Raúl San Miguel
Foto: Tomada de la Internet (El Nuevo Herald)
Si los grupos de la contrarrevolución en Miami han convocado a una serie de “actos”, el miércoles 23 de febrero, cómo pensar en honor. ¿De qué honor pueden hablar quienes utilizan, de bandera, a un preso común que aceptó convertirse en disidente y “héroe” por decreto de la mafia-cubano americana en Miami.
Los preparativos de tales celebraciones prevén hacer converger a estos grupos en Nueva York, Tampa y Madrid. Por supuesto, todo el sistema de las plataformas mediáticas ofrecerá la cobertura que precisa amplificar una supuesta situación de inestabilidad dentro de Cuba, a propósito de la fecha en que murió Zapata, a pesar de los esfuerzos de las autoridades competentes, en Cuba, para hacerlo desistir de su huelga y los probados servicios médicos de los cuales fue objeto.
También ocurrirán estas “celebraciones” en medio de una planeada provocación con respecto al derribo de las avionetas de la Fundación Nacional Cubano-americana, durante sus incursiones sobre el territorio cubano y a pesar de las advertencias del gobierno en La Habana.
Por supuesto, los grupúsculos disidentes en Cuba, utilizarán los medios de comunicación de tecnología avanzada que fueron entregados por la Oficina de Intereses de los Estados Unidos (SINA) en la nuestro país. A este programa de acciones para crear un clima de desobediencia civil, en todo el archipiélago nacional, podría agregarse la reciente actividad realizada por hackers y personajes (evidentemente preparados por la contrarrevolución) en función de los servicios de inteligencia y los planes injerencistas del gobierno norteamericano con el apoyo de la Unión Europea (UE).
Tales acciones proponen el inició de una nueva oleada de agresiones mediáticas contra Cuba en mayor intensidad, justo cuando el proceso judicial que se lleva a cabo en El Paso, Texas, impide presentar las evidencias valoradas por un testigo de la parte cubana (relación con los atentados realizados por terroristas, pagados por Estados Unidos, en La Habana).
Por otra parte, se reportan situaciones creadas por algunos de estos personajillos con el objetivo de interferir en las comunicaciones de periodistas cubanos identificados en las redes sociales. La Casa Blanca paga a los traidores, Cuba los desprecia.