miércoles, 13 de julio de 2011

La caída de un ángel

Raúl San Miguel

Foto: Cortesía de la Psicóloga Social, Nora Salas

Texto de la canción: Cita con ángeles, de Silvio Rodríguez

"Pobres los ángeles urgentes
que nunca llegan a salvarnos.
¿Será que son incompetentes
o que no hay forma de ayudarnos?
Para evitarles más dolores
y cuentas del psicoanalista,
seamos un tilín mejores
y mucho menos egoístas."

Hace unos días mi compañera Nora Salas, me sugería escribir algo para mi hija Laura. Me había señalado su criterio en relación con un libro de relatos (inédito) que había escrito a principios de este año. Me explicaba, en su condición de Psicóloga social, su criterio profesional con respecto al texto. Por supuesto, pensé en que tal advertencia resultaba mucho mas profunda y pensé en cómo hacerlo. Realmente, confieso que no tenía idea de la forma de comenzar algún texto más apropiado para mi hija.

Fue entonces que, mientras observaba las estadísticas relacionadas con las visitas a este blog, encontré la triste noticia que cuenta la decisión de una niña hindú para solucionar un problema en su familia. Decisión que la llevó a la muerte temprana, sumergida en su inocencia.

Recordé, entonces y con más fuerza, la advertencia de mi compañera. Los niños y adolescentes son los más vulnerables a las situaciones extremas provocadas tanto dentro de la familia como en el entorno social en el cual se desarrollan. Así me lo había explicado, en reiteradas ocasiones, en cada uno de los reclamos y artículos que realiza en función de los talleres de prevención y lucha contra las drogas, los del VIH, entre otros, durante su labor en la ONG "Allí donde estés" y en la ATE de la Ciudad de la Plata, en la Argentina.

Debo reconocer que cada una de las señales de nuestros hijos deben ser reconocidas como un punto de referencia obligado. De lo contrario podemos errar o sufrir lamentables consecuencias. En el caso que pondré de ejemplo, en relación con la niña hindú, nos explica las terribles consecuencias de la falta de comunicación y orientación hacia los niños, el no reconocer, como explicaba mi compañera, la Psicóloga Nora Salas, de los derechos de las niñas/os y adolescentes a recibir la información adecuada, en el momento adecuado. Este ejemplo, estremecedor, puede tener otras lecturas, pero definitivamente las consecuencias ya son irreparables.

En la foto, la Psicóloga social, Nora Salas (al centro) y la doctora María del Carmén Ruiz (en primer plano) durante uno de los talleres de prevención (Adolescencia y niñez) en la Ciudad de la Plata



Durante días, Monica Sakar y su hermana Mumpy oían a los adultos de su casa en el este de India hablar de transplantes. Comentaban que el padre de la familia podría recuperar la vista con unos ojos nuevos, mientras que la vida de su hermano podría salvarse con un transplante de riñón. Por desgracia, no había ningún donante a la vista.

La situación era desesperada: en India, una familia en la que los varones están inválidos tiene muchas menos posibilidades de salir adelante. Así que Mumpy ideó un plan: suicidarse para que su familia pudiera aprovechar sus órganos. Se lo confesó a Monica, que debió entender que una idea tan inocente y descabellada sólo podía ser una fantasía infantil.

Desgraciadamente, eso no detuvo a Mumpy. Días después, la niña de doce años ingirió un pesticida llamado Thiodan. Avisó a su padre de que había soñado que alguien la envenenaba. Consternado, el cabeza de familia la llevó de hospital en hospital. En cada intento, el médico le decía que no podía hacer nada por ella. Y en cada intento, la salud de la niña empeoraba. Al poco, murió.

Y esa tragedia, que Mumpy entendió como la solución definitiva para su familia, tiene un giro final todavía más descorazonador.

La niña había escrito una nota de suicidio en la que explicaba que sus órganos debían salvar la vista de su padre y la vida de su hermano. La había dejado encima de su cama antes de empezar a rotar por los hospitales de India del Este. Su familia no la encontró hasta que no regresaron del funeral. Para entonces, Mumpy ya había sido cremada siguiendo el rito hindú, y no quedaban órganos que trasplantar.

El periódico 'The Times of India' cuenta que su madre entró en estado de shock después de oír la noticia.

Cita con ángeles

Silvio Rodríguez

Desde los tiempos más remotos
vuelan los ángeles guardianes
siempre celosos de sus votos
contra atropellos y desmanes.
Junto a las cunas infantiles,
junto a los tristes moribundos,
cuentan que velan los gentiles
seres con alas de otro mundo.

Cuando este ángel surca el cielo,
no hay nada que se le asemeje.
El fin de su apurado vuelo
es la sentencia de un hereje
no se distraiga ni demore,
todo es ahora inoportuno.
Va rumbo al campo de las flores
donde la hoguera espera a Bruno.

Se lanza un ángel de la altura,
caída libre que da frío.
La orden de su jefatura
es descender hasta Dos Ríos.
Es diecinueve y también mayo,
monte de espuma y madre sierra,
cuando otro ángel a caballo
cae "con los pobres de la tierra".

Dicen que al filo de la una
un angelote compasivo
pasó delante de la luna,
sobrevolando los olivos.
Y cuentan que con mala maña
fue tiroteado su abanico,
justo a la hora que en España
se asesinaba a Federico.

Un bello arcángel aletea
junto a un gran pájaro de hierro.
Procura que un hombre lo vea
para ahuyentar cien mil destierros.
Pero el arcángel se sofoca
y un ala azul se le lastima
y el ave negra abre la boca
cuando atraviesan Hiroshima.

[Danzando un milenario rito
donde los cielos son más puros,
un ángel desde el infinito
ve la emboscada sobre el Yuro.
Y oye el telúrico alarido
que hace vibrar la cordillera,
cuando en la espalda del caído
sueñan las alas de la era.]

Dejando un surco luminoso
por sobre Memphis, Tennessee,
pasó volando presuroso
un ser alado en frenesí.
Iba vistiéndose de luto,
iba llorando el querubín
e iba contando los minutos
de Dios y Martin Luther King.

El ángel pasa bajo un puente,
después rodea un rascacielos.
Parque Central, lleno de gente,
no se da cuenta de su vuelo.
Cuánta utopía será rota
y cuánto de imaginación
cuando a la puerta del Dakota
las balas derriben a John.

Septiembre aúlla todavía
su doble saldo escalofriante
todo sucede un mismo día
gracias a un odio semejante.
Y el mismo ángel que allá en Chile
vio bombardear al presidente,
ve las dos torres con sus miles
cayendo inolvidablemente.

[En Santa Fe las aguas cubren
sueños de niños desolados
y ahogan con furia incontenible
las penas de los evacuados.
Un ángel se desploma en llanto
cuando descubre el desvarío
del ala oscura del Salado
que tapa todo lo querido.]
(Estrofa de Víctor Heredia)

Desesperados, los querubes
toman los cielos de la tierra
y con sus lápices de nubes
pintan adioses a las guerras.
El mundo llena los balcones
y exclama al fin: esta es mi lucha,
pero el señor de los cañones
no mira al cielo ni lo escucha.

Pobres los ángeles urgentes
que nunca llegan a salvarnos.
¿Será que son incompetentes
o que no hay forma de ayudarnos?
Para evitarles más dolores
y cuentas del psicoanalista,
seamos un tilín mejores
y mucho menos egoístas.

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