miércoles, 20 de mayo de 2015

Palabras






“Y, al confundirse sin la piel, sobre los huesos, /
el alma trasnochadora se preguntaba:
¿Cuál era el color de su amada?
¿Por qué lo había perdido en el tiempo?/
Y, en el oscuro celaje, pensaba/ en la otrora blancura del espectro”   RSM


  

Hace algún tiempo escribía una especie de relato en el cual hice alusión al tiempo bajo el título: El mundo como es. Filosofaba en relación y coloqué un exergo a partir del cual dejaba la esencia de mi propósito:

“Decidieron enterrar aquella palabra, lúgubre y filosa, pues, desterrarla ya había causado muchos problemas en todo el mundo. Cavaron, despacio y profundo, removiendo la tierra y entonces fue que descubrieron otra palabra, olvidada y luminosa como una estrella. La extrajeron del fondo de la tierra, brilló en las manos, iluminó los rostros, alimentó la esperanza, calentó los cuerpos y se convirtió en sol sobre el firmamento”. (Fragmentos de vida RSM).
.

Entonces, ni siquiera pensaba que me servirían como introducción a un hermoso poema que bajo el nombre: ¿Qué hacer con ellas? (las palabras)  un amigo lleno de historias para contar, definía el destino de sus múltiples usos.
Con su permiso lo traje al blog y su autorización para ilustrarlo (utilicé esa relación entre el día y la noche, la Luna y el Sol). En este caso sobran..., pero definir esa hermosa relación que puede conjugarse o matarse con ellas.



¿Qué hacer con ellas?

Hay que hacer algo/ urgentemente/ antes de que/ el polvo las cubra/ o se esfumen/ en el aire/ como el humo de/ un cigarro ordinario. / Subastarlas,/ venderlas al mejor postor,/ maquillarlas/ y vestirlas para fiesta,/ rifarlas/ y recaudar fondos/ para el orfanato municipal/ Alquilarlas por un tiempo/ O demandarlas/ por no expresar/ lo que sentimos/ al decirlas,/ Vaciarlas del poco contenido/ que les queda,/ Quitarlas del camino,/ como piedras molestas,/ O expropiarlas/ para en gran atado/ obsequiar al mimo/ de acá  la esquina./ Condenarlas ominosamente/ al peor de los exilios,/ desterrarlas de por vida/ y de por muerte/ de todas/ las bibliotecas del mundo./ Pensándolo mejor/ sería bueno/ hacer un paquete desmesurado,/ sin fondo/ y arrojarlas agonizantes/ a lo profundo del océano/ y olvidar/ que a veces/ (las más de las veces)/ nos separan,/ nos dividen,/ y nos alejan/ hasta convertirnos/ en islas solitarias,/ por eso/ es tiempo ya/ de hacer algo/ no sé qué/ pero algo,/ con ellas:/ las palabras.

Horacio Marcelo Miranda

11/7/13

lunes, 4 de mayo de 2015

Barracuda





“(…) oteando el horizonte
como un animal que acecha,
 (…)” RSM
El hambre es mala consejera. El pez miró de soslayo el fragmento de olorosa carne y cruzó hasta colocarse bajo el bote. Permaneció allí durante varios minutos antes de atravesar como una saeta la distancia que le separaba del alimento sostenido por el anzuelo. Por un momento su cuerpo estremecido se expuso fuera del agua. Observó sorprendido a  los hombres y emprendió una larga escapada que tiró del cordel varios metros bajo la superficie. De momento, el instinto de conservación le llevó a realizar la maniobra aprendida durante años: aflojó cuanto pudo la cuerda hasta convertirla en un péndulo justo en el medio de la quilla. Así estuvo, durante media hora o tal vez un poco más para esgrimir su ataque minutos antes de la muerte, su muerte. Una vez más tensó la cuerda, sujeta a una de las vitas del bote, y volvió a emerger como un brillo de rabia azul sobre las aguas. Uno de los hombres, sangrando las manos, recogió hasta acortar la distancia y pegar su cabeza junto a la borda. Los ojos profundos, la mirada retadora…
(…)

RSM.




“¿lo amado?
y lo manso,
sumergirlo en frío,
perpetuo,
sin deshielo de cometas,
condenado,
vivirlo en la oscuridad sempiterna
que le convierte, en juez y, en tanto,
es quien asesina lo bello,”
RSM