“Giró en sentido contrario
y se esparció como nube
sobre una enorme luz”.
RSM.
Raúl
San Miguel
Fotos
de la Internet
La
frase del médico cubano Félix Baez Sarría –por vía telefónica desde un hospital
en Ginebra-, me impactó por conocida.
“No te preocupes, me siento bien.
Todo va a salir bien”, dijo a su esposa Vania Ferrer,
médico internista al igual que su esposo de 43 años.
Báez,
quien forma parte de la brigada médica cubana que atiende enfermos de ébola en
Sierra Leona, fue contagiado en ese país y trasladado al Hospital Universitario de Ginebra, donde está siendo tratado con el fármaco experimental
Zmapp, que ha dado buenos resultados con otros pacientes.
Los
médicos que lo atienden aseguran que “su estado de salud se mantiene estable,
pero es preocupante”. El paciente se encuentra en una habitación especial
situada en un sector aislado del resto del hospital.
El
jefe del Servicio de Cuidados Intensivos del hospital, Jerome Pugin, indicó que,
si su estado se agrava, se introduciría un tratamiento con suero sanguíneo
obtenido de pacientes que han logrado superar el virus y han creado
anticuerpos.
En
un comunicado, el hospital insistió en que está tomando todas las medidas para
atender a este paciente y garantizar al tiempo “la seguridad del conjunto de
pacientes y de profesionales” que trabajan en el centro.
Cuando
se confirmó el contagio del doctor Báez, la OMS contactó con varios
gobiernos para ver cuál podía recibirlo y Suiza fue el primer país que se
ofreció, según confirmaron las autoridades de salud helvéticas.
Esta es
parte de la breve información de carácter “reservada”, desde el punto de vista médico y entiendo
que sea así y la forma en que trasciende, con sumo cuidado a la prensa. Sin embargo, la frase del doctor
Baez, es más que una esperanza, es la disposición a colaborar con las fuerzas
de su propia anatomía y el apoyo de un estado psíquico adecuado para que su
cerebro contribuya a garantizar la efectividad de los medicamentos y combatir la
enfermedad que adquirió, mientras realizaba la labor de salvar a miles. Su ejemplo altruista, resulta una esperanza de vida para millones de seres humanos en todo el mundo.
Por supuesto
que todo va a salir bien.
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