martes, 3 de febrero de 2015

Estados Unidos y su guerra infinita contra Cuba




El cañonazo de las nueve, una tradición que mantiene presente parte de nuestra historia, convertido en símbolo de las murallas abiertas para siempre, como los versos de Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba:  "Una muralla que vaya/ desde la playa hasta el monte,/ desde el monte hasta la playa,/ allá sobre el horizonte".


Raúl San Miguel

Foto tomada de la Internet


La guerra de Estados Unidos contra Cuba se inició, directamente, con la intervención de las tropas norteamericanas después del desmedido “combate naval”, en 1898, contra la flota del almirante Cervera y la posterior intervención en Cuba: uno de los hechos más notorios de la segunda mitad del siglo XIX americano. De acuerdo con el sitio digital cubano Ecured “Esta guerra, si bien es para unos, causa de deshonra nacional, para otros significa el inicio de su fase imperialista y del cumplimiento de sus viejos anhelos de dominación mundial, bajo la égida del Destino Manifiesto. Para los cubanos significó la frustración del ideal independentista tal y como la había proyectado Martí en el Manifiesto de Montecristi.
Tal sabor de imposición anexionista se advierte y extiende en la reciente
declaración de la secretaria de estado, Roberta Jacobson, cuando (en La Habana) sentenció que la administración de Barack Obama ha realizado un cambio en la táctica para condicionar la destrucción de la Revolución del pueblo cubano, a partir del establecimiento de las medidas (anunciadas por el presidente en Washington), prácticamente unilaterales en cuanto a la posición asumida por la Casa Blanca, respecto a mi país.
Seguidamente se reunió con los mercenarios que conforman los grupúsculos contrarrevolucionarios dentro de la Isla. De ahí que los reportes con relación a lo incosteable de mantener Radio y TV Martí, no sorprenden cuando se hace referencia a un anteproyecto de ley para el cierre definitivo de esas plantas emisoras de propaganda subversiva en la artillería mediática de Washington contra Cuba. Es conocido que ninguna ha logrado audiencia dentro de la población cubana, a pesar del apoyo multimillonario de la Casa Blanca para sostener la tecnología, el financiamiento y los medios incluidos aviones del ejército como el C-130, empleado en transmisiones de este tipo y un globo aerostático.
En mi criterio, tal acercamiento a Cuba, deja claro –en la autorización (prioridad norteamericana) de inversiones de empresas telefónicas en la Isla- es una variante en la táctica para consumar la estrategia, sostenida durante años, en función de derrocar el sistema Socialista que construye, soberanamente el pueblo cubano, y asestar un golpe de control financiero a partir de las relaciones bancarias norteamericanas en mi país. Ninguna de las medidas propone un paso de avance bilateral. En mi consideración, lo novedoso, ha sido la presencia en Cuba de altos funcionarios norteamericanos para conversaciones directas de asuntos a tratar por las partes. La historia, de estos más de 50 años de bloqueo, demuestra la voluntad del Gobierno cubano de restablecer relaciones sobre la base del respeto y la no injerencia en asuntos internos de los respectivos países. De hecho altos funcionarios cubanos, incluido el líder de la Revolución cubana, visitaron a Estados Unidos con una sistematicidad condicionada por asuntos de Estado.
Ahora, los reportes de prensa informan que la congresista demócrata Betty McCollum (Minnesota), el plan describe como fracasado y anticuado el proyecto norteamericano (de mantener las presiones, imposiciones y el bloqueo contra Cuba, desde la distancia), y precisa que, cito: “el gasto de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), que administra las estaciones, es superior a los 770 millones de dólares.
«Nuestros contribuyentes no deberían estar financiando radiodifusión propagandística. En lugar de eso, deberíamos facilitar esfuerzos para que los estadounidenses puedan involucrarse directamente con los cubanos», dijo Betty McCollum.
Radio Martí surgió en 1983, en tanto TV Martí fue creada en 1990, pero ninguna de las dos estaciones ha logrado audiencia dentro de la población cubana.
Un informe del Inspector General sobre la Junta de Transmisiones para Cuba revelaba en julio de 2014 baja moral dentro del personal, falta de transparencia en la toma de decisiones y corrupción en el manejo de dietas y otros recursos asignados por el gobierno.
Radio y TV Martí se han involucrado en programas subversivos, entre ellos, Piramideo, red social que serviría de apoyo a una supuesta primavera árabe en Cuba. Se incluyen dentro de sus acciones ilegales el envío de DVD con su programación, e información filtrada a más de 75 mil direcciones de correo electrónico dentro de la Isla.
A pesar de sus esfuerzos, las plantas solo han servido al proyecto de la contrarrevolución en Cuba, apoyando las actividades subversivas en territorio nacional, brindando sus micrófonos y espacios informativos a grupúsculos financiados por Washington.
Desde que este proyecto surgió, Estados Unidos ha buscado vías para llevar su programación subversiva a la Isla. El 27 de marzo de 1990 comenzaron las transmisiones de televisión desde un aerostato a 3 000 metros de altura en los cayos del sur de la Florida. El intento se fue a bolina en 2005, cuando el huracán Denis hizo desaparecer el globo.
En agosto de 2004 se utilizó una aeronave militar EC-130, perteneciente al Comando Solo de una Unidad de Guerra Psicológica de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Dos años después, dejaron a un lado ese avión para utilizar un bimotor Gulfstream G-1.
Tras el fracaso, Estados Unidos abandonó en mayo de 2013 las transmisiones desde el aire, que se sufragaban con un presupuesto aprobado por el Congreso. Cada año fiscal prevé más de 30 millones de dólares para las emisiones de señales de radio y televisión a Cuba.
En opinión de la congresista demócrata Betty McCollum, ha llegado la hora de que Washington abandone totalmente ese proyecto, que suma ya más de 770 millones de dólares gastados al contribuyente norteamericano y que no resulta funcional ante el nuevo panorama que se avecina.”
¿Cuál programa?
Es obvio. Emplearse a fondo para destruir la Revolución cubana desde adentro. 


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