camino se han forjado hombres y mujeres en el arte y el oficio de la
reconstrucción (Escuelas Talleres a cargo de la Oficina del Historiador de la
Ciudad), se ha potenciado inteligencia y consumidas muchas horas, incluidas las
predeterminadas al sueño, para devolver la pintura original a los frescos
pintados por artistas y artesanos en las paredes coloniales, el rescate de
otros inmuebles de indiscutibles valor patrimonial y comunitario (en
extramuros) como la Biblioteca Central de la Universidad de la Habana, en la
búsqueda de soluciones a espacios de los cuales solo cuentan –los especialistas
e historiadores- con fragmentos de fotografías marchitas o semidevoradas por
los insectos y el tiempo, libros, reseñas, recortes de antiguos periódicos y
retratos hablados que se pierden o contaminan por las travesuras de la memoria
o de la mutación de las historias contaminadas y convertidas en leyenda, de
boca en boca…, ese tesoro intangible que guardan los pueblos.
NO
SIEMPRE AZUL
Caminar
por la zona de los antiguos muelles de caballería, seguir por el extenso
malecón hasta la Chorrera, posibilita observar los cambios, cuando observamos a
los pájaros marinos –símbolos inequívocos de la vida acuática que regresa
porque encuentra un entorno límpido- lanzarse a las aguas en busca de
cardúmenes.
Lamentablemente,
dentro, en la bahía, la costra de años de indisciplina ha dejado como huella el
engomado que provocó el achique de los buques, con ese olor característico del
aceite quemado, el combustible de los motores marinos y el vertimiento de aguas
negras provenientes de las industrias que nacieron mal, en los alrededores del
otrora principal puerto mercantil del país.
Dentro
de unos años, a partir del desarrollo del puerto de Mariel, deben acelerarse
los trabajos para el saneamiento de la bahía y la purificación de los ríos que
vierten sus aguas negras como el Martín Perez, Luyanó y el arroyo Tadeo. Desde
hace unos años se construye una planta de tratamiento de estos residuales, muy
cerca del antiguo punto de peaje para la entrada a la Vía Blanca.
Los niños y niñas participan en el rescate y limpieza del litoral norte de La Habana, una labor de educación, legado, conciencia e identidad ecológica en las nuevas generaciones.
Los niños y niñas participan en el rescate y limpieza del litoral norte de La Habana, una labor de educación, legado, conciencia e identidad ecológica en las nuevas generaciones.
CONCIERTO
BARROCO O LA CONSAGRACIÓN URBANÍSTICA HABANERA
Según
consta en el Plan Maestro para la Revitalización Integral de La Habana Vieja,
la ciudad es rica en tradiciones de ordenamiento y reglamentación urbanística.
Sin embargo, “dentro y en extramuros” pueden observarse todas las variantes
posibles de construcción que incluye desde la profusión de la moda y
continuidad de las “barbacoas”, en cualquier espacio habitacional de puntal
alto, hasta el desate de una especie de huracán constructivo que colisiona
contra las normas establecidas mediante severas rachas de violaciones en
fachadas y nuevas viviendas.
La
necesidad de poner freno a esta avalancha de indisciplina constructiva obligó a
establecer un mayor control de las regulaciones vigentes para la modificación y
construcción de nuevos inmuebles y que tiene sus raíces históricas en las
acciones del oidor Alonso de Cáceres, quien elaboró (en 1574) sus famosas
Ordenanzas para el buen gobierno de la Ciudad de San Cristóbal de La Habana y
de todos los pueblos de la Isla, presentadas al Cabildo habanero y promulgadas
oficialmente en 1641.
Valga
recordar que, durante siglos, sirvieron de modelo sobre cómo construir
asentamientos en el resto de la América española.
Pero
la modernidad llegó con el crecimiento de la cosmopolita urbe hasta copiar
edificios de estilos avanzados de ciudades norteamericanas y que ostentaron,
durante años, la primacía mundial en las edificaciones de hormigón armado como
los edificios: Habana Libre y el Focsa, este último considerado entre las siete
maravillas de la ingeniería civil cubana (1956, el segundo más alto del mundo
en su tiempo, después de uno construido en Sao Paolo, Brasil) y restaurado hace
unos años en una compleja operación constructiva. En su proyecto y ejecución se
encontraban el arquitecto Ernesto Gómez Sampera y los ingenieros Luis Saénz
Duplace, Bartolomé Bestard y Fernando Meneses.
De
estas siete maravillas constructivas, la capital posee cuatro y media: el
mencionado Focsa (121 metros de alto), el Tunel que atraviesa la bahía (733 metros
de largo), el acueducto de Albear, el túnel del alcantarillado de La Habana
(1908-1915), que preveía desplazar por gravedad -y por debajo de la bahía-
todos los desperdicios de la urbe, una audaz obra de ingeniería, y parte de la
Carretera Central.
El
crecimiento de La Habana se extendió, con la Revolución, en el movimiento de
microbrigadas que posibilitaron realizar los barrios (década de los setenta y
ochenta): Alamar, edificios en Nuevo Vedado y San Angustín, precedidos por el
residencial Camilo Cienfuegos y los módulos triplantas próximos a la Plaza de
la Revolución y en otras localidades del territorio, a cargo de la arquitecta,
miembro del Ejército Rebelde y fundadora del Frente Cívico de Mujeres
Martianas, Pastora Núñez (Pastorita), quien estuvo al frente del Instituto
Nacional de Ahorro y Viviendas e impulsó los planes habitacionales del gobierno
revolucionario en la década de los sesenta.
Actualmente
y desde 1976 –con la División Político Administrativa-, devino en un territorio
integrado por 15 municipios y sus correspondientes barrios, casi todos con una
identidad arquitectónica propia que les permite ser reconocidos en fotografías
o materiales audiovisuales.
DEL
BARRIO Y LAS VOCES
Calle 124, Marianao, en mi barrio, ¡Cuántos recuerdos...!
Los
barrios habaneros son como afluentes de una forma de expresión única con
relación al resto del país. Casi todos sus habitantes defienden un fragmento,
del ser habaneros, al considerarse autóctonos bajo el orgullo del patronímico
que les funciona como un atributo entre sus conciudadanos cuando necesitan
expresar el origen de su “patria chica” en cualquier lugar del país o del
mundo.
Tomo
prestado y parafraseo el título de libro: Del barro y las voces, de la Doctora Graziella
Pogolotti, nacida en Paris en 1932, y cuyo nombre recuerda el de un conocido
barrio hacia el Oeste, en Marianao y próximo a La Lisa.
Pogolotti
fue el primer barrio obrero proyectado y construido en Cuba (104 años de edad).
A esta experiencia le sucedieron otras pocas, escasas y aisladas, durante la
primera mitad del siglo XX, entre las cuales se destaca el llamado Barrio
Obrero de Guanabacoa, donde en 1950 el arquitecto Antonio Quintana proyectó,
junto a la vivienda unifamiliar aislada, edificios multifamiliares que aun hoy
exhiben su calidad de diseño y ejecución.
Lamentablemente
el espacio no queda para más y como dice el refrán: “no se puede meter La
Habana en Guanabacoa, pero nada sería el barrio sin sus voces. De esta forma
podemos epilogar al referirnos al peculiar dialecto de los habaneros y sus
defensas para justificar las dislalias regionales en el uso singular del idioma
materno: un trastorno en la articulación de los fonemas y la absorción de
algunas consonantes que varía, en cada región del país, de acuerdo con las
nuevas tendencias en el uso de la lengua. Sin embargo, esta condición ha sido
parte de la simpatía generada para el contrapunteo, entre provincias, hasta el
punto de asumirse frases y giros idiomáticos, de todas partes, de manera que
apenas permite diferenciar a nativos o recién llegados, a la capital de todos
los cubanos.
LA CIUDAD HABITADA
LA CIUDAD HABITADA

“Yo
quisiera en este día recordar muy particularmente a la Dra. Marta Arjona, que
jugó un papel muy importante en esa defensa internacional del tema. Yo pienso
que sería grave ignorarlo.
No voy a negar que en todo el mundo, la UNESCO reconoció como una experiencia singular el proyecto de manejo y gestión del Centro Histórico de La Habana, basado esencialmente en el Decreto 143 de octubre de 1994, resultado de la voluntad del Estado, de la voluntad política y del diseño personal que el compañero Fidel realizó en varios días de trabajo en que me consultaba, en que trabajamos sobre el documento que habíamos presentado. Él lo rectificó, lo cambió, lo modificó, creando un modelo muy importante, basado en la experiencia que ya teníamos, cuyo discurso fundamental es que en países como los nuestros no se puede pretender hacer un desarrollo monumental aislado de la cuestión social y del desarrollo comunitario, sobre todo en la ciudad habitada”.
No voy a negar que en todo el mundo, la UNESCO reconoció como una experiencia singular el proyecto de manejo y gestión del Centro Histórico de La Habana, basado esencialmente en el Decreto 143 de octubre de 1994, resultado de la voluntad del Estado, de la voluntad política y del diseño personal que el compañero Fidel realizó en varios días de trabajo en que me consultaba, en que trabajamos sobre el documento que habíamos presentado. Él lo rectificó, lo cambió, lo modificó, creando un modelo muy importante, basado en la experiencia que ya teníamos, cuyo discurso fundamental es que en países como los nuestros no se puede pretender hacer un desarrollo monumental aislado de la cuestión social y del desarrollo comunitario, sobre todo en la ciudad habitada”.
La Palma, Víbora, Los Pinos,
Calvario, Managua, Güinera,
Reparto Eléctrico, Párraga.
Boyeros Rancho.Boyeros Santiago de las Vegas,
Rancho Boyeros, Calabazar,
Abel Santamaría, Fontanar,
Wajay, Altahabana, Capdevila,
Aldabó.
Centro Habana Todo Cayo Hueso, Dragones (Barrio Chino),
Colón, Los Sitios, Pueblo Nuevo
Cerro Zona urbana El Cerro, Casino Deportivo, Las Cañas,
Palatino, El Canal.
Cotorro Núcleo urb. Santa María del Rosario, Cotorro,
Cuatro Caminos, Alberro.
Diez de Todo Víbora, Santos Suárez, Lawton, Luyanó,
Sevillano, Vista Alegre, Tamarindo
Guanabacoa Antigua V, Guanabacoa, Chibás, D'Beche, Minas,
Barreras, La Jata.
La H.d E. Alamar Alamar, Camilo Cienfuegos, Guiteras,
Villa Panamericana, Cojímar, Guanabo,
Boca Ciega, Campo Florido.
La H.V. Todo Barrios del casco histórico, Tallapiedra.
La Lisa Zona Urb. Alturas de la Lisa, Arroyo Arenas,
Bello 26, Valle Grande, El Cano
Punta Brava, Arimao,
San Agustín, La Coronela.
Marianao Todo Los Quemados, Pogolotti, Los Pocitos,
Santa Felicia, El Palmar, Belén, Zamora, Coco Solo.
Playa Todo Miramar, Buenavista, La Ceiba, La Sierra,
Kolhi, Siboney, Atabey, Santa Fe, Jaimanitas,
Flores, Cubanacán, Almendares.
Plaza Todo Nuevo Vedado, El Vedado, Príncipe, Plaza,
Puentes Grandes.
Regla Núcleo.Urb. Regla, Casablanca.
San Miguel Núcleo.Urb. San Miguel, Diezmero, Alturas de Luyanó,
Rocafort, San Fco. de Paula, Jacomino,
California, Juanelo, La Rosalía, La Fernanda.
*En memoria del Doctor Antonio Núñez Jiménez,
quien presidió la Comisión Nacional de Monumentos y autoridad imprescindible
para continuar su legado en las investigaciones de la geografía, la historia
patrimonial, arqueológica y espeleológica de Cuba. Por sus esfuerzos para
declarar a, San Cristóbal de la Habana, entre las siete villas registradas como
Patrimonio Nacional y Monumento Nacional.
*Zona
meridional de Vietnam, donde se encuentra la Ciudad Ho Chi Minh, antes Saigón.