Tomado de Tribuna de la Habana
Por Miguel Moret
Fotos: Jorge Luis Sánchez Rivera
Solo cuando se tiene delante a Yulaysi Miranda, ganadora de
la segunda temporada de Sonando en Cuba, puede palparse la dimensión
extraordinaria de esta joven de cuerpo menudo, convertida en la voz de La Habana,
occidente y de Cuba. En la antesala de Tribuna,
la recibimos, rodeada de sus admiradores.
Alcanzar la gloria no enturbió la nobleza y sencillez de su
mirada ante el triunfo. La joven habanera de 26 años, quien ya había cosechado
buena música, ahora incrementa su hacer con nuevos bríos, ahora en las venas de
cada cubano que la disfrutó.
-¿Antes de Sonando en
Cuba?
-Comencé mi carrera con una oportunidad impresionante, mi
abuelo es tresero en el Septeto Habanero, donde Jaime Gracián -nieto del
antiguo director- confió en mí para grabar una producción discográfica con la
orquesta y me convertí en la primera mujer en hacer ese trabajo oficialmente. Resultó
que este disco fuera nominado a los premios Granmy. Así fue mi primera
incursión con el pie derecho en la música.
“He trabajado con varias orquestas populares, como Estrellas de chocolate, Son damas, Ahí namá, hasta que decidí presentarme al Concurso de
Interpretación Sonera Cubadisco 2011,
donde alcancé el primer lugar en la especialidad de voz. Grabé, como premio, un
disco bajo la producción de Dorgeris Álvarez, y pasé a formar parte de su
agrupación hasta que llegó Sonando en
Cuba.
-¿Cómo encontrar la
canción perfecta en cada presentación?
-Primero, Mayito, es un gran músico, con mucha experiencia y
referentes fuertes de la sonoridad cubana. Cuando me recomendó el tema Siguaraya, al principio, no me pareció
adecuado a mí, en su melodía… Pero te puedo confesar que nunca había escuchado
al Benny tan detalladamente, hasta ese instante, entonces me enamoré de su interpretación.
Trate de tomar un poco de él, de otras versiones y de Yuli (dice el diminutivo
de su nombre, sonriendo). Entonces nació esa presentación, que fue con la que
más me apasioné. En aquel momento descubrí que Mayito es un salvaje, un bárbaro,
siempre supo lo que más me pegaba y comprendió mi esencia musical.
-De la niña que nació
en un hospital del vedado, Maternidad de Línea, que siempre vivió en Alamar, en
una familia netamente musical, la madre fundadora de la orquesta Anacaona y dos
tías percusionistas. ¿Si no fueras cantante…?
-En otra vida creo que fui una negra esclava, me gusta
arreglar los cuartos, me siento bien cuando ayudo a otras personas. Me criaron
mis abuelos, quienes me cuidaron toda mi infancia, llenándome de amor. Los
abuelos, tu sabes cómo son (sostiene con fuerza el paraguas en sus manos “porque
es de mi abuela -dice- no lo puedo olvidar”).
-¿La música como
profesión?
-Siempre tuve bien claro que mi vida era la música. De niña
imitaba a mi mamá. Mi tía y su esposo que también es músico, apoyaban mucho a
mis abuelos. Crecí en un ambiente muy musical, donde se hacían muchas fiestas,
por eso gran parte de mi esencia trae impregnado ese espíritu.
“Recuerdo que mi abuelo me ponía un cassette de Selena que
me cautivó y ya… ¡yo era Selena! Aprendí a cantar con sus canciones y las Oscar
de León, que es mi otro ídolo. Ya con 4 años cantaba y hacia las claves en
fiestas familiares, donde disfrutaba mas desenvolviéndome con instrumentos
reales y en los cumpleaños, con otros niños. Aunque siempre quería estar con
los mayores para cantar y actuar. No estudié música, pero siempre quise ser
artista.
-¿La sorpresa de la
victoria?
-Durante todo el concurso me propuse lograr buenas
interpretaciones, establecer una conexión con el público. Solo fue un día antes
de la gran final que pensé nunca perdonarme de no ganar la competencia. Fue
así, no por mí, no podía permitirme destrozar la confianza depositada por mi
mentor y todas las personas que me siguieron durante todo el programa. Entonces
encaré esa última presentación con confianza, con amor, salí bailando a
disfrutar la canción entregando mi corazón, estaba feliz y creo que funcionó.
-¿La nueva Yulaysi?
-Soy muy sociable, me encanta tratar con toda la gente, solo
quiero llegar a todos con mi música, hacer sentir a mi mentor orgulloso pues el
50 por ciento de este premio es de él, y solo la otra mitad es mía. Me debo a
todas las personas, quienes me han parado en la calle para decirme que la
competencia fue justa y pienso darles todo de mí, hasta que la vida me lo
permita.
-¿Si fueras una
canción?
-Hay muchas que me gustan, me encantan los boleros, pero yo
soy más explosiva, me identifico mucho con Quimbara,
cuando la canto me siento libre…, puedo improvisar, ser del momento; su
letra dice: la rumba me está llamando...
y yo de ahí me puedo abrir y decir mucho, expresar lo que siento.
-¿Sonando en Cuba en
dos palabras?
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