jueves, 11 de noviembre de 2010

El enemigo es Rusia

La estrategia es la misma. El enemigo es el mismo. El escenario de guerra tiene un nuevo soporte: el ciberespacio, pero las decisiones en relación con el primer golpe, no ha cambiado. Este artículo publicado en la fecha que aparece entre paréntesis, tampoco ha cambiado.

La Guerra Fría (continúa)

[06.02.2004]

Para los estrategas del Pentágono resulta impostergable establecer las condiciones idóneas que les permitan continuar la ofensiva descrita en el programa imperialista estadounidense, intervenir militarmente en cualquier nación considerada hostil (a sus intereses hegemónicos) y mantener las presiones sobre sus "aliados" con el propósito de cumplir los objetivos de la política imperial de la Casa Blanca en territorio de la vieja Europa.
Hasta aquí no es un asunto nuevo según la orientación de la política exterior norteamericana de postguerra. Incluso sus propios aliados reconocen el peligro que representa un mundo unipolar donde solo una nación concentra el poderío suficiente para destruir cualquier sistema de defensa concebido a partir de armas convencionales y un presupuesto de defensa insuficiente para competir con el desarrollado por los Estados Unidos.



Por supuesto para algunos es más fácil plegarse. Poner las bardas en remojo sin remordimientos de conciencia y me refiero a personas, no a pueblos. Específicamente casos como los de España y Gran Bretaña.
No ocurre igual en Francia y Alemania. Ambas naciones observan con recelo el despliegue estadounidense en las llamadas zonas de conflicto: Oriente Medio. Mucho más cuando reconocen que la búsqueda de armas de destrucción masiva (Iraq) fue un burdo pretexto esgrimido en complicidad con algunos países para controlar parte de las más importantes reservas del crudo y una zona geográficamente estratégica en relación con el acceso al Asia y por consiguiente el dominio de esta parte del mundo.
Sin embargo la ofensiva solapada para neutralizar a Rusia es más evidente; aunque hace unos días el presidente Bush declaró, públicamente, el interés de apoyarse en proyectos espaciales rusos en el propósito estadounidense de "conquistar el Cosmos" y solicitar miles de millones al Congreso para iniciar de inmediato el programa de construcción de nuevos vehículos aerospaciales, sistemas de comunicación supersofisticados...Todo un arsenal comprometido con la fabricación de misiles en función el sistema de defensa fabulado en el "escudo galáctico". Es la cara oculta de esta verdad.
No obstante el señor Colin Powell se encargó de poner su cara para el trabajo sucio de la diplomacia estadounidense: aseguró a Rusia que las nuevas bases de Estados Unidos, en algunos países, del Este de Europa "serán solo provisorias", agregó, con un cierto toque de ironía al referirse a las dimensiones limitadas del área ocupada y no en relación con la potencia del armamento instalado. Mucho menos hacia el lugar donde serán disparadas. Por supuesto el secretario de estado norteamericano aseguró que no sería contra su enemigo histórico: Rusia. Quizás hasta cruzó los dedos.
Habría que preguntarles a los ministros de Exteriores y de Defensa rusos, Igor y Serguei Ivanov, respectivamente, si en el encuentro con el presidente Vladimir Putin se entendió el gesto del enviado Washington cuando explicó que "nuestro contingente militar en Europa será reducido y las fuerzas que quedarán serán trasladadas de una manera más racional." ¿Hacía qué otro territorio del antiguo Pacto de Varsovia? Sobre todo porque se trata bases donde podrán desarrollarse maniobras y utilizar pistas de aterrizaje para desplazamientos a las regiones de crisis como Asia Central (¿China?), Medio Oriente y Golfo Pérsico."

En la foto, más que "brindar" ambos mandatarios parecen dispuestos a un combate para medir sus fuerzas esgrimiendo espadas. Es obvio que el hombre, en el centro complementa la imagen de estos gladiadores políticos.

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