domingo, 23 de enero de 2011

Regalo de hojalata



Pues llego a mis cincuenta y toda mi vida comienza a marcar un nuevo punto de partida. No miro hacia atrás y escribo como si las palabras adquiriesen un nuevo sentido. Un significado distinto y también las canciones tienen imágenes desconocidas. Llego al medio siglo de existencia y me sorprende que apenas reconozca la ciudad donde me encuentro como si fuera ajena y distinta.
En mi correo comienza una llovizna intermitente de mensajes electrónicos y extraño la caligrafía imprecisa o precisa de quienes las escriben, porque las palabras tienen alma y gritan, susurran o permanecen en silencio cuando se las escribe con las manos en cada impulso del corazón que mueve esas letras.
Fue entonces que quise escribir una carta, con mi letra pequeña, ilegible, inquieta, y también las tecleo (como todos en el ordenador). Es más fácil, quizá. Subo a la terraza en busca de un poco de sol para deshelar mi alma y me sorprende la desnudez de mi alma. Y me sorprende que no pueda ver el mar de la forma en que lo veía antes, algo cayó en mis ojos y los nubla. Me sorprende escuchar, no mi voz, sino otras voces, escuchar poemas que fueron escritos por otros, para otros y me conmueve que me ocurra eso a los cincuenta.
Pudiera ser que antes no escuché de la misma forma en que me escucho, quizá antes ni siquiera sabía que me podía decirme estas cosas. Estoy sorprendido como si naciera, consciente de haber nacido. Como si todo cambiara de repente en una vida que se desprende de otra, mientras escucho a Sabines. ¿Quién era ese Sabines, por qué lo escuchó decirme esas cosas que hacen mover estaciones de hielo y sol en mi alma? Soy un ser humano, un diminuto e insignificante átomo en el universo de estos cincuenta años.
¿Estoy triste? No lo sé, no podría estarlo y pienso que he perdido la noción del tiempo y ni siquiera tengo muchos retratos. Pensaba que los tenía y juro que los había guardado. Pero me sorprende que fueran imágenes vividas o soñadas antes de caminar por una pequeña playa en busca de piedras y caracolas, como si no estuviese a punto de cumplir estos años.
Estoy seguro que estas palabras solo tienen un motivo: son escritas para recibirlas en mi propio correo y mirarlas como si lo hiciese frente a un espejo. ¿Quién las provoca? ¿Quién me despertó de este letargo y mostró el mundo como era? ¿Por qué no soy feliz si juré luchar para serlo? No porque crea que la felicidad es una suerte, ni porque se la gana haciendo el bien, sino porque he vivido estos años intensamente dentro de mí, pero ahora salgo afuera. Por primera vez, fuera de mi propia coraza, desnudo, ajeno, distinto y siento frío.
Advierto que si las hago públicas es porque deseo que estas palabras sean como esos pájaros que vuelan bajo el cielo y pasan de largo, todos sabemos que son aves, pero no por qué vuelan, ni a dónde vuelan, ni son nuestras. Escribo mientras contemplo mi propia vida corriendo afuera, bajo la lluvia de una primavera, entre las mariposas y las abejas. Imágenes que también fueron mías como las nubes que dibujaban mis sueños, mientras yacía tendido, panza arriba sobre la hierba.
Ahora recuerdo el día que escribí mis primeras letras. Parecía el ejercicio más difícil del mundo. No podía hacerlas y las letras gritaban para salir completas y mis manos no podían hacerlas. Era muy pequeño y prefería dibujarlas porque no podía entenderlas. No sabía que me servirían para contar historias que pudieron nacer para no ser olvidadas ni muertas. De modo que me hago mi propia celebración. Así, cuando un hombre o una mujer celebran su onomástico cincuenta, es posible que piensen en su infancia. Es normal, dirían algunos, también. Es normal diría yo si me conociera, mejor dicho si me hubiera conocido antes de saber que ella existiera; pero tal vez, de todas formas las hubiese escrito, aunque supiera que no existía un motivo lógico para escribirlas. Tan solo para hacerlas. Pero resulta que las escribo y las hago públicas como los niños publican su alegría protegidos por la inocencia.
Ahora si me dijeran, o mejor si me preguntaran ¿en quién piensas mientras las escribes? Quizá la respuesta no sería correcta. Pero pienso en el niño de El Tambor de hojalata, en El Pequeño Príncipe, en Raúl, mi hijo querido y su hermana, mi hermosa Laura. También pienso en un chico que ahora me crece en el alma, esa alma que comienzo a conocer a los cincuenta y le han crecido alas. Pienso en el pequeño Bruno, al que regalé también un libro relleno de palabras. Para que pueda contarlas un día, sin perder la esperanza de hacerse un retrato con sus propias manos, sin que la tristeza le estremezca el alma.
Así que las escribo para todos los que puedan calzarlas, en sus pies o en sus manos, llevarlas como pantalones o faldas, es posible como abrigos, nunca las usen de espada, las palabras con filo, también hieren y matan. Es mejor usarlas para el amor y para dibujarlas en las cartas con la letra imprecisa, aunque tengan erratas. Las palabras son imperfectas y sienten vergüenza cuando no se las trata, como lo que son aves de vuelo negras, azules o rojas, de cualquier color sobre una superficie blanca. También sirven para decir lo que se siente cuando la mentira nos mata.
Las escribí porque son necesarias. Y me doy cuenta, al final de estas líneas, que la verdad no falta. Y es cierto porque les ofrecí a mis amigos lealtad y esperanza, porque ofrecí mi vida como si me perteneciera tanta. Ahora me doy cuenta, que la vida, mi existencia, tiene sentido cuando ha pasado medio siglo y me entristece saber que no estuve nunca tan cerca, como ahora, de probar que pude salir afuera, lejos de mi coraza y de mí para entregarme, por vez primera, sin decir tantas palabras.











































Raúl San Miguel

1 comentario:

  1. HERMANO ES MUY BELLO SENTIR TODAS ESAS COSAS QUE UD SIENTE.HERMANO RAUL SAN MIGUE ERES UN GRAN ESCRITOR HOMBRE AMIGO Y REVOLUCIONARIO.TE FELICITO Y DOY GRACIAS A DIOS O AL DESTINO POR CONOSERTE.ERES REAL ERES FIRME HUMANO ERES TODO LO QUE UN HOMBRE DE BIEN PUEDE SER.LA VIDAD PREMIA A LOS HOMBRES COMO TU.COMO..CON TU FAMILIA AMIGOS TUS ESCRITOS QUE YA TODOS MIRAN Y COMENTAN.QUE MAS UN HOMBRE PUEDE DECEAR.ERES FELIZ.TE FELICITO POR TUS 50 Y QUE CUMPLAS MUCHOS MAS.UN GRAN ABRAZO DE ESTE TU HERMANO.ERIK FUNDORA SALINA.....fundora_erik@yahoo.es VENCEREMOS LA RAZON ES NUESTRA.

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