domingo, 6 de febrero de 2011

La caída de un ángel y la muerte de la inocencia



Raúl San Miguel

Foto: Nora Salas

Tenía este pequeño artículo en mis oídos, lo escuchaba después de leer en la fotografía la terrible historia contada en esas miradas, donde la inocencia oculta el dolor más intenso y la esperanza se convierte en un sueño casi inalcanzable. Lo escuché después durante todo el día hasta que tuve que arrancarlo y dejarlo sobre este papel electrónico en mi blog.
¿Cuántos niños comienzan este camino de la muerte de su inocencia debido a la extrema pobreza que les marca el destino por el abandono de los gobiernos? Niños en las calles, desprotegidos, prostituidos solo pueden reflejar las fisuras reales provocadas por las abismales diferencias que promueven los gobiernos corruptos, olvidadizos de sus deberes constitucionales. Porque no existe ninguna Constitución en ninguna nación del mundo que tenga la “bonanza” de las libertades democráticas a las cuales deben responder los políticos y gobernantes. Solo que políticos y gobernantes se convierten, en algunas naciones (muchas lamentablemente) en prósperos empresarios con las agendas repletas de negocios que no deben ser olvidados porque un niño duerma en un parque, se prostituya o convierta en la única opción provocada por su abandono prematuro, no voy a mencionarlas.
He visto numerosos despachos periodísticos donde se reflejan los métodos más violentos para sacarlos de las calles, “borrarlos” como si fueran un mal recuerdo. Confieso que puedo y, en ocasiones, soy extenso en mis artículos; pero (en este caso) solo quiero llamar la atención sobre “la caída (muerte) de un ángel (niño) y la muerte (prostitución) de la inocencia. Así ocurre en muchos de nuestros países de América Latina. Para hablar de esta terrible realidad y sus consencuencias una imagen vale más que un millón de palabras.

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