martes, 7 de diciembre de 2010

Curitiba: radiografía de una nación del Sur




Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

Lograr una imagen encantadora y superficial de Brasil es común en las facturas de telenovelas que se producen en el gigante sudamericano; pero quienes hemos disfrutado, las diferentes historias, de la filmografía brasileña, de los últimos tiempos, encontramos en Curitiba una obra que nos muestra una incisión psicológica valiente, profunda y sutil en la vida social de ese país, a partir de cuatro historias de hombres pertenecientes a diferentes estratos sociales, pero con un denominador común: verdaderos seres humanos.
Mi encuentro con Eloi Pires Ferreira, director, de este filme, y los productores ejecutivos fue puramente casual. Estaban en el vestíbulo de la sala cinematográfica y la música de Xenon Pinheiro, se extendía en cada una de las imágenes y la fotografía excelente de Celso Cava Filho. De hecho los planos de picado abundan en la fotografía. Sobre todo ese salto al vacío que nos lleva al personaje de la primera historia.
El propio Eloi Pires, confesó (en la exhibición Premier en este Festival) sentirse “conmovido por estar en un evento del prestigio internacional” alcanzado por cada Edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Después aseguró que lo “disculpasen porque realmente estaba muy nervioso”. Pero los aplausos al concluir el filme resultaron la mayor aprobación de que las historias estuvieron bien contadas. En sus comentarios el público presente declaraba el haber descubierto una forma diferente de mostrar el Brasil, desde la difícil vida y las contradicciones que enfrenta cada personaje en su medio: el comerciante de autos (Edson Rocha), el chofer del ómnibus público (Jackson Antunes), el recogedor de desechos que vive en una favela (Lori Santos) y el motorista vendedor de pizzas (Diegho Kozievitch).
¿Cuáles fueron los papeles protagónicos y quiénes los secundarios? Todos los actores resolvieron interpretar sus papeles desde la difícil situación psicológica que propone el director de acuerdo con su guión, incluye la banda sonora y la fotografía que logra la magia y el intercambio con el espectador. ¿Protagónicos? Los fuertes contrastes entre las diferentes clases que existen en una sociedad capitalista, llena de matices como Brasil. ¿Los secundarios?, aquellos que cruzaron silenciosos por la pantalla y de los cuales no hizo falta el énfasis melodramático satirizar o acentuar la extrema pobreza. ¿Logro de este filme? La esperanza de cambiar, de ser mejores, a partir de la esencia que caracteriza al hombre como un ser humano, aunque dentro de cada uno de nosotros habite un lobo.

En la foto Eloi Pires, director de la película

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