miércoles, 3 de diciembre de 2014

El alazán





Raúl San Miguel

Fotos de la Internet


Retiró las bridas de su cabalgadura y sintió el aliento cálido del alazán husmeando en sus bolsillos.  Le ayudó colocando en la boca del bruto el terrón dorado de azúcar. “Vamos pué, iusté se lo ganó amigo”. Dijo y colocó la montura sobre la tierra con evidente calvicie de pasto. “Así era yo de chico, casi ni me acuerdo. Buscaba en los bolsillos del abuelo Oscar, siempre algo dulce, pues”. Caminó hasta el borde del lago y juntó un poco de agua. Sonrió al ver al potro con ese color hermoso, inigualable con el reflejo del ocaso dibujando centellas sobre el pelaje mojado. “Vaya pue iusté sí sabe, amigo, compartir el placer de un descanso, dispué de andar y andar, todo el día. Pué, cuando termine, acérquese, venga conmigo junto al fuego que mientras el mate me anima le hago una historia, más que una historia, le cuento en verso, de mi amigo Juan Carretero”.
Arriba las estrellas comenzaban a tintinar despacio, mientras se acomodaban en la prematura noche para escuchar al gaucho.
Sorbió del mate, miró a alazán todo ojazos, como dos piedras, echado, y contó, con su voz áspera de gritar al viento, pero tierna como solo puede ser la voz de quien tiene por amigo a su caballo, en la inmensa pradera, en el silencio.

El carretero y el eco 

En un pantano atascado
a orillas del Yumurí
Hecho estaba un renegado
El carretero Juan Prado,
Bravo como un cayarí.

Cual carretero de ley
juró como un condenado
al gritar desesperado
Perla Fina, tesia buey

Y allá del otro lado una voz le dijo:

¡Ey!

Mal rayo del Dios bendito
Quien demonios me llamó
Que quieres?,
lo ves maldito
ya el eje se me torció!

¡Sió !

A callar a sus gallinas
Si las tiene o las robó.
¡Perla Fina!, Tesia Buey
A mi nadien me cayó!

Yo!

Pues salga, salga al camino
Si es tan cheche o tan curro
Salga, salga al endino
Y verá como lo aburro

Burro!

Burro será usted,
Atrevido, insolente, deslenguado,
¡ven acá que se me ha partido
el cuchillo que he comprado!

Prado!

¿Me conoces?
No respondes
Abrase visto un aquél
Vamos, ¡sal de ahí!
Dónde te escondes,
Vive Dios a que es Manuel?

¡El!

Muchacho por mil legiones
Ven acá por un momento
Es que en estos cangilones
Estoy casi que reviento

¡Viento!

¿Qué viento dices?
¿Qué vientos ni que marica?
Manuel, Manuel, anda listo
Que estoy como picapica

¡Pica!

Y no ves que estoy picando
pero es que el lodo está muy seco,
no es Manuel cuando me deja
en el pantano atascado
¡A paisano que está apurado
se ayuda y no se aconseja!

¡Ceja!

Gran demonio
Quién te entiende, ¿y te escondes en la zaranda?
¿O serás acaso algún duende
que vives en la otra banda?

¡Anda!

Ya quisiera por lo cierto
venga acá y agarre la vara
es que en estos cangilones
estoy casi medio muerto
¿no repara?

¡Para!

Y no ves que estoy parado
Pero es que el lodo está muy seco.
acá señor tapado
y verá como lo desfleco

¡Eco !

Es verdad, el eco es todo
y yo pregunta y pregunta
dijo Juan, picó su yunta
y logró salir del lodo

Esto mismo yo vi
en un hecho verdadero
que le sucedió a un carretero
a orillas del Yumurí.


El último acorde de la guitarra fue como un suspiro. Se arropó el gaucho junto al amigo y la noche entera se guardó a silencio.






Nota: (Texto inspirado en un hermoso poema popular que siempre quise llevar a mi blog, al igual que esta hermosa canción que escucho aún en la voz de Atahualpa Yupanqui.

Los ejes de mi carreta

Porque no engraso los ejes
me llaman abandonao
si a mi me gusta que suenen
pa' que los quiero engrasar

Es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella
andar y andar los caminos
sin nada que me entretenga

No necesito silencio,
yo no tengo en quien pensar
Tenia, pero hace tiempo,
ahora ya no tengo más

Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar.


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