“Y, al confundirse sin la piel, sobre los huesos, /
el alma trasnochadora se preguntaba:
¿Cuál era el color de su amada?
¿Por qué lo había perdido en el tiempo?/
Y, en el oscuro celaje, pensaba/ en la otrora blancura del espectro” RSM
Hace
algún tiempo escribía una especie de relato en el cual hice alusión al tiempo
bajo el título: El mundo como es. Filosofaba
en relación y coloqué un exergo a partir del cual dejaba la
esencia de mi propósito:
“Decidieron enterrar aquella palabra, lúgubre y filosa, pues, desterrarla
ya había causado muchos problemas en todo el mundo. Cavaron, despacio y
profundo, removiendo la tierra y entonces fue que descubrieron otra palabra,
olvidada y luminosa como una estrella. La extrajeron del fondo de la tierra, brilló
en las manos, iluminó los rostros, alimentó la esperanza, calentó los cuerpos y
se convirtió en sol sobre el firmamento”. (Fragmentos de vida RSM).
.
Entonces, ni siquiera pensaba que me servirían como introducción a un hermoso poema que bajo el nombre: ¿Qué hacer con ellas? (las palabras) un amigo lleno de historias para contar, definía el destino de sus múltiples usos.
Con su
permiso lo traje al blog y su autorización para ilustrarlo (utilicé esa relación entre el día y la noche, la Luna y el Sol). En este caso sobran..., pero definir esa hermosa relación que puede conjugarse o matarse con ellas.
¿Qué hacer con ellas?
Hay que
hacer algo/ urgentemente/ antes de que/ el polvo las cubra/ o se esfumen/ en
el aire/ como el humo de/ un cigarro ordinario. / Subastarlas,/ venderlas al
mejor postor,/ maquillarlas/ y vestirlas para fiesta,/ rifarlas/ y recaudar
fondos/ para el orfanato municipal/ Alquilarlas por un tiempo/ O demandarlas/ por
no expresar/ lo que sentimos/ al decirlas,/ Vaciarlas del poco contenido/ que
les queda,/ Quitarlas del camino,/ como piedras molestas,/ O expropiarlas/ para
en gran atado/ obsequiar al mimo/ de acá la esquina./ Condenarlas
ominosamente/ al peor de los exilios,/ desterrarlas de por vida/ y de por
muerte/ de todas/ las bibliotecas del mundo./ Pensándolo mejor/ sería bueno/ hacer
un paquete desmesurado,/ sin fondo/ y arrojarlas agonizantes/ a lo profundo del
océano/ y olvidar/ que a veces/ (las más de las veces)/ nos separan,/ nos
dividen,/ y nos alejan/ hasta convertirnos/ en islas solitarias,/ por eso/ es
tiempo ya/ de hacer algo/ no sé qué/ pero algo,/ con ellas:/ las palabras.
Horacio
Marcelo Miranda
11/7/13