domingo, 5 de diciembre de 2010

Carancho, un filme estremecedor



Raúl San Miguel

Fotogramas y cartel del filme Carrancho, tomados de la Internet

Resulta difícil hacer un juicio prematuro de una película en un Festival que en su 32 edición ha demostrado que el Nuevo Cine Latinoamericano resulta imprescindible para la cinematografía mundial. Por supuesto, existen temas pendientes que aún controla la gran industria norteamericana. Específicamente me refiero al Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, del cual el psicólogo Pablo Ramos, especialista del Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC) es un gran promotor y activista. Específicamente desde los primeros años de la cita-festival internacional en La Habana.

Pero no es de este tema que quisiera referirme en el comentario. Deseo abordar una película dirigida y producida por Pablo Trapero, “Carrancho”, a quien debemos seguir muy de cerca y las actuaciones del actor Ricardo Darín y Martina Gusmán. Sencillamente un filme estremecedor que aborda un pequeño y sórdido panorama de la sociedad argentina en la actualidad.

La película no deja margen a la improvisación. Cada fotograma está justificado por una carga dramática y conceptual lograda, incluso en el uso de técnicas audiovisuales propias del documental y la fotografía. Por supuesto, un excelente guión conduce la madeja en un hilo que lleva varias lecturas: la visual, la de la historia contada por sus personajes, la psicológica y, entre líneas (muy visibles) el entramado de una sociedad que permanece sumergida en los conflictos y traumas de un país que padece todos las consecuencias, casi endémicas, de las políticas de gobiernos que no han podido (o no han querido) resolver los grandes problemas que padece el pueblo argentino en la actualidad.

El actor Ricardo Darín es una carta de ganador en las manos de cualquier director osado. Ya lo hemos visto, en La Habana, en filmes como: “El secreto de tus ojos”, que le ganó la simpatía de los cubanos, después de que lo descubrimos en: “Nueve reinas”. ¿Pero qué decir de Martina Gusmán? Solo hay que verla en la pantalla para reconocer su potencialidad más allá de cualquier propuesta en el esquema de la historia cinematográfica y del personaje que interpreta. Dije historia y personaje. Nada más real y justo ocurrió, cuando está actriz teje, a partir de su propia subtrama, varios enlaces a cuestiones relacionadas con el endeble sistema de atención médica que no alcanza para cubrir las expectativas de una población mayoritariamente marginada, pero sobre todo en la fotografía que logra buscar planos atrevidos, no solo los close-up, sino en las escenas violentas, toda una carga que hace al espectador permanecer atrapado (con todos sus sentidos) hasta el punto de llevarlo al lugar exacto donde se encuentran los Carranchos.



¿Cuántas historias? Digamos que solo en Martina Gusmán, en su papel de la doctora que se droga y es involucrada con estos Carranchos que nos llevan hasta un entramado donde una Fundación de Seguro y la Policía demuestran la putrefacción de instituciones en las cuales sobreviven verdaderos delincuentes, vampiros de una sociedad que fenece en cualquier ciudad del sureño país.

Esta ha sido en mi juicio, una de las propuestas que deberá ser tenida en cuenta por el jurado de este Festival en el cual participan 122 filmes concursantes, de los 515 títulos presentados, son concursantes en la 32 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que se inició el pasado día 2 de diciembre y tendrá lugar, en La Habana, Cuba, hasta el 12 de este mes.
La cifra de los filmes en concurso contempla: 21 largometrajes de ficción, 23 medio y cortometrajes, 24 óperas primas, 26 documentales y 28 animados; asimismo, 25 guiones y 18 carteles, optan por los Corales del Festival.
Entre las películas de ficción se hallan, además de Carrancho, de Pablo Trapero; Habana Eva, de la venezolana Fina Torres; Casa vieja (imagen), de Lester Hamlet, así como José Martí: el ojo del canario, de Fernando Pérez.
Lucero (Alemania), de Hanna Schygulla, actriz devenida realizadora, y Aché (Cuba), de Eduardo del Llano, figuran entre medio y cortometrajes.
El apartado de óperas primas, contempla títulos, entre otros, tales como Del amor y otros demonios (Costa Rica-Colombia), de Hilda Hidalgo, y Afinidades (Cuba-España), de los también actores Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, aquí, ahora, en rol de realizadores en tiempo real.
El documental, género siempre atractivo, trajo a esta 32 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, entre otros, los siguientes títulos: Memoria cubana (Brasil-Cuba-Francia), de Alice de Andrade e Iván Nápoles, referido, éste, a la monumental obra que, durante treinta años, desarrolló el Noticiero ICAIC Latinoamericano, y En el cuerpo equivocado (Cuba), de Marilyn Solaya, el cual aborda el tema transexual.
Entre los animados en concurso, figuran interesantes títulos procedentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, El Salvador, México, Perú y Venezuela.
En general, los países más representados en esta edición del evento son Argentina, México y Cuba. Habiéndonos ceñido aquí a las obras en concurso, en próximas ediciones ampliaremos las informaciones sobre todo lo que acontecerá en el 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

En el fotograma, aparece Ricardo Darín junto a la extraordinaria actriz argentina Martina Gusmán, convincente y real. En otro junto a la actriz Ariadna Gil, en el filme: Baile, Victoria.

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