lunes, 23 de febrero de 2015

Señales de humo





Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet (Cubadebate)


La agencia Reuter confirma lo que es, prácticamente, consabido dentro de la estrategia del gobierno de Estados Unidos, para un acercamiento diplomático a Cuba, que le permita garantizar el control de sus principales rubros exportables como mercado directo, así como el resto de los recursos de avanzada (naturales y de valor agregado: inteligencia) desarrollados por la Mayor de las Antillas, a pesar del férreo bloqueo impuesto por diferentes administraciones norteamericanas durante más de cinco décadas.
Según reporta la agencia de noticias Reuter “la Corte Suprema de Estados Unidos concedió el lunes una victoria a una tabacalera estatal cubana, al declinar intervenir en una batalla legal de larga duración con un rival estadounidense por el uso de la marca Cohiba.”
No es un secreto el intento de Washington para el apoyo a sus empresas en litigios con firmas cubanas, específicamente en la producción de tabacos y rones.
La negativa a escuchar, por parte de la Corte Suprema estadounidense, de una apelación presentada por la compañía estadounidense General Cigar, que tiene su sede en Delaware, ofrece un giro inteligente al futuro control de ese mercado dentro del territorio norteamericano con un proveedor legítimo (Cuba) y sin interferencias de falsificaciones que posibilitan el escape de millones de dólares. El propio cable cita que: “General Cigar vende en Estados Unidos tabacos Cohiba producidos en República Dominicana”.
De igual forma se resuelve el dilema, contenido en el bloqueo impuesto contra Cuba, en los derechos de la empresa cubana exportadora de Cohibas para “impugnar las marcas de General Cigar, pese al bloqueo comercial de Estados Unidos”. Más adelante agrega que: “General Cigar es de Scandinavian Tobacco Group A/S, la cual es propiedad, en parte, de Swedish Match AB”.
Lo cierto es que estas señales de humo se realizan a partir de un cambio en la táctica y la estrategia imperial de Estados Unidos en relación con Cuba, después del anuncio del presidente Barack Obama, en diciembre pasado, en relación con un supuesto “ cambio de política hacia Cuba para flexibilizar algunas restricciones al comercio y los viajes, aunque ha mantenido intacto el embargo económico”.
De hecho la flexibilización de algunas restricciones de las leyes extraterritoriales norteamericanas -aplicadas para reforzar el bloqueo contra Cuba-, facilita a los visitantes estadounidenses (solo aquellos por convenios académicos, no de turismo) puedan importar hasta 100 dólares en puros. Por supuesto, mucho más baratos que en territorio norteamericano, hasta el punto que una inversión de cien dólares posibilite, a uno de esos visitantes, costearse el precio del pasaje de ida y vuelta en avión hacia la Isla, si decidiera lucrar con esos cotizados tabacos cubanos.
Otra de las señales se relaciona con el sector de las comunicaciones (que posibilita el control de un mercado prácticamente virgen en Cuba, me refiero al acceso masivo a la Internet y servicio de telefonía celular) así como la venta de equipos agrícolas, en función de potenciar a las cooperativas de gestión no estatal, fundamentalmente, y conseguir un cambio en la concepción de la relación productor-mercado y, en consecuencia, el control de un sector ligado al Estado (cubano) solo por la cuestión del pago de impuestos.
En cuanto  al otorgamiento de “una mayor cantidad de licencias para los viajes de los estadounidenses a la Isla” que permitiría establecer relaciones interbancarias, es obvio que la posibilidad especulativa del dólar (cuyo dominio es ventaja de Estados Unidos como emisor de los billetes dólares) podría aumentar o duplicar los intereses de cada inyección de dinero en bancos cubanos, un asunto muy serio para el cual se debe preparar mi país, específicamente, cuando en los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido, se argumentó la necesidad de lograr el desarrollo de las fuerzas productivas internas con el objetivo de ganar el espacio necesario que posibilite garantizar el camino de la soberanía económica en la Mayor de las Antillas.
Según Reuter, “Cuba había acusado en abril de 2013, a Estados Unidos de “robo” de marcas comerciales de la isla, tras un fallo judicial en un litigio entre la empresa Cubatabaco y la compañía estadounidense General Cigar”.
En realidad la agencia de noticias solo ofrece la primicia de un conflicto generado por el gobierno de Estados Unidos en su política de bloqueo contra Cuba.
La cuestión relacionado con este fallo, en favor del genuino productor (Cubatabaco) de los mejores habanos del mundo, entre los que destacan Montecristo, Partagás, y Romeo y Julieta, además de Cohiba, producidos por la corporación mixta Habanos S.A, quedó “resuelto” y se nombra General Cigar Co v. Empresa Cubana Del Tabaco, U.S. Supreme Court, No. 14-512.
Esta noche comienza en Cuba el Festival del Habano, la mayor vitrina al mundo del tabaco cubano.
Es muy seguro que, las fuertes presiones de empresarios estadounidenses, permitan destrabar el asunto del litigio con el ron Havana-Club.
Por ahora, estas señales de humo se anuncian como fumarolas de un volcán que pretende verterse sobre la Isla. Los riesgos de este acercamiento diplomático que, cada vez más acelera Washington, con Cuba, debemos asumirlos, pero con inteligencia.
Como decía el Che, al imperialismo no se le puede dar ni un tantico así. Creo que los ejemplos sobran por todo el mundo. De ninguna manera podemos asumir estos pasos como un cambio en las relaciones, sino de oportunidades como señala el profesor y filósofo argentino Vicente Zito Lema, cuando asegura que: “…estamos viviendo en un tiempo agudo de guerra por un lado, y también de reagrupamiento a nivel internacional, donde ciertos acuerdos se están rompiendo y se están forjando otros. (...) de lo que ocurre en Latinoamérica con la avanzada feroz de Estados Unidos (…).” 
Debemos tomar todas estas señales de una supuesta normalización de relaciones diplomáticas bajo la égida del bloqueo impuesto por Washington como señales de humo (en mi criterio) y, por el momento, nada más.



El reporte de El Nuevo Herald, confirma el tema que trato en mi artículo.

 


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