“Vamos a andar
para llegar
a la vida.” S.R.
para llegar
a la vida.” S.R.
Foto de la Internet (Cubadebate)
No quisiera hablar de cifras, prefiero dejar que cada
cual busque las referencias en los diarios. La educación en Cuba, como sistema,
no puede –en mi criterio- referirse exclusivamente en números, sino en hechos
concretos; con independencia de los avatares de mi país para cumplir cada
objetivo propuesto para un nuevo curso lectivo, a pesar de las limitaciones generadas por
el genocida bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, desde hace más
de medio siglo.
Hoy el amanecer fue diferente al resto de los días que
culminan este verano prolongado climatológicamente en mi país. Temprano escuché
el ajetreo de los madrugadores de vuelta a las escuelas. Es un ambiente que
contagia y convoca por los recuerdos propios y los compartidos. De cierta
forma, este primero de septiembre nos obliga a mirar, con mucho orgullo, a los
que retornan a las aulas, pero inevitablemente resulta mucho mayor, la emoción por
los iniciados.
Cada plantel se convierte en un gran panal. Por doquier
se observan a los padres en busca del contacto visual con los hijos e hijas que
ya forman parte de ese hermoso espacio llamado escuela. Otros explican los
últimos detalles que nunca serán postreros porque se repetirán a la salida,
cuando al regreso se intercambien preguntas y anécdotas de la impresión causada
por la primera clase. No importa el nivel de instrucción: primaria, secundaria o universitaria, ni el tipo de escuela: educación especial o politécnica.
Las escenas se multiplican, a lo largo y ancho de la Isla, en cada rincón, sobre las montañas... y crecen de la misma forma que el sol se apropia de
la estrenada jornada.
Una vez más, se ha proyectado consolidar el trabajo de la
escuela; pero con mucha más experiencia de la madurez alcanzada por años de
perfeccionamiento, de enfrentamiento a subjetividades, carencias de recursos materiales y de un tremendo esfuerzo por parte
del Estado y la familia, para garantizar el futuro de nuestros hijos.
Escribo porque aún recuerdo haber cumplido el secreto deseo de subir la escalinata de la Universidad de la Habana, escribir mi primera crónica en relación con este lugar lleno de historia y de ejemplos, de otros jóvenes con sueños de futuro que subieron al pedestal de la Patria. Escribo porque aún recuerdo el olor a nuevo del primer lápiz y libreta, tal vez porque sea tan eternamente presente, en cada mes de septiembre, como necesario compartirlo.
Escribo porque no deja de impresionarme ver los rostros de los estudiantes y de sus maestros, porque me emociona saber que, en sus voces, se alza el himno de la Patria, como el canto más hermoso y pleno a la independencia y la soberanía que dignifica a Cuba que anda de hermana por el mundo.
Escribo porque no deja de impresionarme ver los rostros de los estudiantes y de sus maestros, porque me emociona saber que, en sus voces, se alza el himno de la Patria, como el canto más hermoso y pleno a la independencia y la soberanía que dignifica a Cuba que anda de hermana por el mundo.
RSM.
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