Raúl San Miguel
Foto tomada de la Internet
No puedo considerar serio ningún reporte del
periodista Alfonso Chardy, de El Nuevo Herald, si persiste en tratar de
confundir a la opinión pública al convertirse en vocero de una supuesta
declaración del presidente Barack Obama (ayer miércoles 27 de noviembre de
2013) en la cual asegura que “la administración del presidente (…) estaba “activamente” ayudando a la misión
diplomática cubana en Washington a encontrar una nueva entidad bancaria
dispuesta a administrar sus cuentas para que así pueda reanudar los servicios
consulares, que incluyen la emisión de pasaportes y visas para personas que
quieren viajar a la isla.
Seguidamente culpa a mi país de un anuncio
sorpresivo, el pasado martes, en relación con la suspensión de servicios
consulares por las razones objetivas que informó el gobierno de Cuba. Me
pregunto: ¿En cuál lugar del texto publicado por Cubadebate (sitio digital
cubano) se culpa al M & T Bank? En
la nota se expone, claramente y subrayado: “Según la misión cubana, el banco que operaba sus cuentas y las de sus misiones en Estados Unidos, M&T, le informó el pasado julio de que no iba a seguir prestando servicios a legaciones diplomáticas extranjeras.
Desde
entonces, agrega, no ha sido posible encontrar una nueva institución financiera
que esté dispuesta a gestionar las cuentas cubanas, “debido a las restricciones vigentes derivadas de la
política de bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno norteamericano
contra Cuba”.
¿Acaso el periodista Alfonso Chardy
no tuvo en cuenta esa información de forma deliberada?
En su reporte asegura: “mientras que
algunos expertos sobre asuntos cubanos enfocaron el anuncio del gobierno cubano
como una táctica de presión contra Estados Unidos, el Departamento de Estado
parecía haber adoptado una postura conciliadora y cooperativa en su primera
declaración pública sobre la situación” y agrega: “El Departamento de Estado ha
estado trabajando activamente con [la Sección de Intereses de Cuba] para
identificar un nuevo banco que preste servicios a las misiones cubanas”, señaló
un comunicado del departamento. “Nos gustaría ver que las misiones cubanas
vuelvan a tener operaciones normales”. Seguidamente se contradice:
“Funcionarios de la administración
indicaron que el embargo comercial estadounidense contra Cuba no está
relacionado con la decisión del banco. Estos funcionarios dijeron también que
el banco decidió hace más de un año retirarse de la prestación de servicios
bancarios a misiones diplomáticas extranjeras, y que tenía autorización del
Departamento del Tesoro para proveer esos servicios”.
Sin perder tiempo vuelve con el
puntillazo para justificar a quienes están detrás de cualquier medida
anticubana. Me refiero a la congresista republicana, de Miami, Ileana
Ros-Lehtinen, quien no tardó en acusar al Gobierno de Cuba por tratar de
utilizar el asunto, en cuestión, “…como táctica de confrontación para presionar
al gobierno estadounidense a eliminar a Cuba de la lista de estados que
patrocinan el terrorismo”.
¡Increíble! Solo basta leer esta
declaración de la señora Ros-Lehtinen y recordar la temprana llamada telefónica
que le hiciera el señor Barack cuando llegó, por primera vez, a la Casa Blanca
y le solicitó su cooperación a la congresista anticubana para tratar cuestiones
políticas con relación a la Mayor de las Antillas. En aquel momento la
respuesta de Ros-Lehtinen fue sin escamoteos, directa en cuanto que colaboraría
si el señor Barack se comprometía a mantener la política de hostilidad contra
la Isla. De hecho, meses antes de tomar el cargo quien sería el nuevo
presidente, la señora Ros-Lehtinen no dejó de amenazar su canditatura, ante una
campaña apoyada en un cambio que nunca cubrió las expectativas de millones de
norteamericanos.
Por eso la señora Lehtinen no tardó
en expresar, según El Nuevo Herald: “El régimen de Cuba fue notificado en junio de este problema, sin
embargo, informó al público justo antes de las vacaciones de Acción de Gracias
y la Navidad, a fin de aplicar la mayor presión a la administración de Obama”.
Por supuesto, la señora
Ros-Lehtinen, decide olvidar que la sección consular de Cuba explicó,
claramente, sus gestiones hasta la fecha. De ningún modo se trata de comunicar
una situación emergente, por parte del consulado cubano en Washington, para
crear un estado de tensiones a los cubanos residentes en la Isla o en los
Estados Unidos, antes de las festividades del cierre del año, mucho menos con el propósito de provocar una situación de crisis, como, específicamente resulta la intención de la
congresista repúblicana y declarada anticubana Ileana Ros-Lehtinen, cuando la
parte cubana ha demostrado sus esfuerzos para apoyar la normalización de los
acuerdos migratorios entre ambos países.En este caso, la posición de El Nuevo Herald, es totalmente radioactiva. La intención de manipular y tergiversar un hecho vinculado al bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, es real. Mantenerlo y recrudecerlo es también demostrativo de la posición política genocida del gobierno de Estados Unidos. Culpar a Cuba, es un acto deneznable.
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