jueves, 9 de diciembre de 2010

La Habana, en diciembre, es una plaza de toros



(el síndrome Tequila)

Raúl San Miguel

Fotogramas: Tomados de la Internet

Cuando León Serment, director de la película mexicana: Efecto tequila, se dirigía hacia el lugar más próximo a la ubicación del micrófono _para decir las palabras en la presentación de su filme_ no imaginé que al terminar la exhibición lo descubriría junto a la actriz Karla Souza, esperando la reacción del público habanero. Fueron apenas tres docenas de segundos, los suficientes para expresarle una felicitación personal, de un cinéfilo, a quien agradeció la posibilidad de venir a La Habana y participar en la Edición 32 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
Y es que capital cubana, durante la celebración de este Festival se convierte en una verdadera Plaza de toros, en la cual las salas pueden abarrotarse o advertirse la retirada, en avalancha, de un público acostumbrado a ver cine. Catador por excelencia de las buenas facturas cinematográficas. Conocedor de aquellos directores, actores, guionistas y directores de fotografía que de solo mencionar sus nombres garantiza una acogida que se desborda en una enorme e interminable fila capaz de esperar horas la entrada a la sala de exhibición.



Esta vez, en el cine La Rampa, El efecto tequila, dejó de ser una historia de amor donde el dinero y el poder cobrarán, en este caso, la vida de un hombre que vendió (como en la historia del Fausto) su alma en una bolsa de valores. Por supuesto, la trama discurre a partir de una banda sonora (instrumental de un guapango mexicano) que perfila el epicentro de la crisis económica de 1994 y cuyos efectos aún se perciben en todas las “replicas” de las nueva crisis financiera internacional.
Claro está, el suceso que se toma de base y la forma en que se cuenta esta historia es solo el primer plano de una lectura más profunda y estremecedora. Quizá, en busca de una lógica realización comercial del filme (la necesidad de hacer arte y vender arte) llevó a Serment a la encrucijada de contar detrás de una historia de amor en la cual pudo simplificar o mejor eliminar la subtrama que se expone a través de la antigua relación (Diego) de la esposa del personaje protagónico (José) que se diluyó en una escena realmente inesperada y nada conmovedora.
De hecho el abandono del corredor de bolsa (José) a su familia era suficientemente contado en una trama ascendente que (reitero, converge en Fausto) le lleva a sumergirse en el peligroso mundo de la corrupción y el crimen organizado. Más. El protagónico femenino tenía todas las cartas para apoyar la intensidad de ese drama, a partir de la encomienda editorial de realizar un libro dirigido a los niños y en el cual se explicara, didácticamente, el por qué se divorcian los papás. Luego, cuando los matones registran la casa y cae el libro (ya impreso y con la carta de despedida de la esposa) era suficiente. No hacía falta, en mi criterio, más.
La película compitió en el Festival Internacional de Cine de Sao Paulo, en Brasil, que se realizó el pasado mes de octubre. Cuenta en los papeles principales con José María Torre, Juan Carlos Colombo, Julián Pastor, José Alonso y Karla Souza. El título del filme alude a la gran crisis económica que hubo en el año de 1994, que fue originada en México y que desató eventos similares en Sudamérica durante los meses siguientes.
Se dice que esta crisis fue provocada por la falta de reservas internacionales, causando la devaluación del peso durante los primeros días de la presidencia de Ernesto Zedillo. Nada más lejos de la verdad. El efecto tequila es, por supuesto, un nombre que no define las causas exactas de la fuga de capitales provocada por una acción dirigida en los grandes círculos de poder que gobiernan y controlan los grandes capitales de la economía mundial. Incluso, en los fotogramas, conscientemente, pueden observarse las imagines del expresidente Carlos Salinas de Cortari. El uso de los cintillos, el flash de portadas de diarios y la fotografía del cuerpo abandonado con la cara cubierta y baleado es una historia real y tangible en estos tiempos de crisis.
Mexico se desmorona bajo una crisis actual. Los rostros de los principales personajes de la política nacional permanecen encubiertos. Pero no es México, el efecto tequila es real y puede advertirse desde hace mucho tiempo más allá de las bolsas de valores y las vidas de las personas.

Fotograma de la actriz protagónica de "Efecto tequila"

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